Los kurdos, un pueblo sin Estado. ¿Quiénes son y qué persiguen los kurdos? Por Carlos Manuel Sánchez

La última gran batalla de los kurdos contra los yihadistas coincidió en el tiempo con los atentados de París. Ese maldito viernes 13 los fanáticos huían de Sinyar, una ciudad que habían tomado a sangre y fuego el año anterior.

Los bebés malditos del Estado Islámico

Entonces, unas 400.000 personas, sobre todo civiles yazidíes y kurdos, huyeron con lo puesto a las montañas, sin agua ni comida. Los que no pudieron escapar fueron torturados y asesinados, incluidos ancianos y niños; las mujeres, violadas y vendidas como esclavas sexuales.

Los analistas hablan de una derrota decisiva para el ISIS, pues las fuerzas kurdas -los peshmergas- han cortado la autopista que une la ciudad siria de Al Raqa con la iraquí de Mosul. Al Raqa y Mosul son los dos feudos del Estado Islámico (EI), algo así como la doble capital del quimérico califato, que ha quedado partido en dos. Esa carretera es, además, la principal ruta de abastecimiento de los yihadistas. Para los kurdos, no es un hecho de armas cualquiera. «Sinyar es el símbolo de la injusticia contra el pueblo de Kurdistán», declaró Masud Barzani, político nacionalista, que agradeció el apoyo aéreo de los Estados Unidos a la ofensiva terrestre de los peshmergas. Pero más allá de la importancia estratégica o del subidón de moral hay una magnífica noticia: los kurdos han demostrado la debilidad militar de los islamistas radicales. Que sean crueles no quiere decir que sean buenos soldados. No resisten el empuje de una milicia bien organizada y muy motivada como la kurda, pero que solo es eso, una milicia, no un ejército regular, mucho menos una fuerza de élite.

A la chita callando, los kurdos se han convertido en nuestros principales aliados contra el ISIS. Es posible que los kurdos representen la única posibilidad que tiene Occidente de ganar esta guerra, porque no parece que se pueda vencer solo con ataques desde el aire. Por eso es tan importante saber qué es lo que anima a los kurdos, qué persiguen, hasta qué punto son dignos de confianza. Estados Unidos les suministra armas y apoyo. Pero Turquía los considera terroristas y machaca sus posiciones. Javier Solana, ex secretario general de la OTAN, resumía esta contradicción en un tuit irónico: «Al final solo los kurdos defienden el terreno frente a ISIS; y al mismo tiempo ellos son bombardeados por los turcos. Toda una lección».

¿Héroes o villanos?

¿En qué quedamos? ¿Son héroes o villanos? Hablando en plata, los kurdos son nuestra carne de cañón. Y apenas sabemos nada de ellos. Empecemos hablando de números. Las Unidades de Protección Popular kurdas están formadas por unos 50.000 milicianos. La mayoría, musulmanes, pero también hay cristianos. Solo un puñado son extranjeros. Las fuerzas del enemigo son difíciles de evaluar. Los datos más recientes los aporta la agencia rusa TAS. El pasado verano había unos 80.000 yihadistas repartidos entre Siria e Irak. Unos 20.000 son extranjeros. El Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización del Kings College de Londres ha detectado un aumento del número de desertores en las filas del Estado Islámico, sobre todo entre los llegados de fuera. Es cierto que hay chechenos curtidos en el combate, pero también hay europeos radicalizados por Internet que no están acostumbrados a las penalidades, y mercenarios magrebíes que acudieron atraídos por un sueldo. El adiestramiento militar es escaso.

La agenda de los Kurdos

Los kurdos tienen su propia agenda, y no siempre coincide con la de Occidente. Y subrayada en su agenda hay una palabra que es la poción mágica de la que extraen su fuerza. Rojava. «Los kurdos persiguen eliminar los obstáculos para el establecimiento de un proto-Estado en el norte de Siria. El yihadismo es uno de los principales obstáculos», explica Thomas Pierret, investigador del islam de la Universidad de Edimburgo. Ese embrión de país sería Rojava. Es el anhelo histórico de los 40 millones de kurdos repartidos por el mundo, un pueblo sin Estado con minorías significativas en Siria, Irak, Irán y Turquía. El presidente turco, el islamista Recep Erdogan, ya ha dicho que «jamás consentirá el establecimiento de un nuevo Estado al sur de nuestra frontera». Y denuncia que las milicias kurdas tienen conexiones con el PKK, la guerrilla independentista que lleva 40 años en lucha contra Turquía. El conflicto entre turcos y kurdos se ha cobrado 40.000 muertos desde 1984.

Pero los kurdos han evolucionado políticamente. Son, de lejos, el pueblo más proamericano de la región, más que los israelíes , asegura el analista Michael Totten en World Affairs. Puede que llegue el día en que Estados Unidos se aclare con su política de alianzas. Mientras tanto, los kurdos están haciendo el trabajo duro prácticamente solos, sin recibir reconocimiento ni, menos aún, agradecimiento .

Obama no quiere soliviantar a un socio de la OTAN como Turquía, a pesar de que su frontera ha sido un coladero para los yihadistas. Pero tampoco quiere abandonar a su suerte a los kurdos. De hecho, los comandantes de las milicias kurdas pueden solicitar apoyo aéreo desde el frente. «Basta una llamada a una sala de operaciones secreta para que, poco después, aparezcan en el cielo aviones de combate de Estados Unidos», revela Der Spiegel.

Pero una cosa es echar una mano y otra, bendecir la existencia de Rojava. Los kurdos han aprovechado el territorio arrebatado al Estado Islámico para poner en marcha un ensayo general de lo que sería un gobierno independiente con una constitución y asambleas locales. Y donde las mujeres también tienen la palabra, algo inédito en la zona. Es un avance que ellas se han ganado a pulso, muchas veces con su sangre. El llamado ‘batallón femenino’ causa admiración. Está compuesto por mujeres de 18 a 40 años, pero también por adolescentes. Amnistía Internacional ha denunciado la presencia de menores de edad. No tienen privilegios. Realizan las mismas misiones que los hombres, incluso hay francotiradoras. A los yihadistas les espanta su presencia. Creen que, si mueren en combate a manos de una mujer, irán al infierno; al contrario de lo que sucedería si caen a manos de un hombre.

A los fanáticos del ISIS la fiereza de los hombres y mujeres kurdos les ha cogido por sorpresa. Y no debería, porque ya dieron muestras de su determinación en tiempos de Sadam Huseín, cuando el de Irak era el cuarto ejército del mundo. El dictador no pudo acabar con la insurrección kurda, ni siquiera gaseándolos con armas químicas. Hoy el Kurdistán iraquí goza de cierta autonomía, aunque supeditada al Gobierno central de Bagdad.

¿Qué sucederá a partir de ahora?

Para que la coalición internacional gane la guerra terrestre contra el Estado Islámico necesita alcanzar tres objetivos, según el comandante Lawand de las milicias kurdas. El primero ya se ha conseguido, aunque hay que consolidarlo: controlar la carretera que une Al Raqa y Mosul, los dos baluartes del Estado Islámico. El segundo es más controvertido. Las tropas kurdas pretenden cruzar el río Éufrates al oeste de Kobane, atacar a los yihadistas y abrirse paso a lo largo de la frontera turca en dirección al Mediterráneo. De esta manera se cortaría la conexión del Estado Islámico con Turquía. Sin embargo, el Gobierno turco quiere impedir a toda costa que Rojava aumente su extensión. Cuando, hace poco, los primeros combatientes kurdos intentaron pasar al otro lado del Éufrates a bordo de botes, fueron atacados por cazabombarderos turcos.

El tercer objetivo sería el ataque final a Al Raqa, la madriguera islamista. El comandante kurdo calcula que harían falta 20.000 hombres para tomar la ciudad. «Es factible, pero solo si se utiliza armamento pesado » ¿Occidente esta dispuesto a entregar ese armamento a pesar de la oposición de Turquía? No. Pero quizá no haría falta. Francia está en guerra y ha pedido la ayuda de sus aliados. Además, está por ver que la conquista de Al Raqa suponga el final del Estado Islámico. Al fin y al cabo, ese territorio menguante que controlan los fanáticos solo es un campo de entrenamiento y un plato mediático para sus atrocidades, pero no un lugar donde vivir. El califato es una utopía sangrienta que pretende anidar en Europa.

Te puede interesar

Los últimos del Estado Islámico

Lucha contra el ISIS: cuando los héroes se transforman en monstruos

Nuevo XL Semanal
El nuevo XLSemanal

A partir de ahora consulta los nuevos contenidos en la web de tu periódico

Descúbrelos