Yulia Timoshenko. «Mis torturadores saben cómo hacer daño. No les tengo miedo»
Es la presa más famosa de Ucrania. Comprensible. Hace tres años era la primera ministra. Encerrada por su sucesor, su liberación es condición sine qua non para que el país se integre en la Unión Europea. Las revueltas populares para que eso ocurra hacen que hoy sus palabras sean más relevantes que nunca. Desde donde está confinada, pudo responder por escrito a un cuestionario. Me quieren quebrar, pero no lo van a conseguir .
Hace tiempo que la Clínica del Ferroviario, en el centro de Járkov, no parece un hospital normal. En el verano de 2012 levantaron una enorme valla de hierro en torno al edificio de hormigón. Las ventanas de la novena planta se cerraron con barrotes. Para entrar, hay que registrarse en el puesto de control de la entrada. De vez en cuando vehículos de las fuerzas de seguridad cierran el acceso, como ocurrió al comienzo de las protestas en la plaza de la Independencia de Kiev, a 470 kilómetros. Las autoridades están paranoicas , afirma Eugenia Timoshenko. A lo mejor tenían miedo de que alguien pudiera liberar a mi madre .
Su madre es Yulia Timoshenko, la ex primera ministra del país, que está internada en la novena planta de este hospital como si estuviera encerrada en una fortaleza. Llegó aquí desde la prisión para mujeres de Járkov aquejada de una hernia discal. No puede salir a pasear al exterior, la luz del sol no entra por sus ventanas, ni siquiera le permiten abrirlas. Cuando enfermó, las autoridades la acusaron de fingir. Por eso dejó de confiar en los médicos. Maltratada durante el traslado al hospital, recurrió a una huelga de hambre para forzar que le permitieran ser tratada por médicos alemanes.
El presidente ucraniano Viktor Yanukovich lleva años de lucha obsesiva contra su rival política, su enemiga jurada, hasta el punto de hacer que se la juzgara por un presunto delito de abuso de autoridad en octubre de 2011. El juez la condenó a siete años de cárcel por el supuesto contrato desventajoso para Ucrania que firmó con Rusia cuando era primera ministra. El juicio y la sentencia fueron calificados de arbitrarios por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ucrania miembro del Consejo de Europa debería haber dejado en libertad a Timoshenko, pero no ocurrió nada. Al contrario, las autoridades ucranianas están preparando dos nuevos procesos contra ella.
El temor que Timoshenko le inspira a Yanukovich se puede apreciar también en las negociaciones para la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Una de las condiciones para ello ha sido siempre la puesta en libertad de todos los presos políticos. De hecho, el presidente liberó a otros dos presos, pero Timoshenko siguió entre rejas. Los enviados de la UE han viajado a Kiev 27 veces, pero nunca se ha atisbado una solución al problema.
Ningún otro político de la oposición tiene tanto carisma, tanta experiencia como Timoshenko. Sus propios rivales reconocen que no hay nadie igual de duro que ella en la política ucraniana. Se la considera una brillante oradora, una fría estratega, una mujer ‘poseída’ por la política. Su partido, Batkivshchyna (‘Patria’), lo dirige en su ausencia Arseniy Yatsenyuk, uno de los promotores de las protestas junto con el nacionalista Oleg Tiagnibok y el popular boxeador Vitali Klitschko. Eugenia Timoshenko sube de vez en cuando al estrado para leer mensajes redactados por su madre en prisión. Eugenia suele volar todas las semanas desde Kiev hasta el hospital de Járkov. Recientemente aceptó hacerle llegar a su madre el cuestionario de preguntas. Yulia las contestó a mano, a lápiz sobre un fino papel. Estas son sus respuestas.
XLSemanal. Los médicos alemanes que la examinaron en varias ocasiones aseguran que habría que haberla operado hace dos años, cuando se produjo la hernia discal. ¿Cómo se encuentra usted?
Yulia Timoshenko. Hoy es uno de esos días en los que solo puedo decir que mi salud deja mucho que desear. Sin embargo, me siento muy bien. Ucrania se ha vuelto a levantar contra la ruindad y monstruosidad de un régimen autoritario. Incluso aquí, desde la prisión, se puede respirar el aire de libertad.
XL. ¿Tiene dolores?
Y.T. Siempre, constantemente. Pero todo eso se puede dejar a un lado cuando en el país están pasando cosas tan grandes.
XL. No quiere que la traten en el hospital en el que está recluida. ¿Por qué?
Y.T. Aunque me hayan traído a un hospital público, mi estancia aquí no tiene nada que ver con la asistencia médica. Estoy encerrada en una celda. Entiendo que los médicos, que dependen del Gobierno y que están sometidos a su control, no puedan ayudarme aunque quisieran hacerlo. Muchos de ellos se han negado a atenderme, incluso en ocasiones en que he perdido la consciencia o en que he sufrido malos tratos. Pero no les guardo rencor por ello. Como presa política, sé qué métodos se emplean para quebrar a las personas. Los médicos tienen miedo de perder su trabajo, de las multas o de las medidas de represión contra sus familias.
XL. ¿Se puede mover, ponerse de pie?
Y.T. Tengo que estar la mayor parte del tiempo tumbada por culpa de los dolores. Ahora, me encantaría levantarme y salir de aquí. Sobre todo para poder estar en la Maidán, la plaza de la Independencia en el centro de Kiev. Aunque estoy allí con mis pensamientos, con mi corazón, con todas las fibras de mi cuerpo, al lado de todas las personas que se han levantado por la libertad y por una Ucrania europea.
XL. Su hija Eugenia dice que teme por su vida. ¿Hasta qué punto es peligrosa su situación?
Y.T. Mientras Viktor Yanukovich esté en el poder, todas las hijas del país pueden decir lo mismo sobre sus madres. En el país de Yanukovich, la vida de todo el mundo está en peligro. Le estoy muy agradecida a mi hija por sus cuidados y por el trabajo que hace para mí, pero en estos días lo que hay que poner en primer plano es la preoón por conseguir una Ucrania democrática. Los ucranianos están llevando a cabo una lucha abierta contra este gobierno mafioso. No debemos tener miedo porque estamos haciendo lo correcto.
XL. ¿Cómo son las condiciones de su reclusión en el hospital?
Y.T. No he vuelto a salir al aire libre desde el 5 de agosto de 2011, el día de mi detención. Las cámaras me observan 24 horas al día, los siete días de la semana. La vigilancia no es visible, pero la percibo. Ni siquiera me puedo lavar con intimidad. Este ‘espectáculo televisivo’ tiene un gran impacto sobre mí. Su misión es atacar mi mente, ir destruyéndome poco a poco. Tengo que apretar los dientes. Pero he aprendido a tener paciencia. Sé que me quieren quebrar, pero no lo van a conseguir.
XL. ¿Qué es lo que más echa de menos?
Y.T. La libertad. Discúlpenme esta respuesta tan banal. Solo cuando se pierde uno se da cuenta de la importancia que tiene, de lo mucho que habría que valorarla. Echo de menos estar con personas. Es en estos momentos cuando entiendo lo precioso que resulta cada instante que pasas con tus seres queridos. Sin embargo, también se puede ser libre tras unos barrotes. La libertad es un estado interior. No hay muro o alambrada que me pueda quitar esta libertad. Está en mí y nunca me abandonará.
XL. ¿Qué ve cuando mira por la ventana?
Y.T. Nada. Las ventanas están pintadas por dentro y por fuera. Todas las mañanas y todas las tardes oigo a la gente cantando canciones o leyendo poesías para apoyarme desde el exterior. Y también he aprendido a mirar a través de las ventanas veladas y los muros. Hoy veo y siento cómo ruge la plaza de la Independencia, cómo el sol sale sobre mi país.
XL. ¿Cómo mantiene el contacto con el mundo exterior?
Y.T. No me permiten hablar por teléfono, tampoco usar Internet. Mi única fuente de información es la televisión, que en nuestro país es muy partidista. Solo unas pocas personas tienen permiso para visitarme. Ni siquiera a mi abogado le dejan pasar todas las veces. Pero tengo que superar estos obstáculos. Yanukovich usa torturadores modernos. Son grandes psicólogos y saben cómo hacerle daño a una persona, cómo llevarla a la depresión. No les tengo miedo y tampoco temo sus métodos de tortura.
XL. ¿Qué cosas podrían confortarla?
Y.T. Me gustaría salir al exterior e inhalar una profunda bocanada de aire fresco. Me encantaría volver a ver a mi madre, hablar con ella, hacer todas las cosas que siempre hemos hecho juntas. Hay muchas personas a las que no he vuelto a ver en estos dos años y medio. Esos son mis deseos. No se pueden cumplir. Pero sí sé que la verdad está de nuestro lado. Sé que tras cada invierno, por largo que este sea, llega la primavera.
XL. ¿Qué piensa cuando ve imágenes de la plaza de la Independencia de Kiev?
Y.T. Me siento orgullosa de ser ucraniana. Especialmente al ver que los ucranianos se alzan como una única fuerza indestructible. En la plaza de la Independencia están hoy muchos de los que hace unos años participaron la Revolución Naranja sentados sobre los hombros de sus padres. Una nueva nación está surgiendo ante nuestros ojos.
XL. Yanukovich ha asegurado que quiere firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea. La UE, por su parte, exige su puesta en libertad. ¿Cuenta con ser liberada?
Y.T. Yanukovich nunca ha querido firmar el acuerdo. Los valores democráticos de la UE no son compatibles con su plan de gobernar a perpetuidad. Alega la existencia de ciertas trabas económicas, pero en realidad estas no tienen ningún papel. Lo que pasa es que ha decidido entrar en el club de los dictadores. No quiere que nadie le impida hacerse con todos los resortes del país, llenar las cárceles con presos políticos y, a su muerte, traspasarles el poder a sus multimillonarios hijos.
XL. ¿No ha firmado el acuerdo por no tener que ponerla a usted en libertad?
Y.T. El miedo que me tiene es tan grande que no puede ocultarlo. Pero la condición fijada por los europeos, mi puesta en libertad, es ante todo una prueba para él. ¿Está en condiciones de pensar y actuar como un europeo, de aplicar los valores europeos? Y, evidentemente, esta prueba no la ha pasado. Yanukovich prefiere tener un rehén en su cámara de torturas. Les pedí hace mucho tiempo a los políticos europeos que firmaran el acuerdo, aunque yo siguiese en la cárcel. Yanukovich no lo ha firmado porque ha optado por ser un dictador.
XL. ¿Cómo continuará la lucha de poder entre el presidente y la oposición?
Y.T. Estamos viviendo una de las peores crisis de nuestra historia reciente. Nos hallamos ante la encrucijada de elegir entre una dictadura y el regreso a Europa. En un estado democrático, la gente puede cambiar el gobierno mediante unas elecciones libres. En los regímenes autoritarios, solo se llama a la gente a las urnas para reforzar el statu quo. O bien el país se convierte en un cementerio o bien se levanta. Ucrania ya no tiene nada que perder. Yanukovich solo entiende el idioma de la fuerza. Por eso debemos continuar nuestra lucha en las calles de forma pacífica y con confianza.
XL. ¿Teme que haya más violencia policial?
Y.T. Estos últimos días, sádicos armados con porras han golpeado salvajemente y ante los ojos del mundo entero a personas que se manifestaban pacíficamente en Kiev y las han metido entre rejas. ¿Por qué motivo? ¿Por querer ser europeos? En nuestras calles hay un ejército formado por unidades especiales de la Policía y por gánsteres y matones pagados por el Estado, un ejército mayor que el propio Ejército y dispuesto a matar ucranianos para proteger al dictador.
XL. ¿Qué significa para Ucrania el acercamiento a Rusia?
Y.T. Yanukovich espera una compensación por su ‘histórica’ decisión. Rusia le daría créditos favorables y le garantizaría unos precios del gas a la mitad del precio de mercado, dice. Y cree que estos regalos políticos lo ayudarán a mantenerse en el poder. Si los acepta, Ucrania volvería a estar en las garras de la Federación Rusa, ya que Rusia exigirá que se le pague su ayuda económica con sumisión. Esto puede representar el principio del fin de nuestra independencia. Con Rusia perderemos todo lo que tenemos.
XL. ¿Qué debería hacer la UE para apoyar a Ucrania?
Y.T. Estas negociaciones interminables con Yanukovich no tienen sentido. ¡Hay que actuar! Debería imponer de una vez por todas sanciones contra el régimen. Debería dictar prohibiciones de entrada en la Unión, habría que congelar cuentas en el extranjero. Una comisión de expertos integrada por diplomáticos, inspectores y periodistas debería investigar las maquinaciones corruptas del clan Yanukovich. Desde su llegada al poder se han privatizado empresas estatales de forma sistemática y mediante procedimientos en absoluto transparentes. Siempre se han hecho con ellas empresas próximas a la familia del presidente y de sus hijos. Pero el dinero de las privatizaciones no ha llegado a las arcas públicas, sino que ha acabado en las cuentas que la familia del presidente tiene en el extranjero. Europa tiene que decidir entre los anhelos europeístas del pueblo y la prosperidad económica de un dictador corrupto. Estoy convencida de que los políticos del mundo democrático tomarán la decisión correcta.
XL. ¿Yanukovich puede mantenerse en el poder a pesar de las protestas?
Y.T. No hay poder capaz de contener a millones de personas. Exhorto a todos mis compatriotas a mantener una actitud pacífica y perseverante.
XL. ¿Las protestas llevarán a Ucrania hacia Europa?
Y.T. Creo firmemente que los ucranianos que se manifiestan en la plaza de la Independencia vencerán. Se impondrán y lograrán la firma del acuerdo con la UE. O el actual presidente satisface sus exigencias o el pueblo elegirá un nuevo presidente.
De millonaria a política
-Orígenes. De 53 años, creció en la ciudad de Dnipropetrovsk, conocida por sus fábricas de armamento. Su madre, una mujer soltera, era telefonista.
-La empresaria. Estudió Económicas. Cuando, con la perestroika, se permitió crear empresas privadas en Ucrania, abrió un videoclub. Con ayuda de su suegro un funcionario del Partido consiguió más licencias. En 1991 fundó la empresa de combustibles Ukrainskij Benzin y más tarde se convirtió en directora de EESU, una gran corporación energética con conexiones con la rusa Gazprom. De esta época viene su apodo. la Princesa del Gas; para entonces ya era multimillonaria.
-La política. Fue arrestada por primera vez en 2001 por luchar contra la corrupción al lado del liberal Viktor Yutshenko. Aquel movimiento dio pie en 2004 a la Revolución Naranja. Protestaban contra el fraude electoral del actual presidente, Viktor Yanukovich. Timoshenko y Yutshenko se impusieron; él fue nombrado presidente y ella, primera ministra. Pero en 2010 Yanukovich ganó las elecciones a Timoshenko y comenzó su venganza.