Novak Djokovic: «Desde los seis años pienso que puedo ser el número uno»

Se hizo famoso por su sentido del humor, por imitar a sus rivales y hacer bromas muy lejos de la seriedad de Federer o la parquedad de Nadal. Pero no es lo único que lo hace especial: lee libros serios, le gusta la ópera, habla de política… es único. Ahora también lo es porque lleva 24 partidos sin perder y desafía y gana a los, hasta ahora, mejores tenistas del mundo. Descubra al nuevo rey de la pista. Por Lourdes Gómez / Fotografía de Chris Floyd

Era el 22 de mayo de 1999. Novak cumplía 12 años y su familia le estaba cantando el Cumpleaños feliz en su casa de Belgrado. De repente, las paredes de la casa se estremecieron y la vivienda quedó sumida en la oscuridad.

Los aviones de la OTAN bombardeaban una central térmica cercana. Comenzaba la reacción militar de la alianza contra la Serbia de Milosevic que puso fin a la guerra de Kosovo. Djokovic no sabía nada de la guerra entonces, pero descubrió el miedo. Y asegura que es el recuerdo más vívido que tiene de su infancia. Por las noches me despertaba en mitad de un bombardeo, veía a mi madre, asustada, y me ponía a rezar para que no nos sucediera nada malo. Fue una época terrible. Nos bombardearon todas las noches dos meses seguidos. Una vez, hasta tuvimos que salir corriendo para buscar refugio.

Hasta ese momento, Novak, el mayor de los tres hijos de Srdjan y Djiana Djokovic, había tenido una vida confortable. Pasaba los veranos y gran parte de los inviernos en la población turística de Kopaonik, donde sus padres eran propietarios de un restaurante y monitores de esquí. Fue allí donde, con cuatro años, cogió por primera vez una raqueta. Y allí lo vio a tan temprana edad Jelena Gencic, que había sido entrenadora, entre otros, de Monica Seles. Gencic decidió entrenarlo. El tenis me entusiasmó desde el primer momento y lo practicaba de forma obsesiva. Estaba escrito que sería tenista dice el jugador. Y no quiero parecer arrogante, pero desde los seis años he pensado que podía llegar a ser el número uno. Aunque aclara: «Que conste que, si no lo consigo, voy a ser igual de feliz. Ya es un privilegio poder dedicarte a este deporte, pero cada vez estoy más cerca de lograrlo».

Si las lamentables experiencias bélicas de su infancia lo han marcado en su carrera deportiva es algo a lo que él prefiere no dar demasiada importancia. «Yo crecí en un entorno muy distinto al de Andy Murray o Rafa Nadal. En mi país había guerra, inestabilidad económica y muchos problemas en general». Pero lo cierto es que él se fue de Serbia muy pronto. Con 14 años ya estaba en la escuela de Nikola Pilic en Múnich, donde seguiría entrenando durante dos años. Ganó varios torneos juveniles y la asociación de tenis inglesa intentó incluso convencerlo de que se nacionalizase británico y jugase con ellos; el chico apuntaba maneras de campeón.

Si juegas contra Nadal, el mejor del mundo, tienes que creer, de verdad, que le puedes ganar. Este juego es, sobre todo, mental. La clave es la confianza en ti mismo»

Aquellas premoniciones han venido a confirmarse este comienzo de temporada, con cifras de récord. 24 partidos seguidos ganados, el cuarto jugador desde 1990 que ha ganado el Open de Austria, Indian Wells y Miami el mismo año y el protagonista de la espectacular derrota de Nadal en este último torneo, al que ganó, en un encuentro para recordar, tras perder el primer set. Es una de las mejores finales que he jugado en mi vida. Ganar a un campeón tan fuerte física y mentalmente como Nadal es un logro increíble para mí. Estoy orgulloso de lo que he hecho, claro. Pero, como dejó claro tras terminar el encuentro, no quiere echar las campanas al vuelo. Soy consciente de que he tenido el mejor comienzo de temporada posible. Han sido los cuatro mejores meses de mi vida. Pero es el comienzo de la temporada. Es un poco pronto para hablar de rankings. Rafa es definitivamente el mejor jugador del mundo en este momento. Si quiero tener una oportunidad de llegar al número uno, tengo que jugar muy bien, de forma consistente y constante, durante todo el año. Rafa y Roger son jugadores extremadamente duros desde el punto de vista mental. No te regalan un punto y suben su nivel de juego al final del partido. Al final, este juego es todo mental. Por supuesto, debes estar bien físicamente, pero pesa más lo mental. Contra jugadores como Rafa, tienes que creer, creer de verdad, que le puedes ganar. Eso es todo. La clave es la confianza que tengas en ti mismo y aprovechar cada oportunidad. Todas.

«Me gusta divertirme dentro y fuera de la pista. Sé que hago cosas que otros jugadores nunca harían, pero es que yo soy así. No quiero molestar a nadie. Soy emocional»

¿Cuándo empezó a creer que podría hacerlo? Siempre lo he creído. Pero he tenido que aprender. No puedes esperar ganar siempre. Me queda mucho por aprender. Es lo normal. Tengo solo 23 años. Estoy al comienzo de mi carrera Una carrera que este año puede consolidarse tras su paso por Montercarlo y Estoril y su presencia en el Mutua Madrid Open que se celebra a partir del 1 de mayo.

«Djokovic no es un tenista al uso», reconoce su compañero Andy Roddick. Lee libros serios, le encanta la historia, sobre todo la serbia, es un amante de la ópera y escribía un blog con un descarado sentido del humor sin precedentes en el circuito. Bueno, yo solo quiero pasármelo bien explica Djokovic. La mayoría de mis seguidores son jóvenes, y no creo que les apetezca leer cosas como que hoy he fallado un par de reveses. Este tipo de cosas no interesa a nadie. Es más interesante saber cómo son los jugadores cuando no están en la pista. ¿Son buena gente? ¿Son antipáticos? Por supuesto, tampoco he contado todo, pero me gusta pinchar un poco, para que la gente se divierta al leerlo.

Lo de la ópera no es broma ni pose. Me gusta mucho la música clásica. Te transporta a otro mundo. El problema es que no tengo ocasiones de ir al teatro. Su otra pasión es el golf. Se ha convertido en una especie de obsesión , confiesa. Pero, sobre todo, le gusta divertirse. Yo soy como soy. Soy un jugador emocional y muestro mis emociones. Me gusta divertirme dentro y fuera de la pista. Tengo la suerte de estar rodeado de gente a la que quiero y con la que me lo paso bien cuando viajo. Es importante para mí que haya gente cerca con la que pueda relajarme y compartir mi vida privada, las cosas que me molestan, el éxito o el fracaso. Tengo familia, hermanos y novia. Gente que realmente quiere lo mejor para mí. Esas relaciones te dan un montón de energía positiva en la pista. Su novia es Jelena Ristic, una bella licenciada en Económicas, de 24 años, con la que sale desde hace más de cuatro años.

Djokovic se ha hecho mundialmente famoso por sus bromas. Hace un par de años sus imitaciones en la pista de otros jugadores como Nadal, Roddick o Sharapova acabaron en la lista de los vídeos más vistos de YouTube, tanto que le valieron el mote de Djoke, un juego de palabras con su apellido y el inglés joke, broma, o sea, el bromista. Me gustan las bromas, está claro, pero tampoco me gustaría que la gente me considerase una especie de payaso en lugar de un tenista. Soy consciente de que en la pista hago cosas que otros jugadores nunca harían, pero es que yo soy así. En cualquier caso, ha dejado de hacer imitaciones en torneos, aunque los jugadores imitados se lo tomaron bastante bien. Roddick incluso le replicó en un torneo parodiándolo a él. Lo de Andy imitándome, dando saltitos, fue muy divertido. Todo el mundo se lo toma bien. Quizá Roger se ha sentido un poco molesto, pero no era mi intención. Lo último que quiero es provocar mal rollo.

«Cuando empecé a viajar, tenía la impresión de que la gente daba un paso atrás al saber que era serbio. Nuestro país tiene mala fama, pero yo estoy muy orgulloso de mi origen»

¿Ha habido algún mal rollo con algún jugador? No. Nos respetamos, porque todos tenemos claro lo difícil que es llegar a ser un tenista profesional, y más aún a la élite. Tampoco es recomendable establecer una amistad demasiado íntima, porque al final debes intentar derrotar al otro, y es natural que exista rivalidad. Pero lo que no hay es mala fe. Sin embargo, alguna vez, Novak ha hecho comentarios que no sentaron del todo bien en el circuito, como que los jugadores consagrados lo aburrían y prefería relacionarse con los tenistas jóvenes. En su momento ya lo aclaró: «Quizá fue un poco excesivo… Simplemente me lo paso bien en compañía de los jugadores jóvenes. Te miran con admiración, para ellos eres un ídolo, y siempre es un placer ayudarlos si te piden consejo o información. Los veteranos te miran de otro modo… Para ellos soy un rival, y es lógico que me miren con cierta rivalidad».

Otra cuestión polémica son las opiniones políticas de Djokovic, quien expresó públicamente su oposición a la independencia de Kosovo, que por entonces se defendía mayoritariamente fuera de Serbia. «Mi padre nació en Kosovo. Mi abuelo vivió en Kosovo 30 años, y gran parte de nuestras raíces se encuentran allí. Es la cuna de la civilización serbia, y por eso me parece injusto que nos sea arrebatado de esta forma». Ser serbio le valió, al principio, cierta desconfianza en los circuitos. «Cuando empecé a viajar como juvenil, siempre tenía la impresión de que la gente daba un paso atrás al enterarse de dónde venía yo. Como si me tuvieran miedo. Nuestro país tenía mala fama en el plano internacional, por culpa de los dirigentes que tuvimos algunos años. Pero yo no tenía la culpa. No era responsable de lo que había pasado ni estaba a favor de esos dirigentes. Pero amo mi país y me siento orgulloso de mis orígenes. El desafío para mí es representar a mi país de una forma que despierte simpatías».

A pesar del amor por su nación, Djokovic vive en Montecarlo, lo que no le impide dirigir una serie de negocios en Belgrado, el más conocido de los cuales es la cadena de restaurantes Novak, un negocio familiar. El tenista es quien pone el dinero y sus padres se encargan de administrar sus inversiones: restaurantes, un complejo de tenis, cadenas de ropa deportiva y la organización del ATP de Belgrado, torneo que creó en 2009.

El negocio de los restaurantes no es nuevo para su familia, que siempre ha tenido, como tampoco lo es el deportivo. Vengo de una familia de deportistas, pero nadie había jugado al tenis. Mi madre es licenciada en Educación Física, fue esquiadora profesional y también jugó al voleibol. Mi padre fue futbolista y trabajaba como instructor de esquí.

Novak tiene una cercana relación con su madre. «Le debo mucho. No le resultó fácil dejarme ir cuando solo era un crío. Además, tiene mucho mérito soportar a los cuatro hombres de la familia». Srdjan, el padre; Novak, el primogénito, y sus dos hermanos: Marko, de 16 años, y Djordje, de 12, ambos jugadores de tenis. Se enfrentan desde muy pronto a mucha responsabilidad por llevar el apellido Djokovic. Novak tampoco olvida a su padre: «Papá no tenía ningún interés en el tenis, hasta me costó convencerlo de que me comprara una raqueta. Él quería que fuese esquiador. Siendo yo tan pequeño, no era fácil tomar una decisión entre el esquí y el tenis, pero creo que, evidentemente, acertamos».

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