Pocas personas conocen mejor el mundo de los carteles mexicanos y la mafia italiana que Roberto Saviano. De hecho, en su último libro ‘Cero, cero, cero’ dedica numerosas páginas al ‘Chapo’ Guzmán, el narcotraficante más poderoso del mundo recién detenido. Por Arno Widmann
XLSemanal. Señor Saviano, usted ha escrito que es imprescindible entender México para comprender nuestra propia realidad, ¿por qué?
Roberto Saviano. En este momento, México es el centro del mundo. Es el país que está experimentando con más violencia las contradicciones del capitalismo. México cuenta con las organizaciones criminales más poderosas y sanguinarias del mundo. Allí se hacen negocios con la cocaína por valor de muchos miles de millones. El dinero se lava luego en los mejores bancos de los Estados Unidos, como han demostrado las investigaciones realizadas por las propias autoridades americanas. El banco Wachovia, por ejemplo, que ahora pertenece a Wells Fargo, filtró 400.000 millones de dólares de dinero negro mexicano a través de sus cuentas y de esa forma consiguió lavarlo. Cuando el asunto salió a la luz, los responsables del banco llegaron a un acuerdo con las autoridades estadounidenses: pagarían 110 millones de dólares al Estado. Y eso fue todo. Eran los años de la mayor crisis financiera en los Estados Unidos desde 1929. Washington quería evitar a cualquier precio la quiebra de otro banco. También se ha demostrado que otra de las mayores instituciones financieras de Europa, el banco británico HSBC, actuó como centro de lavado. El pasado diciembre pagó 1900 millones al Estado, que renunció a emprender acciones penales porque, entre otros motivos, considera que se trataba de un banco fundamental para el sistema. Temían que iniciar un proceso semejante pudiera llevar a todo el sistema bancario a la desestabilización.
XL. ¿Y México?
R.S. En México se puede ver a la perfección lo frágiles que son las democracias. En tiempos de crisis, el crimen organizado encuentra las mejores posibilidades para introducirse en las estructuras políticas y económicas. Cuenta con el mejor lubricante del mundo para conseguirlo. dinero en efectivo. México es como un Estado más de los Estados Unidos, pero sin sus leyes ni sus reglas. El crimen organizado disfruta allí de todas las ventajas de los Estados Unidos, pero sin los inconvenientes.
XL. El pasado mes de febrero se detuvo en Mazatlán localidad del estado de Sinaloa, al norte de México a Joaquín Chapo Guzmán, el narcotraficante más poderoso del mundo.
R.S. Era el jefe del cartel de Sinaloa, una organización que ha revolucionado el mundo de la cocaína. La revista Forbes lo situó en la lista de los hombres más ricos del mundo de 2009. La detención del Chapo puede suponer un giro histórico. No solo para México. Y no solamente porque podamos albergar la esperanza de estar ante una nueva era en la lucha contra los capos de la droga. La última vez que estuvo detenido siguió dirigiendo sus negocios desde la cárcel. Cuando quiso salir, lo hizo metido dentro de una de las cestas de la lavandería. Desde entonces la gente cree que puede hacer lo que quiera, que nadie, ningún Estado ni ningún militar, puede impedírselo. Así es como surgió el mito del Chapo. Si ahora, por fin, se le pudieran atar de verdad las manos, eso sería su fin y el fin de la política seguida hasta ahora por los carteles de la droga.
XL. ¿En qué ha consistido esa política?
R.S. Ha sido la época de los grandes capos, unos traficantes hasta cierto punto aristocráticos. Estos carteles tomaron como modelo a la mafia italiana. le conceden un gran valor al honor y a la lealtad. El Chapo quizá sea el último heredero de la vieja generación de narcotraficantes. Ahora está siendo reemplazada por una nueva. Por la generación narco 2.0. Los jefes duran como mucho un par de meses, luego caen por conflictos internos o por su propio orgullo desmedido.
«Y el ‘Chapo’ Guzmán se haya dejado detener para no ser asesinado»
XL. ¿Se ha puesto fin al poder del Chapo?
R.S. No lo sé. Por el momento, todo parece posible. Quizá su propia gente lo haya vendido al Gobierno. Quizá se haya dejado detener para no ser asesinado por los representantes de esta generación narco 2.0. O quizá haya un acuerdo entre las autoridades policiales y él. Quizá lo haya traicionado Ismael Zambada García, el Mayo, otro gigante del cartel, para adelantarse a los planes del Chapo de traicionarlo a él.
XL. La típica historia de criminales
R.S. Es que son criminales. En fin, lo único seguro es que no sabemos nada seguro. Es muy poco probable que precisamente en Sinaloa haya sucedido algo en contra de la voluntad del cartel.
XL. ¿Gira todo en torno a la cocaína?
R.S. Nada da tantos beneficios como la cocaína. Cuando el iPhone 5 y el iPad Mini salieron al mercado en 2012, Apple se convirtió en la empresa con el mayor valor bursátil de la historia. Sus acciones subieron en un solo año en un 67 por ciento. Alguien que hubiese invertido mil dólares en acciones de Apple a comienzos de 2012, ahora tendría 1670 euros. No está mal. Pero si hubiese invertido ese mismo dinero en cocaína, ¡ahora tendría 182.000 euros! Las empresas que recogen beneficios de este calibre se hacen muy fuertes. Los países de América Central y de gran parte de Sudamérica están controlados por los carteles de la droga. Evidentemente, estos mercados son competitivos como ninguno. A esa competencia nosotros la llamamos ‘las guerras de la droga’.
XL. Pero no tienen nada que ver con nosotros, a los europeos eso no nos afecta.
R.S. Eso es lo que se creen los europeos. Piensan que solo hay guerra allí donde hay disparos, donde hay miles de muertos, 70.000 en México durante los seis años del gobierno de Calderón. Pero no es verdad. La guerra también se libra en Europa, a distancia, en los mercados inmobiliarios y financieros.
XL. Hace 20 años se hablaba del cartel de Medellín y de los colombianos. ¿Qué ha sido de ellos?
R.S. Colombia sigue siendo un importante país productor. Aunque desde hace un par de años el número uno ya no es Colombia, sino Perú. Pero los grandes carte que han desaparecido del mercado. Como las FARC, la organización guerrillera que tuvo un papel muy importante en el tráfico de drogas. Los motivos son varios. Se puede resumir diciendo que el cartel de Medellín tensó demasiado el arco. Quiso ocupar el lugar de la política y las instituciones. El cartel de Medellín quería gobernar Colombia, y no ya a través de intermediarios políticos a sueldo, sino de una forma directa.
XL. ¿Una medida de ahorro en personal para reducir gastos, podría decirse?
R.S. La comunidad internacional tuvo que actuar. El cartel de Cali, en cambio, era una organización más civil, con buenas conexiones en los Estados Unidos, pero se deshizo por sus conflictos internos. Las FARC también están en crisis, política y militarmente. No se debe olvidar que, al igual que en otros sectores económicos, en el mundo de la droga las organizaciones dedicadas a la comercialización son cada vez más importantes. Los productores pierden protagonismo. El control lo tiene quien dirige la comercialización. La distribución también pesa más que la producción.
XL. En las sociedades en las que las instituciones democráticas son irrelevantes, al crimen organizado debe de resultarle un juego de niños hacerse con el Estado.
R.S. A lo largo de mis investigaciones he llegado a una conclusión que me resultó muy sorprendente, y es que la mafia necesita democracia. En sociedades sin tradiciones parlamentarias, sin instituciones democráticas, al crimen organizado le resulta muy difícil jugar un papel importante. En la Unión Soviética había criminalidad, pero era más bien marginal. En Libia, por ejemplo, había corrupción a todos los niveles, pero los narcotraficantes lo tenían complicado. El crimen organizado se enfrenta a tantos problemas en los estados totalitarios básicamente porque es el propio Estado el que comete los crímenes y también persigue ejercer el monopolio en este campo, como en todos los demás. Por eso, a veces el propio Estado asume encantado el tráfico de drogas y lo emplea como arma en la lucha contra sus enemigos.
XL. ¿No dejan entonces sitio para los actores privados del crimen organizado?
R.S. Los carteles no pueden prosperar en regímenes totalitarios. Dependen del libre mercado. Tienen que poder crear sus propias empresas. En los países árabes, que no tienen tradición parlamentaria, los carteles tampoco son tan poderosos como en las democracias.
XL. Suena paradójico.
R.S. La mafia necesita la democracia. Cuanta más democracia haya, mayor es el riesgo de que haya más mafia. Cuanto más libre sea un mercado, tanto mejor para el crimen organizado.
XL. ¿Se sabe con exactitud cuáles son los efectos que tiene sobre la economía legal?
R.S. Es difícil de decir, evidentemente. Cuando una empresa que trabaja de forma legal, que se atiene a las leyes, es comprada con dinero ilegal ¿pasa a pertenecer a la economía ilegal o sigue siendo parte de la legal? El crimen organizado ha comprado muchas empresas en el norte de Italia durante estos últimos años de crisis. A veces las desmontan pieza a pieza y las vuelven a levantar en otro sitio. Incluso en el extranjero. Nadie sabe dónde. Otras siguen funcionando como antes, de forma legal hasta donde se sabe. Pero, evidentemente, no se sabe durante cuánto tiempo.
XL. En su libro hay un capítulo con el título. ‘Quien habla, muere’. Usted está vivo, sí, pero a qué precio. Tiene vigilancia día y noche. Nunca está solo.
R.S. Escribir sobre la cocaína es como meterse un poco. Cada vez quieres más y más. Nunca es lo suficientemente pura. Cada vez quieres saber más cosas, conocer más detalles. No tiene nada que ver con el heroísmo. Es una obsesión. Este trabajo no te hace bien. No solo por las amenazas. Ya casi no puedo más. Al terminar este libro, he tenido la sensación de que ya lo he dicho todo. No hay más.
XL. ¿Quiere decir que ha llegado al límite?
R.S. No es cierto que la gente te apoye cuando emprendes la lucha. Ni con hechos, ni con palabras ni en sus corazones. No. Desconfían de ti. Casi tienen más contra ti que contra los propios criminales. Por ejemplo, los compañeros de profesión. Algunos comentan: «Nosotros llevamos años escribiendo sobre lo mismo y el reconocimiento se lo lleva él. No es mejor que nosotros». La gente en la calle hace un gesto despectivo con la mano y dice: «No es nada nuevo, eso ya lo sabíamos todos».
XL. ¿Cuál es el motivo de esas reacciones?
R.S. Todo se basa en una única frase. no intentes obligarme a hacer algo contra eso que estás contando. Es lo que pasa. Se sienten presionados. No por la violencia del crimen organizado, sino por aquellos que les hablan del tema.
XL. Está hablando conmigo por teléfono. ¿Nos está escuchando la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos?
R.S. Ni idea. Solo sé que el crimen organizado no habla por teléfono. La mafia prohibió los móviles hace ya 20 años.
XL. ¿El crimen organizado intenta controlar su territorio con los métodos de la NSA?
R.S. Nunca me he encontrado con prácticas de ese tipo. Sí utilizan Internet, por supuesto. Pero para el dinero. Las comunicaciones internas, por su parte, son en su mayoría cara a cara. La mafia siempre ha funcionado así. la tecnología más moderna para lo económico, pero en las relaciones entre las personas rigen las reglas del honor, de la virginidad y demás.
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