La guerra de los Mandela

El líder sudafricano ha perdido la memoria y apenas puede moverse. Mientras todo el país está en vilo por su salud, en su familia se ha desatado una batalla por explotar comercialmente su figura. camisetas, vinos, ‘realities’… Todo vale. Hay millones en juego. Por David James Smith

No recuerda la fecha precisa, pero hace ya unos años su gran amigo ‘Mac’ Maharaj reparó en que Nelson Mandela estaba empezando a perder la memoria. Al principio, solo tomaba notas en las reuniones para recordar qué se había dicho exactamente. Con el tiempo dejó de escribir.

Ahora hay veces en las que ni reconoce al propio Mac. «La gente no habla del asunto, pero Mandela ha perdido la memoria de forma sustancial». Mac estuvo con él en la cárcel y fue ministro de Transportes en su Gobierno. Se conocen desde hace casi 50 años y es uno de los pocos amigos íntimos que le quedan a Mandela (los demás se han ido muriendo). También es una de las contadas personas ajenas a la familia que lo visita cuando quiere. En una reciente velada en la casa de Mandela en Houghton -el lujoso distrito de Johannesburgo donde vive-, Mac se encontró a Graça, la tercera esposa del expresidente, dando de comer a su marido. Y pronto se dio cuenta de que no lo reconocía. Por desgracia, tampoco puede caminar.

La extraordinaria constitución física de Mandela le ha permitido superar sus recientes problemas de salud, aunque todos a su alrededor procuran eludir el tema. Mac asegura que, cuando se habla del asunto, se hace susurrando. «Todos queremos que siga más tiempo a nuestro lado, pero hay miedo de que su larga vida termine por ensombrecer su figura. Debemos tener siempre muy presente quién es este hombre y lo que representa». Algunos temen que sus crecientes achaques estén despojando a este gran estadista de su dignidad y facilitando que otros exploten su nombre con fines comerciales.

El fallecimiento de Nelson Mandela dará lugar a unos funerales de Estado. Nadie está dispuesto a hablar de su organización -que ya está en marcha-, pero el funeral ha sido planificado en detalle, así como el listado de dignatarios mundiales invitados. Sin embargo, la comisión encargada de organizar el evento no termina de ponerse de acuerdo sobre los familiares de Mandela a los que habrá que informar de su muerte y, de forma más específica, a quién decírselo primero. El asunto, a primera vista, puede parecer trivial, pero es una bomba de relojería.

Mandela prohibió que se vendieran productos con su imagen, pero sus nietas ya han lanzado una línea de camisetas. Dicen que con su respaldo

En Sudáfrica es un secreto a voces que Mandela tiene dos familias que no se llevan bien entre sí. Los descendientes de su primera mujer, Evelyn Mase, han mantenido agrias disputas con los de la segunda, Winnie, de quien se divorció seis años después de su salida de la cárcel, en 1990: en ese momento, su esposa estaba implicada en la muerte de unos jóvenes en Soweto y mantenía una relación con un abogado. Mandela se casó una tercera vez, el día de su 80º cumpleaños, con Graça Machel, que entonces tenía 55. Ella ha tratado de interceder entre ambas familias, sin éxito.

Cada uno de los bandos acusa al otro de explotar el nombre de Mandela. «En la familia de su segunda esposa consideran que mi abuelo es de su propiedad -asegura Ndileka Mandela, nieta del líder sudafricano por parte de su primera mujer, Evelyn-. Hay resquemores a flor de piel. Es una falacia describirnos como una familia unida cuando todo el mundo sabe que entre nosotros hay diferencias. Las hay como en cualquier otra familia, pero en nuestro caso, lamentablemente, tienen lugar a la vista de todos».

La prensa sudafricana trata con regularidad sus disputas. Sin embargo, cuando todo el clan se reúne alrededor del patriarca, la atmósfera gélida se aplaca. «Él es el pegamento que nos mantiene unidos -afirma Ndileka-. No quiero ni pensar qué pasará cuando él ya no esté en el mundo. Cuando estamos todos juntos, olvidamos nuestras diferencias. Bueno, no del todo, pero hacemos lo posible por estar en paz».

En la agenda de las dos familias está marcado en rojo el 95º cumpleaños de Mandela, el próximo 18 de julio. Todos temen que la celebración se vea empañada por intereses comerciales. Por el momento, tan solo se ha hecho público que dos nietos de la primera familia van a participar en una velada de boxeo en honor a su abuelo que se celebrará en un casino de Mónaco. Mandela fue púgil aficionado en su juventud y aún es un entusiasta de este deporte. Hace dos años se intentó algo parecido, pero el proyecto se vino abajo. Está previsto que el combate se celebre después de un banquete en honor de Mandela con fines caritativos.

El último cumpleaños sonado de Mandela, su 90º aniversario, también se vio afeado por los intereses comerciales. Su primera familia aprovechó la ocasión para presentar la marca de vinos House of Mandela. Cuando los descendientes de la segunda se enteraron, decidieron boicotear la fiesta. «Veían mal que el nombre de mi abuelo estuviera vinculado al alcohol -explica la nieta Ndileka-. Pero los vinos no se llaman Nelson Mandela, sino Madiba from the House of Mandela [Madiba es el nombre del clan de Mandela], porque en nuestra rama de la familia hemos decidido no utilizar su nombre para proyectos personales». Según parece, algunos de los nietos de Mandela apelaron a su autoridad para resolver esta y otras disputas. «Yo no tengo nada que ver con eso -respondió Mandela-. El conflicto lo han provocado vuestras madres, y ellas deben resolverlo».

El último proyecto que ha reavivado las disensiones es un reality televisivo: Being Mandela. El programa lo protagonizan dos nietas de la segunda familia, Swati y Zaziwe. Una y otra insisten en que el proyecto cuenta con la aprobación de Mandela. Carente de guion, el programa es un retrato íntimo de su vida familiar. Aunque la primera rama Mandela no ha criticado oficialmente el programa, personas cercanas al expresidente están horrorizadas con él. Además, las bisnietas han aprovechado el show para promocionar una línea de camisetas con la imagen de Mandela. Y, aunque él ordenó en 2007 que se dejaran de vender productos con su rostro, ellas aseguran que cuentan con su respaldo. Muchos consideran poco probable que entendiera bien qué estaba autorizando.

Las dos ramas de la familia llegaron al acuerdo de que no se publicarían más fotografías de su persona, pero el 2 de febrero su imagen volvió a aparecer en la página web del programa Being Mandela y en todos los medios sudafricanos, con un bisnieto recién nacido en el regazo. ¿Las fotografías de este tipo, las camisetas y los programas televisivos apuntalan su reputación? ¿Preservan la dignidad de su nombre? Un antiguo amigo se hace las mismas preguntas. «¿Qué diría el viejo Madiba? ¿Le parecería bien?». Es sabido que Mandela siempre tuvo remordimientos por los padecimientos causados a su familia por su dedicación absoluta a la lucha política. Quizá eso explique por qué nunca tiene un ‘no’ para ellos cuando le piden su apoyo para sus proyectos personales.

«Los especialistas en ‘marketing’ aseguran que la ‘marca Mandiba’ puede ser un pelotazo.  El objetivo: explotarla como hicieron los herederos de Bob Marley»

Desde luego es la razón por la que el anciano líder ha establecido el Mandela Trust, un fondo destinado a beneficiar a todos sus parientes tras su muerte, así como más de 20 fondos individuales para sus hijos y nietos. Kweku, otro bisnieto de la primera rama, defiende la línea de camisetas comercializada por sus primas. Los especialistas en marketing sudafricanos ya hablan de una ‘marca Madiba’. «La idea me parece magnífica. Puede tener tanto éxito como la marca lanzada por la familia de Bob Marley [House of Marley]. Mis primas están transmitiendo el legado de Nelson Mandela a una nueva generación. Y eso no tiene nada de malo. Ningún individuo va a poder distorsionar el legado de mi abuelo».

Mac Maharaj cree que sí existe el riesgo de empañar para siempre el buen nombre de Mandela y que todos quienes han tratado de vincular sus nombres al de Mandela tienen parte de responsabilidad: la Mandela Foundation, Bill Gates, Richard Branson, Morgan Freeman, Oprah Winfrey…  Incluso el tenista Roger Federer, más recientemente. La madre de Federer, sudafricana, trató de organizar un encuentro con Mandela para que este respaldara los proyectos caritativos de su hijo y se mostró muy insistente. El agente de Federer, Tony Godsick, finalmente explicó: «Roger solo quería que Mandela le concediera audiencia para estrechar su mano».

«Todos somos un poco culpables, afirma Mac. Todo el mundo ha estado explotando el nombre de Mandela, aunque fuera con propósitos nobles, lo que poco a poco ha ido erosionando su legado». Pero Mac no se considera autorizado a criticar a la familia. «¿Quién soy yo para decirles el uso que pueden hacer de su propio nombre? El apellido es suyo y tienen perfecto derecho a hacer lo que quieran con él».

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