Cree que a su padre le habría gustado más verlo triunfar en los ‘greens’ que en los despachos. Por eso, a cuatro años de la muerte de Severiano Ballesteros, su hijo mayor ha decidido apostar por el golf antes que por su carrera de Derecho. A sus 24 años, Javier Ballesteros va a por todas, sin miedo a nada ni a nadie, mucho menos al peso de sus apellidos. Hablamos con él. Por Ricardo Uribarri
A punto de cumplirse cuatro años del fallecimiento de Severiano Ballesteros, su figura sigue presente en los campos de golf de todo el mundo. No solo por el recuerdo imborrable que dejó el gran campeón cántabro, sino porque desde hace unos meses vuelve a oírse su apellido en los torneos. Su hijo mayor, Javier, ha decidido dar el salto al campo profesional. Quiere seguir los pasos de su padre, al que tanto se parece en lo físico y, según su madre, Carmen Botín, también en la forma de hablar y en los gestos. A sus 24 años, busca cumplir el sueño que tiene desde pequeño: ganarse la vida con una pasión que lleva en los genes sin agobiarse por las comparaciones ni la responsabilidad de formar parte de dos de las familias más conocidas en España.
XLSemanal. Ha aparcado la carrera de Derecho para dedicarse al golf de forma profesional. ¿Por qué ese paso ahora?
Javier Ballesteros. Mi padre siempre me decía que debía terminar una carrera. Él no tuvo la oportunidad de estudiar. Se tuvo que poner a trabajar pronto porque en su casa necesitaban el dinero. Yo he hecho hasta tercero y no sé cuándo, pero espero acabar la carrera. Desde pequeño tenía muy claro que me iba a convertir en jugador profesional y en noviembre del año pasado pensé que era el momento, sin que hubiera ninguna razón en particular.
XL. ¿Alguna vez le comentó a su padre que quería ser profesional?
J.B. Sí, muchas veces. Él me respondía que estaba encantado, pero siempre me sacaba lo de los estudios. Es verdad que le prometí que acabaría la carrera… Así que la promesa está medio rota Bueno, él quería que acabara y lo haré.
XL. ¿Siempre tuvo claro que acabaría dedicándose al golf?
J.B. Acabo de empezar en el campo profesional y espero poder ganarme la vida con esto; y si no, con el Derecho. A mí me inculcaron el golf desde pequeño, en casa, pero mis hermanos no juegan. No nos han obligado a jugar al golf.
XL. ¿Puede resultar un lastre que lo comparen con su padre?
J.B. Lo que hizo mi padre fue algo muy grande, pero para mí no es un lastre ni una maleta muy pesada de soportar. Trato de ser yo mismo, no me pongo ninguna presión. Ya dicen que las comparaciones son odiosas y, en este caso, por supuesto. Igualar lo que hizo mi padre o acercarse es muy difícil, pero yo lo veo al revés. Más que generar presión, te puede abrir puertas.
XL. ¿Qué siente cuando ve el cariño y la admiración que se le siguen teniendo a su padre por todo el mundo?
J.B. Es un orgullo. El año pasado estuve en Irlanda y era impresionante. Te quedas asombrado de cómo le sigue queriendo la gente. En España, en Portugal, en Francia… en las Islas Británicas, aún más. Es fantástico.
«A mi padre le prometí que acabaría la carrera de Derecho. La promesa está medio rota, pero la cumpliré»
XL. Uno de sus mejores recuerdos fue cuando le hizo de caddie en el Open Británico.
J.B. Esa semana de 2006 la tengo grabada para siempre. Por esa época, mi padre ya no estaba jugando ni entrenando demasiado. Aquel torneo lo jugó porque se lo pedí yo. Le dije que me hacía mucha ilusión hacerle de caddie, y allí fuimos. No pasó el corte, pero no jugó mal. Una cosa es que te cuenten el cariño que le tienen, pero cuando lo ves allí, en vivo, es impresionante.
XL. Va pasando el tiempo, pero la figura de su padre sigue hoy muy presente, como se demuestra con reconocimientos tan importantes como que le pongan el nombre de Severiano Ballesteros al aeropuerto de Santander. ¿Qué le ha parecido a la familia?
J.B. Hace un año, nos comentó mi madre que había una iniciativa de un particular para ponerle el nombre al aeropuerto. La verdad es que estamos muy orgullosos. Que en tu ciudad quieran ponerle su nombre a un sitio tan importante es para estar agradecidos.
XL. Es el mayor de tres hermanos. ¿Ejerce de hermano mayor?
J.B. Yo tengo 24 años ahora; mi hermano, 22, y mi hermana, 20. De hermano mayor ejerzo poco con Miguel porque es un tío muy responsable, nos llevamos muy bien. Con Carmen sí que tengo algo de lucha alguna vez para controlarla porque es un poco rebelde, pero de los tres ella es la mejor y, además, era el ojito derecho de mi padre
.XL. ¿Qué consejo de su padre tiene siempre presente, tanto a nivel personal como profesional?
J.B. Él siempre decía que, ante todo, hay que ser una persona honrada. Y en lo profesional, que había que intentar jugar de la forma más natural posible.
XL. A veces las personas que son una estrella mundial en su actividad son difíciles de tratar en el ámbito familiar. ¿Cómo era su padre en casa?
J.B. Ahora ves a golfistas famosos o a futbolistas muy excéntricos, muy endiosados. No sé si es porque era otra época o por la manera de ser de mi padre, pero él era diferente. En casa era un padre como cualquier otro. Muy cariñoso con nosotros, siempre nos daba besos y abrazos.
XL. ¿Qué es lo que más echa de menos de lo que solía hacer con él?
J.B. Cuando te pasa una cosa así, que tu padre se vaya muy pronto, echas de menos todo. En especial, el cariño. Y, luego, pues los ratos que nos íbamos a montar en bicicleta, a pescar, muchos momentos en el campo de golf… Esas son las cosas que primero me vienen a la mente.
XL. ¿Cree que su padre preferiría tener a un buen abogado o le haría ilusión que triunfara en este deporte?
J.B. Yo ahí lo tengo ro, la verdad. Creo que a él le gustaría mucho más que triunfara en el golf.
XL. ¿Qué cualidades cree que ha heredado de su padre, tanto en lo personal como en lo deportivo?
J.B. Como jugador te diría que poco, pero es que heredar algo tan bueno es muy complicado. Tengo un juego corto bastante bueno. No como él, porque lo que hacía mi padre con el juego corto era magia. Y en lo personal, mi madre siempre me dice que hablo igual que él y que reacciono ante las cosas de la misma manera.
«Mi madre siempre me dice que hablo igual que mi padre y que reacciono ante las cosas de la misma manera»
XL. ¿Piensa aprovechar las invitaciones que reciba de los torneos que quieran volver a contar con un Ballesteros en su lista de jugadores o prefiere ganarse la participación por sí mismo?
J.B. El primer año de profesional siempre es difícil. Alguna invitación sí que estoy pidiendo. Como digo yo, Ballesteros para lo bueno y para lo malo. Pero no se crea que me dan todas las que pido.
XL. Los resultados, de momento, no están siendo muy brillantes en sus primeros torneos.
J.B. Yo estoy muy tranquilo. Es cierto que he empezado jugando regular. No me he puesto demasiadas expectativas, quiero ir despacio. La carrera de un golfista es larga y no hace falta empezar muy fuerte. Soy consciente de que no soy ningún genio jugando al golf. Creo que juego bien y que puedo llegar a jugar bastante bien, pero voy poco a poco.
XL. A nivel personal, ¿marca mucho llevar dos apellidos tan importantes en este país como Ballesteros Botín?
J.B. Siempre me he considerado una persona muy normal. He tenido la suerte de que mis padres me han dado una educación muy buena, pero no de ir a un colegio o a otro, sino por los valores que nos han enseñado en casa. No siento ninguna responsabilidad especial por llevar esos apellidos. Siempre me he comportado como cualquier chaval de mi edad.
«A los 11 años jugaba al golf con mi abuelo Emilio Botín y nos apostábamos unas bolas nuevas. Si ganaba él, me hacía pagar»
XL. ¿En un futuro le gustaría trabajar en el banco que fundó su otra rama familiar, los Botín?
J.B. Es muy complicado que yo trabaje en un banco, no es algo que me guste. Si termino Derecho, me gustaría trabajar en algo relacionado con la carrera. Es cierto que también hay abogados en los bancos, pero en un principio la idea no es trabajar en un banco, ni en el Santander ni en ningún otro.
XL. ¿Cree que a su abuelo Emilio le habría gustado que encaminara sus pasos al mundo de la empresa?
J.B. Habría que haberle hecho esta pregunta a él. A mí nunca me comentó nada. Le gustaba mucho el golf, así que pienso que estaría contento.
XL. ¿Qué recuerdo guarda de él?
J.B. Yo he jugado varias veces con él al golf y sí que me acuerdo de que alguna vez nos apostábamos bolas cuando yo tenía once o doce años. Unas veces ganaba él y otras, yo. Cuando él me ganaba, me hacía pagar. Cuando te apuestas unas bolas, tienen que ser nuevas, así que yo cogía las cajas, le quitaba las bolas nuevas y le ponía unas viejas. Él pagaba, pero si yo perdía le tenía que pagar.
XL. Desde fuera se le veía como una persona que infundía mucho respeto. Supongo que su visión como nieto será distinta.
J.B. Con nosotros era un abuelo como puede ser cualquier otro. Hay abuelos más cariñosos, otros menos, pero era un abuelo a fin de cuentas, nada que ver con lo que puedas apreciar desde fuera.
XL. Durante el funeral de su padre dijo. Papá, estamos siendo fuertes, como nos pediste . ¿Cuesta ser fuerte tras sufrir tan joven una pérdida tan dolorosa?
J.B. Siempre he pensado que si fuera la única persona en este mundo a la que le ha pasado pues quizá sería muy duro, que no digo que no lo sea. También tengo amigos que han pasado por lo mismo. Se le echa mucho de menos, pero tienes que seguir. Nada ni nadie te lo va a devolver.
XL. ¿Qué le falta al golf en España para que sea más popular? ¿Quizá tener a alguien con los éxitos de su padre?
J.B. Es una pregunta complicada. Siempre he pensado que Sergio García podía ser esa persona. Puede que le falte ganar un torneo grande, pero pienso que aún lo puede conseguir y creo que será el British.
En el nombre del padre
- Desde hace dos años, Javier Ballesteros preside la fundación que lleva el nombre de su padre.
- «Llevamos unos años trabajando con el Centro Nacional de Investigación Oncológica en la investigación de los tumores cerebrales. También hay un área dirigida al mundo del golf para ayudar a los chicos sin recursos».
- Promueven también un circuito benéfico por toda España para recaudar fondos en la lucha contra el cáncer.
- Consta de 37 torneos que se disputan de abril a septiembre y una final en el Real Golf de Pedreña, a la que asistirán las parejas vencedoras de cada torneo. Los que ganen la final participarán en Malasia, en el Pro-Am de la EurAsia Cup 2016, la competición que enfrenta a los mejores jugadores europeos contra los asiáticos. Yo invito a la gente a que participe en el circuito porque lo van a pasar bien jugando al golf y van a contribuir a una buena causa.
Más información en la web www.seveballesteros.com.
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