Venezuela, donde los niños mueren de hambre
1 Negar la terrible evidencia · A los 18 días de nacer, Esteban Granadillo fue llevado al Hospital Universitario Agustín Zubillaga, en Barquisimeto, por desnutrición. Acceder a un hospital no significa sobrevivir. De los 193 medicamentos que se necesitan, solo hay 4 disponibles. Les falta hasta leche infantil. En ciertos hospitales públicos morir de hambre está prohibido, por orden del Gobierno, y según The New York Times, los médicos tienen prohibido escribir ‘malnutrición’ como causa de la muerte. Lo sustituyen por ‘infección’ o ‘insuficiencia respiratoria’. Esteban murió el 8 de octubre.
2 Morir sin haber vivido · Kenyerber pesaba 3 kilos cuando nació. Su madre contrajo una enfermedad y no pudo amamantarlo. La familia no contaba con recursos para comprar leche en polvo. Murió a los 17 meses. Sus primos velaron su ataúd. En el informe anual de 2015 del Ministerio del Poder Popular para la Salud se reconoce que la tasa de mortandad de niños menores de 4 semanas se multiplicó por 100 desde 2012.
3 Las neveras vacías · Wuendy Pérez y Joselin, de un año, el más pequeño de cinco hermanos, miran la nevera vacía en su casa de La Guaira. La hambruna en un país que posee las más grandes reservas petroleras del mundo no deja de ser impactante. La inflación de Venezuela en 2017 fue, según el FMI, del 2300 por ciento. Las farmacias y los supermercados están desabastecidos. Alimentar a una familia es un combate diario.
4 La sopa popular · Oriana Caraballo, de 29 años, alimenta a sus hijos -Brayner, de 8; Rayman, de 6; y Sofía, de 22 meses- después de haber hecho la cola durante dos horas para conseguir una ‘sopa popular’ en Los Teques. Ante el sufrimiento de sus hijos, Oriana intentó suicidarse. Sus propios hijos lo evitaron. Muchos niños ya no van al colegio. No tienen fuerzas ni ganas. Además, todos los colegios públicos cierran los viernes para ahorrar electricidad.
5 La desesperación de las madres · María Carolina tenía cuatro hijos. Uno ya falleció. Para alimentar a los tres que le quedan, mendiga. El doctor Huníades Urbina Medina, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, asegura que los médicos están viendo cuadros de desnutrición tan extrema como la que llega a presentarse en campos de refugiados. Y hay enfermedades que estaban erradicadas y han vuelto: en 2017 se reportaron un millón de casos de malaria.
6 Tirarse a las calles · Cada vez más adolescentes dejan sus casas y se lanzan a las calles para intentar sobrevivir. Se organizan en pandillas y se reparten los territorios para recorrer restaurantes y las zonas más adineradas de Caracas. La ciudad se ha convertido ya en una de las más peligrosas del mundo. Según el Observatorio Venezolano de la Violencia, se produce un homicidio cada 18 minutos. El PIB de Venezuela se ha reducido un 35 por ciento en 5 años.
7 Un 'holocausto' silenciado · Albiannys Castillo vigila a Dayferlin, su hija de 5 meses, en el hospital pediátrico de Zubillaga, en Barquisimeto. La Federación Médica Venezolana ha declarado a Maduro «culpable de un holocausto en su propio país». Niños con cáncer o con enfermedades crónicas mueren porque no hay ningún medicamento para tratarlos. Al mercado negro de medicinas, que existe y funciona, solo pueden acceder quienes tienen familiares fuera del país, que los ayudan.
En 2016, murieron en Venezuela 11.446 bebés. El Gobierno nunca facilitó la causa de esos fallecimientos. Tras investigar cinco hospitales, ‘The New York Times’ ha concluido: la mayoría ha muerto de hambruna o por las penurias económicas. / Fotos: Meredith Kohut
El espanto de los hospitales de Maduro
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