El gran salto de mi vida
Así se lanzaron a las cataratas Victoria dos clavadistas de talla mundial.
Situémonos. Mosi-oa-Tunya, ‘el humo que truena’ en la lengua de los lozis; las cataratas Victoria, para nosotros, como las bautizó David Livingstone allá por 1855. Es decir, uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza, con una caída limpia de 108 metros; todo un sueño para los clavadistas Orlando Duque y Jonathan Paredes.
Duque y Paredes -colombiano y 13 veces campeón del mundo de la especialidad el primero, mexicano y estrella emergente el segundo viajaron hasta allí para realizar el salto de sus vidas. El objetivo era lanzarse desde una altura de 30 metros, 2 por encima del límite establecido en el circuito mundial -las Red Bull Cliff Diving World Series- , y sin la seguridad inherente a los competiciones oficiales.
En este caso, Duque y Paredes escalaron hasta un risco entre el agua pulverizada que llega a rebotar hasta 800 metros hacia arriba y, desde allí se arrojaron al vacío -Duque, la experiencia obliga, en primer lugar- para caer de pie entre las oscuras aguas del Zambeze, hábitat de cocodrilos de hasta 6 metros. Al emerger, ambos agitaron los brazos, gritando, saturados de adrenalina, y tomaron una decisión: «Y ahora ¿qué tal si saltamos juntos?».