Fueron los últimos adolescentes sin Internet, votaron por primera vez tras el 11-M y se convirtieron en adultos en plena crisis económica… Los nacidos a mediados de los ochenta no lo han tenido fácil; tampoco los protagonistas de este reportaje. Así ven ellos a su generación, la que creció con XLSemanal. Por Virginia Drake
CRISTINA PEDROCHE / 1989 / PRESENTADORA. 27
«Venimos con ganas de comernos el mundo»
Se ha convertido en una de las presentadoras con más tirón televisivo. Licenciada en Administración y Dirección de Empresa y diplomada en Turismo, su frescura, osadía y empuje la han hecho tan polémica como popular. Ante Cristina Pedroche no cabe la indiferencia.
XLSemanal. Dos carreras a la vez, ¡no está mal!
Cristina Pedroche. Es que me gusta estudiar. Yo era muy empollona.
XL. ¡Qué responsable! ¿Tiene hermanos?
C.P. Soy hija única. Creo que eso influyó. no quería defraudar a mis padres y quería ser la mejor de la clase, la mejor en baloncesto… ¡La mejor en todo!
XL. ¿No tuvo una adolescencia brava?
C.P. No, siempre he sido normalita, muy tranquila.
XL. ¿Por qué colgó en la Red sus títulos universitarios, por si no la creían?
C.P. ¡Esto es muy fuerte! Lo hice porque me hizo ilusión, te lo juro, no fue por demostrar nada. yo no tengo que demostrar que peso 58 kilos. Si no te lo crees, allá tú. No lo subí para decir que no soy tonta. La mayoría de la gente de mi edad sube sus títulos a las redes sociales. Yo utilizo las redes igual que cualquiera.
XL. Fue la primera española en conseguir un millón de seguidores en la Red, ¿admiradores la mayoría?
C.P. Hay de todo, pero me siento muy querida. A lo mejor solo trascienden las cosas malas, como cuando me llaman ‘gorda’ y tal; pero hay muchos que me quieren.
XL. ¿La llaman más veces ‘gorda’ o ‘guapa’?
C.P. Ya no me llaman ‘gorda’, porque se ha tranquilizado un poco la cosa. Lo de «la ballena de Vallecas» me hacía gracia.
XL. ¿Todo lo lee y escribe en la Red?
C.P. ¡Todo y de una manera exagerada! Por la mañana, lo primero que hago es encender el móvil y mirar noticias, redes, llamadas…
XL. Volviendo a sus marcas , también fue la quinta mujer más sexy del universo.
C.P. ¡No, no! Llegué a ser la primera. Está muy bien, pero prefiero que me den un Nobel.
XL. ¿Cómo le gusta vivir?
C.P. Vivo el día a día sin importarme demasiado el futuro. En esto veo mucha diferencia con mis padres y mi abuela, que eran mucho más ahorradores y siempre miraban para dejarnos dinero a nosotros. Los de mi generación somos más ‘disfrutones’ y vivimos más al límite.
XL. En su trabajo ¿vienen pegando fuerte los veinteañeros como usted?
C.P. Sí, era necesario renovar las cosas y venimos con ganas de comernos el mundo, claro.
XL. ¿Cómo es su relación con el dinero?
C.P. Tengo bastantes caprichillos, pero soy ahorradora. Me gusta ahorrar, pero no para mis hijos, que era la mentalidad de mi madre; sino porque no se sabe qué puede pasar en mi familia ahora. Mi padre está en el paro, porque le hicieron un ERE, y está pagando sus 400 euros de Seguridad Social. ya no es que no gane, es que encima tiene que pagar.
XL. Su madre gana 700 euros al mes, ¿a qué se dedica?
C.P. Es limpiadora en un colegio.
XL. ¿Le ha preguntado si le gustaría dejar su trabajo?
C.P. Sí, muchas veces; pero ella quiere seguir. Mi madre es muy trabajadora, ya no es solo que limpie el colegio; es que limpia su casa, viene y me limpia la mía. mi madre es una todoterreno, es la gran persona que tengo en mi vida.
XL. No se lo ha montado nada mal. le limpia la casa su madre y le cocina su marido.
C.P. ¡Sí! Yo no hago nada más que chistes malos en la tele.
XL. Su padre era repartidor de flores y llevaba ramos y centros a la revista ¡Hola!, donde le daban muy buenas propinas.
C.P. Eso nos contaba siempre. Una vez me acompañó a ¡Hola!, porque me iban a hacer un reportaje y fue tiernísimo porque a mi padre se le saltaban las lágrimas de cómo le trató la gente que conocía de siempre. fueron maravillosos con él y de pronto pasó a ser «el padre de la Pedroche». Se sentía orgullosísimo.
XL. ¿Están satisfechos con usted?
C.P. Mucho. Cuando a mi padre le preguntan, saca el DNI para demostrar quién es. Mi madre es más suya. Si yo mañana le digo que voy a buscar un trabajo más normalito, la haría feliz.
XL. Dicen que cuando das las campanadas en una cadena quiere decir que profesionalmente estás consolidada, y usted las ha dado dos veces.
C.P. ¡Y las que me quedan! Quiero ser la nueva Ramón García, con su capa.
XL. ¿Le afectaron las críticas por su traje transparente?
C.P. Nada, a mí ya no me afecta nada porque soy muy feliz en mi vida personal. Hay veces que las críticas no te gustan y te desconciertan, pero cuando te paras a pensar ves que no es tan grave y que, además, no puedes hacer nada.
XL. ¿No le importa que la pongan verde?
C.P. Bueno, hay veces que las críticas te duelen más, pero no como para caer en una depresión.
XL. Presenta programas, hace publicidad…, ¿cree que hay a quien le molesta que la chica de Vallecas prospere?
C.P. ¡Y que salga con joyas! Pues sí, molesta y no sé por qué; el dinero no cambia a las personas.
XL. ¿Me va a decir que no ha cambiado usted en todos estos años?
C.P. Claro, pero he cambiado porque yo he querido cambiar, para ser más y más y más. Quiero comerme el mundo. Está claro que no soy la misma niña que entró con 21 años en Sé lo que hicisteis, que apenas sabía hablar.
XL. Parte de su éxito se debe a su naturalidad al decir las cosas. sin correcciones políticas.
C.P. Es que no estamos acostumbrados a que la gente diga la verdad y se abra así, sin más. Ese es mi éxito.
XL. Belén Esteban nos rompió los esquemas en esa misma línea. ¿Usted es una Belén Esteban con carrera universitaria?
C.P. ¡Jajaja! No sé qué decir de esta comparación.
XL. Son igual de espontáneas las dos.
C.P. Sí, sí, y yo no pienso cambiar. yo soy lo que soy y ya está.
XL. En alguna ocasión se mojó por Izquierda Unida, ¿ve con buenos ojos la unión con Podemos?
C.P. No, ahora estoy bastante indecisa.
XL. Una característica de la gente de su generación es que se casa menos.
C.P. Yo no me quería casar, que conste, y menos por la Iglesia. Pero, según lo conocí [al cocinero Dabiz Muñoz], pensé. «Me tengo que casar con él».
XL. ¿Y se lo dijo?
C.P. Sí, le dije. «Me quiero casar contigo ya». Era yo la que iba todo el rato detrás. En el fondo es un poco absurdo hoy día casarse, hasta que de repente lo sientes y dices. «Me quiero casar porque quiero que sea mío a todos los efectos».
XL. Y ante notario.
C.P. ¡Y en mi casa y en vaqueros!
XL. ¡Cuánto glamour para un día tan especial!
C.P. Puedo ser todo menos convencional… ¡Paso! Mi madre, además, lo prefería porque no sabía qué ponerse. Fue un sábado, el señor vino a casa, firmamos y el señor se fue a su casa, mis padres se fueron a la suya, mis suegros se fueron también, Dabiz se fue a trabajar y yo me quedé sola en casa. Pero no me importó nada porque aquello era un puro trámite.
XL. Ha dicho. «Tendré un hijo, lo querré mucho, pero no tanto como a Dabiz». ¿Sus padres se quieren entre ellos más que a usted?
C.P. No, yo sé que me quieren más a mí, pero eso no me parece bien. Reconozco que yo soy una hija muy apegada a sus padres, que soy muy empalagosa, que me paso el día mandándoles fotos, que mi madre me hace la compra y me lava la ropa… Sé que tengo ‘mamitis’ y que la quiero y la necesito mucho, igual que a mi padre, que al estar en el paro es el hombre que me hace todos los recados.
XL. ¿Entonces?
C.P. Habías dicho que no ibas a hablar de corazón, y esto es corazón, ¡coño! Estoy hablando de mi marido.
XL. Estamos hablando de querer a la pareja más que a los hijos.
C.P. ¡Da igual! Está claro que son amores distintos. Cuando yo hice esa entrevista… estás en una nube, enamorada y exageras. Yo quiero ser madre, Dabiz también y lo seremos. Pero ahora pienso que no puede venir nadie aunque haya nacido de mí que vaya a querer más que a Dabiz.
XL. Hay una frase suya que puede esconder una relación de dependencia complicada. «Dabiz tiene mi vida en sus manos». ¡Uf!
C.P. Yo he sido una persona muy independiente desde que nací. Estuve tres años muy sola, porque me daba mucha pereza cualquier persona que se me acercara en plan pareja, novios… Me daba muchísima pereza entregar mi vida a alguien. Yo pensaba. «Estoy muy bien sola, me quiero mucho, estoy muy tranquila y si vas a venir a mi vida es porque me vas a aportar mucho».
XL. Yo hablaba de dependencia.
C.P. Es que, de repente, conozco a una persona que me lo da todo. no es que me aporte un poco, es que me aporta todo. Y cuando hablo de todo, estoy hablando de un momento de enajenación amorosa en la que se lo das todo.
XL. Pero el amor no la puede convertir en una marioneta.
C.P. Claro que no y a él tampoco. Él también me dice «me muero por ti, mataría por ti», y Dabiz ha sido independiente toda su vida y ha conseguido las tres estrellas Michelin él solo. Y ahora en sus entrevistas dice que no sabría cocinar sin mí. Es mentira, claro; lo que está diciendo es que yo también le aporto muchas cosas y que nos queremos.
XL. ¿Qué es lo más triste que ha vivido?
C.P. La muerte de mi abuela; es algo que nunca voy a superar. Este 26 de julio hace dos años y no hay día que no me acuerde de ella. Era mi segunda madre. Yo soy muy sentimental y se me saltan las lágrimas, soy muy ñoña y me emociono con facilidad.
XL. Ley de vida…
C.P. ¡No! Hay leyes de vida que son muy injustas. Tenía 76 años y se la comió el cáncer en tres meses.
MARÍA LEÓN / 1985 ACTRIZ. 31
«Somos una generación que va a la deriva»
Sus profundos ojos verdes hablan solos. Tanto como su fuerte acento andaluz. Esta sevillana ganó en 2011 el Goya a mejor actriz revelación y la Concha de Plata por ‘La voz dormida’. Después vinieron otras dos nominaciones, con ‘Marsella’ y ‘Carmina o revienta’, y, convertida ya en una de las actrices más reconocibles de nuestro país, no le falta trabajo ni en cine ni en televisión.
XLSemanal. ¿Qué característica diría que define a su generación?
María León. Que somos una generación con mucho talento, pero que por desgracia no todos han tenido las mismas oportunidades de salir adelante.
XL. ¿La suya es una generación comprometida políticamente?
M.L. Ahora parece que más. A mí la política me interesa porque es la que lleva el país, a nosotros y a nuestros hijos, aunque ¡son tantas decepciones seguidas y de todos los colores! Me gustaría que se hablara menos y se hiciera más. no me interesa el ruido que hacen los políticos.
XL. Su hermano Paco, su madre, Carmina, y usted han creado una saga con la que lo llenan todo. ¿Trabajar con su madre tiene su punto?
M.L. Sí, ella no deja de ser mi madre ni en el rodaje. me regaña delante de la gente, me da de comer delante de la gente, me dice que soy muy guapa delante de la gente… Y con Paco, igual.
XL. ¿Aunque sea el director?
M.L. ¡Aunque lo sea! Tiene clarísimo que ella es la jefa de la manada y ella maneja.
XL. Antes, ¿a qué se dedicaba su familia?
M.L. Hemos tenido negocios, ventas de carretera donde se vendía chacina, bares…
XL. El 30 de julio cumplirá 32…
M.L. La gente de mi edad está como la barca de Remedios Amaya. que alguien la maneja. No sabemos quién nos maneja ni adónde vamos… Tenemos una buena barca, buenas herramientas, pero vamos a la deriva.
XL. ¿Se ve muy distinta a la generación anterior?
M.L. Sí, y por suerte, porque tenemos otro estilo de vida y nuestra educación ha sido otra. En mi caso, anárquica. Recuerdo a mi madre diciéndole a Paco. «Niño, deja ya de estudiar que te vas a quedar tonto» [risas]. Otra vez nos decía. «Hoy no vayáis al cole que hace mucho frío». Era una relación muy animal.
XL. ¿Pero alguna norma habría?
M.L. Sí, claro. Respetar al de enfrente y respetarme a mí misma; nadie es mejor que nadie, y nadie tiene más razón que los demás.
XL. Hay un tercer hermano.
M.L. Sí, es militar. Por eso te digo que en mi casa hemos sido muy libres todos.
CÉSAR VELASCO / 1987 MÉDICO. 29
«La gente no se acostumbra a que a mi edad esté en la dirección de un hospital»
La revista ‘Forbes’ lo citó como uno de los jóvenes menores de 30 años más influyentes de Europa. Es subdirector del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y asesora a la OMS en el tema del virus del Ébola.
POR DANIEL MÉNDEZ
XLSemanal. Forbes dijo que usted representa a una nueva generación de médicos que lidera el cambio en la asistencia sanitaria.
César Velasco. Nuestra generación aporta unos valores que no se habían conocido hasta ahora.
XL. ¿Por ejemplo?
C.V. La innovación, el peso de las nuevas tecnologías, el espíritu social, el trabajo en red… Trabajamos en un sitio, pero al mismo tiempo colaboramos con diferentes grupos de investigación, tenemos presencia en redes sociales… Estamos metidos en muchas cosas.
XL. ¿Quieren cambiar el mundo?
C.V. Pensar colectiva-mente y no funcionar en solitario ante los retos que vienen permitirá cambiar la salud pública, la salud global, poquito a poco.
XL. Una generación más allá de las fronteras…
C.V. Nuestra generación no cree ni en las fronteras del conocimiento ni en las fronteras políticas. Tú ahora me dices que hay una persona que vive en Tombuctú y que puede aportar algo a mi proyecto y trataré de contactarla. No nos generamos barreras imaginarias, sino puertas.
XL. Ha estado en India, México, Sierra Leona…
C.V. Claro. Yo vine a Zaragoza desde Sierra Leona y antes estuve en Suecia, Mozambique… No es una particularidad mía. A los de mi generación, si nos gusta el proyecto, no nos lo pensamos. En Zaragoza me preguntaban que si había vuelto… Y yo, realmente, no había estado nunca en Zaragoza.
XL. Tanto movimiento puede interferir en la pareja…
C.V. Lo que significa tener pareja o familia ha cambiado completamente. Ahora puedes tener pareja en una ciudad y vivir en otra; desplazarte habitualmente de un país a otro…
XL. ¿Son ustedes adaptables?
C.V. Completamente. Y resistentes. Tenemos resiliencia, esa capacidad de aguantar cuando las cosas se ponen difíciles. Innovamos y buscamos fórmulas.
XL. Con solo 29 años es subdirector de hospital…
C.V. Es difícil. La gente no está acostumbrada a tener a alguien de mi edad en un puesto de responsabilidad. Que empresas como Facebook las lidere gente de mi generación chirría menos. En salud es una tarea pendiente.
XL. ¿Hace 20 años le hubiesen dado ese cargo?
C.V. No, y no creo que haga falta irse 20 años atrás.
MIGUEL ÁNGEL PERERA / 1984 TORERO. 32
«La intransigencia con los toreros más jóvenes es brutal»
Pertenece a ese reducido número de toreros que todos los empresarios se disputan. Está casado con Verónica Gutiérrez, hija del Niño de la Capea, y juntos tienen una hija de 16 meses. Perera se hizo mayor muy rápido. Con 20 años, ya dependían de él casi 20 familias.
XLSemanal. ¿Qué tal se encuentra? Ayer tuvo una cogida…
Miguel Ángel Perera. Estoy un poco rozado de un toro que me acaba de coger en Zamora y hoy estoy bastante fastidiado. Me molestan los golpes en la muñeca, el codo y el hombro, pero nada grave, gracias a Dios.
XL. A los toreros, desde que empiezan siendo casi unos niños, siempre se los ve rodeados de personas mayores. ¿Tiene amigos de su edad?
M.Á.P. No muchos. Con los del colegio perdí el contacto cuando decidí ser torero y es verdad que tengo bastantes amigos mayores que yo.
XL. ¿Su generación lo ha tenido más fácil o más difícil que las anteriores?
M.Á.P. Yo creo que antes era más fácil llenar las plazas. No había tantas posibilidades de ocio como hay ahora: conciertos, teatros, vacaciones, viajes…
XL. ¿Y los que vienen detrás?
M.Á.P. Los que empiezan lo tienen mucho más complicado que nosotros. El toreo ha evolucionado hacia una perfección y hacia una exigencia mucho más grandes. En los tendidos, la intransigencia hacia los más jóvenes es brutal. Y todo esto sin tener en cuenta el movimiento antitaurino.
XL. La historia del torero que saltaba al ruedo para sacar a su familia de la miseria el Cordobés, Curro Romero… parece que se queda en leyenda, ¿no?
M.Á.P. El perfil ha cambiado mucho. Todos hemos conocido esas historias tan bonitas y románticas, que, decoradas un poco, quedan preciosas [sonríe]. Pero en estos últimos años he visto muchos toreros a los que no les hacía falta meterse en este mundo para tener un plato de comida o llevar una vida más o menos normal. Al toro hoy no va el que está muerto de hambre, solo sale adelante el que lo hace por vocación. Nadie se mantiene ni triunfa si solo le mueven razones económicas.
XL. El suyo es un mundo muy machista, aunque hay que reconocer que los de su generación van cambiando.
M.Á.P. La sociedad en general era más machista antes que ahora. El machismo no se da solo en el mundo del toro. Pueden quedar algunos gestos machistas, es verdad, pero también en otros sectores de la sociedad los sigue habiendo. En mi generación, profesionalmente, hay escritoras, ganaderas, periodistas, médicos, abogadas… sin que nadie se sorprenda. No me he puesto a estudiar por qué no hay apenas mujeres en el mundo del toro desde la época de Cristina Sánchez, pero puede que tampoco haya habido mujeres con gran interés por serlo.
XL. ¿Les interesa la política?
M.Á.P. Hemos estado muy pasotas hasta que la crisis ha venido a decir que no es oro todo lo que reluce y se han empezado a pasar penurias y dificultades. Nos hemos empezado a interesar más por la política cuando nos hablaban de apretarnos el cinturón. Hasta que no han aparecido las dificultades, creo que hemos estado todos mirando de lado. También estamos ahora más interesados porque este año la inestabilidad política es preocupante.
XL. Cree que su hija vivirá mejor que usted.
M.Á.P. Yo espero y deseo que sí; de hecho ya vive mejor que cuando yo tenía su edad. Quiero pensar que el desarrollo social seguirá empujando para arriba. Como cualquier padre, trataré de dejarle las cosas lo mejor posible, pero sobre todo lo que voy a intentar es educarla en los valores que a mí me han inculcado: en la responsabilidad y en el espíritu de sacrificio.
XL. Los de su generación se casan cada vez menos, y los que se casan lo hacen más tarde y se divorcian antes.
M.Á.P. Quizá en ese aspecto yo no cumplo mucho con las características de mi generación. Me he casado y ojalá sea para toda la vida porque creo en el matrimonio y porque quiero educar a mis hijos en un entorno familiar agradable y feliz. He formado una familia y mi idea de futuro pasa por el matrimonio y los hijos.
XL. Dígame, ¿con qué música y con qué películas ha ido creciendo usted?
M.Á.P. Digamos que pertenezco a la generación de Estopa, Bisbal, Alejandro Sanz… pero a mí, concretamente, me ves más en el flamenco y en la fusión. Y con el cine me pasa lo mismo, me gustan Denzel Washington y las películas de suspense, no las de acción.
ANTONIO SICILIA / 1987
«Somos débiles emocionalmente. Si estamos mal, recurrimos a nuestros padres»
Es una de las grandes promesas de nuestra pasarela. Ha recibido el Premio Aurelio Blanco (Ministerio de Educación y Ciencia), el Premio a la Mejor Colección en Mad Fashion 2013 o la Mención de Honor en Young Chevrolet Creative en 2014.
XLSemanal. Leo en su propia web: «Soy compulsivo, obsesivo, bizarro, maniático, caótico…».
Antonio Sicilia. Es que soy así, para lo bueno y para lo malo. Mi personalidad la componen experiencias personales duras y otras muy bonitas.
XL. ¿Qué experiencias duras?
A.S. Mi tipo de vida, las circunstancias en las que me he criado con una madre muy luchadora, soltera, en un pueblo muy pequeño… Y todo eso en la década de los ochenta.
XL. Pero los ochenta fueron los años de la Movida, muy libres…
A.S. Pero no en un pueblo pequeño de Andalucía. [Nació en Carcabuey, Córdoba].
XL. ¿Qué cree que define a los que tienen 30 años?
A.S. Somos gente muy preparada. Casi todos tuvimos la suerte de estudiar, y eso hace que seamos más arriesgados. En mi caso pude hacerlo porque mi madre se sacrificó mucho por mí.
XL. ¿En qué trabajaba su madre?
A.S. En lo que podía: en el geriátrico, limpiando casas… Yo no tuve una casa propia, de mi madre y mía. A veces vivía con ella, otras veces con mi abuela, otras donde mi madre trabajaba de interna…
XL. Volvamos a los de su generación…
A.S. Se decía de nosotros que íbamos a ser la mejor generación, nos preparamos para ser el boom, y nunca pensamos que con 30 años acabaríamos dependiendo de la ayuda de nuestros padres.
XL. ¿Se siente defraudado?
A.S. Pues sí, además somos un poco más débiles de lo que parece porque, cuando estamos en momentos difíciles, son los padres los que nos calman. Esto hace que emocionalmente tampoco seamos tan independientes. Nos lo han dado todo tan mascado que, de pronto, acabamos la carrera y nos preguntamos: «¿Y, ahora, qué?». Mi madre con 12 años estaba trabajando en hoteles; yo no.
XL. Su primer desfile en la Fashion Week Madrid 2015 fue impactante: una modelo, toda vestida de blanco, empieza a sangrar y sus ropas se tiñen de rojo intenso…
A.S. La moda puede ser muy desenfadada y frívola, pero también es dolor, duelo y mucho sentimiento y pasión. En aquel desfile, yo contaba una historia que hablaba de eso.
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