Necesitaba terapia. O algo parecido. Hace dos años, a punto de ser papá, se quedó sin programa y sintió como si le hubieran cortado una pierna. En tres décadas de carrera nunca le había pasado. En vez de ir al psicoanalista, se puso a rodar un íntimo documental sobre sí mismo. Aprovechando su estreno, el rey de la madrugada catódica habla con ‘XLSemanal’.
Este hombre es un adicto. Lleva 30 años enganchado y, lejos de remitir, su adicción se agudiza cada día. Lo sintió con claridad hace dos años, cuando un desconocido síndrome de abstinencia comenzó a recorrer sus venas. «Hacer reír a la gente es adictivo. Te atrapa, te atrapa. Después de un programa quieres otro y ya no contemplas nada más. Y yo jamás había estado sin programa», confiesa este comunicador, humorista, empresario, productor y alguna cosa más nacido en Reus hace 49 años.
El 13 de mayo de 2012, sin embargo, Antena 3 canceló Buenas noches y Buenafuente, su primera experiencia en prime time en una cadena nacional, después de cinco emisiones. Las dudas creativas; la urgencia de mantener activa su productora, El Terrat, recién afrontado un ERE en plena crisis económica; la llegada de su primera hija a los 47 años Ante ese cóctel, Buenafuente sintió que le vendría bien algo de introspección, algún tipo de terapia.
En lugar del psicoanálisis optó por rodar un documental, un viaje más bien, hacia dentro de sí mismo, en busca de la comedia, sin saber muy bien hacia dónde lo llevaría ese camino. Casi dos años después acaba de estrenar El culo del mundo, resultado de aquel viaje-reflexión. En él cuenta su travesía por el desierto, el mono de vivir sin programa de televisión. Resfriado y con un dolor de cabeza que se disipa a medida que habla con XLSemanal, Buenafuente revela en esta entrevista los ángulos más desconocidos del rey indiscutible de la madrugada.
XLSemanal. En ‘El culo del mundo’, Silvia Abril su pareja dice que, en contra de lo que puede parecer, usted no es una fiesta constante…
Andreu Buenafuente. Sí, bueno De hecho, ella es más divertida que yo en la vida real. Te puedo soltar una de vez en cuando, pero la que es una fiesta es ella. Es muy payasa [se ríe], una clown de la vida. Yo soy muy vergonzoso. Tengo pánico al ridículo.
XL. ¿Y le dicen a menudo. «Pero qué tío más soso»?
A.B. Yo defraudo mucho. La gente dice. «Conocí a Andreu y es un tío muy serio». Y, oye, qué sé yo, tendría un mal día. No puedes ser gracioso todo el rato. Sería odioso, de verdad. A mí me da miedo ser pesado o invasivo, porque también me gusta que me dejen tranquilo. Soy muy pudoroso con mi vida privada.
XL. Pues en su película, Abril revela intimidades como que ella iba a dar a luz y usted se fue a hacer un bolo a Lérida o que trabaja usted todo el día y, al llegar a casa, se encierra a pintar, escribir o hacer fotos ¿No pensó en cortar esa parte?
A.B. Oírle decir eso ante la cámara me incomoda un poquito, no creas. Pero es la verdad. Te confieso que tuve que decirme. «Venga, Andreu, no seas tacaño contando tu vida». Si iba a contar una historia personal, no podía empezar a ponerle corralitos. También Berto o Corbacho dicen cosas de mí. En el fondo, esto nos ha acercado más.
«Cuando Concha Velasco me contó que le salvé la vida una noche, se me puso la piel de gallina»
XL. ¿Y no le habría salido más a cuenta un psicoanalista?
A.B. Hombre, tampoco quería psicoanalizarme, pero sí que ha sido terapéutico. Nos cancelaron un programa, ideamos otro que nosotros mismos descartamos, pasamos año y medio de incertidumbres y angustias tremendas y, al final, levantamos el vuelo con un nuevo programa [En el aire, La Sexta]. El documental cuenta todo ese proceso.
XL. Ese proceso y algo más… Por ejemplo, el testimonio de Concha Velasco contando que usted le salvó la vida.
A.B. Sí, bueno Tampoco soy yo, no sé, un salvador. Supongo que algo exagera.
XL. No parece, la verdad. Cuenta que, al separarse de Paco Marsó, se habría matado una noche en que se puso a beber y tomar pastillas. Pero encendió la tele y…
A.B. Sí, sí, cómo lo cuenta, ¿¡eh!? Da una profundidad Se te pone la piel de gallina. Y cuando se lo pregunté Concha, «¿quieres contar esta vivencia extrema tuya?», me dijo que sí sin miramientos. Es alucinante.
XL. ¿Ya se la había contado antes a usted?
A.B. No, yo conocía la historia por un amigo. Por eso, me animé a proponérselo. Le pregunté incluso si podíamos grabarlo en el hotel donde ocurrió todo. Imaginaba que diría. «Andreu, no te pases», por no remover demasiado los recuerdos, pero aceptó sin problemas. Así que queda claro. Concha Velasco es la tía más moderna de España.
XL. En ‘El culo del mundo’, un fan argentino le habla de un imaginario país de la risa donde a sus ciudadanos les gusta reír. Entre ese país, España y Cataluña, ¿con cuál se queda?
A.B. Bueno, es solo una forma de decir sin menospreciar las identidades, que cada uno tiene la suya que el humor, como la música, no tiene fronteras y eso es mágico.
XL. ¿El país de la risa, España o Cataluña?
A.B. [Se ríe]. Estoy muy a gusto en cualquiera de los tres.
XL. Usted es un empresario catalán
A.B. Sí, claro
XL. La patronal catalana se ha pronunciado contra la independencia de Cataluña. ¿Suscribe ese pronunciamiento?
A.B. A ver, yo creo que los empresarios no tenemos nada que decir en este asunto. Es tan complejo el tema que hacer más ruido y suposiciones no aporta nada. Pero cada uno que diga lo que quiera, evidentemente. Lo que pasa es que estos tíos nos ponen a todos en el ojo del huracán. ¡Que aquí cada uno es de su padre y de su madre! No me parece bien.
XL. Usted negocia convenios, despide gente y demás, ¿no?
A.B. Sí, claro. Las he pasado putas, como cualquier pequeño empresario en España. Este barquito nuestro, en este vaivén terrible, también ha hecho su ERE. Mira, yo era como Forrest Gump cuando corre, que se gira un día y ve que lo sigue una multitud, porque en 20 años por aquí han pasado más de mil personas. Siempre me hizo feliz dar prosperidad y trabajo. Y cuando se torció, ¡uf!, ha sido terrible.
XL. Y ahora, ¿cómo está el ambiente de trabajo?
A.B. A ver, salvo casos puntuales, porque algunos piensan que cuando contratas es para siempre, muchos me han dicho: «Si hay que remar juntos para salir de esta, aunque cobremos menos, lo hacemos». Cuando la empresa reduce ingresos, no puedes seguir igual. Yo me he comprometido a mejorar las condiciones si esto va para arriba.
XL. ¿Cree que, con la crisis, a la gente se le han quitado las ganas de reírse? ¿Que quizá por ello fracasó su programa?
A.B. No. En absoluto. La risa es tan poderosa que se sobrepone a momentos tan jodidos como los actuales. La gente se quiere evadir; risa es evasión y eso se agradece mucho cuando estás chungo. Quizá no te arregla un día funesto, pero te lo suaviza.
XL. ¿Hay algún político que le haga gracia?
A.B. No, la verdad. Aunque desde el flanco humorístico, tengo predilección por Rajoy. Lleva una cierta comedia implícita, posee una imperfección muy humorística. Tiene ángulos de personaje cómico. esa barba, el semblante, la forma de hablar; suelta un discurso y no lee bien a cámara. Pero, claro, si piensas que es el presidente, la comedia se convierte en tragedia. Con Rajoy se tocan los géneros.
XL. ¿Cómo ve el teatro actual de la política española?
A.B. Mal. Los políticos no son conscientes de la importancia del momento histórico que vivimos. Así nos va, claro.
XL. Dice José Corbacho que su ego es como el Santiago Bernabeú de grande…
A.B. Hombre, puede ser. La dimensión de tu ego nunca la conoces bien. De todos modos, lo que importa es el uso que hagas de él. Para el artista es una herramienta indispensable. Aquí estoy yo y ahora todos ustedes me van a escuchar . Esto es así. ¿Cómo no vas a ser ególatra con un trabajo así?
XL. Al mismo tiempo, los artistas tienen fama de inseguros. ¿Cómo se negocia eso?
A.B. A ver, cuando dependes del aplauso, de la audiencia; si esta no responde, la autoestima sufre. Por ejemplo, en este último tramo de mi vida en que todo se tambaleaba, la industria cambiaba, la crisis arreciaba, la productora pasaba apuros, se caían mis proyectos; ¿cómo no iba a dudar de todo? Porque este es un oficio muy difícil, que aquí siempre estás empezando. O, si no empezar, sí que te estás examinando continuamente.
XL. ¿Y cómo se quedó cuando Antena 3 suspendió el programa por declive de audiencia?
A.B. Bueno, hay gente que vive tragedias mayores. Fue solo un programa más que se cancela. Lo que pasa es que con 30 años en este mundillo, uno ya posee cierta solidez. Digamos que tenía los tanques de autoestima bastante llenos. Superé esa travesía del desierto gracias a esa gasolina de sobra que tenía.
XL. ¿Las cadenas solo lo quieren de madrugada?
A.B. Así es. Cuando cancelaron el programa, me repitieron mucho aquello de: «Es que tú, Andreu, eres muy de late«. O sea, que lo mío es la madrugada. Y es curioso porque yo hice mi carrera en Cataluña en prime time y siempre me fue bien. En fin, al principio me mosqueaba, pero he acabado cogiendo cariño al concepto. Me tranquiliza tener algo a lo que agarrarme. No sé, vivimos un momento de contenidos muy formateados. Queremos programas donde canten, programas donde se disfracen; y si en Bélgica uno de trampolines va bien, pues tráetelo. El problema, básicamente, es que la autoría cotiza a la baja.
XL. Las editoriales, desde luego, lo dejan bien claro. nadie quiere apostar por voces nuevas
A.B. Es generalizado. cine, televisión, música, arte Son malos tiempos para la autoría. Se olvidan de que sin voces nuevas todo se repite y la gente acaba saturada. Y en televisión, pues igual. Yo me crie con Jesús Hermida y demás, gente que era formato en sí mismo. Echo de menos aquello. televisión de autor.
XL. ¿Tele de autor hoy en día sería usted, por ejemplo?
A.B. No sé, no sé. Para mí, el gran personaje televisivo actual es Chicote. Hacía tiempo que no veía a alguien tan de verdad. Hay programas que son una tralla, técnicamente impecables y tal, pero no emocionan. Me atraen las personas que transmiten cosas intensas.
XL. En su vida, ¿hay un momento de clic, de decirse: «yo me voy a ganar la vida con esto»?
A.B. Totalmente. Fue un sábado. Con 21 o 22 años. Tenía que ir a una comida-acto de periodistas de la comarca de Tarragona que presentaba Carles Francino y, por un problema, no pudo ir. Entonces, me coge el presidente de los periodistas. «A ver, tú que haces un programa con un poquito de humor, presenta esto». Y, con la inconsciencia de la edad, cogí el micrófono e improvisé una entrega de premios, sencillita, y vi que la gente se reía. Nunca me había pasado. Recuerdo bien que, cuando iba para casa, me dije. Creo que puedo ganarme la vida con esto .
XL. ¿Y no había sentido antes esa llamada del humor?
A.B. Creo que estaba ahí, pero no lo sabía. Fui mal estudiante, me gustaba hacer el chorra y me echaban de clase y tal. Era el típico que no era muy exagerado, trabajaba por debajo, pero al final me calaban, vamos. Y como a los 17, por casualidad, porque podía haber acabado en cualquier otro sitio, me metí en una emisora y descubrí que aquello me encantaba. Fue una vocación encontrada.
XL. ¿Por qué cree usted que, en cuanto lo probó, ya no lo pudo dejar?
A.B. Porque es adictivo. Tú hablas, la gente te escucha, se ríe… Es más que una profesión, no nos engañemos.
XL. Y lo de tener una hija a los 47 años, ¿qué tal le ha sentado?
A.B. Es alucinante. Una bomba de vida. Cuando todo estaba un poco adormecido, previsible, lo dinamitó todo.
XL. Con el horario que se gasta, ¿cuándo la ve?
AB. Por las mañanas. Yo, con mi cara de sueño: ella, con su sonrisa, pa-pa-pa , y nos vamos por ahí a dar una vuelta.
XL. ¿Se ríe con usted?
A.B. Sí, bueno, lo cuento en la peli, que para mí, que trabajo con la risa, siento más placer al hacer reír a Joana, una sola persona, que a un teatro entero. Y es una fan entregada. Le haces una pedorreta y se ríe. Nada de humor inteligente.
Privadísimo
- Es hijo de un viajante y de un ama de casa. Su padre tenía gran sentido del humor. Se disfrazaba de mujer y hacía shows para la familia.
- Con 17 años, consigue su primer trabajo en la radio. aprendiz en la sección de deportes.
- Es un melómano compulsivo. Ser músico es una de sus vocaciones frustradas
- Su otra pasión. pintar. Le sirve para desconectar.
- ¿Su referente de estilo? George Clooney.
- ¿Su prenda preferida? Unos vaqueros.
- Su lugar preferido para estar, para vivir, es el plató.
Reflexiones Cómicas: El culo del mundo. Así ha titulado el cómico un íntimo documental recién estrenado donde, entre otras cuestiones, una larga lista de amigos reflexionan sobre el poder del humor y la comedia.
- Carlos Areces: «Si un actor hace mal un drama, sale más o menos impune. Pero si como actor tienes que hacer reír y no lo consigues, tienes un problema».
- Santiago Segura: «No hay nada comparable al buen rollo que te da una risa. Y luego quieres más, otra función, otra película más».
- Jordi Évole: «En esta profesión, no tengo muy claro lo que quiero hacer, pero sí tengo claro lo que no quiero hacer».
Te puede interesar
Andreu Buenfuente y Berto Romero: «El humor siempre está bajo sospecha»
Silvia Abril: «El colmo de dos payasos es que nos haya salido una hija seria»
