¿Existen el humor vasco, el manchego, el catalán? ¿O lo de la risa es algo universal? Por Raquel Peláez
Hemos pedido a cuatro genios de la comedia televisiva que se vistan de gala y nos saquen de la chistera todos sus trucos: su chiste infalible, su gag desternillante… Con ustedes, Joaquín Reyes, Berto Romero, Dani Rovira y Javier Antón.
El humor manchego, por Joaquín Reyes, Albacete 1974
Yo iba para ilustrador. Soy el creador de La hora chanante, Muchachada nui y Museo coconut. También hago mis pinitos en el cine, con Promoción fantasma. La palabra ‘viejuno’ se la inventó mi hermano.
XLSemanal. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre si existe el humor manchego o es una invención moderna. ¿Se siente responsable?
Joaquín Reyes. Es posible que nosotros hayamos puesto sobre el mapa esa etiqueta porque, desde que empezamos con La hora chanante, siempre hemos sido muy ‘cansinos’ con eso de que somos cuatro manchegos, pero hay gente -como José Mota- que lleva haciendo comedia con estereotipos de la Mancha desde hace mucho tiempo. La Blasa o el Tío de la Vara son personajes con mucha retranca y mucho acento de la tierra. Pero, al final, el humor no es más que una chorrada detrás de otra y eso no tiene etiquetas, es universal.
XL. Pero su público es muy diferente al de José Mota.
J.R. Nuestro humor es más surrealista y más arriesgado, sí, pero nos lo hemos podido permitir porque nuestra exigencia siempre ha sido menor. Tuvimos la suerte de empezar a trabajar en el canal Paramount y allí podíamos hacer lo que nos daba la gana. Hay que tener en cuenta que Mota o Millán Salcedo, que también es de la Mancha, siempre han trabajado en TVE con un público muy masivo y han tenido que respetar ciertos límites.
«Soy muy cobarde. Me da miedo cruzarme en la calle con los famosos a los que parodio»
XL. Díganos, entonces, ¿cómo es el humor manchego?
J.R. No creo que sea un humor muy sofisticado porque nosotros no lo somos, pero sí que nos gusta mucho reírnos del vecino y sacarle punta a todo lo que hace. Es muy típico de la Mancha que, si hace mucho calor, alguien te diga: «¡Échate una mantica por encima!». Nos encanta la ironía.
«En la Mancha, nos encanta la socarronería. Es muy típico que, si hace mucho calor, alguien te diga: ‘¡Échate una mantica por encima!’. No somos nada sofisticados»
XL. ¿Y la política? ¿Por qué no da tanto juego como en otras comunidades?
J.R. Cuando se hace humor con la política, es porque se tiene un sentido muy crítico, y en la Mancha eso no existía. Nos hemos conformado siempre con lo que nos han dado. Nosotros somos más de vestirnos de mujer en cuanto hay una fiesta. Y no somos un pueblo muy carnavalero, la verdad, pero no sé por qué eso nos hace mucha gracia.
XL. Ustedes han conseguido algo que no se daba desde Chiquito de la Calzada: crear una jerga de uso entre los jóvenes
J.R. Pero sin ninguna intención, de verdad. En La hora chanante empezamos a utilizar frases y palabras que decían nuestros padres y que nos hacían mucha gracia. Pero a mí me sigue sorprendiendo escuchar a la gente por la calle decir que alguien es ‘viejuno’, porque esa palabra se la inventó mi hermano Jesús hablando de un amigo común, el Caragato. Normalmente se hubiera referido a él como que ‘estaba estropeadísimo’, que es lo que decimos por allí, pero ese día dijo que lo había visto y que estaba mucho más ‘viejuno’.
XL. ¿De dónde salió eso de ponerle acento manchego a personajes como Paris Hilton o Kofi Annan?
J.R. Se trataba de buscar el contraste entre un personaje con cierto grado de sofisticación, como Madonna o Michael Jackson, y ponerles a hablar como lo haría un señor que trabaja en una cooperativa de vinos en Tarancón. Por ejemplo, que John Galliano dijera que desde bien ‘guacho’ siempre ha tenido tendencia a la ‘espantajería’ y a la ‘mamarrachez’. Y así surgió. Pero ha durado más de lo que yo jamás pude sospechar. ¡Qué cara más dura la nuestra!
XL. ¿Volveremos a ver más celebrities con retranca?
J.R. Sí, ya estamos preparando personajes nuevos, como Lady Gaga o Marichalar.
XL. ¿Algún famoso le ha querido correr a gorrazos por sus parodias?
J.R. El problema es que yo soy muy cobarde porque hago mis parodias como me da la gana, pero luego no quiero saber lo que piensan los personajes ni encontrármelos por la calle ni nada. Digamos que, por ahora, hemos salido indemnes. Solo ha habido un par de personas que se han enfadado. Creo que a Rappel no le hizo mucha gracia y Luis Cobos tampoco se lo tomó muy bien. Rappel dijo directamente que éramos unos subnormales y nos iba a demandar. Lo lamento mucho, de verdad.
XL. ¿Y cómo ve usted la salud del humor español?
J.R. Bien, pero si lo comparamos con lo que se hace fuera, los anglosajones nos dan sopas con onda. Su humor siempre va por delante y es mucho más transgresor que el nuestro. Curiosamente, nosotros somos más desinhibidos en muchos aspectos. en nuestra forma de vivir, en cómo nos relacionamos con los demás? Sin embargo, en el humor, ellos siempre han jugado a forzar más los límites. Nosotros, para qué negarlo somos mucho más timoratos
¿De qué nos reímos en mi tierra?
Tenemos mucha retranca Los manchegos no tenemos esa cosa expresiva de los andaluces de liarnos a contar chistes, pero sí utilizamos mucho la ironía, como José Mota o Millán Salcedo, de Martes y Trece.
Nuestro «toque» personal: lo absurdo. Nuestro humor conecta con el mundo surrealista de Amanece, que no es poco, la película que José Luis Cuerda rodó en su tierra, Albacete.
Y una jerga local y pegadiza: Los humoristas anglosajones conocen el fenómeno como catchphrase. Los manchegos preferirían decir que son frases o palabras que al final se repiten de puro ‘cansinas’.
MI CHISTE INFALIBLE
Le pregunta un manchego a otro:
-Oye, a ti, ¿qué es lo que mejor se te da?
-¿A mí? Pues bucear.
-Pero si en la Mancha no tenemos mar.
-Y para qué necesito mar ‘pa’ gritar iiiiiieeeeeeeeeeee.
El humor catalán, por Berto Romero, Barcelona, 1974
Colaboro en el programa de Buenafuente, incluso le llegué a quitar el puesto cuando se fue de vacaciones. Fundé la compañía El cansancio. Ahora estoy de gira con la obra Terrat Pack
XLSemanal. ¿El humor que se practica en Cataluña es diferente al del resto de España?
Berto. No creo que el humor esté dividido por zonas geográficas, sino más bien por familias de cómicos, pero sí es posible que desde aquí se practique un humor más serio o más emparentado con la comedia anglosajona del que se da en otras partes de España.
XL. ¿Y de qué se ríen los catalanes?
B. En Cataluña, nos reímos mucho de nosotros mismos; nos hace gracia hacer referencia a estereotipos como que somos agarrados o muy sosos.
«El humor es un gran indicador de cómo va la salud mental de un país»
XL. ¿Y qué me dice de esa querencia a la escatología?
B. Es increíble. No entiendo de dónde viene, pero me encanta. Si lo piensas, hay algunas tradiciones catalanas que están muy emparentadas con la caca. En Navidad hacemos el Caga Tió, que es un tronco supuestamente mágico al que le pegas con una vara y te caga regalos.
XL. Sin olvidar el caganet…
B. Por supuesto. Esa es la otra gran aportación catalana a la cultura nacional, poner en el Belén a un señor defecando cerca de donde está naciendo el hijo de Dios. Es decir, en el momento más importante de la historia de la religión, ponemos a un tío cagándose y nos morimos de la risa.
«Lo escatológico es consustancial al humor catalán. Con una caca nos morimos de risa. ¡El ‘caganet’ es nuestra gran aportación a la cultura nacional!»
XL. Y luego está el tema del fútbol, que también da mucho juego, ¿no?
B. Sí, pero yo ahí me desmarco porque no tengo ni idea. En el programa de Buenafuente he llegado a hacer chistes sobre fútbol porque me los habían escrito los guionistas y los repito como un loro, pero no sé de qué estoy hablando.
XL. Siempre se dice que los catalanes son muy vanguardistas, ¿también en la comedia?
B. Puede ser. Aunque si te fijas, ahora la vanguardia está en el llamado «humor manchego», que es el que hace Joaquín Reyes y su equipo, y que está abriendo nuevas vías. Lo que sí que hay en Cataluña es una cultura de la comedia bastante extensa y estamos acostumbrados a tener humoristas de su padre y de su madre que hacen cosas diferentes. Siempre nos ha gustado mucho reír y exportar la diferencia, eso sí.
XL. Dígame un nombre que hayan exportado.
B. Ahora tengo en la cabeza a Eugenio, alguien del que a priori se podría pensar que no iba a funcionar en el resto de España, con ese acentazo catalán que echaba para atrás. Y se convirtió en lo más grande que ha dado el humor.
XL. Una revolución parecida a la que supuso Buenafuente.
B. En el caso de Andreu, la novedad estuvo en que aportó un toque elegante sin renunciar a la astracanada. Buenafuente siempre se ha mirado en el reflejo de los anglosajones, del late night americano. Cuando él empezó, parecía muy novedoso, pero en Estados Unidos llevan haciéndolo desde los años 50.
XL. ¿Costó mucho llevar ese éxito a la televisión nacional?
B. Menos de lo que parece.Cuando Andreu intentó llevar su programa a la televisión nacional, en Cataluña hubo cierto estupor. Lo paraban por la calle y le decían que se iba a estrellar, que nadie iba a entenderlo.
XL. Y ahora las cadenas se lo rifan. ¿Se sienten un poco «solteros de oro»?
B. Es como con las novias, que si estás siempre con la misma no hay otras que se interesen por ti, así que nos estamos dejando querer.
XL. ¿Cómo está el panorama en lo que a guasa se refiere?
B. Pues muy bien, porque este es un país en el que nos gusta mucho reírnos, va en nuestro ADN. En España tenemos 50 humoristas aficionados en cada bar.
XL. ¿Algo que aprender de lo que se hace fuera?
B. Sí, claro. Yo creo que hay un punto autocrítico y de voluntad de exploración que todavía nos falta y que sí tienen los anglosajones, que llevan la comedia muy dentro. El humor es un indicador de cómo está la salud mental de un país.
XL. ¿Y si la cosa está mal?
B. Pues lo típico es que se carguen a los humoristas, como pasa en los gobiernos autoritarios, que no consienten las voces críticas porque se hace mucho daño cuando se dicen las cosas desde el humor. Por eso creo que a los humoristas hay que dejarlos trabajar, aunque hagan un poquito de daño.
XL. ¿Dejan trabajar mejor a sus colegas yanquis?
B. La sociedad entera respeta mucho a los cómicos allí. Los consideran artistas de primera y ellos son muy exigentes consigo mismos, critican su sociedad y su propio trabajo. A mí siempre me ha sorprendido de los yanquis que son los que dicen las mayores barbaridades sobre sí mismos, los que se ponen más en evidencia. Pueden tener un gobierno superconservador y estar invadiendo países, y ellos mismos se dan tortas a través el humor.
XL. ¿Existe algún cómico al que admire especialmente?
B. Entre los genios de la comedia anglosajona, a mí me gusta mucho Ricky Gervais, que está haciendo algo que yo llamo «grisa», una mezcla de «grima» y «risa». Tú lo ves, te sientes mal y te pica todo, pero no lo puedes dejar de escuchar
¿De qué nos reimos en mi tierra?
De nosotros mismos Desde Joan Capri o Eugenio hasta Rubianes o Buenafuente, los grandes del humor en Cataluña siempre han utilizado la autocrítica.
Sátira política: En la televisión catalana tenemos muchos programas que hacen comedia con temas de la política regional y nacional.
Un tema: el fútbol. Aunque yo no entiendo nada del tema, la parodia sobre la actualidad deportiva se hace mucho en programas como Crackovia.
MI CHISTE INFALIBLE
¿Qué hace un catalán cuando tiene frío? Se acerca a la estufa. ¿Y cuándo tiene mucho, mucho frío? La enciende.
El humor andaluz, por Dani Rovira, Málaga, 1980
Empecé haciendo monólogos por los bares de andalucía. He trabajado en televisión con Quequé, Eva Hache y Goyo González.
XLSemanal. ¿Alguna idea para definir la guasa andaluza?
Dani Rovira. Nosotros somos los reyes del chiste. Nos encanta pasárnoslo bien y lo demostramos a base de carcajadas y golpes en la mesa. En Andalucía todo puede llegar a convertirse en cachondeo, incluso el humor negro, que con elegancia también vale. Como decía un cómico inglés: «A mí me encantaría morir durmiendo como mi padre y no gritando como sus pasajeros».
XL. ¿Cómo ha evolucionado en los últimos años el humor que se hace en su tierra?
DR. Lo que ha hecho es dividirse por edades. Por un lado estaría ese humor del chiste, que ya tendría que renovarse un poco, pero luego hay una nueva corriente, más elaborada y dirigida a un público más joven.
XL. ¿Cuáles han sido sus referentes?
D.R. Me he criado con muchos de los maestros andaluces, como Los Morancos o El Dúo Sacapuntas, y me he divertido con ellos, pero no he tomado a ninguno como referente. El que de verdad me apasionaba era Chiquito de la Calzada. Cuando iba al instituto, él vivía enfrente y lo veíamos todos los días.
XL. Vaya, qué suerte..
D.R. Para nosotros sí, pero imagínate para él, con una panda de adolescentes gritándole todo el día: «Pecadoorrrrr». Santa paciencia. El tío ha hecho una página en la historia del humor. Cuando se creía que estaba todo inventado, cogió el chiste, que era una cosa ya medio rancia, y lo revolucionó.
XL. ¿Queda algún punto débil en Andalucía?
D.R. Yo creo que el andaluz, con toda la guasa que tiene, luego no acepta muy bien la autocrítica. Cuando se sueltan chistes sobre nuestra fama, nos parece genial; pero cuando alguien lo dice en serio, a mí me molesta.
XL. Pero ustedes disparan contra todo lo que se mueve
D.R. Sí, pero siempre desde el humor. Por eso, cuando yo me meto con otras comunidades, intento atenuarlo. Por ejemplo, con los vascos, que yo estoy seguro de que son tan brutos porque ligan poco con las chicas de allí y no les queda otra que desfogarse levantando piedras.
XL. ¿Y qué es lo que menos gracia les hace?
D.R. Aquí, me gustaría romper una lanza a favor de Andalucía porque es una tierra donde se trabaja mucho, aunque algunos digan lo contrario. Y eso que el clima es complicado. A ver qué narices haces tú en julio a las seis de la tarde, pues te tienes que meter en tu casa y echarte la siesta.
XL. ¿No lo dirá usted por las declaraciones de Cayetano de Alba sobre los jornaleros?
D.R. Manda cojones. Aunque luego quiso rectificar y posó con ellos. Ha maquillado un poco la historia, pero este hombre no se ha levantado en su vida a las cinco de la mañana a varear olivos.
XL. ¿Y usted, cuando reparte, también recibe?
D.R. Sí, claro. Además, yo empecé haciendo monólogos en bares de Andalucía donde he vivido situaciones simpáticas y otras más hostiles, como que me tiren un servilletero. Han sido tres años de purgatorio. Pero eso te curte y ahora tengo cuero en lugar de piel. Luego, en Andalucía, siempre está el típico espontáneo que quiere ser más gracioso que tú.
XL. ¿Algún chistoso digno de recordar?
D.R. Una vez, en San José de la Rinconada, en Sevilla, yo hacía un monólogo en el que decía que mi sueño sería tener dos penes. Entonces se oyó al típico mariquita del pueblo, que decía: «Pues habría que echar una solicitud para verte». Yo le contesté que entonces me haría falta alguien con dos agujeros y él terminó con un: «Tranquilo, que con el que yo tengo me cabe todo».
XL. Y ahora que presenta un programa sobre la comedia anglosajona, ¿cómo ve el humor de aquí?
D.R. Se arriesga poco. Y es una pena porque España es ideal para hacer crítica y meter el dedito en ciertos temas de protesta. En Estados Unidos ha habido cómicos, como George Carlin, que llegan a traspasar los límites de la comedia para convertirse casi en predicadores. Es curioso que la televisión en España sí que arriesga en temas del corazón, pero no en programas de humor.
¿De qué nos reímos en mi tierra?
Todo es susceptible de convertirse en un buen chiste El estilo de Chiquito de la Calzada, el genio del barrio malagueño de La Trinidad que le dio una vuelta del tuerca al chiste tradicional, «ha sido uno de los más imitados durante años».
Con mucho teatro: El andaluz utiliza mucho la expresión corporal. No te cuenta una cosa, sino que te la interpreta.
Y exageración: El Dúo Sacapuntas y su descripción de ¡Cómo estaba la plaza! es uno de los referentes del humor andaluz, que tuvo su mayor éxito en él.
MI CHISTE INFALIBLE
Los dos amigos que se encuentran y le dice uno al otro:
-Quillo, ¿dónde vas tan temprano?
-Pues ahí voy, a echarle estiércol a las fresas.
-¿Y las has ‘probao’ con nata?
El humor vasco, por Javier Antón, Santurce, 1980
Me dedico a repartir contra todo lo que se mueve en Vaya semanita, de ETB. Mi personaje más conocido es El Jonan, un poligonero de Baracaldo
XL. ¿Cómo andan de humor por Euskadi?
Javier Antón. Los vascos tienen un gran sentido del humor y se ríen de cualquier cosa. En general, el vasco es un animal político y eso se nota en nuestra forma de hacer comedia…
XL. Se han atrevido ustedes con todo…
J.A. Vivimos en una tierra donde hay un batiburrillo político importante. En otras regiones no tienen el problema con el que nos hemos encontrado nosotros y quizá el gran mérito ha sido conseguir hacer humor con tabúes políticos como el terrorismo.
«Hemos logrado hacer humor con tabúes como el terrorismo»
XL. ¿No daba un poco de tembleque al principio?
J.A. Sí que había ciertos sketches que, después de grabarlos, yo pensaba: «Joé, como algún kamikaze se lo tome de mala manera…».
XL. ¿Y ha ocurrido?
J.A. No, porque intentamos no herir a nadie. En los gags en los que tratamos el tema del terrorismo nunca hablamos de las víctimas, por supuesto, ni nos metemos en temas personales, pero hemos hecho uno de un etarra que dicta un comunicado y, cuando llega a su casa, tiene bronca con su madre porque no ha limpiado la habitación o porque no le gustaba la mala pinta con la que salía en la tele.
XL. ¿Alguna vez han recibido una llamada incómoda desde alguna institución?
J.A. Imagino que algo de eso habrá y desde las altas esferas tendrán toques, pero, si ha sido así, yo lo desconozco. A mí me mantienen al margen de todo eso, no es mi labor.
XL. Y los partidos políticos, ¿qué les dicen?
J.A. Es una de las cosas de las que más orgullosos nos sentimos, porque nos han comentado desde el PNV que se nota mucho que somos del Partido Socialista y luego nos han llamado los del PSE-EE para recriminarnos que siempre le damos la razón al PNV. Eso demuestra que lo estamos haciendo bien.
XL. ¿Les queda algún tabú por desmontar?
J.A. Posiblemente faltarán temas por tocar, claro que sí. Este año, por ejemplo, hemos incorporado un baserritarra, que es un personaje muy típico de aquí, pero el nuestro es homosexual. En Euskadi hay muchos caseros y son gente con acento y muy de pueblo que se dedican a cuidar de sus tierras y de sus animales. El nuestro es así, pero homosexual. ¿Qué pasa? ¿Qué no habrá también pelotaris homosexuales? Todo tiene vuelta de tuerca.
XL. ¿Qué cuesta más: reírse de lo propio o de lo ajeno?
J.A. De lo de dentro, por supuesto. Siempre es más difícil aceptar las propias miserias. Aunque también nos hemos reído mucho con gags como el de Me volví español, donde nos hacemos de la selección porque gana el Mundial. El lema era: «¿Quién quiere ver pelota, cuando juega La Roja?».
XL. ¿Por qué este año hacen menos humor político?
J.A. Sí es posible que ahora tratemos temas más generalistas, pero yo, como actor, estoy agradecido porque el formato es como una miniserie y tengo tiempo para profundizar en los personajes y sacarles jugo. Pero, aun así, no hemos perdido ese toque. Han sido muchos años haciendo humor político, y ya sabes lo de renovarse o morir
XL. ¿Cómo se las apañan este año en Euskadi sin el Jonan, su álter ego poligonero?
J.A. La gente me pregunta por la calle que si volverá el personaje, pero yo espero que no. Esta etapa ya la he superado. Han sido cuatro años y yo creo que es suficiente.
XL. ¿Qué fue lo mejor de ese personaje?
J.A. Creo que el Jonan demostró que el humor vasco es más universal de lo que se cree porque no es tan local como un txikitero o un casero y podría haber un individuo así de destroyer en cualquier barrio o ciudad de España. No me gustan demasiado los tópicos.
XL. Así que eso de que son ustedes malhablados y no ligan ni mencionarlo, claro.
J.A. ¡Aiba la hostia, no sé de qué me hablas! [se ríe]. Te juro que yo conozco vascos que triunfan con las mujeres. Sé de hombres de aquí que tienen sexo asiduamente? y con diferentes chicas. La cuestión es. ¿quién tiene la culpa, nosotros o ellas? Yo creo que somos nosotros, que nos lo montamos mal. También está el tópico de que hacemos cualquier cosa si nos retan con la famosa frase de no hay huevos . Es que somos muy orgullosos.
XL. ¿Y dónde estaba el gudari de Santurce cuando Mercedes Milá fue de invitada al programa y lo dejó sin palabras?
J.A. ¡Incluso me tocó el pito! Madre mía, qué mujer. Ha sido el momento de directo en televisión que más he aprendido. Me metía en un brete detrás de otro. Pero ella juega a eso. Es de las mujeres más inteligentes que he tenido delante, tiene una rapidez mental que te obliga a estar alerta. Yo me planteé que, si me ponía a su altura, me iba a machacar; así que me hice pequeñito, pequeñito e intenté salir como pude.
XL. ¿Qué pasó después?
J.A. Me tenía que ir a grabar, así que ya no la vi, pero creo que le dijo a mi jefe. Este chico… ¿no se habrá enfadado? Porque esto es así.
¿De qué nos reímos en mi tierra?
De la política. Si no encuentras el sentido crítico de las cosas, no puede haber humor. Romper con ese pudor que había en Euskadi con los temas políticos nos ha hecho ganar muchos enteros. Y eso que los vascos somos mucho más pudorosos que los andaluces o los castellanos…
Usos y costumbres: Aldeanos, ertzainas y jóvenes con dificultades para ligar se mezclan para hacer parodia de nuestra realidad social. Este año tenemos incluso un casero homosexual.
Todos contra todos. La rivalidad entre vizcaínos y guipuzcoanos es otra fuente inagotable de humor.
MI CHISTE INFALIBLE
Esto es Patxi que se encuentra con Txomin, que tiene una venda en la cabeza, un ojo morado, el brazo en cabestrillo y le falta todo el maxilar superior. Le pregunta Patxi: «Txomin, ¿pues qué te pasa, pues?». Y Txomin contesta: «Nada, que iba con la moto, vi un muro que ponía «se traspasa» y lo traspasé. Coño».
Estilismo: José Herrera (Talents)
Maquillaje y peluquería: Ricardo Calero (Talents) y Júnior Queirós
‘Total look’ de Boss Black; Condor y Alain Afflelou
También te puede interesar…
Los actores de ‘Tiempo después’, secuela de ‘Amanece que no es poco’, vaticinan el futuro