Pasión Vega, madrileña del 76. Célebre por su versión actualizada de las coplas de los más grandes. Su último disco, ‘Pasión por Cano’, es un homenaje al cantante granadino.
Madrileña de nacimiento, criada en Málaga y gaditana de adopción, Ana María Alías Vega -Pasión Vega, para todos- tiene 38 años y más de una decena de discos en su haber. El último, Pasión por Cano, es un homenaje al granadino Carlos Cano. «Aún recuerdo cómo lo cantábamos en familia al regresar de la playa los domingos en nuestro Seat 1500», dice. Plagado de nostalgia y buenos recuerdos, este álbum llega también marcado por el amor de madre: hace un año, Pasión Vega dio a luz a su hija, Alma. Con tan solo meses, la niña es una más del ‘equipo’ de su madre en su gira actual, que ha cerrado un gran 2014 por todo lo alto en el Teatro Real de Madrid y el Palau de la Música de Barcelona. Ahora, a por más.
Presentó el disco en el Teatro Real de Madrid, donde en otras ocasiones le habían dedicado muchos ‘olés’. ¿Esta vez también?
Se arranca con soltura por tangos, habaneras, jazz Pero dice que no se atrevería con el hip-hop. ¿Lo intentaría ahora?
Se va con su hija pequeña, Alma, de gira. Confiese, ¿descansa poco por las noches?
Siempre se ha mostrado muy reservada con su vida privada. ¿Hay cosas de las que no se habla en público?
Empezó cantando en el coro de la parroquia. ¿Cómo lo recuerda?
Dice que se maquilla usted sola antes de salir al escenario. ¿Lo sigue haciendo?
Hace 20 años ganó un concurso de habaneras. Como premio, se editó una canción suya en casete. ¿Se ha quedado antiguo ese formato?
