Sorprendió al mundo al apoyar a su marido, Dominique Strauss-Kahn, cuando fue acusado de intento de violación. Y siguió apoyándolo cuando salieron a la luz sus amantes y su trato con prostitutas. Pero se hartó. Hoy, a sus 66 años, la popular periodista francesa ha recuperado su vida. Hablamos con ella.
En Francia, Anne Sinclair está considerada como una gran dama de los medios de comunicación. Una periodista y entrevistadora televisiva de referencia. Sin embargo, en España tan solo es conocida por ser la exmujer de Dominique Strauss-Kahn, el político que fue acusado de intento de violación por la camarera de un hotel neoyorquino en 2011, cuando él era director del Fondo Monetario Internacional.
Nuestra entrevista va a tratar de la vida íntima de su marido. Ella lo sabe. Al fin y al cabo es periodista. Tiene que sospechar que esta entrevista no va a centrarse en su libro, My grandfathers gallery, un homenaje a su abuelo Paul Rosenberg, un coleccionista de obras de arte cuya galería fue saqueada por los nazis. Anne conoció a Dominique en 1989. En aquel momento, ambos estaban casados con otras personas y tenían hijos con estas (dos varones, ella; cuatro hijas, él). Dos años más tarde se casaron y se convirtieron en un ‘matrimonio estrella’, propietarios de una gran casa en Washington, un riad en Marrakech y un lujoso ático en París. Él tenía ambición; ella, el dinero heredado de su familia; y ambos, contactos.
Cuando a Strauss-Kahn le hicieron ministro en 1997, Sinclair dejó su trabajo y, según me explica, renunció a la nacionalidad estadounidense (Anne nació en Nueva York, ciudad a la que su familia había emigrado huyendo de los nazis, y volvió a Francia cuando tenía dos años; el apellido Sinclair lo escogieron sus padres tras hojear un listín telefónico). Pero el matrimonio perfecto terminó el 14 de mayo de 2011. Strauss-Kahn fue detenido, acusado de intento de violación. Entonces no quise hacer ningún comentario. Tan solo hablé una vez, en la televisión francesa y punto .
Cuando descubrió la verdad
¿Todavía sigue pensando que es mejor no hablar del asunto? Sí. Aquello escapó por completo a mi control. No tenía nada que ver con quien soy y con lo que siento. Pasó lo que pasó, e hice lo que me pareció mejor en ese momento, sin pararme a pensarlo mucho. Además, mi vida ha cambiado desde entonces. Me divorcié y decidí que mi vida íntima a partir de ese momento iba a ser estrictamente privada. Así que no quiero hablar de eso; puede imaginarse lo doloroso que me resultó. Aquello ha quedado muy atrás .
Pero, insisto, ¿cómo es que siguió con Dominique? ¿Por qué continuó con él cuando, después de retirada la denuncia en Nueva York, pasó a ser conocido como un adúltero en serie?
Prefiero no responder. De hecho, antes ya le he respondido. Al final tomé una decisión y la llevé a la práctica. Lo siguiente fue que nos separamos . Y agrega con rapidez. ¡Y luego nos divorciamos! .
Lo siento mucho, recalca Anne, pero estoy segura de que los lectores entenderán que mi vida no puede ser reducida a eso. Acabo de publicar un nuevo libro, tengo una vida profesional. Por favor, no quiero seguir hablando siempre de lo mismo. Han pasado tres años .
Lo entiendo, digo, pero
Y yo entiendo que me haga estas preguntas. Pero no quiero seguir hablando del tema. No va a conseguir ninguna exclusiva en relación con todo eso .
¿Exclusiva? Ya me contentaría con obtener una brizna de información. Vuelvo a la carga y pregunto. ¿en su momento no tenía la impresión de que su relación con Dominique era pura ilusión? La imagen que proyectaban era de absoluta armonía conyugal. Cuando detuvieron a Strauss-Kahn, Sinclair acudió al rescate y estuvo enviándole besos durante la vista en que se decretó la libertad condicional de su marido. Además, pagó de su bolsillo la fianza de seis millones de dólares. No se limitó a ser una esposa leal, sino que llevó su lealtad a unos extremos tan sensacionales como teatrales.
Mi vida era muy feliz explica sobre la situación previa a mayo de 2011. ¡Y no soy de esas personas que olvidan 20 años de su vida así como así! Tengo claro con qué voy a quedarme; qué es lo que voy a rechazar; qué cosas he descubierto. No quiero hacer ningún comentario más sobre todo eso .
Pero usted es periodista, alego. Debe suponer que van a hacerle este tipo de preguntas.
Sí, lo tengo claro. Usted tiene todo el derecho del mundo a hacerlas. Pero yo tengo el derecho de no responderlas . Según ella, los franceses han dejado de asociarla con el escándalo porque me conocen y saben quién soy. ¡La gente de la calle me trata de una forma maravillosa! . Y continúa. Me paran y me dicen que me quieren y me admiran. Me siento muy halagada, la verdad. En Francia comprenden que soy una persona reservada. Porque lo soy. Aunque es posible que en el extranjero vean las cosas de otra manera, como usted dice .
¿Qué fue lo que pensó al enterarse de lo sucedido en Nueva York? Pensé que se trataba de un episodio puntual. De pronto, me vi ante una especie de carrera de obstáculos y en lo único que pensaba era en cómo iba a superar el siguiente escollo .
¿En algún momento pensó que su marido era culpable de violación? No, ni hablar. Nunca me lo creí. Eso no me lo creo; tengo claro que no fue eso lo que pasó . Los cargos fueron retirados con el tiempo, después de que la camarera recibiera una compensación de seis cifras. Pero Sinclair dice que todo fue una infantilidad por parte de un hombre con las aspiraciones políticas de Dominique Strauss-Kahn. Me parece que lo sucedido no era propio del hombre que yo pensaba que era ni del destino en que había puesto sus esperanzas .
Muy poco antes de que fuera a celebrarse el juicio, Dominique la telefoneó desde la prisión de Rikers Island. ¿Qué fue lo que pensó ella en ese momento? No me acuerdo. La verdad es que tengo lagunas en la memoria, no sé bien Estamos hablando de unos días muy difíciles en el plano emocional, con mucha tensión.<seriodistas nos perseguían a centenares por las calles. ¿Qué fue lo que pensé? No sé bien cómo decirlo Que la vida de pronto era un caos. Durante ese año de 2011-2012 sentí que el cielo caía sobre mi cabeza, una y otra vez .
El acoso de la prensa
No obstante, dada su condición de periodista, ¿se daba cuenta de lo sensacional de la historia? Una historia tremenda, sí. Un caso sensacional. Todo aquello me desbordaba. A veces, me preguntaba si había sucedido de verdad o se trataba de una pesadilla. Eso de ver a mi marido, al hombre con quien compartía mi vida, con grilletes, en la cárcel Después los dos estuvimos encerrados en un piso, mientras en la acera de abajo había 200 periodistas al acecho. Todo fue muy violento, incluyendo la reacción de la prensa. Muchos periodistas se comportaron de una forma indecente, se regodeaban en los detalles escabrosos, se inventaban auténticas novelas, como si lo sucedido no fuera suficiente. Todo muy violento, como digo .
Finalmente volvieron a París, pero las presiones en la capital francesa no fueron menores. Empezaron a sucederse las acusaciones sobre los constantes affaires de Strauss-Kahn. Cada día aparecía una nueva noticia sobre sus aventuras, por lo que era preciso afrontar una nueva la enésima batalla más . ¿Le preocupaba la situación de su marido? Naturalmente que sí. Me decía que lo suyo era como caer del Olimpo y estrellarse contra el suelo de una mazmorra. Durante esa época sencillamente vivíamos día a día; lo sucedido nos sobrepasaba. No teníamos margen para anticiparnos a los acontecimientos .
La última en enterarse
Y bien, ¿usted sabía que su marido le era infiel de ese modo? Cuando me casé con Dominique, tenía claro que era un seductor nato. Corrían muchos rumores. Pero hay quien fomenta los rumores para destruir o eliminar a un adversario, de forma que hice caso omiso. A veces tuve dudas. Es normal que en una pareja surjan las dudas. Muchas veces le pregunté si eso que decían de él era verdad o no. Mi entonces marido sabía bien cómo negarlo todo y convencerme de lo que le resultaba conveniente. Sé que estoy quedando como una idiota al decir esto .
Pero bueno, lo lógico es suponer que con el tiempo terminó por darse cuenta Puede usted creerme o no, pero nunca llegué a saberlo. Como digo, todo eran rumores y dudas, que él siempre desmentía. Unos años antes se dio una situación en Washington con cierta mujer, a lo largo de unos cuantos meses La cosa llegó a saberse. Me dije que había sido un episodio puntual, aislado. Del mismo modo que no puedes abandonar a un hombre que está pasando por un mal momento, tampoco puedes abandonarlo por una cosa así. Pero después me fui enterando de todo, poco a poco, y al final tiré la toalla .
¿Diría que se había obstinado en negar la realidad? Sin duda. Se trata de un comportamiento típico en la vida de pareja. El cónyuge siempre es el último en enterarse . Ninguna de sus amigas la informó de lo que estaba pasando. Creo que porque yo no quería saberlo, prefería no ver lo que tenía delante de mis ojos. Porque yo soy de otra pasta. Soy de las personas que confían en el otro, y en ese momento confiaba en él. El nuestro era un matrimonio de verdad; una familia de verdad .
Sinclair insiste en que ha pasado página. Se me ocurre que quizá no quiere hablar porque está escribiendo un libro sobre el asunto. No, créame. No estoy escribiendo ningún libro. Si hubiera querido hacerlo, ya lo habría hecho. Pero no me gusta mirar atrás. Por eso he cambiado de trabajo. Antes estaba en la televisión; ahora estoy en la radio, en Internet. Una tiene que cambiar. Es lo que hago .
Ahora tiene una nueva pareja.
Sí .
Un historiador, ¿no?
¡Usted sabe muchas cosas! .
Es lo único que sé.
Es lo único que tiene que saber .
