Ronan Farrow: «Todos podemos ser hijos de Frank Sinatra»

A los 15 años fue portavoz de Unicef; a los 23, asesor de Hillary Clinton; ya ha publicado en ‘The Washington Post’. Sin embargo, ha saltado a la fama por un comentario de su madre, Mia Farrow, en el que insinuaba que su verdadero padre podría ser Frank Sinatra y no Woody AllenPor Jesse Lichtenstein. (artículo publicado el 26/01/2014)

Aunque odia hablar de su vida privada, algunas veces baja la guardia, esta es una de ellas.

La venganza de Ronan Farrow

El verano pasado, cuando recibió la llamada de un canal de televisión, Ronan Farrow estaba viviendo en Oxford, en una residencia de estudiantes. Nuestro hombre había dejado su trabajo en el Departamento de Estado de los Estados Unidos para estudiar Ciencias Políticas en la ciudad británica después de que le fuera concedida la prestigiosa beca Rhodes. Al principio, Farrow creyó que los de la tele querían que apareciese como tertuliano en algún programa. Pero Phil Griffin, el presidente del canal MSNBC, tenía otra idea: «Empecé a seguirlo en Twitter y me gustó cómo hablaba sobre ciertas cuestiones». Ambos se reunieron en Nueva York para intercambiar impresiones sobre cómo plantear un programa de alto voltaje político. «A los 20 minutos de la charla me dije que tenía que contratarlo, -cuenta Griffin-. Y es que Ronan tiene lo que hay que tener».

Farrow ha nacido para aparecer ante las cámaras. Tiene un pedigrí impresionante: es el único hijo biológico de Woody Allen y Mia Farrow; su abuela hizo de Jane en las películas de Tarzán de Johnny Weissmuller; su abuelo fue un director de cine premiado con el Óscar…

Por primera vez da la cara

Pero Ronan ha estado eludiendo el famoseo toda su vida. Su trayectoria es impecable, propia de un niño prodigio: empezó la universidad a los 11 años, y a los 18 logró ingresar en Yale. Después fue asesor de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado. Así que su decisión de trabajar en la tele resulta extraña; va a poner en el punto de mira todo aquello que él ha luchado por situar en segundo plano: su físico, su familia, su vida privada. «Está claro que muchos me criticarán, pero creo que con el tiempo, teniendo en cuenta el programa que queremos hacer, la gente terminará por detestarme o admirarme por los temas que tratemos, no por quién soy».

El escandálo de su familia

Conocí a Farrow hace dos años en Amman (Jordania), cuando estaba a las órdenes de Clinton. Hacía un año que había estallado la Primavera Árabe, y Ronan estaba recorriendo Jordania, Israel, Cisjordania, Túnez y Argelia; estuve siguiéndolo durante aquel periplo, en el que se reunió con jóvenes emprendedores, universitarios y grupos juveniles.

Hay que recordar que a principios de los años noventa la familia de Farrow se convirtió en la más famosa de los Estados Unidos. Y en la más atacada. La separación de sus padres; las enconadas declaraciones públicas; la relación entre su padre y su hermana adoptiva, Soon Yi… Todo parecía sacado de un culebrón. Veinte años después, cada vez que alguien le pregunta por su familia, Farrow se prepara para lo peor.

Sin embargo, en Oriente Medio, la mayoría de los jóvenes no habían oído hablar de él. Así que cuando una chica jordana le preguntó por su familia, Ronan no se puso a la defensiva: «Crecí en una familia en la que había niños adoptivos procedentes de todos los lugares del mundo», dijo.

Otra joven le preguntó a qué se dedicaban sus hermanos. «Tengo uno que es maestro, una hermana que es diseñadora gráfica, otro abogado -respondió él-, otro carpintero».

«Es evidente que la historia sobre mi paternidad tiene un gancho irresistible. Es escandalosa y divertida. Me viene bien»

«Tu familia es muy grande, ¿no?», -preguntó otra persona-. «Éramos 14 hermanos», fue la respuesta de Farrow. Cuarenta pares de ojos se abrieron de par en par.

Su infancia lejos de Hollywood

«Crecí en una familia en la que nunca podías ser el centro de atención», me dijo Farrow en Argel. «Siempre me mantuvieron alejado del típico ambiente de Hollywood», agregó, recordando su niñez en una gran finca rural en Connecticut. «Los de mi familia representábamos la totalidad de los grupos étnicos minoritarios que había en el pueblo». A la hora del almuerzo, el comedor de Mia Farrow parecía una asamblea general de la ONU. Sin embargo, el mundo exterior no era tan acogedor. Farrow lo recuerda: «a mis hermanos de raza negra siempre los llamaban ‘negratas’ y ‘macacos'». Su hermana Quincy respondía a los insultos invitando a casa a los atacantes. Les decía: «Para que veáis que todos podemos ser amigos». «Quincy siempre ponía buena voluntad. Mi hermano Isaiah se lo tomaba peor».

El drama de sus hermanastros

Muchos de sus hermanos adoptivos habían escapado de la miseria en Vietnam, Calcuta… , y arrastraban serios problemas de salud. Uno estaba desnutrido; había sido abandonado a las puertas de un orfanato de Calcuta tras vivir años encadenado a un poste. Ronan recuerda que, según la parte de su cuerpo que uno mirase, lo mismo podía tener 8 que 12 años. La familia optó por el término medio y decidió que tenía 10, los mismos que Ronan entonces.

Farrow ingresó en la universidad un año después. «De niño era una especie de Pitagorín; todo me interesaba. Mi madre siempre me apoyó, pero dudaba: ‘¿Por qué tienes que ir a la universidad?’ me decía. ‘¿Por qué no sigues en el colegio? ¿Por qué no llevas una vida normal?'». Pero normalidad y Ronan no conjugan bien. A los 10 años viajó con su madre a Sudáfrica, donde conversó en privado con Mandela sobre la efectividad de las protestas no violentas. Antes de su ingreso en Yale, ejerció como portavoz de la Unicef y recorrió zonas africanas en guerra. A raíz de sus viajes a Sudán y, al descubrir las inversiones chinas en ese país, Ronan publicó con Mia Farrow un artículo en The Wall Street Journal en el que decían que «los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 iban a ser las Olimpiadas del genocidio».

Condenado a una silla de ruedas

Después de trabajar para Unicef, Farrow dirigió una investigación para la sanidad pública estadounidense sobre el trastorno por estrés postraumático. La realizó en Kibera, un barrio de chabolas de Na. Durante una estancia en Sudán contrajo una infección ósea. Pasó por varias operaciones y se vio obligado a usar una silla de ruedas; durante años anduvo con muletas y tobilleras especiales. «Aquello hizo que mi carácter se volviera menos ingenuo y más complejo. Es posible que también me volviera un poco neurótico, pero me aportó la empatía necesaria para tratar con gente que tiene que lidiar con problemas más graves».

Su teoría política preferida

El día que nos vimos para comer en Nueva York, charlamos de libros, de películas y de música [Farrow a veces hacía de músico callejero en Washington y tocaba las canciones que había estado componiendo para un álbum]. En un momento dado hizo una asombrosa imitación de la actriz Katherine Hepburn. La conversación pasó a centrarse en su último libro, cuyos derechos ha vendido a Penguin. En él desarrolla su teoría política preferida: la costumbre estadounidense de financiar y armar a sujetos despreciables del mundo entero ha tenido efectos desastrosos. La historia siempre es la misma. «Los Estados Unidos crean Shabab, y este grupo comete una matanza terrorista en Nairobi», dice. Al momento se disculpa y matiza: «Lo he explicado de la forma más simplista posible, para que todo el mundo lo entienda».

Los chismorreos y la publicidad

El día que Farrow y MSNBC iban a anunciar la producción del nuevo programa de televisión, empezaron a circular ciertos chismes. Su madre sugirió a una revista, de forma un tanto picarona, que el padre de Ronan seguramente no había sido Woody Allen, sino Frank Sinatra, su primer marido. [«Frank y yo en realidad nunca llegamos a separarnos del todo», dijo]. ¿El chismorreo sobre su paternidad afectará a su programa de televisión? Ronan Farrow lo tiene muy claro: «Voy a ser un cenizo. ¡Ya lo creo que sí!». Pero también es muy listo y respondió a la polémica con un ingenioso comentario en Twitter: «Una cosa está clara: todos somos posibles hijos de Frank Sinatra». Y no dijo más. Dejó que pasara el tiempo y los rumores perdieron fuelle: «Es evidente que la historia tiene un gancho irresistible, es tan escandalosa como divertida -me dijo en el almuerzo-. Como todo el mundo, soy perfectamente capaz de apreciar lo picante de la historia. Pero bueno, la cuestión ahora es pasar página y concentrarnos en asuntos más importantes».

«Cuando éramos pequeños, a mis hermanos de raza negra los llamaban ‘negratas’ y ‘macacos'»

«Ninguna publicidad es mala para un presentador de televisión. En cierta forma, me viene bien que tanta gente se interese por mí. Porque lo importante son las historias que contamos. Lo que quiero es que, cuando el espectador termine de ver un reportaje, tenga el conocimiento del tema que podría tener un estudiante de primer año de universidad, que se sienta capaz de debatir la cuestión en una reunión o una cena con amigos, que entienda lo que puede pasar en el futuro».

Un chico sin pelos en la lengua

Ronan se siente liberado al no tener que seguir ejerciendo como portavoz del Gobierno, como en sus tiempos con Hilary Clinton. «Soy libre de decir lo que quiera. Y no pienso andarme con medias tintas. Tan solo hay una cosa con la que me ando con cuidado. Y es hablar de mí mismo. Se trata de una trampa en la que muchos caen Si uno evita ese peligro, entonces puede dejar de morderse la lengua y decir todo cuanto se le pase por la cabeza».

SUS TUIS INCENDIARIOS

Su chispa y desparpajo en Twitter le han valido a Ronan Farrow para tener 180.000 fieles seguidores y también algunas ‘víctimas’. Ahí van unos ejemplos.

«Edward Snowden se quita su máscara de Rafael Nadal. Ahora necesitará una nueva cubierta».

En 1964, el Comité Olímpico japonés presentó Tokio como el nuevo Japón post-Segunda Guerra Mundial; en 2020, los Juegos harán lo mismo tras el tsunami y Fukushima«.

«Me he perdido el tributo a Woody Allen [en los Globos de Oro]. ¿Han puesto la parte en que una mujer confirmó públicamente que él abusó de ella cuando tenía siete años, antes o después de Annie Hall?».

-«Mi hermana Lark murió en Navidad hace cinco años. No he encontrado un alma más generosa. Este es el tatuaje-tributo de su hermana».

«Teniendo un momento Dolly con la adorable @MileyCyrus».

«El 96% de los fuegos artificiales y el 94,7% de las banderas que entraron en los Estados Unidos el año pasado estaban fabricados en China. ¡Feliz Día de la Independencia!».

«El 1% de los americanos más ricos poseen el 40% de la riqueza del país. El 80% de los americanos más pobres poseen el 7%. Es bueno que el término ‘igualdad’ no esté en la Constitución».

-«Yo, como muchos americanos, siempre divido mi vida en dos partes: antes de que Beyoncé se cortara el pelo y después».

«La polio ha reaparecido en Siria por primera vez en 16 años. Recordatorio. la única razón de su vuelta es la falta de visión política».

Este artículo fue publicado en XLSemanal el 26/01/2014

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