El sueño truncado de Miguel Ángel
Miguel Ángel lo comparó con el azúcar. En el año 1518, subió a la cantera de Cervaiola, en el toscano Monte Altissimo, y descubrió su mármol ideal. Más precioso, en su opinión, que el de la célebre y cercana Carrara. De difícil acceso, durante años el artista intentó abrir un camino hacia Cervaiola para explotarla y rematar con él la fachada de la iglesia de San Lorenzo. Nunca lo consiguió. Obsesionado con el lugar, llegó a fantasear con tallar allí toda una montaña.