El 23 de junio, el que fuera futbolista icono cumplió 40 años. Un pretexto para pasar revista a su segunda etapa vital, ahora que su futuro en el Real Madrid está en el aire por su supuesta pérdida de sintonía con José Mourinho, hablamos con él. Por Laurent Telo
• Zinedine Zidane: «Ser futbolista es muy fácil. Lo difícil es ser entrenador»
Unas 500 personas celebraron su cumplaños con él en Aix-en-Provence, en su nuevo complejo de fútbol sala del que es promotor: Z5. entre los invitados: su padre, su madre, su familia, casi una veintena de los jugadores que fueron con él campeones del mundo en 1998 y Malek, su amigo de toda la vida, empleado municipal en el ayuntamiento de Marsella…
«Soy libre. Lo que más ocupa mi tiempo es mi trabajo en el Real Madrid, pero debo seguir buscando lo que quiero hacer en un futuro próximo»
Esta segunda etapa de su vida no desprende aún el mismo brillo que la anterior. A la misma edad, Michel Platini -el último crack francés hasta la irrupción de Zidane y hoy presidente de la UEFA- ya había dimitido de su puesto de seleccionador de Francia para organizar la Copa del Mundo de 1998. Zidane, en cambio, aún circula a media velocidad por una rotonda, esperando encontrar la nacional correcta con el mapa atrancado en la guantera. Pero no se agobia.
«Zinédine no ha terminado aún de construirse», explica Nathalie Iannetta, una reportera de fútbol que conoce al exjugador del Real Madrid como a la palma de su mano. P»ero lo encuentro más distendido que antes».
¿A qué dedica hoy sus horas? El inventario de sus nuevas actividades abarca: altruismo con ELA -una asociación contra las leucodistrofias-, negocios con Adidas, Generali, Grand Optical, Danone y Orange. Se dice que ingresa unos nueve millones de euros al año. «Qué va…» , dice él. ¿Entonces, más? Se ríe. En todo caso ha asumido benévolamente un papel mal definido de director del primer equipo del Real Madrid y asesor de lujo de su presidente, que podría transformarse en un puesto estable y concreto de responsable del centro de formación del club blanco. O en una salida inminente del Bernabéu…
Él solamente dice: «Aunque uno se apellide Zidane, también hay que luchar». No se le ve listo tampoco para afrontar las luchas políticas intestinas en el mayor club del mundo. Y es que los rumores lo han puesto en la mira de José Mourinho, amo y señor en Chamartín, y está aún por verse qué papel le concede en el organigrama. Quizá ninguno, y como Jorge Valdano y otros, también Zizou se marche del Madrid. «Ya lo sé. Se preguntan dónde está Zidane, qué hace…Pero yo soy libre y quiero hacer lo que me plazca y me interese. No me estreso. Me tomo mi tiempo. Ahora mismo ni soy presidente ni entrenador [aunque está sacándose ahora mismo el carné]. Lo que más me ocupa el tiempo es el trabajo en el Real Madrid, pero no quiero ocuparlo solo en eso. Debo seguir buscando lo que voy a hacer en un futuro próximo. Lo tengo en mente».
De lo que no cabe duda es de que seguirá en el fútbol. Tal vez, como seleccionador de Francia. Ya lo han tentado, pero declinó la oferta. Mientras tanto, ¿convertirse en la cabeza pensante del Paris Saint Germain, el club que, a base de talonario y petrodólares árabes del jeque Al Thani, intenta convertirse en la nueva referencia del fútbol europeo? ¿Y un lugar preferente en la organización de la Eurocopa 2016, en la que ha llevado la candidatura victoriosa? «Es verdad: 2016 es pasado mañana, y hay que prepararlo. Tal vez en el fondo me gustaría hacer otra cosa».
ELORIGEN DEL MITO
Su recorrido es conocido. Padres argelinos. Una infancia feliz y modesta en Argelia. Exilio futbolístico a Cannes, seguido de Burdeos y Turín, como ídolo de la Juventus, y terminado en Madrid, por todo lo alto. El santo sacramento: el 12 de julio de 1998 en Saint-Denis, metió dos goles a Brasil en la final del mundial. Zizou fue el héroe infinito de un momento visceral en la historia de la Francia contemporánea. Pese a todo, el escritor Dan Franck -autor de su biografía autorizada en 1999 (Le roman d’une victoire)- es categórico: «Ha llevado una vida de sacrificios intensos». Él dice: «Si me pregunta si soy tan feliz en mi nueva vida como en la anterior, le responderé que no. Está claro que era más feliz sobre un campo de fútbol. Era la vida con la que siempre había soñado. Ahora entro en una etapa distinta y la felicidad es lógicamente distinta también».
Entre otras cosas, ha vuelto a estudiar. Ha retomado los estudios en Limoges para obtener el máster de director deportivo, que le dará las llaves del saber para, si lo desea, ocupar un puesto de responsabilidad en un club de fútbol. «Zidane tiene bulimia de aprendizaje», explica Jacques Bungert, presidente de Courrèges y amigo íntimo. «Se encuentra en una lógica de recuperar el tiempo. Antes era estaba centrado en su profesión de futbolista».
Zidane mismo lo explica: «¿Sabe? En mi época, los jugadores de fútbol teníamos que jugar al fútbol. Y nada más. Eso me venía bien porque solo tenía una idea en la cabeza: jugar y ser el mejor. La educación no era una prioridad. Por fuerza dejé de lado algunas cosas. No es fácil que a un futbolista de mi generación, aunque haya tenido una buena carrera, le propongan que haga otra cosa y le den responsabilidades. Te dicen que sí, que has sido futbolista, pero ¿qué más has hecho? Yo no tengo complejos ni me hago preguntas. Hoy en día, si quiero hacer algo, sé lo que necesito. Quiero estar preparado».
Zidane no habla de fútbol. Desde que se retiró en junio de 2006 tras el Mundial de Alemania, su vida está marcada por su familia. «Algunos encuentran el equilibrio en el trabajo y otros, en la vida personal». Cuando su agenda se lo permite, Zizou trata de estar en casa. En Madrid se levanta muy temprano, hacia las 6.30 de la mañana, y se ocupa de sus cuatro hijos: Enzo, Luca, Théo y Élyaz. El mayor, Enzo, de 17 años, está inscrito en la escuela de formación del Real Madrid y juega con el número 10. El Zidane más pequeño tiene siete años. ¿Se le da bien el fútbol? «Es zurdo», dice su padre. ¿Y? «Quiere decir que es distinto » Igual que su padre.
Zidane ha perdido peso; su mujer está muy pendiente de la alimentación, bebe mucha agua, corre, juega al tenis y al fútbol siempre con sus hijos y los profesionales del Real Madrid cuando se entrenan. «También me gusta estar solo. O una conversación con amigos, eso me basta a veces. Tengo buen oído y me encanta escuchar. Muchas personas lo saben todo y no tienen nada que aprender vida. Yo no. Todos los días aprendo algo». Nunca piensa en la muerte y le encantan U2, Michael Jackson y el actor italiano Aldo Maccione.
«Que le insulten a uno gratuitamente… no lo voy a consentir. Soy muy cabezón. No se puede complacer a todo el mundo. Quizá ahora me quieran menos que antes. Es normal»
«Posiblemente no siempre sea consciente de en lo que me he convertido. No he querido perder de vista que la gente me quería por lo que hacía en el terreno de juego. Y nada más. En 1998, me pusieron en todos los sondeos. Zidane, el más guapo por delante de Brad Pitt. Pero no soy tonto, ¿sabe? Hasta que conocí a mi mujer, a los 17 años, nadie me había dicho que era guapo. Nadie…Por el contrario, después todo el mundo me decía lo guapo e interesante que era. Sé también que algunos querrían oírme o se preguntan qué pienso. Yo les digo que no se preocupen. Zidane seguirá en su sitio. ¿Quién soy yo para dar lecciones? La vida ya es muy complicada…Lo es con mis hijos. Son cuatro y todos diferentes. La prensa y todo eso me molesta. Pero eso no quiere decir que no tenga opinión sobre lo que sucede. Por supuesto que leo el periódico. Voto en las elecciones y me preocupa la recuperación económica. Pero me solicitan muy a menudo distintas facciones y si no me protejo, ¿quién lo hará? Sobre todo, no quiero servir a los intereses de unos u otros. Soy libre. Libre como el aire. Pero cuando vi a un tal Le Pen en la segunda ronda de las elecciones a la Presidencia de 2002, enseguida me movilice. No esperé a que me vinieran a buscar» .
Le preguntamos por el derecho de voto de los extranjeros. «Es un tema que no se puede tratar en diez minutos, pero cualquiera que contribuya con el pago de sus impuestos, que participe en la vida activa del país, tiene el derecho de votar. Eso es lo que pienso». ¿Y la promesa de François Hollande de fiscalizar las rentas de más de un millón de euros con el 75 por ciento? «Jamás he tenido problemas a la hora de pagar mis impuestos, de devolver cincuenta céntimos por cada euro ganado. No vivo en Francia, pero tampoco en un paraíso fiscal. Vivo en España y pago mis impuestos como todo el mundo. Hoy, con lo que está pasando, les pedirán dinero a los que lo tienen. Es lógico».
«Jamás he tenido problema a la hora de pagar impuesto, de dar 50 céntimos por cada euro ganado. Hoy, con lo que está pasando en España, les pediría dinero a los que más lo tienen. Es lógico»
Antes de terminar, le preguntamos sobre un punto caliente, que aún le escuece. Sucedió en 2010. Se embolsó varios millones de euros (11, decían) por su ‘apoyo la candidatura de Qatar’ para la Copa del Mundo 2022. Aquello resonó como una bomba atómica. Se llevó más tortas que sonrisas. Zidane asegura que ingresó el dinero en su fundación. El humorista Christophe Alévêque habló de prostitución, Yannick Noah dijo que «apestaba». Y en un primer momento, Zidane se quedó de piedra. «Tengo una postura bastante tranquila al respecto. No mucha gente conoce mi relación con ese país. Querían que fuera a jugar a Qatar. Decliné porque prefería terminar mi carrera en Madrid al máximo nivel, pero les dije que si podía ayudarlos algún día… De todos modos es un país emblemático de Oriente Medio. Los países de África no son capaces, a día de hoy, de organizar un acontecimiento así».
El proceso por injuria que perdió en primera instancia el 22 de marzo de 2012 contra Christophe Alévêque le hace rugir las tripas. «Que le insulten a uno gratuitamente… No lo voy a permitir. Soy muy cabezón». Tampoco ha leído la biografía no autorizada y no hagiográfica que apareció en 2008 (Zidane, une vie secrète, de Besma Lahouri). «No se puede complacer a todo el mundo. El panorama cambia. Quizá ahora me quieran menos que antes. Es normal. Hoy en día, los Karim Benzema han tomado el relevo. Yo lo tomé de Michel Platini. Lo que me molesta es que puedan insultarlo a uno sin conocerlo. La deshonestidad me fastidia. Querer demostrar que Zidane es lo contrario de lo que es. Solo para divertirse, por interés propio. En un momento dado no es más que eso. No es nada».