No pasará a la historia por sus premios literarios, pero, con 70 millones de libros vendidos, su reinado en el género del suspense es incontestable. Terrorismo, complots , este británico es experto en meter a sus personajes en todo tipo de fregados. El último. una guerra a muerte contra la cocaína. Nunca ha sido espía, pero conoce a fondo los engranajes del poder. Obama, Chávez, Gadafi , cuando Forsyth habla, muchos tiemblan.

Pese a la truculencia de sus tramas, Forsyth es un hombre con sentido del humor. Muy negro, eso sí. Capaz de despellejar a Obama para después bromear sobre los generales egipcios, la impunidad de las fuerzas especiales de EE.UU. en Afganistán o los peligros de tratar con traficantes. Una risa nerviosa puntúa muchas de sus frases, como queriendo quitarle hierro a los asuntos escabrosos. Lo cierto es que, tras sus novelas, pobladas de personajes despiadados la última, Cobra (Editorial Plaza and Janés), se muestra cercano y afable, dispuesto a la conversación. Forsyth es un británico conservador, euroescéptico, defensor de la monarquía y de la incorrección política y padre de dos hijos que vive retirado junto con su segunda esposa en una granja. Allí escribe y cuida de sus animales cuando no viaja, investiga, se reúne con agentes secretos o sí, también bucea o pesca en aguas tropicales.XLSemanal. ¿Cuánto dinero genera la cocaína?Frederick Forsyth. Más o menos, unos diez millones de euros por tonelada. Ningún otro producto da tantos beneficios. Un kilo de pura colombiana cuesta 4000 dólares, y en Europa o EE.UU. ese kilo, cortado, puede superar los 70.000 dólares. Le añaden todo tipo de porquerías harina, talco, azúcar, procaína, anfetaminas . Si esnifas coca pura, puedes morir de sobredosis; si la esnifas cortada, envenenado. Un mal negocio en ambos casos.XL. ¿Cuántos kilos mueven los narcos por el mundo?F.F. Unas 300 toneladas llegan a Europa y otras tantas a América del Norte. Es posible que alcancen las mil. Por cada tonelada sin cortar salen seis o siete toneladas finales. XL. Cobra es ficción, pero ¿podría interpretarse como su propuesta para acabar con el tráfico de cocaína?F.F. Una propuesta mía no porque, hablando con el personal de la DEA y de la SOCA [agencias antidroga de EE.UU. y Reino Unido, respectivamente], descubrí que ya saben cómo hacerlo. Yo baso mi relato en lo que ellos me contaron.XL. Pues cuente, cuente F.F. Las autoridades calculan que se intercepta un 15 por ciento del total del tráfico. Para los carteles, no es nada. Si interceptáramos el 80 por ciento, el mercado reventaría, no habría suministro suficiente y se desataría una guerra brutal entre mafias y bandas por el control de ese reducido pastel. Desde el punto de vista policial, no se vería con malos ojos. ¡Que se maten entre ellos! . Pero para el presidente de los EE.UU. sería insostenible. El ciudadano de a pie no quiere encontrarse un cadáver en el patio del colegio de sus hijos o asistir a una masacre mientras cena en su restaurante favorito. ¿Qué haría un presidente? ¿Dejar que se aniquilen a riesgo de perder las elecciones? No hay nada más catastrófico para un político que perder las siguientes elecciones [se ríe].XL. ¿Las agencias antidroga, entonces, consideran imposible acabar con el negocio?F.F. Imposible, así es, difícilmente habrá un presidente de EE.UU. que llegue tan lejos. Cuando empecé con el libro, hablé con Thomas M. Harrigan, jefe de operaciones de la DEA, y le pregunté. ¿Están ganando ustedes? . La respuesta fue un no rotundo. Es una lucha imposible. Las cifras que mueve la cocaína son astronómicas. No hay nada igual, ni heroína, drogas sintéticas, marihuana Tienen los mejores aviones, los equipos y la tecnología más avanzados, los mejores profesionales y abogados; compran jueces, políticos, jefes de Policía, generales y oficiales de aduanas en cualquier país. Pueden enviar mulas una detrás de otra; por 5000 dólares hay mucha gente dispuesta a tragarse unas bolas de cocaína y arriesgarse a que le revienten en el estómago o a ser detenidas. Para los capos no es problema.XL. En Cobra, un equipo especial hunde en secreto los barcos de los narcos en pleno océano y derriba sus aviones. Eso no lo permitiría ninguna legislación F.F. No matan a la tripulación, la detienen, se la llevan a una base militar y hunden las naves. En cuanto a los aviones, hay países como Brasil y Colombia cuyas leyes permiten abatir aeronaves, sin advertencias, si creen que llevan cocaína.XL. ¿Propone que se generalicen leyes que permitan secuestros y asesinatos en determinados casos?F.F. Adolf Hitler nunca hizo nada ilegal, le bastó con aprobar leyes que permitieron asesinar a seis millones de judíos. Ahora bastaría considerar terroristas a los narcotraficantes. Hoy día, las fuerzas especiales de EE.UU. rara vez toman como prisioneros a miembros de Al Qaeda, los matan directamente. Y aun les dan una medalla [se ríe]. Se amparan en la Ley Patriota, aprobada tras el 11-S. La ley es estremecedora, pueden hacer lo que quieran, casi sin límites. Si introduces ántrax en EE.UU., tienen licencia para matarte. El hidrocloruro de cocaína también es un polvo blanco, no hay más que subirlo de categoría y convertirlo en amenaza a la seguridad nacional.XL. Las leyes antiterroristas aprobadas tras el 11-S constituyen para muchos un atropello brutal a los derechos humanos F.F. Así es este mundo, los narcos y terroristas violan la ley, pero al ser detenidos son los primeros en invocarla. Esta obsesión con los derechos humanos favorece a muchos criminales. Así es difícil ganarle la partida al narco.XL. ¿Algún político lo ha llamado después de leer su novela para interesarse por ideas como estas?F.F. No. He recibido, eso sí, mensajes de miembros de las fuerzas de seguridad que se han sentido identificados. ¡Muy bien, ahí les va a doler! , dicen.XL. ¿Se refieren a los políticos o a los narcos?F.F. A los políticos.XL. Combatir el narcotráfico no es, por lo que dice, una prioridad para los líderes occidentales F.F. No. Tendría que haber una demanda como la que hay para combatir el terrorismo. Desde Irak, el mensaje que envían los norteamericanos a sus líderes es. No nos embarquen en más guerras. No somos capaces de ganar las que empezamos .XL. Las guerras en Irak y Afganistán afectan a los recursos destinados a este combate, supongo F.F. Claro, hay demasiados frentes abiertos. Obama llegó a la Casa Blanca lleno de promesas, pero no ha hecho nada. La realidad es un camión de cinco toneladas con los frenos rotos. Irán, Palestina, Irak, convertido en un Estado fallido, Afganistán, Egipto, Libia y demás Obama dijo que iba a conseguir la paz en Oriente Medio. ¿Perdón?, ¿que va a conseguir qué? Llevan 60 años intentándolo y ¡en cuatro años lo vas a solucionar todo! La paz está más lejos. Su política exterior es un fracaso, no tiene ninguna influencia.XL. ¿Dónde ha estado investigando para su novela?F.F. En Italia, España, Washington, Bogotá XL. ¿Qué gobiernos se benefician de este tráfico?F.F. El de Hugo Chávez, por ejemplo. A través de la frontera con Venezuela se mueve una cantidad ingente de cocaína. Uribe fue el primer presidente colombiano que de verdad combatió los carteles, con ayuda de EE.UU., por supuesto. La ayuda a Colombia fue enorme. Uribe concedió permisos de vuelo a sus aviones espía y los carteles trasladaron sus laboratorios a Ecuador y Venezuela. A Chávez se le llena la boca criticando la falta de moralidad del capitalismo y de EE.UU., pero no es más que un gran hipócrita. Está metido hasta el cuello en el negocio de la droga. Ha arruinado la economía de su país, necesita dinero y los carteles le pagan a cambio de mantener sus laboratorios en suelo venezolano.XL. ¿De dónde saca usted informaciones como esta?F.F. Contactos. Algunos de mis 12 años de periodista. En el caso de Cobra hablé con agencias antidroga y las policías desde Bogotá hasta Milán y Hamburgo, pasando por las de África occidental. La lista de contactos crece con los años. Cojo el teléfono y. ¿Cómo va todo, Charly? Ya sé que estás retirado, pero casi todas mis fuentes son agentes o militares ya retirados ¿con quién puedo tratar este tema? . Al poco me llama fulano de parte de Charly. La llamamos old boys network (red de antiguos alumnos) [se ríe].XL. ¿Por dónde entra la droga a Europa? F.F. El 80 por ciento, por Calabria, al sur de Italia, ya que cada vez viene más por África, de mano de la Ndrangheta. En Italia hay cuatro organizaciones mafiosas. La Cosa Nostra, de Sicilia; la Camorra, de Nápoles; la Santa Corona Unita, con sede en Bari, muy implicada en el tráfico de personas; y la más secreta y sanguinaria, la Ndrangheta. Sus miembros son todos calabreses y no hablan con nadie ajeno a su círculo. Controlan toda Calabria y, desde Milán, donde hay tres suburbios calabreses, dirigen casi todo el negocio europeo de la coca.XL. ¿Llegó a infiltrarse en alguna organización?F.F. La vida vale poco en ciertos lugares y más con una cara como esta [se ríe]. Si los colombianos hubieran sabido en qué andaba, me habrían liquidado. El viaje más peligroso fue a Guinea Bissau, un Estado fallido punto clave de las rutas africanas. Me hice pasar por observador de aves. Cuando el oficial de aduanas me preguntó el motivo de mi visita, le dije. Observar las aves . Otro europeo loco , debió de pensar. Los policías africanos [se ríe].XL. Hablando de tapaderas, el protagonista de Cobra crea una ONG con tal fin. ¿Es esto habitual en el espionaje?F.F. Desde luego, es una tapadera perfecta. Gente que va y viene, te da acceso a altas esferas y barrios marginales; nadie sospecha de una ONG de ayuda humanitaria.XL. Para preparar Los perros de la guerra fingió organizar un golpe de Estado para contactar con traficantes de armas F.F. Así es, fingí ser sudafricano. Los mercenarios valoraron el golpe en 240.000 dólares [la novela es de 1974], hubo quien pensó que lo planeaba de verdad [se ríe]. Créame, se me quitaron las ganas de tratar con traficantes para siempre. Uno, desde su limusina, vio mi foto en una librería de Hamburgo promocionando Chacal, mi primera novela, recién publicada en Alemania, y no les hizo gracia [se ríe]. Me avisaron, salí a medio vestir y cogí un tren a Ámsterdam.XL. Esta vez, creo, le ha pillado un golpe de verdad F.F. Me quedé atrapado en Guinea Bissau hace un año, no fui expresamente para el golpe, le juro que no tuve nada que ver [se ríe]. Aterricé y cerraron las fronteras. Un día almorcé con el forense que analizó el cadáver del presidente João Bernardo Vieira. Por lo visto, atacaron su casa con granadas, se le cayó el edificio encima; herido, se escurrió entre los escombros, le dispararon y, sin embargo, no acababa de morir. Se lo llevaron a casa de su suegra y lo trocearon a machetazos.XL. Con todos los fregados en los que se ha metido, ¿alguna vez ha temido por su vida?F.F. A algunos de mis personajes reales no les hizo gracia aparecer en una novela. Los nazis, por ejemplo, no supieron quién era hasta que ya estaba lejos.XL. ¿Acaso se infiltró en la organización nazi de su novela Odessa [de 1972], como hace el protagonista?F.F. Odessa reunía a ex combatientes, pero yo era muy joven para ser uno de ellos. Hablé con organizaciones filonazis, pero no supieron quién era hasta que dejé Alemania. XL. ¿Se ha cruzado con muchos psicópatas asesinos?F.F. Alguno que otro [se ríe]. Lo mejor es salir corriendo. África es donde más posibilidades tienes de morir sin motivo. Te cruzas con un soldado borracho o drogado al que no le gustes y ¡adiós! XL. En su anterior novela, El afgano, escribía que Internet es una herramienta de propaganda para terroristas. No siente mucho cariño por la Red F.F. La mitad de los terroristas islámicos son reclutados ahí. Sin mencionar pornografía infantil, manuales para construir bombas, asesinar, mutilar El 50 por ciento de la Red es nocivo para la condición humana.XL. Su papel en el movimiento de cambio que vive el mundo árabe, ¿no le merece cierto crédito?F.F. Sin duda, para las dictaduras Internet es un problema. Cada vez es más complejo hacer lo que Hitler, que anuló toda disidencia. Solo existían la radio, la televisión y los diarios oficiales. Hoy, eso es imposible. Cada vez requiere más esfuerzos ser un dictador.XL. ¿Lo dice por Gadafi? F.F. Y por todos los demás. Mire, durante 40 años sabíamos que Gadafi era un asesino monstruoso y eso no impidió a nuestros líderes ir a Trípoli para abrazarlo y engordar sus cuentas. Ahora, como ellos, yo también miro a Libia aterrorizado por el trato que da a su gente, pero mi problema es que tengo buena memoria y pienso en todos los tiranos que Occidente ha apoyado. Idi Amin, Mugabe, Sadam XL. ¿El ataque a Libia le hace pensar en Irak?F.F. Hay paralelismos. Hace 38 años pudimos habernos librado de Gadafi. El espionaje británico montó un complot, uniendo a las tribus de Libia, la mayoría opuestas a él. Descubrí esto en 1973 [Gadafi llevaba cuatro años en el poder], mientras investigaba el tráfico de armas, pero el Gobierno se echó atrás alegando. ¿y después qué? . Más tarde, con Gadafi financiando, armando y entrenando a terroristas, muchos miraron aquella oportunidad arrepentidos. Imagine ahora.XL. ¿Cree que habrá democracia en el norte de África?F.F. Son sociedades controladas por los ejércitos. El egipcio, por ejemplo, gobierna desde la revolución de Nasser y el Movimiento de Oficiales Libres [1952]. Lo único que ha cambiado es que Mubarak, un general, se ha ido y prometen reformas. ¿Pensar que con semejante tradición van a crear una democracia en unos meses? Permítame el escepticismo.XL. Y Occidente, ¿qué pintará en todo esto?F.F. Para Occidente, la buena noticia es que los militares no permitirán que los Hermanos Musulmanes tomen el poder. Los generales son laicos, beben, fuman, se acuestan con todo tipo de mujeres [se ríe], son corruptos y son los dueños de las empresas. Prometen mucho, pero habrá que ver. n

n Nació en 1938 en Ashford. Sus padres tenían una peletería.ün Con 19 años se convirtió en el piloto más joven de la RAF británica. ün Entre su divorcio y las mentiras de su asesor financiero perdió 5,5 millones de euros. Los recuperó con cinco libros en seis años.

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