Son ricos y poderosos. Sus ideas han revolucionado nuestro mundo, pero los grandes gurús tecnológicos no tienen límites. No malgastan su tiempo en yates, ‘jets’ ni mansiones. Prefieren desafiar la frontera que separa la ciencia de la ciencia ficción. Los proyectos más futuristas de Paul Allen, Peter Thiel, Sergey Brin, Elon Musk o Larry Ellison aspiran a volver a cambiar nuestras vidas. Pasen y lean. Por Ixone Díaz Landaluce
ELON MUSK Y EL SUPERTRÉN
Visionario vocacional, Elon Musk, de 43 años, físico y emprendedor sudafricano, cofundador de PayPal, SpaceX y Tesla Motors, quiere revolucionar ahora el transporte. Su proyecto más ambicioso se llama Hyperloop y aspira a convertirse en una alternativa sólida a trenes, barcos, aviones y coches, que él mismo ha definido como un cruce entre un «Concorde y un cañón de riel». Anunciado en 2012, Musk -que inspiró el personaje de Robert Downey Jr. en Iron Man y es el cerebro detrás de los coches eléctricos de lujo Tesla y de la aeronáutica SpaceX- ha ideado una cápsula con capacidad para 28 personas que viajaría dentro de un tubo capaz de desplazarse sobre un colchón de aire.
Su principal ventaja es la velocidad: alcanzaría los 1200 kilómetros por hora y sería capaz de conectar Los Ángeles con San Francisco (separadas por 563 kilómetros) en apenas 35 minutos. Pero, además de rápido, Hyperloop sería seguro, inmune a las inclemencias meteorológicas, resistente a los terremotos -toda una ventaja en California- y sostenible, pues funcionaría con energía solar. Pero, sobre todo, sería barato. Musk calcula que podría transportar 840 pasajeros cada hora (7,4 millones de viajeros al año) y que sería una alternativa barata (4500 millones de euros) al tren de alta velocidad (53.000) proyectado para unir las dos ciudades californianas.
LARRY ELLISON Y LA INMORTALIDAD
Larry Ellison, fundador de Oracle, tercera fortuna de los Estados Unidos y potentado extravagante donde los haya, ha decidido declararle la guerra a la muerte. «La muerte me cabrea mucho. No tiene ningún sentido para mí. Nunca lo ha tenido. ¿Cómo puede ser que una persona esté aquí y, de pronto, se desvanezca?», ha dicho para explicar que su proyecto más ambicioso consiste en encontrar el camino hacia la inmortalidad. ¿Cómo? De momento ha creado una fundación que dedica más de 40 millones de dólares al año a entender las enfermedades relacionadas con la edad y a financiar proyectos de investigación encaminados a revertir el proceso de envejecimiento.
Ellison dedica 40 millones de dólares al año a investigar cómo revertir el proceso de envejecimiento
Podrían ser los delirios de grandeza de un megalómano si no fuera porque Ellison no está solo. Google lo acompaña en su cruzada contra la muerte. El proyecto de la empresa que más ha contribuido a cambiar el mundo y nuestras propias vidas en la última década no debe tomarse a broma.
Su proyecto se llama Calico, una empresa de biotecnología destinada a prolongar la esperanza de vida. «Lo que me resulta increíble es que si fuéramos capaces de curar el cáncer, la esperanza de vida solo aumentaría en tres años», reflexionaba Larry Page, cofundador de Google, durante una entrevista a la revista Time. Por eso, Page aspira a cambiar el paradigma. Y lo primero será cambiar el enfoque: el objetivo de Calico no será desarrollar medicamentos (para eso ya están las farmacéuticas), sino abordar las enfermedades a través del manejo de datos, estadísticas y la aplicación de la tecnología más puntera. Algo similar a lo que hace en su fundación Ellison, quien, a sus 70 años, aspira a no morirse nunca.
PAUL ALLEN Y EL AVIÓN DEL ESPACIO
Paul Allen, cofundador de Microsoft junto con Bill Gates, prefiere mirar al espacio. Su apuesta más ambiciosa es el avión Stratolaunch. Obviamente no es un avión cualquiera, sino dos Jumbos con seis motores de Boeing 747, una envergadura superior a la de un campo de fútbol y una estructura que, además, transporta un cohete. Pretende ser una alternativa más segura y económica para lanzar satélites, facilitar el suministro de las estaciones espaciales y, en un futuro no tan lejano, poner en órbita cohetes tripulados.
SERGEY BRIN Y LA HIPERCONEXIÓN
De Google X, el laboratorio tecnológico semisecreto que dirige Sergey Brin, ya han salido las polémicas Google Glass (unas gafas capaces de hacer las funciones de un smartphone) y pronto verán la luz unas revolucionarias lentillas capaces de medir los niveles de glucosa de los diabéticos. Y hay más: en cinco años podrían llegar al mercado los coches sin conductor que el buscador está desarrollando y que ya han recorrido más de 800.000 kilómetros en circuitos de pruebas.
Project Loon es un sistema de globos aerostáticos que permitirá el acceso a Internet en áreas remotas
Pero Page, Brin y compañía no piensan detenerse ahí. También pretenden llegar a la estratosfera con Project Loon, un sistema de sofisticados globos aerostáticos que facilitarán el acceso a Internet en áreas remotas del planeta. En Google se refieren a sus proyectos más futuristas y revolucionarios como sus moon shots o ‘disparos a la luna’. De momento, ellos -como el resto de los gurús- solo están apuntando en la dirección correcta. El tiempo dirá si logran dar en la diana.
PETER THIEL Y LA OFICINA GLOBAL
También hay problemas más mundanos que resolver. Por ejemplo, las restrictivas leyes de inmigración de los Estados Unidos. En eso trabaja Peter Thiel, cofundador de PayPal, libertario de carné y el primer inversor que tuvo Facebook. Frustrado por la cuestión de los visados para cerebros extranjeros que quieren hacer carrera en Silicon Valley, se ha convertido en la cara visible (y principal mecenas) de Bluessed, un barco con capacidad para un millar de personas que, en la bahía de San Francisco, funcionará como un semillero de start-ups para emprendedores. Sin necesidad de visado -pues flotaría en aguas internacionales- y con todas las comodidades: instalaciones deportivas, jardines, helipuerto… Aquellas empresas que lograran consolidarse se trasladarían a la tierra firme (y próspera) de Silicon Valley.