Los niños practican deportes de alto riesgo a edades cada vez más tempranas. Escalada extrema, ‘motocross’, ‘skate’ Estas modalidades tienen campeones mundiales de 14 años. Muchos expertos han dado la voz de alarma. ¿Padres e hijos son conscientes de lo que se juegan
«Mi padre me animó a escalar»
Michael Cullen tiene ocho años y escala animado por su padre. Es una actividad en familia, para pasar tiempo juntos , explica Brian Cullen. Pero mientras los Cullen escalan, psicólogos, médicos y educadores discuten si los niños deben o no practicar deportes extremos. Algunos creen que subestiman el peligro y que aún son jóvenes para calibrar los riesgos. Otros ven en deportes como este, entre otras cosas, un modo de prevenir futuras conductas agresivas.
«El miedo nunca me detiene»
La vida de Mina Stess sufrió un vuelco con tres años tras ver en acción al gran campeón de skate Bob Burnquist. ¡Quiero hacer eso, mami! , dijo. Con seis años ganó -primera fémina en conseguirlo- una prueba del campeonato amateur de California. Hoy, con nueve años, se lanza por rampas de diez metros de altura. Siento miedo, claro -dice-, pero, si quiero hacer algo, lo hago . Los expertos creen que, en su afán por imitar a sus ídolos adultos, los niños arriesgan más de lo que es conveniente para su edad.
«La adrenalina se me dispara»
Tessa Maude tiene once años y ya es una aventajada del snowboarding, con varios títulos en su palmarés. Me gusta tener miedo -asegura-, como cuando hago una maniobra radical y la adrenalina se me dispara. Me encanta esa sensación . Casos como los de estos niños plantean una disyuntiva a los padres, dice un experto. Sobreproteger a sus hijos o dejar que se diviertan, aunque puedan hacerse daño. Es difícil, pero todos sabemos que, en la vida, muchas veces no siempre lo más seguro es la mejor opción .
«Sé que puedo matarme»
Eric Burdell se subió a una moto con ocho años. Tres años después no hay quien lo baje. El motocross es peligroso -dice-. Puedo romperme un brazo o matarme, pero procuro que eso no suceda. No hay nada como ir a 120 por hora, enfilar una rampa y saltar 20 metros en el vacío . Los expertos advierten que las lesiones en niños, en fase de desarrollo, tienen consecuencias más graves que en un adulto. Otros creen que quien se habitúa a este tipo de experiencias mejora su capacidad para evaluar los riesgos.
«Es peligroso, pero me gusta»
Luke Acuña patinaba por una calle de su ciudad cuando le arroyó un camión de basura. Tenía nueve años y perdió una pierna. Tres años después da saltos mortales practicando el chairskating, aunque todo el mundo le dijera que era demasiado peligroso para él. Y lo es, claro -admite-, pero eres tú quién decide qué puedes hacer y qué no puedes. Ir en una silla de ruedas no significa que no puedas divertirte .
