Los móviles han cambiado la forma de relacionarse de los jóvenes y adolescentes: son los adolescentes hiperconectados. Charlan, se fotografían, rompen relaciones, bromean, hacen amigos, ligan… Y no todo es inocente. Por Daniel Méndez

El 21 por ciento de los menores han recibido alguna petición para enviar una imagen comprometida. Con 18 años, la cosa sube hasta el 50 por ciento. Nos introducimos en el secretísimo mundo que esconde un ‘smartphone’ en manos de los chavales de hoy.

El dedo se desplaza por la pantalla arrastrando fotos hacia los lados. A la izquierda, rechazado; a la derecha, de acuerdo, me gustas. Si coincide que dos personas se dan el sí mutuamente, ya se puede empezar a chatear. Así funciona Tinder, la aplicación para ligar. La aplicación muestra a los usuarios más cercanos para facilitar el encuentro.

Chateos, apps para ligar, la pornografía on-line… Son ingredientes que están cambiando la manera de concebir el sexo, el flirteo y el amor entre los más jóvenes. Viven pegados al móvil. Ni televisión ni ordenadores. El teléfono es su principal pantalla. Un 76 por ciento de los chavales de entre 11 y 14 años usan WhatsApp, según un estudio del Centro de Seguridad Protégeles. Allí no los ‘ven’ los padres, es su reino.

Esta es la cultura de los más jóvenes hoy. Con independencia de su origen social, de dónde vivan, de que sean buenos o malos alumnos y hasta de su carácter, los jóvenes viven en la Red. Si tienen entre 8 y 18 años, lo más probable es que pasen hasta siete horas al día conectados. «Lo hacemos todo a través del móvil», explica Sofía. A sus 16 años, está en su cuarto con sus amigas Olivia y Cris. Las miradas a la pantalla se producen a cada rato. en el colegio, el autobús o el dormitorio. «No vamos a dejarlo en casa. Nos perderíamos un montón de mensajes». Es lo que los expertos conocen como el ‘miedo a perderse algo’ (fear of missing out, resumido en el acrónimo FOMO). Cris añade: «Pasamos horas en esas aplicaciones. Coqueteas, mandas fotos y demás. Si no lo haces tú, alguna otra lo hará. Todos queremos llamar la atención». El psicoterapeuta Luis Muiño le da la razón.

«Entre los 15 y los 20 años es la edad en que más influencia tiene la presión de los amigos. Y hoy vivimos una época en que la presión es para que cuentes», dice. «La forma de cortejo ha cambiado mucho. Antes los más jóvenes ocultaban el deseo y el erotismo. Hoy ocurre lo contrario». Hoy llevan todo un universo virtual en el bolsillo: conocidos, amigos, ligues en potencia. El proceso añade se ha acelerado mucho. «Para bien y para mal: hemos perdido mucha intimidad y cierta literatura en el ligue. Al mismo tiempo se ha ganado cierta honestidad y se ha ‘democratizado’. ahora es más sencillo para los introvertidos». Además, hoy pueden recabar mucha información de la otra persona a través de las redes sociales. Un arma de doble filo. La ruptura es mucho más complicada, porque la otra persona está por todas partes».

Pero hay más peligros. Un 21,2 por ciento de los adolescentes han recibido alguna petición para que envíen una foto comprometida, según un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja. El porcentaje se incrementa en las últimas fases de la adolescencia. casi la mitad de los nacidos en 1995 han recibido peticiones similares. La engañosa sensación de anonimato puede llevar a que una chica cuelgue en Internet unas fotografías de las que luego pueda arrepentirse. Por muy duchos que sean en el manejo de las redes sociales, el calor del momento puede hacer que se olviden de que sus momentos privados pueden llegar a millares de individuos.

Para la educadora sexual estadounidense Laura Berman, estos jóvenes exploran un mundo lleno de trampas armados con dispositivos diseñados para explotar la impulsividad. Además, estos jóvenes no son conscientes de que el córtex prefrontal -la parte del cerebro que mide los riesgos- no termina de alcanzar su desarrollo hasta los 25 años. «Estamos hablando, por tanto, del escenario para una tormenta perfecta». Y añade: «Me estoy encontrando con pacientes de veintipocos años que son incapaces de establecer relaciones emocionalmente íntimas». Igual de preocupado se muestra Jorge Flores, director de Pantallas Amigas: «Nos encontramos con muchas chicas que alucinan con las relaciones con su novio. Ellas buscan algo romántico y se encuentran con una cosa atlético-sexual». Explica, alarmado, que se están normalizando cosas que no son normales: «En Internet hay orgías estudiantiles a patadas. Luego los chavales se ven con unas cervezas, un grupo de amigos y una cámara No les va a parecer tan raro porque ya lo han visto antes. Hay chicos que han visto pornografía violenta y degradante antes incluso de que hayan cogido de la mano a una chica».

Según un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco, la edad de inicio de la primera relación sexual completa ha bajado de 17,2 a 15,7 años en un lustro. Resulta bastante claro que el flirteo virtual acelera el acceso a las relaciones sexuales. Tilly, una joven de 18 años, lo explica así: «Lo que sucede es que todos los preliminares tienen lugar en Internet, de forma que en la vida real ya no puedes ir mucho más allá; lo único que te queda es irte a la cama con el otro».

Cinco aplicaciones que todo padre debería conocer

Snapchat. una aplicación para el envío de imágenes que pueden ser visionadas durante diez segundos antes de desaparecer a no ser que el usuario las guarde recurriendo a un ‘pantallazo’. Los jóvenes la usan para enviar fotos comprometidas.

-Chatroulette. página que permite iniciar conversaciones con vídeo entre personas del mundo entero. Criticada por el gran número de usuarios que la utilizan con intención sexual.

-Tinder. extendida aplicación para ligar, con unos dos millones de usuarios al día. Los que la emplean pueden ver la proximidad geográfica de sus interlocutores, lo que facilita el rápido arreglo de ong>-‘Sexting’. mensajes de texto, vía WhatsApp, Line, Telegraph o cualquier otra aplicación similar, con intención sexual. Es frecuente que lleven a explícitas conversaciones sobre lo que a los adolescentes les gustaría hacerse mutuamente.

-Mylol. página de ligue para adolescentes (a partir de los 13 años). Es posible buscar a usuarios atendiendo a su edad o gustos sexuales concretos. Utilizan esta página para coquetear con desconocidos valiéndose de su servicio de mensajería instantánea.

CAROLA, 18 años

«Claro que ha cambiado la forma de ligar. Ahora, si te gusta un chico, comentas un par de cosas que suba a twitter o Facebook, ¡y ya está! te cortas menos. ¡Es demasiado fácil!»

Con 12 años, me abrí una cuenta en Tuenti: tuve que engañar con la edad, porque es solo a partir de 14 años. ¡Hay 10.000 fotos mías colgadas! Lo subíamos todo. Ahora ya no lo uso, aunque estoy todo el día poniendo frases en Twitter, y en Facebook pasaré como una hora al día. Salvo el tiempo que paso en clase, lo miro constantemente. Nos acostamos y nos levantamos mirando el WhatsApp. Mi novio vive fuera de España, tenemos una relación por WhatsApp, como yo le digo. ¡No me gusta nada, pero es lo que hay ahora mismo!

Hablamos mucho por mensaje o por Skype, pero no me ‘canteo’ mucho con las cosas que le mando: ni fotos ni nada comprometido. ¡Nunca se sabe quién lo va a ver! No es lo más habitual, pero sí me he encontrado un par de veces con casos de amigas que les han mandado fotos más íntimas a su novio y luego, cuando lo dejan, ¡lo difunden! No es lo más normal, ni mucho menos, pero sí ocurre.

En Twitter tengo más de 460 seguidores y, claro, hay muchos a los que no conozco de nada. Sí se utiliza para ligar. Te ‘favoritean’ ocho fotos seguidas y luego te preguntan que de dónde eres y tal. A veces se lo dices; otras veces, no. Y si ves algo raro, bloqueas a la persona y ya está. ¡Pero al final hay ocho formas distintas de dar contigo on-line! Sí que está cambiando la manera de ligar. Te gusta un chico y lo sigues en Twitter o en Facebook. Comentas un par de cosas que suba, ¡y ya está! Además, te cortas menos. ¡Es demasiado fácil! Yo nunca las he usado, pero en nuestro entorno sí es habitual que se utilicen redes sociales para ligar, como Badoo. ¡A mí la verdad es que me da muy mal rollo! Es distinto si te presentan a un chico en una discoteca y luego lo sigues en Facebook o Twitter Eso sí que lo hago.

ELISA, 18 años

«¿Fotos mías picantes? Nunca las mando. He visto muchos casos de novios que luego, al dejarlo, las difunden. ¡Y, claro, se pasa fatal!»

Yo no mando fotos picantes. He visto muchos casos de novios que luego, al dejarlo, las difunden por WhatsApp. ¡Y, claro, se pasa fatal! ¡En Tuenti habrá diez mil fotos mías! Antes me hacía fotos y las colgaba todas, ¡hasta las movidas! Ahora soy más selectiva. Nunca sabes quién puede acabar viéndolo. Hay mucha gente que utiliza el Badoo y cosas así para conocer gente. Sé de algunas relaciones que han empezado así y les ha ido bien. Pero también hay muchas mentiras. Una amiga pasó un montón de tiempo hablando con un chico ¡y, cuando quedaron, resultó que era una chica! Después se hicieron amigas. Sí han cambiado las cosas.

Conoces a una persona una noche y, en lugar de quedar otro día, lo que haces es intercambiar nombres y empezar a seguirte en Facebook o en Twitter. Es verdad que es más sencillo decir ciertas cosas por WhatsApp, por ejemplo. Pero también genera muchos malentendidos. Te permite conocer mejor a la otra persona. Puedes ver a quién sigue, con quién se mueve Con las fotos ya ves si es una persona tranquila o está todo el día de fiesta. Entre amigos sí hablamos de sexo. ¡Y ahora por WhatsApp de vez en cuando te mandan unos vídeos ! Sobre todo los chicos. Sí creo que puede pasar que se confundan y se crean que la vida real es como lo que han visto ahí. Y, además, ¡es que te persigue! No tienes que buscarlo. muchísimas veces te salta el spam con contenido pornográfico.

GONZALO, 17 años

«Esto no es tan peligroso como piensan los padres. Los míos no están metidos en las redes sociales. En facebook los aceptaría; en twitter o tuenti, no».

Tanto yo como todos mis amigos estamos en Twitter, Tuenti, Facebook, Snapchat, Instagram  … Snapchat sirve para mandarte fotos que se destruyen pasado el tiempo que tú elijas -de 1 a 10 segundos-. Al final estás pendiente del móvil todo el día. A Twitter subo muchos autorretratos y a veces tuits más románticos, más empalagosos. Tengo ya más de 5000 seguidores. Un par de veces por semana me escriben chicas para pedirme el teléfono e intercambiar WhatsApps y conocernos. No lo suelo dar. Yo creo que son cosas para ligues esporádicos. Me parece difícil entablar una relación seria con alguien a quien has conocido por las redes sociales. Soy muy consciente de todo lo que mando, ando con mucho cuidado y creo que todos nosotros tenemos mucha cautela. Entre nosotros sí que hablamos de sexo. Con las chicas, no. Yo creo que ellas hablarán entre ellas.

¡Con los padres, no! Aunque sí hablamos mucho con ellos de las precauciones que hay que tener en Internet. Creo que no es tan peligroso como ellos piensan. Mis padres no están muy metidos en las redes sociales, así que no están entre mis contactos. En Facebook los aceptaría, pero no en Twitter o en Tuenti. Cuando subo cosas intento ser yo mismo, aunque tampoco literalmente. En cualquier caso, sí que eres un poco más osado en Twitter o WhatsApp, y dices cosas que no dirías en persona. ¡Una ventaja para tímidos.


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