Un terrorista islámico armado hasta los dientes sube a un tren con 554 pasajeros. Su plan es cometer una masacre, pero tres jóvenes se lo impiden. Ocurrió hace dos años entre Bruselas y París. Ahora, Clint Eastwood ha hecho que estos héroes revivan su historia. Esta vez, actuando en una película. Antes del estreno hablan en exclusiva con ‘XLSemanal’. Por Fernando Goitia / Fotos: Cordon Press y Getty Images
Una botella de gasolina, un martillo, un cúter, un fusil Kalashnikov, ocho cargadores completos, una pistola Luger 9 mm y 300 balas. El 21 de agosto de 2015, Ayoub El-Khazzani, un yihadista marroquí de 25 años, sube con este ‘equipaje’ a un tren de alta velocidad en Bruselas; 554 pasajeros viajan en él hacia París. Su plan: matar a todos los que pueda.
Anthony Sadler: «Nacimos para ser puestos en esta situación. De pronto, todo lo que habíamos vivido hasta entonces cobró sentido»
Unos minutos después, sin embargo, el terrorista yace bocabajo en el suelo, atado de pies y manos. Tres jóvenes de 23 años en viaje de vacaciones por Europa -Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sadler- han conseguido reducirlo y evitar una masacre. Dos de ellos, Spencer y Alek, son militares en activo, aunque nunca han matado a nadie ni han entrado en combate.
«Mi padre me regaló un rifle con 12 años -revela Spencer-. Siempre soñé con ser de las Fuerzas Especiales, pero me rechazaron y acabé como técnico médico de emergencia en las Fuerzas Aéreas». Alek, por su parte, sirvió en Afganistán, aunque nunca entrara en acción. «Me aburrí bastante», admite.
Amigos desde la infancia, Alek, Spencer y Anthony están, dos años y medio después, sentados con Clint Eastwood en un salón de los estudios Warner, en Hollywood. El mítico actor y director no solo ha llevado sus vidas a la pantalla; los ha empujado a interpretarse a sí mismos en 15:17 Tren a París [estreno: el 9 de febrero], una película sobre, Eastwood dixit, «hombres normales realizando actos extraordinarios».
En ella se narra la concatenación de casualidades que los llevaron a estar aquel día en un tren con destino a París salvando cientos de vidas. «Nacimos para ser puestos en este trance -asegura Anthony-. De pronto, todo lo que habíamos vivido cobró sentido».
Es decir, que fueran amigos; que les apasionara la acción y jugar a la guerra desde niños; que Alek y Spencer tuvieran formación militar y Spencer, además, nociones médicas; que estuvieran por primera vez en Europa; que fueran a París justo en ese tren; que estuvieran en primera clase, donde el terrorista inició su ataque, aunque viajaran con billetes de turista… Todo ello impidió una masacre.
XLSemanal. ¿Cómo describirían ustedes lo que hicieron el 21 de agosto de 2015 en aquel tren?
Alek. Bueno, no fue, desde luego, un acto de valor. Fue mera supervivencia. Un acto reflejo. No pensamos: «Vamos, chicos, tenemos que salvar a todo el mundo, machaquemos a ese terrorista». Simplemente, actuamos.
Spencer. Es que si lo piensas un segundo sales corriendo, te metes bajo el asiento o te escondes en el baño.
Spencer Stone: «Me dije. ‘Nos va a matar a todos. Hay que hacer algo’. Y me lancé a por él. Cerré los ojos esperando recibir una bala»
XL. ¿Cuál fue la reacción concreta de cada uno al ver a un tipo con un Kalashnikov en el tren?
Alek. Yo estaba sentado, oí un estruendo como de una pelea, maletas cayendo y tal, y, de pronto, el revisor pasó corriendo ante nosotros, miré hacia atrás por el hueco entre los asientos y vi a un tipo sin camiseta con un AK-47 acercándose. Pensé: «Esto no puede estar pasando», pero sí, ahí estaba, y entonces Spencer se despertó, nos miramos y fue a por él.
Spencer. Sí, me desperté, vi a Alek, me di la vuelta y vi al tipo; parecía tener problemas con el arma, intentaba cargarlo, y me dije: «Nos va a matar a todos. Hay que hacer algo». Alek me tocó en el hombro, nos miramos y me lancé por el pasillo. Debí de cerrar los ojos esperando recibir una bala -me hubiera disparado igual si me quedo sentado-, pero se le encasquilló el AK, dos veces, y salté sobre él…
Anthony. Tu mente te dice que no es posible, pero el tío está ahí, así que no puedes hacer caso a tu cabeza. Tienes que actuar. Cuando vi que Spencer se iba a por él y que Alek le seguía, me dije: «¡Ahí voy yo también!».
El ataque tuvo lugar en un tren Thalys de alta velocidad
XL. Personas que han afrontado situaciones de extremo peligro cuentan que, al recordarlo, parece que todo hubiera sucedido en cámara lenta…
Alek. Sí, es verdad; pero también que todo lo que no es importante desaparece. Y, además, el silencio. Toda la pelea transcurrió como si el mundo se hubiera detenido y solo existiera aquel tipo.
XL. ¿Recuerdan muchos detalles?
Alek. Sí, bastantes, aunque yo no recuerdo, por ejemplo, cómo me levanté y llegué frente a Spencer, que ya luchaba con el terrorista. De repente estaba golpeándolo, buscando el punto donde más daño pudiera hacerle. Entonces, él sacó una pistola e intentó disparar a Spencer; lo agarré de la mano, le apunté a la cabeza y disparé, pero el tipo seguía vivo; intenté disparar otra vez, pero el cargador estaba vacío. El tipo sacó un cuchillo y le rajó el cuello a Spencer por detrás; cogí el AK y le apunté, pero tampoco funcionaba; así que empecé a darle en la cabeza con él mientras Spencer intentaba dejarlo inconsciente con una llave de jiu-jitsu. Golpe, golpe, golpe, y nada, fue como si el tipo no sintiera ni padeciera.
Alek Skarlatos: «Lo golpeaba en la cabeza sin parar y él me miraba a los ojos, ¡sin pestañear! Pensé que estaba drogado, pero no, era el odio»
XL. ¿Qué quiere decir?
Alek. Yo lo golpeaba sin parar en la cabeza y él me miraba a los ojos, ¡sin pestañear! No tenía miedo. Era la mirada de alguien dispuesto a matarte.
Anthony. Esa mirada de: «O tú o yo. Uno de los dos va a morir».
Alek. Les pregunté a los del FBI si él estaba drogado y me dijeron que no, que todo se debía al odio, a su convicción…
Spencer. No dijo nada ni gritó ni resopló; como si no sintiera nada. Solo odio. Él pensó que Alá estaba a su lado.
Anthony. Si lo piensas, es extraño: crecimos al mismo tiempo en lugares distintos, viviendo experiencias distintas que a él lo llevaron a hacer lo que hizo y a nosotros, a detenerlo.
Los tres jóvenes durante una conferencia de prensa en la Embajada de Estados Unidos en París
XL. Con el sujeto ya inconsciente, abren su mochila y descubren que lleva ocho cargadores completos y unas 300 balas. ¿Cómo se quedaron?
Anthony. Fue la leche. Estaba claro que quería matarnos a todos.
Alek. Yo me di cuenta de que, si hubiera usado otro cargador primero o puesto las balas en otro orden, no se le habría encasquillado. Porque un AK-47 nunca se encasquilla, y justo ese día, por un detalle… Sentí que todo había soplado a nuestro favor.
XL. Rodaron esta película, por cierto, en los escenarios del ataque y con las otras personas que viajaban en el vagón. ¿Qué sintieron al revivir todo?
Alek. Fue alucinante. Estábamos en el mismo sitio reconstruyendo entre todos cada detalle, cada movimiento, cada acción, cada frase. Volvimos, física y mentalmente, al lugar donde todo sucedió; recordamos lo que sentimos, lo que pensamos, lo que hizo cada uno: Anthony. Fue como cerrar el círculo; estar juntos, reírnos… Fue genial.
XL. ¿Era la primera vez que veían a los otros pasajeros?
Spencer. Todos juntos sí, pero ya habíamos estado con Mark Moogalian y su esposa, Isabelle, antes de que supiéramos nada de la película.
Clint Eastwood durante el rodaje de la película ’15:17 Tren a París’
Clint Eastwood. Mark fue quien primero se enfrentó al terrorista cuando este salió del baño; él le quitó el AK-47, pero el sujeto sacó una pistola y le disparó; es la persona que estuvo más cerca de la muerte. Spencer le salvó la vida presionando con los dedos la herida hasta que llegó el equipo médico.
Spencer. Sí, vive en Francia, ¡y sigue cogiendo ese tren para ir a Ámsterdam!
XL. ¿Fue una experiencia catártica, terapéutica, para todos?
Eastwood. Eso es lo que me dijo Mark: que para él había sido una catarsis, una liberación. Reírse, por ejemplo, al recrear el momento en que Spencer, mientras le presionaba la herida en el tren, le había preguntado: «¿Quieres rezar una plegaria?». Vamos, que le dijo que se iba a morir.
Spencer. Es verdad, solo me faltó cerrarle los ojos [se ríen].
Alek. Pero es que le había reventado la arteria carótida. No imaginas la sangre que había…
Anthony. Sí, todos estábamos: «Se va a morir, se va a morir».
Spencer. Mark recibió el disparo en el primer momento, antes de que yo me echara sobre el terrorista. Así que todo el tiempo que estuvimos luchando con él, Mark estuvo desangrándose. Al darme cuenta, me dije:«Va a morir». Seguí taponando la herida, pero…
XL. ¿De cuánto tiempo hablan?
Spencer. Desde el primer disparo hasta llegar a la estación pasó casi media hora. La media hora más larga de nuestras vidas.
Anthony. En el tren nadie hablaba, había un silencio total. Yo saqué el móvil y empecé a filmar.
Spencer. Pues yo, en lo único que conseguía pensar era: «Se acabó nuestro viaje. Con las ganas que tenía de ir a España…» [carcajadas].
Los tres jóvenes recitando el juramento a la bandera en el escenario durante un desfile en honor a sus acciones el 21 de agosto
XL. Desde aquel día, cuando hay un ataque terrorista, ¿qué sienten?
Alek. Empatía, me afecta personalmente. La mayoría de la gente al saber que han asesinado a 50 personas, o las que sean, no son del todo conscientes de que se trata de 50 seres humanos con nombre, cara, biografía, familia… Y hoy yo siento eso. cada vida sesgada.
Spencer. Yo pienso: «¿por qué nosotros sí y ellos no?, ¿por qué nos salvamos?». Después de lo del tren me apuñalaron en la puerta de un bar y estuve en el hospital. En mi habitación había un chico de 18 años y murió a mi lado por una neumonía. ¡Y yo había sobrevivido a un ataque terrorista!
XL. ¿Han seguido el proceso judicial y la investigación de El-Khazzani?
Spencer. No, pero sé que lo conectaron con los ataques en Bruselas y París.
El 21 de agosto de 2015, poco después de que el tren Thalys 9364 entrara en Francia, el terrorista disparó a un pasajero antes de ser reducido por tres jóvenes. Está a la espera de juicio
XL. ¿Irán al juicio?
Spencer. Oh, sí. Me gustaría verlo.
Alek. Yo le diría: «Sabes, de algún modo, eres lo mejor que nos ha pasado en la vida» [se ríen].
XL. ¿Lo dice porque en dos años y medio les ha recibido Obama en la Casa Blanca, François Hollande en el Elíseo; entrevistas, televisión, han escrito un libro y ahora protagonizan la nueva película de Clint Eastwood?
Anthony. Sí, imagínate, quién nos lo iba a decir. A mí me alegra mucho que se estrene esta película, porque, en estos tiempos que vivimos, contar una historia como la nuestra era un deber.
Spencer. Además, no queríamos pasar el resto de nuestras vidas diciendo: «¿Clint Eastwood? Ah, sí, quiso trabajar conmigo, pero tenía mejores cosas que hacer» [carcajadas].
Anthony. Sonaba tan ridículo que había que decir que sí.
Real como la vida misma
Fotograma de la película
15:17 Tren a París, la nueva cinta de Clint Eastwood -ya ha dirigido 36- narra las vidas de tres amigos que redujeron a un terrorista en un tren de alta velocidad. Buscando mayor realismo, Eastwood les pidió que se interpretaran a sí mismos. Y aceptaron. La película recrea el ataque al tren Thalys. Salvo el terrorista, interpretado por Ray Corasani, todos los que ayudaron a reducirlo aquel día se interpretan a sí mismos.