Naty Abascal: «En este país, si triunfas, te hunden»

Desfiló en Nueva York y posó para los mejores fotógrafos del mundo. Y, aunque no le guste que la llamen ‘icono’, forma parte de la historia de la moda. Naty Abascal, poco dada a aparecer en los medios, hace una excepción con ‘XLSemanal’ para revisar su carrera y dar su opinión

Natividad Abascal Romero-Toro (Sevilla, 1943), hija de un conocido abogado y empresario sevillano, nieta del III marqués de Romero de Toro, y duquesa de Feria y marquesa de Villalba consorte durante diez años, los que duró su matrimonio con el fallecido Rafael Medina y Fernández de Córdoba, padre de sus dos hijos, Rafael (1978) y Luis (1980), posa ante el fotógrafo con una disciplina militar. Atiende sin rechistar sus indicaciones y sonríe estoicamente a la luz del sol, a pesar del frío. Pendiente del menor detalle, se atusa el pelo, entre foto y foto. Me maquillo muy bien, pero no sé peinarme, es ya lo que me faltaba , cuenta entre risas, y revela un inusual sentido del humor. Habla rápido, con un acento sevillano contagiado de un ligero tono caribeño. Acaba de publicar Las casas de Cayetana, duquesa de Alba, junto al fotógrafo Ricardo Labougle (ediciones El Viso), fue una idea que le propuse a Cayetana. Le tengo una gran admiración. «La conozco desde los 16 años». Y ya tiene en mente un nuevo libro y el diseño de una colección de bisutería.

Quizá fue esa capacidad de reírse de sí misma y de mezclar sin prejuicios lo que la llevó, con 19 años, del corazón de la sociedad más conservadora de Sevilla a trabajar como modelo en la Nueva York de Warhol, Mick Jagger o Dalí, donde conoció a los mejores diseñadores, posó para los grandes fotógrafos y se integró con la mejor sociedad y con la más bohemia , en las fiestas más importantes de la ciudad.

XLSemanal. Debió de ser un cambio espectacular

Naty Abascal. Sí, fue increíble. Yo no era modelo, ni era nada. Por accidente me hizo unas fotos Richard Avedon, para la revista Harper’s Bazaar, y a partir de ahí la agencia de Eileen Ford quiso trabajar conmigo. Y pensé. Bueno, voy a probar. Si me viene bien, me quedo y, si no, me vuelvo a España . Me divertí tanto, aprendí tanto, conocí a tantísima gente . Fue como hacer un máster. Aprendí inglés y, lo más grande del caso, es que también aprendí italiano. Conocí a personajes increíbles. Mick Jagger, Jim Morrison, Dalí, Warhol, Nureyev, Paul Newman Iba con un gran amigo, Gianni Agnelli, al que le encantaba ir todos los sábados al Soho, a buscar arte contemporáneo, y yo lo acompañaba, y pude conocer a todos los pintores de la época. Rotko, Indiana

XL. ¿Y a sus padres todo esto no les asustó?

N.A. A los pobres les conté una mentira. Les dije que iba a hacer un desfile de una cosa benéfica. Les comenté. En una semana vuelvo , y me quedé dos años y medio. A mis padres les horrorizaba. En aquella época, que una niña se fuese allí era como un pecado mortal. Yo arrancaba las páginas de las revistas y se las mandaba para que vieran que yo estaba haciendo eso, porque, si no, podían creerse que hacía cualquier cosa Y ya se quedaron más tranquilos, pero al principio estuvieron sin hablarme no sé cuánto tiempo.

XL. Pero usted era una mujer de una personalidad especial, muy libre. Otra en su lugar hubiera dicho. Me quedo en Sevilla y me caso con el novio de toda la vida , pero usted no.

N.A. Sí, todas mis amigas me decían. Pero ¿qué haces allí? . Pues nada, trabajando. Y yo todo el día de un lado para otro. un día, en México y, al siguiente, en Roma.

XL. ¿Y cómo se sentía en ese ambiente. una vida loca, con drogas, sexo ?

N.A. Yo, por suerte, no me metí en toda esa vida de drogas. Lo único que hacía era trabajar, salía con mis amigas, íbamos a fiestas en las que conocíamos a todo el mundo, gente muy bien de la sociedad de Nueva York, que me ayudó muchísimo. Y estaba siempre invitada a las mejores casas los fines de semana. Y el mundo de la moda es una cosa efímera, superflua, lo que quieras, pero es que yo no estaba metida en el mundo de la moda. Era modelo, pero estaba en el mundo del arte también, con los pintores. Trabajé con los mejores diseñadores y me hice amiga de todos ellos. Era una locura, pero te enriquecía tanto

XL. ¿Qué cree que vieron los fotógrafos americanos en usted?

N.A. Una persona totalmente distinta. Entonces todas las modelos eran tipo Twiggy, con naricitas pequeñas, respingonas, muy rubitas, y yo llegué con mis facciones tan fuertes, les parecía tan exótico.

XL. Y su talento natural para posar

N.A. Yo había estudiado el bachillerato, y sabía francés y español. Y ya está. No sabía nada ni entendía nada. Me decían. Échate hacia delante, hacia atrás , y no me enteraba. De repente, me encuentro con Twiggy y Veruschka al lado, y Richard Avedon, y yo me quede ¡uauuu! Me causó un shock. Pero no sé cómo, aprendí. Si tienes que trabajar, aprendes.

XL. ¿Qué personaje fue el que más le impresionó?

N.A. Me encantaba Dalí. Hicimos juntos un spot para la televisión. Casi todos los domingos almorzaba con él en el restaurante del hotel Plaza. Era muy divertido. Fantástico. También me encantó Woody Allen. Con él trabajé en su película Bananas, en la que hacía de guerrillera.

XL. Cuando volvió a España, el contraste debió de ser tremendo.

N.A. Bueno, horrible, grandísimo. Sí, sí, yo venía de un mundo lleno de imaginación, de creatividad, no había falsedad, ni superficialidad, todo el mundo se alegraba de que todos triunfaran. A mí me impresionaban la envidia y la hipocresía que había aquí. Allí todos alababan tanto el triunfo y el éxito. Da igual de dónde seas, de dónde llegues, lo que importa es el talento. Pero aquí no te valoran ni tu talento ni tu esfuerzo y, cuando estás arriba y lo haces bien, te hunden y se alegran.

XL. ¿Y por qué decidió volver?

N.A. Porque mi padre estaba enfermo y vine a verlo. Me encontré entonces con Rafael Medina, que era mi novio antes de irme a América. Y empezamos a salir, y entre pitos y flautas, para hacerte la historia corta, acabamos casándonos.

XL. Y ahí inia segunda etapa

N.A. De la bohemia a meterte en Sevilla, imagínate. Una vida muy ordenada. Tuve a los niños. Iba de vez en cuando a Nueva York a ver a mis amigos y me quedaba una semana, pero después tenía que volver a la realidad. Lo echaba mucho de menos, pero no hay que ser pesimista, y sacaba lo mejor que podía de todo. Me dedicaba a cuidar de las plantas, de la casa, daba almuerzos. Venía mucha gente, aparecía de repente Bo Derek o Jane Seymour. Las llevaba a hacer visitas. Yo estaba siempre moviendo a la gente de fuera.

XL. ¿Cómo ve la moda de ahora?

N.A. Esa época de los grandes modistos por desgracia ha desaparecido y ahora hay poquísimos que tengan creatividad e imaginación, porque todo el mundo se copia. La globalización es eso, uniformidad en todo. zapatos, gafas, bolsos Salvo Óscar de la Renta, que sigue. Givenchy, al que admiro, se retiró; y Valentino, también. La última colección de Saint Laurent que ha hecho Hedi Slimane son unos trajes que parecen de baby dolls. Si Saint Laurent viera eso, se moría. ¿Quién va a comprar unos trajes carísimos que parecen de Lolita, todos iguales? Y lo del street style, bueno eso es un circo, el circo Price. Entre las blogueras y las que se visten para que les hagan fotos por la calle, que no saben ya qué ponerse para llamar la atención y que les regalen el bolso noséqué.

XL. Y de los nuevos, ¿quiénes le interesan?

N.A. Alexander Wang, por ejemplo. Me gusta mucho. Dries Van Notten me encanta, cómo mezcla los tejidos. Frida Giannini para Gucci lo está haciendo también muy bien y Roland Mouret. Y luego marcas que se han renovado muy bien, como Pucci con Peter Dundas, para gente más joven, pero buenísimo. Galliano, que lo hemos vuelto a ver en la última colección que ha hecho para Óscar de la Renta, el gusto que tiene, el corte, la mezcla de colores.

XL. ¿Qué es más importante. el estilo, la elegancia, la personalidad ?

N.A. El estilo y la elegancia son innatos, y da lo mismo lo que te pongas. Si no lo tienes, no puedes hacer nada; se nace con ello. Algo se puede arreglar con una buena marca, pero no todo. Es cómo te sientas, cómo hablas, cómo te mueves, cómo te pones las cosas

XL. ¿Y qué es la moda?

N.A. ¡Un negocio fantástico! Es un arte y tiene que evolucionar; no se puede hacer siempre lo mismo. Y hay que estudiar mucho e ir a buenas escuelas para hacer moda. Todo el mundo se cree que sabe hacer moda. Lo que interesa es hacer cuatro trajes a ver si hacemos un dinerito. Mucha gente se cree que es muy fácil llegar, pero te tienen que dar muchos palos para ir aprendiendo. Hay que ser humilde. Lo primero es ser sincero contigo mismo.

XL. ¿Y cree que la alta costura puede sobrevivir en el mundo de hoy?

N.A. Sí, porque hay una nueva clientela. El dinero ha cambiado de manos, y es esa gente la que ahora compra lujo, en la India, en China, en los países árabes, y se vende muchísimo.

XL. ¿Cuál cree que es su cualidad más importante?

N.A. [Silencio]. Creo que soy una buena persona. No soporto a la gente mala. Soy fiel. Leal. No conozco la envidia, la mentira, la hipocresía.

XL. ¿Se considera un icono?

N.A. En absoluto. ‘Famosa’, ‘icono’ todas esas palabras me horrorizan. Yo soy una trabajadora porque, aparte del periodo que estuve casada, después me tuve que poner a trabajar otra vez, con una mano delante y otra detrás. Me he pasado toda mi vida trabajando. Y me encanta. No puedo estar sin trabajar, no sé lo que haría, la verdad.

XL. ¿De qué se siente más orgullosa en su vida?

N.A. De haber sido una madre que ha hecho por sus hijos lo que más. [Silencio]. He trabajado mucho, con mucho sacrificio, para darles lo que yo quería. [Se emociona]. Una mujer sola, que ha luchado, viviendo separada de ellos, y trabajando para ellos.

 

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