Bill Gross. Usted le debe dinero a este hombre
Usted y todos los españoles, claro. Nuestro país debe más de un billón de euros a fondos de inversión, gestoras de renta fija e inversionistas varios. Pues bien, buena parte de ese dineral pertenece a la empresa que dirige este hombre. Pimco. Él se llama Bill Gross y es uno de los mayores gestores de deuda española. Desvelamos todos sus secretos.
Probablemente no sepa quién es ni le suene su cara. Pero usted le debe dinero a Bill Gross. Este hombre estadounidense de 69 años dirige la mayor gestora de renta fija del mundo. Pimco. Un gigante con sede en California que gestiona casi 2 billones de dólares (1,4 billones de euros) de sus clientes. Sí, billones con be; no es una errata. Pimco fue adquirido en 2000 por la aseguradora alemana Allianz, pero funciona como una filial independiente.
Lo llaman el rey de los bonos
A Gross se lo conoce como el Rey de los Bonos y es uno de los mayores acreedores de España. Su compañía es una de las que más negocian con deuda soberana española, esas letras que el Estado y las autonomías sacan a subasta, con los dedos cruzados para que la prima de riesgo se porte bien y los intereses no suban demasiado. Emisiones del Tesoro Público necesarias para pagar a funcionarios y pensionistas cada mes, abonar las obras públicas, los medicamentos y los sueldos de los políticos, y del rescate de los bancos. Pero que luego hay que devolver. Con creces. Al cierre de 2013 debíamos casi un billón de euros. No se conoce al detalle el capital prestado por cada uno, porque los prestamistas no suelen tener la obligación de comunicar sus posiciones globales. Ni es fácil ponerle cara a un fondo de inversiones chino o de pensiones alemán que haya comprado letras del Tesoro o bonos. Pero a este inversor respetado, nacido en un pueblo de Ohio y que cumple 70 años el mes que viene, presbiteriano, padre de tres hijos de dos matrimonios, filántropo (es el mayor donante de Médicos sin Fronteras) y con una fortuna de 2300 millones de dólares sí se le puede poner cara. ¿No tiene curiosidad por saber cómo se convirtió en el hombre que es? Jugando al Black Jack en Las Vegas. El propio Gross reconoce que fue su mejor escuela.
Su primera partida de Black Jack
Todo comenzó con apenas 50 dólares y un viaje a las Bahamas durante las vacaciones universitarias de primavera. Gross, de familia acomodada y buen estudiante, cursaba Psicología en la Universidad de Duke (Carolina del Norte). Corrían los años sesenta. El paréntesis festivo del spring break es legendario por el desmadre. Solo pensaba en beber cerveza y en ligar, pero entré en un casino, me senté a una mesa de Black Jack y a los cinco minutos había perdido los 50 dólares. Me había quedado sin un centavo y no tuve más remedio que gorronearle a mis amigos para comprar cerveza . Aquel error, recuerda Gross, lo acabaría convirtiendo en un magnate.
‘Gánale a la banca’, su libro preferido
Regresé a Duke, sufrí un accidente de coche y me lastimé la cabeza. Me hicieron cirugía plástica y pasé la mayor parte del semestre de mi último año de universidad en el hospital . En la librería del centro encontró un libro llamado Gánale a la banca, de Ed Thorpe, creador del conteo de cartas, un método para ganarle al casino. Gross seguía escocido por aquellos 50 dólares y decidió probar. Odio perder. Y, sobre todo, odio perder de forma estúpida . Se compró una baraja y pasó meses jugando partidas imaginarias y ensayando el sistema de Thorpe.
Se graduó y solicitó el ingreso en la Escuela de Pilotos de la Marina para eludir la mili. Corría el año 1965 y eso significaba ir a Vietnam. Como faltaban cuatro meses para el examen, y le quedaban 200 dólares del dinero que le habían dado sus padres para mantenerse durante la carrera, se fue a Las Vegas. En esos meses jugué al Black Jack 16 horas diarias, siete días por semana. Dormía en un hotel de mala muerte. Me levantaba y otra vez a empezar. Convertí 200 dólares en 10.000. Suena impresionante, pero lo cierto es que solo ganaba unos cinco dólares por hora. Pero gané. Aprendí el sistema y puse las probabilidades de mi parte .El libro que le inspiró se basa en el sistema Kelly, un modo de cálculo precursor del modelo matemático de opciones Black-Scholes, que dio el Nobel a sus autores. Hice mi tesis sobre ese sistema y aprendí lo esencial sobre el reparto del riesgo. Cuando tuve dinero, poseía una base sólida para saber cuánto invertir en un sector o empresa y cuánto riesgo asumir en una cartera determinada. Esto me dio un valioso sentido del riesgo y la recompensa. Es una lección de vida. Para cualquier cosa que haga, no solo invertir, asegúrese antes de conocer las reglas del juego y las probabilidades de ganar y perder .
Nunca se juega más del dos por ciento
Su regla de oro. no jugarse más del dos por ciento de su patrimonio en ninguna apuesta o inversión, por muy bien que pinte. Una regla que lleva casi medio siglo cumpliendo a rajatabla. Primero en las mesas de juego y después en los parqués. Por ejemplo, el dos por ciento de la cartera de Pimco está en emisiones de Telefónica (rendimiento del cuatro por ciento y vencimiento en 2016) y un 1,7 por ciento lo ha invertido en deuda del Gobierno español, con un retorno del 5,5 por ciento [la prima de riesgo cuando Pimco invirtió andaba desbocada] hasta 2017. Por eso, si Gross se equivoca y pierde, nunca será una catástrofe. Y se equivoca bastante. Es un gurú al que no le importa reconocer sus errores y que suele rectificar a tiempo. ¿Soy un gran inversor? se preguntó hace unos meses. No, aún no. No he sido puesto a prueba en un periodo desfavorable para un inversor de bonos .
Tiene la virtud de estar siempre en el lugar apropiado
Bill Gross fue rechazado por la escuela de pilotos y acabó en la guerra de Vietnam. Por fortuna para él, su destino fue en un un guardacostas y no tuvo que pisar la jungla. Al volver, hice un máster en Dirección y Administración de Empresas y busqué trabajo como gestor de una cartera de acciones. Pero nadie me quería contratar. Por fin entré en una pequeña aseguradora. Negociaban con acciones y apacían nada con bonos, que era un mercado que estaba empezando. Ahí tuve mi oportunidad. Era el momento justo y el lugar apropiado . Fundó Pimco en 1971 con un socio de origen egipcio, Mohamed El-Erian. Juntos han dirigido siempre la empresa, pero El-Erian acaba de anunciar por sorpresa que se marcha. Que deja la compañía. 2013 ha sido un mal año para Pimco y Gros y El-Erian se han tirado los trastos a la cabeza. Estoy harto de limpiar tu mierda , le dijo El-Erian. Yo tengo 41 años de un historial de inversiones impecable. ¿Tú qué tienes? , le desafió Gross.
Personaje mediático, autor de un superventas sobre finanzas titulado Todo lo que escuchó sobre inversiones es incorrecto, Gross es famoso por sus comentarios epatantes y sarcásticos. Llegó a decir que los Estados Unidos están mucho peor que Grecia porque su deuda descomunal compromete su futuro. Y en 2012 se descolgó con un comentario en Twitter que incendió las redes sociales. Grecia era un grano; Portugal, un forúnculo; y España es un tumor . Y aconsejó a Rajoy. España debe tragarse su orgullo y pedir ayuda inmediata. El que duda está perdido. El orgullo precede a la caída . Y eso que, un año antes, Pimco ya había comenzado sus inversiones en deuda soberana española. Para ello se deshizo de todas sus posiciones en deuda pública estadounidense. España tiene un balance mejor que los Estados Unidos , argumentó. Desde entonces ha ido dando bandazos. Aseguró que invertir en España ya no era seguro y la primavera pasada amagó con una retirada estratégica de nuestro país, pero acaba de anunciar que apuesta por el ladrillo español de la mano del Grupo Lar.
Sus cartas mensuales a los inversores están trufadas de referencias literarias y humorísticas. En la penúltima puso como ejemplo una isla imaginaria donde viven dos personas, una cría cerdos y la otra planta marihuana. El granjero le compra ‘maría’ a su vecino y paga en especie. Primero, un cerdo; luego, el precio sube a tres; y cuando se queda sin animales, el precio de la droga se desploma. Moraleja. si el consumidor no tiene con qué pagar, la economía nunca despega si no vuelve a fluir el crédito. Y hablando de crédito, si ve con inquietud que estemos entrampados con fondos extranjeros, no le consolará saber que los bancos españoles también compran bonos, beneficiándose de una argucia financiera llamada carry trade. No hay que estudiar un MBA para entenderla, basta con dominar la cuenta de la vieja. El Banco Central Europeo presta dinero a las entidades financieras a un interés cercano a cero, se supone que para que lo destinen a conceder créditos a las pequeñas y medianas empresas, pero estas lo colocan en deuda del Tesoro (que ahora cotiza al 3,5 por ciento) y se embolsan la diferencia.
Confiesa que es Obsesivo-compulsivo
Las rarezas de Bill Gross son su sello personal. Practica yoga desde hace décadas y cada mañana hace la postura sobre la cabeza en suna colchoneta que despliega en su despacho, Dice que lo hace para que la sangre le riegue bien el cerebro y asegura que eso le refresca las ideas. No tiene teléfono móvil, así que no es infrecuente que el secretario del Tesoro estadounidense tenga que llamar a su esposa, Sue, si quiere hablar con él. Se levanta a las cuatro y media de la madrugada, sin despertador. Y confiesa que es obsesivo-compulsivo. Para canalizar ese rasgo de su personalidad se hizo coleccionista de sellos. Se gastó tres millones de dólares en un bloque de cuatro Jennys invertidos, el famoso sello postal emitido en 1918 con un valor facial de 24 centavos, y cuya imagen fue impresa al revés, el error más notable de la filatelia estadounidense. Pero en el caso de Gross, los errores son su debilidad. O, más bien, su fortaleza. Y le dan sentido a su existencia.