Cita con los mayores especialistas del mundo en educación

Finlandia, Singapur, Corea del Sur… Son algunos de los países que lideran las clasificaciones mundiales de educación. Algunos partían de una situación peor que la española y, aun así, han logrado el éxito. ¿Cómo lo hicieron? (este artícuo fue publicado el 4/12/2011) Por Carlos Manuel Sánchez

España tiene cuatro equipos de fútbol entre los 25 primeros del mundo, pero no tiene ninguna universidad entre las 100 primeras.

¿Cómo se consiguen estos resultados? «Fichando a los mejores», reflexiona el profesor Antonio Cabrales en el seminario sobre educación y políticas educativas organizado por la Fundación Ortega-Marañón y Fedea, que se ha celebrado en la sede madrileña de la Fundación Rafael del Pino. Los organizadores «ficharon» a expertos de los países cuyos sistemas educativos triunfan en el mundo, les preguntaron por las claves de su éxito y les pidieron ideas para sacar a las aulas españolas del estancamiento.

Las fórmulas difieren, pero hay algunos ‘mimbres’ comunes: financiación generosa, excelentes profesores… y disciplina, esfuerzo y respeto

Los países a los que ahora se mira como ejemplo -Finlandia, Corea del Sur, Singapur…-  partieron de una situación de salida, tanto educativa como económica, mucho peor que la española. ¿Qué hicieron? Lo primero: una reforma del sistema radical, casi temeraria, pero sustentada en el consenso político, como si se tratase de una emergencia nacional. Y, de hecho, lo era. En España, los partidos mayoritarios nunca han alcanzado un pacto educativo. Las fórmulas difieren, pero hay algunos «mimbres» en común: excelentes profesores a los que se paga sueldos en consonancia, pero a los que también se les exige y a los que se evalúa continuamente (en España, solo el 15 por ciento de los docentes recibe supervisión); financiación de las escuelas garantizada y generosa, sean públicas o privadas; implicación de los padres; fomento de la lectura; clases bilingües de verdad y no el chapurreo de cuatro palabras en inglés; obsesión con las matemáticas, las ciencias y las tecnologías… Y algunas recetas que el premio Nobel James Heckman calificó como «decimonónicas, pero muy válidas». disciplina, esfuerzo, respeto…

Es llamativo que estos países no solo destaquen en la transmisión de conocimientos, sino también en la defensa de los valores fundamentales de sus sociedades, algo que en España suele considerarse «un tostón». El filósofo y catedrático de bachillerato José Antonio Marina pone un ejemplo. «Yo les cuento a mis alumnos algo que escribió Herodoto. Cuando moría el emperador de Persia, durante cinco días se suspendían todas las leyes. Eran cinco días de horror. ¿Por qué? Porque así, cuando venía el siguiente emperador, los ciudadanos sabían lo que significaba estar sin leyes y sin valores. ¿Debemos enseñar en la escuela la no discriminación entre hombres y mujeres? ¿Debemos enseñar que no se debe mentir, que no hay que aprovecharse del cargo, que se ha de buscar la justicia, que no hay que abusar de la fuerza? Antes de la implantación de la ESO había tres cursos de ética, y nadie protestaba. Ahora, solo se habla de instrucción… ¿Pero con qué te vas a encontrar después, cuando salgan estos chicos? ¿Dónde van a aprender esos valores? ¿En sus familias? Unos, sí y otros, no. Pretender eliminar las virtudes cívicas de la enseñanza es un error criminal».

Más allá del debate, hay una realidad dramática. La tasa española de fracaso escolar, una de las más altas de Europa, no solo influye en un paro juvenil que llega al 48 por ciento. Recuerda Marina que la enseñanza obligatoria -hasta los 16 años- en España es el modo que tenemos de integrar a todos los jóvenes en la sociedad. El 70 por ciento de la población reclusa en Estados Unidos abandonó los estudios. A partir del bachillerato ya es enseñanza voluntaria. «El que sea un zoquete que se vaya. Pero en el tramo obligatorio debemos hacer todo lo que podamos para que no se nos vaya nadie».

FINLANDIA

Reijo Aholainen. Director del Ministerio de Educación y cultura

Este país invierte 200.000 euros en educar a cada finlandés desde primaria hasta la universidad. Y se le inculca al alumno que no malgaste el dinero del contribuyente.

En los años 90, Finlandia era una sociedad agrícola, inmersa en una dura recesión y con un paro muy alto. Los finlandeses decidieron cambiar su sistema educativo. «Los suecos aspiran a ser los mejores del mundo, nosotros nos conformamos con ganarle a Suecia», bromeó un ministro. Hubo consenso político, pero faltaba dinero. El colapso de la URSS permitió trasladar fondos de Defensa a los colegios. En 10 años, Finlandia pasó a liderar las estadísticas de riqueza. Nokia es el paradigma. Un pueblo donde se hacían botas ahora es líder en telecomunicaciones.

Los profesores son gente vip. «Nuestros profesores tienen un grado muy alto de independencia en la clase. La sociedad confía en ellos. Es una profesión prestigiosa y bien remunerada. Solo consiguen serlo los mejores. Se necesita una carrera (la nota de corte es 9) y luego un máster muy exigente que solo admite a uno de cada diez candidatos. El entrenamiento no cesa durante toda su vida profesional».

Gratis total. «Entre los partidos hay consenso para que nunca falte financiación. Casi todas las escuelas son públicas y municipales. El transporte escolar, los libros y la comida son gratis. Nuestras aulas tienen televisor, cocina, audiovisuales ¡y un ordenador por cada dos alumnos! El Estado corre con los gastos educativos de cada finlandés hasta que consigue un título».

«Los niños con dificultades no son tontos. ¡Su cerebro es diferente!»

¿Y los niños que tienen problemas? «Estamos muy pendientes de los niños con problemas de aprendizaje. Formamos a los profesores para que los identifiquen y ayuden. Se les dan clases de apoyo en el mismo colegio y se les asigna un tutor. Nos volcamos en la detección temprana de la dislexia. No es que los niños con dificultades para leer sean estúpidos, ¡sus cerebros son diferentes!» .

Leer, leer y leer. «Para nosotros, el dominio de la lengua es la base de todos los conocimientos, incluidos los científicos y matemáticos. Se trabaja mucho la comprensión. Nuestro idioma, el finés, es minoritario, así que la enseñanza de otras lenguas es vital. No doblamos las películas y las series en la televisión. Así, los niños acostumbran el oído y adquieren destreza lectora con los subtítulos».

Los padres cooperan. «Las clases en Finlandia son cortas y prácticas. Nuestro objetivo: invitar a los alumnos a discutir antes que a memorizar. No descuidamos las artes, la cocina, los deportes? Y se mandan pocos deberes; pero, eso sí, es necesario hacerlos. Los padres son nuestros aliados. En nuestra cultura, la honradez y el trabajo son importantes. Y se empieza a aprender en casa. Por algo nuestra sociedad está entre las menos corruptas del mundo».

SUECIA

Odd Eiken, Vicepresidente de la red de colegios Kunskapsskolan y ex Secretario de Estado de Educación

Su antiguo modelo educativo, que luego imitó la Logse, igualaba a la baja. Escarmentaron y los suecos sorprendieron con una reforma que premió la excelencia. ¡Funcionó!

«Nosotros educamos con cheques»

Los suecos no podemos aceptar que el derecho a elegir el mejor colegio para nuestros hijos esté reservado a quienes se lo pueden pagar , explica Odd Eiken, impulsor de la implantación del sistema de bonos, una reforma promovida por el Gobierno conservador y que los socialdemócratas mantuvieron. El Estado da un cheque por cada hijo. La cantidad oscila entre 6000 y 7500 euros anuales, dependiendo del municipio. Todas las familias del mismo municipio reciben la misma cantidad, da igual que su renta sea alta o baja. El cheque cubre al menos el 85% del coste de la escuela. Se puede elegir la que más guste, sea pública o privada. Cuestan casi lo mismo.

Cheque escolar. así funciona. «En los años 90 introdujimos en Suecia el sistema de bonos. El Estado entrega a los padres una cantidad de dinero por cada hijo en edad escolar, que sirve para abonar los gastos del colegio donde elijan matricularlo, sea público o privado. Fue una medida muy controvertida. Pero hoy se considera un derecho de las familias y la apoya tanto la izquierda como la derecha».

«Muchos vaticinaron que nuestro sistema primaría la educación privada. ¡Fallaron!»

Los padres eligen cole. «El bono escolar permite a las familias elegir colegio con libertad ¡y obliga a nuestros centros públicos y privados a competir y mejorar su servicio! Si los padres optan por llevarse a sus hijos, su financiación se reduce. Muchos vaticinaron que habría una desbandada hacia la privada, se equivocaron Solo el 10 por ciento de los colegios es privado [el 35 en España]» .

Muy pocas leyes y sencillas. «Nuestro sistema de bonos es sencillo y está al margen del nivel de ingresos de las familias. ¿Por qué lo hicimos así? Porque teníamos mucho déficit público y hubo que reinventar el estado de bienestar para salvarlo. La educación y la sanidad siguen siendo universales, pero si en un centro no te atienden bien, acabará cerrando porque la gente puede irse a otro donde lo hagan mejor».

Los colegios mandan... «Tenemos un currículum nacional, pero solo establece objetivos generales; no dice cómo alcanzarlos, así que los colegios tienen mucha autonomía. Y también los profesores, que no pueden dormirse porque en Suecia los funcionarios públicos no gozan del privilegio de tener el empleo asegurado de por vida. Los padres también pueden asociarse en cooperativas y crear sus propias escuelas».

… y pasan la «ITV». «No tenemos un límite para el número de escuelas que pueden abrir. Eso sí, las públicas y las privadas deben tener una licencia del ministerio. Participan en exámenes nacionales y, si tienen malos resultados, se les puede retirar la licencia. Los colegios privados no pueden cobrar tasas adicionales».

SINGAPUR

Saravanan Gopinathan, Profesor del Instituto Nacional de Educación

De este país salen más ingenieros químicos que del reino unido. ¿La razón? En la escuela, matemáticas y ciencias se enseñan con rigor, amenidad… y en inglés

Que una pequeña ciudad-estado como Singapur se haya convertido en el cuarto centro financiero del mundo es sorprendente. Y si se observa el mapa, casi un milagro. Rodeado de gigantes asiáticos que inundan los mercados gracias a una mano de obra baratísima, Singapur optó por las tecnologías para competir. Matemáticas y ciencias se enseñan en inglés. Solo hay tres universidades, pero producen más ingenieros químicos que el Reino Unido. «Sin embargo, necesitamos más trabajadores cualificados que ingenieros teóricos, por eso hemos potenciado los institutos politécnicos», expone el profesor Gopinathan.

La educación eleva la competitividad. «Hace 40 años pertenecíamos al Tercer Mundo. Hoy somos punteros. Somos un país pequeño, rodeado de vecinos enormes y con masas laborales muy baratas. ¿Cómo sobrevivir? ¡La educación nos hace competitivos! Le dedicamos el 20 por ciento del presupuesto. Lo consideramos una inversión, no un gasto. En 2010, Singapur creció un 14 por ciento».

«Cada tres años renovamos el temario. Así incluyen los avances técnicos»

Ciencias y matemáticas, a la última. «Las asignaturas que marcan la diferencia son ciencias y matemáticas. Pero los avances tecnológicos se suceden y cada tres años renovamos el temario. Estamos atentos a lo nuevo en biomedicina y nanotecnología. El sistema es bilingüe. No está basado en la fe ciega en la autoridad. Potenciamos la creatividad«.

A la universidad, solo los mejores. «Garantizamos la igualdad de oportunidades, pero somos una meritocracia. Premiamos la excelencia. Hay dos reválidas muy exigentes; aunque el sistema es flexible, existen muchos puentes y no hay callejones sin salida. Pero no queremos que todos vayan a la universidad, solo los mejores. Se lo tienen que ganar. Por eso, casi todos acaban la carrera».

Apuesta por los institutos politécnicos. «Hemos potenciado los institutos politécnicos. Están muy bien equipados. Es una formación profesional de tres años muy solvente, basada en la investigación. Solo así se entiende que tengamos uno de los complejos petroquímicos más grandes del mundo, aunque no produzcamos petróleo. Nuestros vecinos nos traen su petróleo para procesarlo».

Profesores exigidos y mimados. «Un político jamás se atrevería a criticar a un profesor. Se los venera. Trabajan duro. de siete de la mañana a cinco de la tarde. Pero tienen sueldo de ingenieros y son de lo mejorcito. Reciben un curso anual de cien horas para ponerse al día. Se los evalúa cada año. Si no aprueban con nota, no hay subida salarial. Si suspenden, a la calle».

COREA DEL SUR

Sunwoong Kim, Profesor de la Universidad de Milwaukee y presidente de la asociación coreano-estadounidense de profesores universitarios

Las familias coreanas, descontentas con la escuela pública, gastan 400 euros al mes en academias privadas para que sus hijos entren en una buena universidad.

«A nuestros chicos se los rifan en Estados Unidos»

Corea del Sur era un páramo en los años 50. primero, víctima del imperialismo japonés y, luego, de una guerra ideológica que fracturó el país. La educación se convirtió en la gran palanca que impulsó la economía, entonces comparable a la de Afganistán, y la situó en el G-20. Destacar es una obsesión, muchas veces angustiosa, que contagian los padres a los hijos. La competencia por ser admitido en las mejores universidades es encarnizada. Las claves: disciplina, sobreesfuerzo y respeto a la figura casi mítica del profesor. «No debes pisar siquiera la sombra del maestro», dice un refrán coreano.

«Fiebre» educativa. «Los hogares de nuestro país viven una fiebre por la educación que obliga a los políticos a dedicar muchos recursos a la misma: casi el 7 por ciento del PIB. Pero no es suficiente. Incluso en las escuelas públicas gratuitas se debe pagar un donativo, que se supone que es voluntario pero que en realidad no lo es, de 600 dólares mensuales».

«Nuestro lema: ‘Si eres el primero en la clase, lo serás en la vida'»

Las familias pagan. «A pesar de la gran inversión pública, las familias pagan más dinero que el Gobierno en educación. Casi todos los alumnos reciben clases privadas después del horario escolar, pese a que se intentó prohibirlas en los años 80. En realidad, los coreanos somos muy críticos con nuestro sistema, aunque seamos los primeros del mundo, y nos sorprende que nos admiren».

Con educación puedes llegar a la élite. «En Corea seguimos la tradición confuciana que premia el mérito. «Si eres el primero de la clase, serás el primero en la vida». El colapso de la estructura social con la caída de la dinastía supuso cambios profundos en la estructura del poder. Eso significa que tienes una gran oportunidad de llegar a la élite si eres buen estudiante. Una universidad de prestigio es el pasaporte al ascenso social».

Estudios en el extranjero. «Somos el país que más estudiantes envía al extranjero [75.000 por unos 3000 en España]. De hecho, a nuestros jóvenes se los rifan las mejores universidades norteamericanas. Es mérito de los alumnos y de sus padres más que del sistema. La guerra nos cambió la mentalidad. Para sobrevivir a los cambios, solo puedes confiar en ti mismo y en tu preparación».

Exámenes de acceso a la universidad muy exigentes. Nuestra universidad es cara y los exámenes de acceso a las mejores son durísimos. Pero el país ha cambiado radicalmente gracias a la educación. Empezamos muy abajo. En los años 50, menos de la mitad de la población tenía estudios primarios y solo el 2 por ciento llegaba a la universidad. Hoy, el 98 por ciento acaba la Secundaria y el 60 por ciento tiene un título»

EEUU

James Heckman, Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Chicago

Para esta eminencia en el mundo de la educación, Estimular al niño en preescolar es la llave del éxito y sale rentable. Pero es básico que los padres se impliquen más.

«Motivar es más importante que las notas»

La educación temprana devuelve un rendimiento de entre el 7 y el 10 por ciento anual al Estado. Esa es la conclusión de James Heckman después de un estudio sobre familias de entornos desfavorecidos que ha durado 50 años. «Invertir en Preescolar es más rentable que hacerlo en Bolsa». Heckman matiza que no se trata de enseñar a leer cuanto antes, sino de estimular las habilidades sociales y la formación del carácter. «Que los profesores y, sobre todo, los padres motiven y despierten la curiosidad de los niños es más importante que cualquier actuación que se realice en Secundaria o en la universidad».

Del parvulario al cielo. «Se ha de invertir en Preescolar. El niño que cuenta con la ventaja de recibir estímulo y apoyo antes de los 4 años seguirá adquiriendo mayores ventajas. Y es rentable porque serán ciudadanos más productivos. Esperar a la adolescencia para remediar las desigualdades no da resultado. Los niños que crecen en un ambiente desfavorecido suelen tener pocas habilidades».

Formación del carácter. «Las habilidades que se deben enseñar en los primeros años de vida son las que promueven la sociabilidad, la concentración, la orientación hacia un objetivo y el control de las emociones. En resumen, la formación del carácter. Son más importantes que el cociente intelectual o la transmisión de conocimientos porque son habilidades que ayudan a aprender nuevas habilidades».

No obsesionarse con las notas. Las notas no son tan importantes. Si solo nos fijamos en ellas, estamos ignorando otras características para el éxito en la vida. La motivación crea sinergias. Un niño motivado aprende más, y un niño que aprende más se vuelve más motivado. Motivar es más importante que transmitir conocimientos. Y no está reñido con la disciplina».

«La familia es fundamental: ¡pero hoy está en peligro!»

La educación de los padres es determinante. «La familia es más importante que la escuela. Y la estructura familiar está hoy amenazada. Aumenta el número de niños que crece en entornos poco estimulantes, lo que creará desigualdad ahora y en generaciones futuras. El grado de pobreza de un niño se mide por la renta familiar, pero también por el nivel de educación de los padres y la atención que le prestan a sus hijos».

Menos burocracia. «Los profesores se sienten coaccionados por las normas y la burocracia. Su instinto es enseñar a los alumnos a comportarse y a interactuar con los demás. Pero si lo hacen, son incluso castigados por las autoridades, así que se concentran en impartir su materia. Pero eso limita el aprendizaje de habilidades que de verdad sirven en la vida y hace que la escuela se aleje de la realidad».

(este artículo fue publicado el 4/12/2011)

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