ha tomado las riendas de la compañía nacional de danza en un momento difícil y con el reto de cambiar un cuerpo de baile muy marcado por su antecesor, nacho duato. este murciano de 42 años, que fue bailarín estrella de la ópera de parís, tiene un pasado «a lo billy elliot» y un futuro que es toda una aventura .
José Carlos Martínezm lo tiene claro. el viejo combate entre el ballet clásico y la danza contemporánea ha terminado. El que fuera durante 14 años el bailarín estrella de la Ópera de París, asume esta semana la dirección artística de la Compañía Nacional de Danza ilusionado con el nuevo proyecto. De él se puede decir, sin miedo a exagerar, que es el paradigma de la elegancia y del virtuosismo sobre el escenario.
Quienes han visto bailar a José Carlos Martínez reconocen que posee ese chic francés tan glamuroso como admirado y deseado. Sus pies son extraordinariamente silenciosos y sus piruetas, tan limpias, sublimes y delicadas, parecen realizadas sin esfuerzo. Este genio de la danza se muestra en nuestra cita cercano y paciente. Tiene la naturalidad y la sencillez de los grandes. üXLSemanal. ¿Cuándo nace su pasión por el baile?José Carlos Martínez. Yo tenía nueve años y la profesora les dijo a mis padres que parecía que me divertía bailando y les animó a que lo intentara. XL. Y lo intentó, claro está.J.C.M. Sí, pero en mi primera clase de ballet me quedé muerto. No era un simple juego, había que trabajar, que hacer ejercicios en la barra No sabía que aquello era tan duro y dije que no quería seguir. Pero, entonces, la profesora de música me dio el papel de John Travolta en la función de Grease y ¡allí empezó todo!XL. Así que, vestido de cuero, se subió a un escenario.J.C.M. ¡Sí! En cuanto me subí sentí un enorme placer, sin saber lo que suponía ser un bailarín. Lo que yo sentí aquel día en el escenario me cambió la vida. No elegí yo a la danza, la danza me eligió a mí sin saber nada de ella. XL. Luego, acude a la Escuela de Danza de Pili Molina, en Murcia.J.C.M. Así fue, y a los tres años ella comprendió que ya me lo había enseñado todo y que si quería seguir tendría que irme fuera de España. Tardé un año en convencer a mis padres de que me dejaran marchar. Intentamos encontrar un sitio en España en el que poder continuar aprendiendo, pero no había nada. Así que crucé la frontera y me fui a Francia.XL. Tiene que ser complicado aceptar, hace 28 años, que tu hijo quiera dedicarse al ballet clásico. En el mundo del tutú cualquiera podía entonces ser «tachado» de homosexual.J.C.M. Yo creo que mi padre sí tenía ese miedo, sobre todo porque yo era muy pequeño. En un principio pensaron que iba a aguantar un par de meses y que me iba a aburrir. A veces no termino de entender por qué me dejaron ir porque, además, fue un esfuerzo económico importante. El mayor problema fue que los médicos me descubrieron un soplo al corazón. Me hicieron un cateterismo y vieron que era de nacimiento. En aquella época eso era algo tremendo. XL. Pero el niño se fue a bailar a Cannes con 14 años.J.C.M. A bailar y a estudiar. La condición que me pusieron mis padres es que tenía que terminar el bachillerato, así que lo terminé allí, porque había un instituto en el que poder estudiar interno y, a la vez, una escuela de danza en la que poder dar clases. Me fui sin saber nada de francés. El primer año fue muy duro. Tuve que renunciar a mi familia, a mis hermanos, a todos mis amigos Al principio lloré mucho y tenía ganas de volver. Pero, cada vez que iba a clase de ballet, me convencía de que tenía que intentarlo un poco más. Cada vez bailaba mejor y me fue ganando el baile. XL. Y de Cannes a París y luego a Alemania, Inglaterra para regresar al Ballet de la Ópera de París. ¿A qué ha tenido que renunciar por la danza?J.C.M. Mi mayor renuncia fue tener que irme de España cuando era joven. Quizá por eso ahora disfruto más la vuelta. Es como recuperar tu verdadera identidad. La gente siempre ve en mí al bailarín estrella de la Ópera y nadie se para a ver a la persona que hay dentro de ese bailarín, pocos tienen en cuenta lo que puede haber detrás de la estrella.XL. Es que ha brillado mucho durante muchos años. J.C.M. Por eso estoy contento con mi vuelta. En España, a partir de ahora, en la Compañía Nacional de Danza ya no seré el bailarín estrella, sino José Carlos, el que la dirija. Siempre he sido muy humano, pero ahora voy a poder mostrarlo y ponerlo en práctica. Seré más persona y menos personaje.XL. ¿Demasiado tiempo siendo personaje?J.C.M. Sí, y no me gusta que durante tantos años la gente me haya visto solo así.XL. A mí me impresiona su trayectoria artística. en 1992, primer bailarín del Ballet de la Ópera de París; y, desde 1997 hasta hoy, un grado más, el máximo. bailarín estrella.J.C.M. A ser el bailarín estrella me acostumbré. Fue más impresionante para mí el día que entré a formar parte del cuerpo de baile, porque venía de Cartagena. XL. Dice que se marchó de España, renunciando a familia y amigos, ¿ha renunciado también a formar su propia familia por la danza?J.C.M. Mi vida privada la he tenido entre paréntesis. Cuando te metes en esto, entras en un micromundo en el que siempre estás rodeado de bailarines y es fácil que formemos parejas unos con otros. Yo tuve una relación estable durante ocho años, ella era también bailarina, pero, al final, renuncias a muchas cosas, siempre tienes que ver dónde está tu prioridad.XL. El reloj biológico de las mujeres complica mucho esta historia.J.C.M. Sí, hace que muchas bailarinas tengan que renunciar a tener hijos. Para ellas es más duro, sobre todo cuando se van acercando a los 40. Muchas bailarinas a los 38 ya se plantean el «ahora o nunca».XL. ¿Alguna vez llegó a pensar en retirarse?J.C.M. Debido a la insuficiencia coronaria de la que le he hablado, nunca pensé que fuera a bailar hasta el final. He bailado más de lo que imaginé nunca. Todos los años me hago pruebas para ver si me tengo que operar o no, y esa siempre ha sido mi espada de Damocles. Quizá, por eso, he bailado cada día como si fuera el último. XL. ¿Ha llorado en el escenario?J.C.M. Sí, alguna vez. El 30 de abril fue la última vez que me pasó. Fue en el que yo pensaba que era de manera oficial mi último espectáculo en la Ópera. Lloré de emoción por el momento, y de tristeza porque me di cuenta de que el cuerpo va envejeciendo y que ya no podré hacer muchas de las cosas que he hecho. Te das cuenta de que ya no va a ser nunca más como antes. XL. Dicen que el mejor amigo de un bailarín es su masajista.J.C.M. Sí y debe ser el más fiel. Yo he tenido suerte porque hay bailarines que tienen lesiones muy jóvenes. Yo he tenido lesiones muy pequeñitas y muy tarde. Yo me acuesto muchas veces cansado del esfuerzo de todo el día, pero sin dolores. He tenido cuidado con esto. He ido al masajista antes de que me duela. La prevención ha sido muy importante. El perro puede ser el mejor amigo del hombre, pero el fisioterapeuta es el mejor amigo del bailarín.XL. Suele decir que hay que bailar con el cerebro. ¿Conoce a grandes estrellas medio tontas?J.C.M. Sí, claro que las hay. ¡Hay algunas que ! [se ríe], no voy a decir nombres, pero sí que hay varias A mí eso no me va. Te diré que hay algunas estrellas con unas posibilidades físicas extraordinarias, pero que, si no utilizan el cerebro, acaban muy limitadas y no pueden hacer registros diferentes. XL. ¿Va a bailar en la Compañía Nacional de Danza?J.C.M. Vamos a ver, yo voy a seguir bailando en la Ópera de París como bailarín invitado dos veces la temporada que viene, en diciembre y en marzo. Y aquí, en España, no creo, a lo mejor en momentos muy precisos, ya veremos. No quiero que sea José Carlos Martínez y la Compañía del Ballet Nacional de España. No me gusta decir que no voy a bailar y, luego, de pronto, hacerlo. Prefiero dejar ese tema abierto.XL. Es la primera vez que el director de la CND no se elige en el Ministerio de Cultura a dedo. Esta vez han convocado un concurso público. ¿No da más categoría que a uno lo llamen en vez de tener que ofrecerse primero?J.C.M. Puede parecer así, pero ha habido 21 aspirantes. Para mí ha sido una ocasión única porque en el Ballet de la Ópera de París los bailarines se retiran obligatoriamente a los 42 años. Puedes volver a bailar como artista invitado, pero no puedes formar parte de la compañía. Y yo los he cumplido este año y tenía que marcharme. A la vez que salió la convocatoria para dirigir la CND, tuve una oferta para dirigir el Ballet de Nancy. Pero yo siempre he sentido esa frustración de haber tenido que irme fuera de mi país para bailar. Así que pensé que podía regresar para intentar abrir un poco las puertas al ballet clásico español, pensé que era el momento de traer a España toda la experiencia que había adquirido. XL. Hace 20 años que Nacho Duato convirtió el ballet clásico nacional en una excelente compañía de danza contemporánea; pero se acabaron los tutús y las puntas, El lago de los cisnes, Iván el terrible, Giselle y La Cenicienta. J.C.M. En ese sentido la apuesta del ministerio ha sido clara. se buscaba la versatilidad de la compañía. Yo me considero un bailarín clásico que ha bailado contemporáneo. Es verdad que nunca jamás ha pasado que una compañía que lleva 20 años haciendo una cosa y que tiene una identidad contemporánea empiece a hacer, de pronto, otra. XL. El caso de España, además, es único. Lo normal es que las compañías clásicas se abran a otras técnicas más modernas, a nuevos coreógrafos J.C.M. Es verdad, aquí lo vamos a hacer al revés. Nacho ha estado 20 años haciendo contemporáneo y ahora hay que abrirse al clásico. Además, soy un defensor de la pureza del baile clásico. O se hace bien o no se hace. Es un poco complicado porque los bailarines que están ahora en la compañía tienen una especificidad muy concreta. Son excelentes en lo que hacen, pero hay que ver qué posibilidad tienen de adaptarse. Esto va a implicar que vayan entrando nuevos bailarines en la compañía, claro. XL. De la actual compañía, todos menos uno quieren quedarse, ¿ve posible que se adapten?J.C.M. No los conozco lo suficiente, pero si quieren quedarse, es porque van a adaptarse, porque todos saben lo que va a pasar. Es el bailarín el que tiene que saber cambiar de registro. XL. Este verano ha hecho audiciones para elegir a cinco nuevos bailarines y se han presentado 306 candidatos, y parece que le ha decepcionado el nivel que ha visto. J.C.M. El nivel era bajo porque estaban un poco desconcertados. La audición era muy completa, les pedíamos puntas y contemporáneo. Es difícil aún encontrar en España el perfil que yo busco. Otro problema es que las audiciones a mitad de verano son ya muy tarde. Había mucha gente que venía de escuelas, chicos y chicas de 20 o 21 años sin experiencia profesional.XL. Ha firmado por cinco años, ¿es poco para la transformación que quiere?J.C.M. Es poco, sí; pero podremos ver algún resultado, y si el que venga después sigue en la misma línea podrá lograrlo.XL. Una bailarina ilusionada con el cambio ha dicho. José Carlos promete mucho, vamos a ver lo que le dejan hacer . ¿Le da miedo el cambio político?J.C.M. Creo que en la Compañía Nacional de Danza no va a ser algo que pueda afectar demasiado. En lo que al ámbito artístico se refiere, mi contrato dice que soy libre de llevarla hacia donde yo quiera. El tema financiero me preocupa más, aunque tengo claro que en época de crisis hay que ser razonable y tener los pies en la tierra. En esta nueva aventura, vamos a tener que currárnoslo. Es una experiencia que tengo ganas de vivir. n
PrivadísimoMide 1,90, mucho para un bailarín. Al principio era un problema porque en el cuerpo de baile querían una estatura homogénea. Luego, no, porque te aseguras que se te vea (risas). Su madre es maestra y su padre dueño de una tienda de ropa. Tiene un hermano mellizo que es tan delgado y anda igual de recto que yo .De niño le detectaron un soplo en el corazón. Tengo una obstrucción en la aorta y me tendré que operar .En París lo llaman José Martínez. (no José Carlos). Me preguntaron por mi segundo apellido, pero es García. No había posibilidades de darle glamour .Se considera perfeccionista y muy cabezón. No es supersticioso. No tiene aseguradas sus piernas. Le gusta el submarinismo y el voleibol.
