Veinticinco años como periodista y tres novelas de éxito a sus espaldas. En la cuarta, ‘Un reino lejano’, vuelve al relato histórico con personajes femeninos poderosos y valientes. Para hablar de su libro y del papel de las mujeres en la edad media y en la actualidad, nos recibe en su casa. Por Virginia Drake

Después del éxito de Astur, La visigoda e Imperator, Isabel San Sebastián acaba de publicar su cuarta novela histórica. Un reino lejano. Un relato escrito en los ratos libres que le deja su trabajo como periodista. Su agenda es de vértigo. Por eso, para realizar nuestra entrevista, Isabel nos cita en su casa a la hora de comer.

XLSemanal. Malos tiempos para ejercer el periodismo

Isabel San Sebastián. Efectivamente es una profesión muy castigada, directamente ligada a la publicidad, que está sufriendo no solo el cierre de medios y el despido de periodistas, sino que, además, los medios que van quedando tienen cada vez menos financiación y, en consecuencia, deben abaratar costes. Por eso, cada vez hay menos independencia, aunque yo me considero una persona afortunada. A mí, nadie me ha dicho nunca lo que tengo que hacer o no hacer.

XL. Esto lo dicen todos y no siempre es cierto.

I.S.S. En mi caso, sí. Cuando me lo han dicho o han intentado hacerlo, me he marchado o me han echado.

XL. Esta es su cuarta novela. Parece que ha encontrado un filón en la Edad Media.

I.S.S. Es un periodo que me fascina y todavía resulta muy desconocido. En esta última, Un reino lejano, la primera parte se sitúa en Mongolia, de donde prácticamente no hay nada escrito.

XL. ¿Fueron los mongoles tan salvajes como los pinta?

I.S.S. Gengis Kan y sus hijos existieron; son personajes reales. Y sí fueron el máximo exponente de la barbarie.

XL. ¿Conseguía dormir por la noche después de recrear esas escenas de torturas brutales? Porque o es usted una sádica o tenía pesadillas

I.S.S. No, no, yo de sádica no tengo nada, detesto la violencia, pero creo que hay que describirla en toda su crudeza para condenarla. Ahora bien, no hace falta remontarse al siglo XIII, vivimos en un mundo muy violento. Violencia machista, acoso escolar… Vivimos rodeados de violencia sin necesidad de sacar los ojos a las víctimas ni de hervirlos vivos, como hacían los mongoles. Toda esta novela es una denuncia de la violencia y una defensa de la civilización frente a la barbarie.

XL. A la vez es un libro de amor porque, aunque los protagonistas varones son guerreros, lo que los mueve es el amor a sus mujeres.

I.S.S. Es que yo estoy convencida de que la personalidad femenina está mucho más cerca de la virtud y la civilización que la masculina. Las mujeres, para hacernos un lugar en el sol de este mundo, estamos adquiriendo defectos cada vez más masculinos y es una pena. Las mujeres en mi novela encarnan la vida. La maternidad para mí es esencial. Las mujeres, en general, matamos menos, destruimos menos, tenemos mayor tendencia a proteger y a amparar porque sabemos lo que cuesta alumbrar una vida.

XL. Pero hemos estado siglos a la sombra de los hombres.

I.S.S. Porque somos físicamente más débiles que ellos.

XL. ¿La fuerza se impone a la astucia?

I.S.S. Siempre se ha impuesto la fuerza. Pero se tiende a pensar que la mujer en la Edad Media estaba más sometida que en el Renacimiento, y no es así. En la Edad Media, la mujer tenía más poder. En el siglo XIII, los fueros amparaban a la mujer con más solidez de lo que ocurrió después, a medida que la mujer fue anulada por el poder político y, sobre todo, por el poder religioso. Y eso está contado en la novela y es verdad.

XL. Que a lo largo de los siglos hayan destacado un racimo de mujeres es la confirmación de que millones de ellas permanecieron a la sombra, sin cultura, analfabetas…

I.S.S. Es que la historia la han escrito los hombres, porque incultos e incompetentes no te cuento los que hay y los que ha habido. Yo creo que la verdadera igualdad la habrá el día que haya el mismo número de mujeres y hombres incompetentes en puestos de responsabilidad. Ese día seremos iguales. Es verdad que ha habido muchas incompetentes en puestos de responsabilidad por aquello de la cuota, pero hombres ¡a mansalva!

XL. En toda novela hay muchos apuntes autobiográficos

I.S.S. Y en esta también, claro. Para meterme en la piel de Guillermo, me he inspirado mucho en mi hijo y en mi padre.

XL. ¿Y qué le enseñó su padre?

I.S.S. Sobre todo, a trabajar. Fue muy exigente conmigo. Era una persona extraordinariamente avanzada para su época, muy liberal; nunca me dijo eso de cásate bien y sé una buena esposa . Todo lo contrario, me dijo que fuera independiente, que hiciera una carrera. Desde pequeña me inculcó que yo debía poder cubrir mis propias necesidades. Me enseñó a pensar con mi propio criterio, nunca me impuso sus ideas.

XL. A lo mejor es porque coincidían.

I.S.S. Cuando era adolescente, no coincidíamos tanto; luego, ya más. A los 16 o 17 años chocábamos frontalmente porque él era conservador y yo mantenía posiciones muy de izquierda, como prácticamente todo el mundo en esa época.

XL. ¿ ?

I.S.S. Él siempre me enseñó a tener criterio propio. Entre mi padre y el bachillerato francés tengo que agradecer el haber aprendido a pensar con mi propia cabeza y no adoptar los criterios de otras personas.

XL. ¿Y usted ha hecho lo mismo con sus hijos? Porque parece una mujer de ‘ordeno y mando’.

I.S.S. No, no, tengo unas magníficas relaciones con los dos. Siempre les he dado muchísima libertad, lo mismo que hizo mi padre conmigo. No soy de ‘ordeno y mando’, todo lo contrario; lo que sí hago es defender con mucha vehemencia mis convic, pero no las impongo. Mis padres me educaron con el ejemplo y convenciendo, no imponiendo. Y yo trato de hacer lo mismo con mis hijos.

XL. Tiene pinta de haber sido siempre seria y responsable.

I.S.S. Responsable, sí. Pero ¿seria? ¡No sé lo que entenderás por seria! [se ríe], porque yo he sido muy juerguista y lo sigo siendo.

XL. ¿Cuál es, a día de hoy, su orden de prioridades?

I.S.S. En lo que más creo es en el amor de mis hijos; luego, en el amor de mis amigos; y, después, en la libertad.

XL. ¿Y qué me dice del amor entre un hombre y una mujer?

I.S.S. ¿El de los maridos y las parejas? En ese no creo nada [risas]. Yo estoy divorciada desde hace 12 o 14 años.

XL. ¡Vale! Así que sobra la pregunta

I.S.S. Pues sí [más risas], siempre te tiene que fallar alguna pata en esta vida. Yo no he tenido relaciones de pareja muy afortunadas. Después de divorciarme, tuve otra pareja que tampoco resultó nada bien. Sin embargo, la relación con mis hijos ha sido idílica. Siempre he sentido hacia mis hijos un amor incondicional y me he sentido incondicionalmente querida por ellos. Los cimientos fundamentales de mi vida han sido las relaciones con mis padres y con mis hijos. Estos han sido mis dos anclajes de seguridad.

XL. Volvamos a la literatura

I.S.S. Sí, mejor [risas].

XL. En sus novelas, el amor y el sexo están muy idealizados y no entra en grandes detalles, ¿se atrevería con una narrativa más erótica?

I.S.S. Esto va por modas, sí; ahora parece que la trilogía Cincuenta sombras se vende mucho. Pero sabes lo que pasa, que yo tengo hijos, y mis hijos leen mis novelas, y una tiende a sentir cierto pudor con estas cosas. Creo que el sexo forma parte de la esfera privada, aunque respeto la libertad de cualquiera para hacer lo que mejor le parezca. Que exista literatura erótica me parece estupendo, incluso yo la he leído, pero a mí me da pudor describir escenas eróticas explícitas, más que nada porque todo el mundo sabe que uno está en sus novelas, que en las mías hay mucho de autobiográfico Por eso creo que no tengo que someter a mis hijos al trance de tener que leer una escena de sexo explícito escrita por su madre.

XL. También este libro es un canto a la amistad entre mujeres.

I.S.S. Sí, es una leyenda machista que esa amistad sea imposible, es una mentira con la que tratan de calificar a las mujeres de superficiales, vacuas, chismosas, envidiosas Yo me siento muy identificada con Inés y con Braira, las dos mujeres de esta novela, porque son mujeres fuertes, independientes, solitarias Son mujeres que han salido adelante en mundos de hombres. Yo tengo muchísimas más buenas experiencias con mujeres con las que no ha existido ninguna rivalidad que con hombres. He tenido con ellas mucha más complicidad y capacidad de compartir.

XL. La veo muy escéptica respecto a la amistad con los hombres.

I.S.S. Pues sí, la verdad. Es muy difícil mantener la amistad con un hombre sin que surja, en algún momento, otro tipo de demanda y de expectativa; y cuando esto ocurre, la cosa se complica. Además, hombres y mujeres pensamos de distinta forma y, según vamos siendo mayores, somos más diferentes todavía.

XL. Siempre se ha dicho que es bueno complementarse.

I.S.S. En una relación de pareja, sí; en una relación de amistad, no. Yo creo que en general las mujeres evolucionamos hacia la complejidad, mientras que ellos evolucionan hacia la simplicidad. Las mujeres cada día somos más versátiles, más complicadas, más imprevisibles, y los hombres, más simples; bueno, digamos que evolucionan hacia la concentración no quiero molestar a nadie en una sola cosa, es decir: golf, toros, motos… Bueno, en dos cosas a lo sumo [se ríe]. Nosotras, en cambio, vamos ampliando nuestro abanico de intereses y de placeres.

XL. Por cierto, ¿practica el ajuste de cuentas en sus novelas?

I.S.S. ¡Síííí! [se ríe]. Siempre metes alguna pullita a modo de revancha, aunque se trate de novela histórica. En Un reino lejano hay dos muy claras y algunas otras más sutiles [risas]. Estoy segura de que quienes se tienen que dar por aludidos las van a entender.

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