Destino internacional
Los 57 clientes que han elegido la criogenización en Kriorus son de Europa, Japón y Australia. En la imagen, llegada de un cuerpo procedente de Italia.
Cámara de enfriamiento
Un cuerpo preparado para pasar a la cámara de enfriamiento, donde se utiliza hielo seco. Luego se colocará en un tanque con nitrógeno líquido.
Fe en la resurrección
Dos activistas del transhumanismo explican la criogenización para un documental en la sede de la empresa Kriorus.
Baños de frío
En los tanques caben hasta ocho cuerpos suspendidos por los tobillos y bañados en nitrógeno líquido
Baños de frío
Un técnico se protege en la cámara de enfriamiento.
Transhumanistas
Kriorus pertenece al Movimiento Transhumanistas Rusos, fundado por Nikólai Fiódorov, partidario de la vuelta a la vida mediante tecnología.
Transhumanistas
Valeri Boris, estudioso de la resurrección.
A mí que me congelen
Alexey Turchin, que trabaja en la creación de software para replicar personalidades, ha pedido a Kriorus que congele su cuerpo. Ya lo han hecho con el cerebro de su madre.
A pocos kilómetros de Moscú, en unos tanques a 196 grados bajo cero, ‘descansan’ los clientes de Kriorus, la primera empresa europea dedicada a la resurrección de los muertos. Ya tienen 57 cuerpos. Por Manuela Giménez
Tiene 43 años, es banquero y no se quiere morir. Así que ha invertido en su inmortalidad. Este adinerado financiero ruso se llama Innokenti Osadchi y es cliente de Kriorus, una empresa que promete la ‘resurrección’ a quien deposite su cuerpo en sus tanques de congelación. Osadchi ha aceptado las opciones que le presenta esta compañía experta en criogenización.
Criogenizarse en Rusia es más barato que en Estados Unidos: cuesta 35.000 dólares un cuerpo y 18.000 solo la cabeza
Por 35.ooo dólares preservarán su cuerpo; si hubiera preferido conservar solo su cerebro, el precio hubiera sido de 18.000 dólares. Criogenizarse en Rusia sale más barato que en Estados Unidos, donde la Alcor Life Extension Foundation -institución pionera en la congelación humana- cobra 150.000 dólares por el cuerpo entero y 80.000 por el cerebro.
Kriorus comenzó a trabajar en 2005 como la primera empresa especializada en la crioconservación humana y animal en Europa y Asia. A pocos kilómetros de Moscú, en la localidad de Sérgiev Posad, en unos terrenos del Movimiento Transhumanista Ruso, se encuentran sus instalaciones, diseminadas en pequeños hangares.
Los transhumanistas pretenden superar con tecnología todas las limitaciones humanas. Y no hay mayor limitación que la muerte. Su objetivo: matar a la muerte.
En unos hangares sobrios y funcionales, con aspecto de contenedor, han instalado los depósitos que evocan las películas de ciencia ficción y el espíritu de Frankenstein. En el interior de estos enormes tanques cuelgan bocabajo los cuerpos de los clientes que han decidido ser criogenizados. La extraña postura, el estar suspendidos de los tobillos, es para prevenir cualquier fallo en los niveles de nitrógeno líquido de los depósitos: de esta manera, lo último que se quedaría sin cubrir serían las cabezas.
Los 57 clientes que han elegido la criogenización en Kriorus son de Europa, Japón y Australia
Esta empresa rusa cuenta actualmente con 57 clientes, pero no todos han elegido congelar su cuerpo entero: algunos han optado por conservar solo el cerebro o el ADN, una opción que cuesta 1000 dólares por 25 años prorrogables.
Recolocar cerebros
Estos 57 clientes han confiado sus restos a Kriorus a la espera de que la ciencia avance lo suficiente para reavivarlos. En el caso de los cerebros, la idea es conectarlos a otros cuerpos o reconstruir el de sus dueños originales utilizando células madre y la tecnología más futurista. «La personalidad se almacena en el cerebro, no es necesario mantener un cuerpo viejo», argumenta Danilas Medvedev, fundador de Kriorus.
Tienen otras cubas con cabezas y dos más con los cuerpos de animales domésticos: perros, gatos y canarios. La conservación de mascotas cuesta menos: 5000 dólares.
Estos depósitos, a una temperatura constante de -196 º C, son como humeantes úteros artificiales que contienen a los candidatos hasta que alcancen una inmortalidad sin fecha fija.
El reto de volver a la vida
Resucitarlos no será fácil. Para empezar, la correcta congelación tiene sus requisitos. En el caso de un cerebro hay que drenar la sangre cuanto antes y reemplazarla por un crioprotector, un líquido para protegerlo del hielo, porque paradójicamente el mayor enemigo de una congelación óptima es el hielo, que desestructura los tejidos y produce cristalizaciones.
Los no creyentes en la criogenización resaltan que no es lo mismo congelar embriones, espermatozoides o riñones humanos que el cerebro o un cuerpo entero. Además, para lograr una descongelación total habría que ‘recalentar’ todo el cuerpo muy rápidamente y de manera uniforme.
«No damos garantías, pero sí decimos que sería estúpido no intentarlo», dice Danilas Medvedev, fundador de Kriorus
Los apóstoles de la crioconservación, por su parte, alegan que cuanta mayor pericia se alcance en la congelación, mayor será el beneficio también para preservar los órganos dedicados a trasplantes. Y recuerdan los exitosos experimentos realizados con gusanos de la especie C. elegans. Los entrenaron para que asociaran cierto olor con la comida. Tras su muerte y congelación los reanimaron en laboratorio y los gusanos ‘recordaron’ el olor aprendido.
En Kriorus añaden otros argumentos a favor de la criogenización. «No damos garantías, pero sí decimos que sería estúpido no intentarlo», concluye Danila Medvedev.
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