¡Quiero que mi bebé juegue con el príncipe Jorge!
La obsesión de los ultrarricos de la City por la guardería de sus hijos es tal que los apuntan antes de nacer. Incluso movilizan a asesores para conseguir una plaza. Pagar 15.000 libras al año por ‘pintarrajear’ con el príncipe de Cambridge sale rentable. Es el seguro perfecto para ser alguien. Se lo contamos.
Emanuela Ferrero empezó a desesperarse poco después de que su hijo cumpliera tres semanas. vivía en el exclusivo barrio londinense de chelsea y buscaba guardería para su bebé. Al principio creía estar haciéndolo todo correctamente y con tiempo suficiente. su hijo Leopoldo apenas si era capaz de sostener la cabeza y ella ya se había puesto en marcha. Pero no era así. ¡Tenía que haber hecho la preinscripción cuando estaba embarazada! afirma. No tenía ni idea de que las cosas aquí iban a ser tan difíciles .
Llamó a una primera guardería. Me dijeron que tenían una lista de espera de dos años y que llegaba tarde. En las siguientes, me despacharon con que perdía el tiempo . A Emanuela le entró el pánico. Empecé a visitar una guardería tras otra. Fue una pesadilla. Me sentí un desastre como madre, pensé que había echado a perder la oportunidad de que mi hijo tuviera una buena educación. Mi suegra se burlaba de mí. Me decía. ‘No puedes ir a todas las guarderías de Londres. Decídete por una, y ya está. No es más que una guardería. Tampoco es el fin del mundo’. Pero ¡sí que es el fin del mundo! . Y como ella, por absurdo que parezca, piensan muchas parejas adineradas de Londres.
La asistencia a una guardería en el Reino Unido no es obligatoria, pero Emanuela tenía claro que si esperaba a los cuatro años habría demasiados competidores para ingresar en una ‘buena’ escuela. Y asistir a una ‘mala’ guardería recortaría las posibilidades del pequeño. Conocí a madres gestantes que estaban preinscribiendo a sus hijos nonatos, que tenían controlado al milímetro todo el mapa educativo desde el jardín de infancia hasta la universidad . Emanuela preinscribió a su pequeño en ocho guarderías. La preinscripción no garantiza una plaza, y la tarifa, que no es retornable, está entre las 50 y las 150 libras. Se gastó unas 1000 libras. Al recordar lo sucedido, Emanuela reconoce que perdió un poco la cabeza.
Pero no es la única. Hay tanta competencia para obtener plaza en las guarderías de ciertos barrios londinenses que los padres con dinero están pagando más de 18.000 libras para asegurarse un año de jardín de infancia. El crecimiento de Londres como centro financiero y la llegada de familias extranjeras muy ricas procedentes de Rusia, Oriente Medio, Estados Unidos y Asia Oriental han disparado la demanda en los centros más prestigiosos. La guardería de postín no es importante por sí misma, pero es la llave para entrar en uno de los exclusivos colegios londinenses que, a su vez, aseguran acabar en el paraíso. las universidades de Oxford y Cambridge.
Y llegaron los asesores
La gran demanda de plazas ha llevado a la aparición de una profesión. los asesores educativos. La empresa Bonas MacFarlane cobra 5500 libras para asegurar las mayores posibilidades de conseguir plaza en un jardín de infancia de campanillas. De eso se encarga Lucy Fletcher, directora de ubicación escolar. Entre el 80 y el 90 por ciento de las guarderías quieren que la preinscripción se realice en la fecha más cercana posible al nacimiento , dice. Hay guarderías que incluso piden que la preinscripción se efectúe durante el embarazo. En estos casos hay que dejar sin rellenar los espacios destinados al nombre del bebé y la fecha del nacimiento, pero los padres deben contactar con su asesor muy poco después de su llegada al mundo. Hice la llamada y envié el correo electrónico requeridos a las tres de la madrugada desde el paritorio, justo después de haber dado a luz cuenta una madre. Al final nos aseguramos la plaza, pero, por Dios, es excesivo tener que concentrarme en una cosa así después de haber pasado por un parto de 22 horas .
Educate Private es otra empresa dedicada a gestionar el ingreso en una guardería. Cobra 3000 libras y el año pasado asesoró a 40 familias. A este coste se suman las cuotas de las guarderías, que empiezan en 10.000 libras al año por tres horas al día y alcanzan las 15.600 libras por la asistencia a tiempo completo. Es un negocio floreciente , indica Jane Ritchie, antigua directora de la Minors Nursery School, en Notting Hill, guardería a la que fueron los príncipes Enrique y Guillermo. En 1990, el trimestre salía por unas 200 libras; hoy cuesta 2950. Ritchie dirigió la guardería durante 21 años, hasta que en 2011 la vendió a Alpha Plus Group, propietario de una red de escuelas privadas entre las que se cuenta el colegio Wetherby. Los que sacan buenas notas en Wetherby van a Eton, Harrow, Winchester, Saint Paul’s, King’s College y Wimbledon, de los seis colegios masculinos más prestigiosos del país .
Educar para el éxito
Emplazada en Chelsea, la guardería Miss Daisy es uno de los tres jardines de infancia propiedad de Daisy Harrison, de 38 años, maestra que abrió su primera guardería en 2006. Vi que los niños que llegaban de las guarderías no estaban muy bien preparados para la escuela. Nadie les había enseñado a seguir las normas, a colgar la chaqueta en la percha, a manejarse bien con un lápiz o a dar las gracias , explica. En la guardería hay 40 niños, divididos en dos cursos. Los más pequeños acuden unas pocas horas al día, pero a partir de los tres años pueden estar desde las 8.45 de la mañana hasta las 15.00 horas, tres veces por semana. Las cuotas son de 3200 libras por trimestre en el primero de los casos y de 4400 en el segundo. Los pequeños aprenden nociones de francés, canto, arte dramático, cocina, fútbol, arte y manualidades. Se les enseña a manejar un lápiz, contar hasta diez, escribir sus nombres y ser conscientes de las formas, colores y sonidos de las letras. Sin embargo, el principal atractivo de Miss Daisy radica en su historial como trampolín para el ingreso en las escuelas de élite londinenses. Las escuelas se fijan en la visión de conjunto afirma. Lo que quien niños con buenos modales, que sean capaces de concentrarse y tengan un potencial . Pone un ejemplo. a la hora de ser presentados a los responsables de la escuela, los niños saben que tienen que estrechar sus manos con firmeza. Deben presentarse y establecer contacto visual directo. ‘Hola, señor Jones, me llamo William. Encantado de conocerlo’. Si el niño tiene las manos en los bolsillos, ya puede olvidarse , asegura.
Los factores añadidos
Llegado el momento de la verdad, ¿cómo decide Harrison quiénes van a ser los niños elegidos que entrarán en Miss Daisy? Tomamos buena nota si los padres nos envían los impresos de preinscripción directamente desde el hospital, porque es señal de que lo tienen todo bien pensado. Pero nuestra decisión final no se basa en este factor . Harrison se fija en las fechas de nacimiento, porque no es conveniente que una clase esté formada totalmente por niños nacidos en verano , y en otros indicadores menos sutiles. Para mí, lo principal es la recomendación hecha por otros padres dice. En esta zona de Londres viven familias encantadoras, que saben bien cuáles son nuestras prioridades. Y pienso que sus amistades también lo saben .
Este septiembre hay 200 nombres en la lista de espera y nada más que 12 plazas libres. La gente a veces se lo toma de forma personal, pero el hecho es que no tenemos más espacio físico , dice Harrison. Al final he comprendido que el acceso no se consigue por el orden de llegada. Lo fundamental es trabajarse bien a los de la guardería , asegura Sienna, ex profesional de la banca y hoy ama de casa casada con un banquero, que escribe el blog Notting Hill Yummy Mummy. Su hijo de cinco años asistió a una de esas guarderías supercompetitivas . Sienna explica que las cinco guarderías de ensueño son Acorn, Minors, Strawberry Fields, Rolfe’s y Ladbroke Square Montessori.
El poder de los ‘padrinos’
Comprendí que todo este asunto es muy competitivo porque la gente me decía que todos los meses iban a la guardería y les regalaban tarjetas, fotos, galletitas Es excesivo, pero es lo que hay. Tienes que ir de visita a la guardería y decirles que estás encantado con ellos. También debes dejar claro que estás bien relacionada, por lo que conviene dejar caer ciertos nombres .
Un ejemplo es Emma Chandler, de 41 años, que antes trabajaba en la industria de la moda y está casada con un inversor de capital riesgo. Tiene dos hijos mellizos de un año. Emma se decantó por la escuela cuando estaba embarazada. Sabía que tenía que efectuar las preinscripciones poco después del parto, pero las cosas se complicaron porque dio a luz diez semanas antes de lo previsto. Dado que ella no podía ocuparse, hospitalizada con sus bebés, contrató a un asesor para hacer el papeleo, pero al final consiguió encontrar una guardería por su cuenta y por casualidad. Mi marido y yo hablamos con la directora. La mujer nos dijo que tenía ocupadas el 97 por ciento de las plazas y de repente nos ofreció dos. Nos pusimos contentísimos . Chandler explica así lo sucedido. Creo que la cosa tuvo que ver con Cliff Richards, cuyo nombre surgió en la conversación. Resultó que la directora había trabajado como corista de Cliff, que es amigo de mi familia política .
Emanuela Ferrero también ha encontrado una guardería estupendísima con la ayuda de un asesor. El único problema es que a Leopoldo tienen que haberle enseñado a ir al baño antes de ingresar en ella. Porque no quieren que se produzcan accidentes de ningún tipo. Es un poco complicado, porque el niño tan solo tendrá dos años y tres meses cuando empiece a ir al centro. Si no consigo enseñarle, se perderá un trimestre. Los de la guardería fueron tajantes al respecto. Me lo dejaron clarísimo .