Magazine Entrevista Enrique Cornejo Los políticos no vienen al teatro, ¡lo hacen!»

Es el decano de la producción teatral. A sus espaldas, 48 años de éxitos. Acostumbrado a jugarse hasta la camisa con cada proyecto, para él la crisis del teatro no existe. La clave. «Permite que la gente se abstraiga de una realidad lamentable».

No sabe encender el ordenador, apenas conoce las prestaciones básicas de un móvil y no habla idiomas. Es un hombre del siglo pasado que sigue moviendo los hilos del teatro con experta maestría. Vive para trabajar y está acostumbrado al riesgo y al vértigo, lo que hace de él un empresario de éxito. Su despacho del teatro Reina Victoria está repleto de objetos pretéritos que evidencian su larga trayectoria como productor. Es un galán de los de antes, eternamente enamorado y devoto practicante del viejo arte de la seducción. üXL. Se quedó huérfano antes de cumplir los 18.E.C. Sí, de padre y de madre. Murieron de enfermedades distintas el mismo año. Mi madre tenía 47 años y mi padre, 49, pero les dio tiempo a inculcarme unos valores muy importantes. el honor y la lealtad. XL. Con 18 años se vino a Madrid con lo puesto.E.C. Estaba solo en la vida. Primero pasé unos meses en París, pero me fue muy mal y me vine a Madrid, alquilé un cuarto en la pensión más barata del Barrio de Salamanca, me senté en la cama y me puse a llorar porque me di cuenta, realmente, de lo solo que estaba en la vida. XL. Pronto alquiló su primera carpa [se montaban entonces para hacer teatro], en la que, por cierto, también boxeó.E.C. Sí, en aquella carpa hacíamos representaciones de teatro nueve meses al año y otros tres, de boxeo. Los boxeadores cobraban unas 3000 pesetas por combate, por lo que aprendí a boxear para ahorrarme pagar a uno de los contrincantes.XL. Y le dieron más que a una estera.E.C. Claro, me enfrentaba a señores que daban unas bofetadas de 3000 pesetas [sonríe]. Yo era un hombre muy deportista y muy ágil, no era un boxeador con carrera ni con futuro, pero me gustaba muchísimo y no lo hacía mal. Aquello me duró cinco años.XL. Tras los cuales empezó a ganar dinero con el teatro, ¿no?E.C. ¡Y a perder! [se ríe]. Ganar-perder, ganar-perder y en eso sigo. Me he hecho un gran vendedor de humo. No tengo propiedades, no tengo estabilidad, vivo de los préstamos de los bancos.XL. Pero los bancos no prestan a quien no tiene solvencia.E.C. Detrás de los proyectos están las personas, y a mí los bancos me saben valorar, por mi trabajo durante más de 45 años, aunque el banco no te permite separar tu patrimonio personal del crédito. Siempre lo he utilizado, claro. Mi casa está hipotecada permanentemente. La hipoteco, la pignoro Llevo 48 años viviendo de sueños.XL. No será tan duro este negocio cuando su único hijo sigue sus pasos.E.C. Yo no he influido en él, pero se ha desenvuelto en este ambiente. su madre fue actriz, su padre es productor Quizá de ahí venga la insensatez de querer seguir en esto. XL. ¿Cuántos teatros gestiona?E.C. En estos momentos, tres. Reina Victoria y Muñoz Seca en Madrid y el Zorrilla en Valladolid. En breve tendré otros dos. Pero no cuento más porque da mal fario.XL. ¿Y ninguno en propiedad?E.C. Ninguno, soy un inquilino ejemplar durante toda mi vida. He abierto 12 teatros y siempre ha sido de alquiler. Yo soy un gestor, no soy propietario.XL. Ya no vale llorar por el teatro, están llenos. Aquí no hay ni top mantas ni descargas ilegales ni crisis.E.C. Eso es así, pero yo nunca he llorado por causa del teatro. Ahora, la crisis es tan importante que la gente quiere evadirse en las salas y abstraerse durante unas horas de una realidad verdaderamente muy lamentable.XL. ¿Sigue pendiente de la llamada de la taquillera?E.C. A eso lo llamábamos «el chivato diario». Media hora después de empezar la función, todos los productores sabíamos cómo había ido el día en Madrid. Era un control estadístico casi al minuto que no ha superado, ni muchísimo menos, la informática. Esa buena costumbre se ha perdido. Antes, la gente del teatro y del cine íbamos cada noche al Teide, a La Suiza, al café Gijón, a los bajos del María Guerrero, a Bocaccio Ya quedamos pocos dinosaurios añorantes de ese tipo de comunicación. XL. Y hablaban de teatro y de mujeres E.C. No [se ríe], hablábamos fundamentalmente de teatro. La mujer es un valor que hemos ejercido algunos con gran respeto, admiración y absoluta necesidad.XL. Unos han ejercido más que otros, no se quejará E.C. ¡No me quejo, no! Lo he ejercido a plena conciencia de todas mis posibilidades.XL. ¿Es cierto que intentó llevar a escena la única obra de teatro que escribió Juan Pablo II en su juventud?E.C. Sí, pero fue imposible, tenía más de 60 personajes. Conocí al papa cuando le entregué el premio Butaca de Plata, y él me dijo. Teatro, teatro Hermoso teatro , y estuvimos hablando un rato de este oficio.XL. ¿Quién más tiene la Butaca de Plata?E.C. Mucha gente; por ejemplo, la duquesa de Alba, que es una espectadora de excepción. Nunca ha permitido que la invite al teatro porque sabe que al teatro hay que ir pagando porque nos hace falta hacer taquilla. Es una mujer verdaderamente culta y sensible. XL. ¿Los políticos suelen dejarse ver por las salas?E.C. No, los políticos lo hacen, se han convertido y nosotros se lo hemos permitido en grandes actores, y eso es muy grave. En estos momentos, el mundo de la política está como está y mejor no tocarlo. Pero tendríamos que decirles. ¡Basta ya de corrupción! XL. ¿Es real el flechazo entre la actriz y el productor?E.C. Uno se enamora de lo que tiene alrededor, eso ocurre también en los grandes almacenes. La jefe de planta, cuando pasa el director general, lo mira con unos ojos XL. Entonces ha debido de ligar lo que ha querido, lleva 45 años siendo productor.E.C. Digamos que he tenido la suerte de conocer a personas muy interesantes y muy importantes para mí y no oculto que, en lo sentimental, he estado unido a mujeres bellísimas a las que he querido mucho. XL. Sé que a los 20 años escribía poemas a Lina Morgan.E.C. Se los escribí antes de irme al servicio militar, me gustaba muchísimo, pero no me hizo ni caso; es más, no creo que ni los leyera. Hoy, cuando hablamos de ello, nos reímos mucho. Cuando la conocí, todavía no era la estrella que es ahora, pero me atraía poderosamente.XL. ¿Cuántas veces se ha casado?E.C. Por la Iglesia, dos. De la primera enviudé; la segunda es la madre de mi hijo. Después he tenido varias relaciones en pareja, pero no me casé. XL. Sin embargo, lleva diciendo este año me caso desde hace ya varios.E.C. Es mi pareja la que no quiere. Será que he dado con una mujer inteligente que piensa que es mejor así [sonríe]. Está en el mundo de la comunicación y de la moda.XL. A lo mejor es que lo ve lleno de manías; usted mismo asegura que se ha vuelto muy viscontiano, que le gustan los chalecos de terciopelo y que tiene sus rituales.E.C. No es que me haya vuelto, es que me denomino un personaje bastante cursi Para mí son importantes los pequeños detalles para ser feliz. Por ejemplo, me parece una pasada beber en un vaso de cristal del siglo XVIII. Yo lo hago y, claro, luego termino lavándolo yo a mano porque no puedo permitirme que ninguna doméstica ni nadie a mi alrededor pueda tratarlo con indiferencia. XL. Cuénteme más cursiladas suyas.E.C. Pues mira, yo tengo una ceremonia. me levanto a las siete y, cuando salgo a la calle, todos los días del año a las ocho y media después de hacer gimnasia y de arreglarme y perfumarme, siempre llevo conmigo un neceser [me lo enseña] en el que llevo mi colonia de Hermès, mis cepillos Me gusta dar la mejor imagen de mí a la gente que me rodea, mis podredumbres procuro ocultarlas para no dañar a nadie.XL. ¡Menuda debe de ser su casa!E.C. Me gustan mucho las antigüedades, sí. He conocido a muchas personas que son estrellas en este país y, sin querer ofender a nadie, tuve la suerte de conocer a una de ellas que, desde que se levantaba hasta que se acostaba, era una estrella. XL. Está hablando de María José Cantudo, claro.E.C. Eso es algo que compartí con ella. XL. Seguro que también le gustaría ser el marqués de Cornejo.E.C. ¡Sí! [rotundo], me encantaría porque va con mi idea de lo viscontiano. El día que el rey quiera hacer una obra de caridad, que me nombre marqués. Sería feliz. n

Privadísimo

Nos respetamos, nos conocemos, pero no tengo nada que ver con Cornejo el del vestuario de teatro.

Durante unos años abandonó el teatro para trabajar en la empresa de lácteos Pascual y se fue a vivir a Burgos.

Ha recibido, entre otros premios, la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes, así como el premio Max al mejor musical, por Chicago.

Nací en Valladolid, en 1941. Mi padre, que era médico y murió muy joven, fue mi mejor universidad en la vida.

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