Las salas de cine, unas supervivientes natas
Las salas de cine viven amenazadas desde hace años. Por los videoclubs, por las plataformas digitales, por la piratería… pero son unas supervivientes natas. Visitamos varias de ellas y hablamos con esos profesionales anónimos que hacen que el ‘show’ pueda continuar. Texto y fotos Jonás Bel
Te puede interesar
1 Sandra Luis: 8 años de acomodadora · «Ahora, con la norma de que no se puede comer dentro, me intentan colar las palomitas; he visto a gente esconderlas hasta en la espalda. Pero sobre todo se dejan cosas muy raras en la sala: un sujetador, una dentadura, prótesis… Un día nos desapareció un cliente, sin saber por dónde había salido. La familia buscándole y nosotros ‘¿pero seguro que ha venido a este cine?’. Y apareció en los cines de al lado, los Renoir. Así que debemos de tener un agujero negro en algún lado porque el señor fue al baño y no sabe por dónde salió, pero apareció en otro cine. Estuvimos todos buscándolo una hora».
2 Francisco Javier Vázquez, proyeccionista durante 28 años · «¿Buenos momentos? Cuando vino Tarantino al estreno de Reservoir dogs. Yo no le entendí nada, pero el tío molaba mucho. Kusturica vino con Underground. Pidió un Mercedes blindado y escolta. No nos dejó ni acercarnos. Pero lo bonito aquel día fue que el promotor trajo a los músicos de esa película, unos gitanos. Al acabar la película, bajamos el volumen, entraron por una puerta y empezaron a tocar. Al público le encantó. ¿Una anécdota rara? Con Rompiendo las olas, de Lars von Trier, casi tenemos que poner una UVI porque se desmayaban dos o tres en cada pase, en la escena de la lobotomía. ¿Momentos tensos? Antes, con el 35 se podía hacer una escabechina; yo he proyectado cine hasta a mano. Se rompió el motor y venga a darle con la mano a la recogida, ¡un matahombres!, pero al público no se le puede dejar tirado.
3 Rocío Llorente Molés: 17 años trabajando de taquillera · «Nos hemos reído un montón con muchas anécdotas, y con otras casi lloramos… señoras que se empeñan en que les dé un asiento determinado, aunque en este cine las sesiones son sin numerar; gente que se ha enfadado muchísimo al desalojarlos por más que les expliques que ha saltado la alarma de incendios… Y esos cuatro que no vienen nunca y justo vienen en Nochebuena y Nochevieja y les sienta mal que ese día cerremos antes. No deja de ser curioso que los días siguientes, el 25 de diciembre y el 1 de enero, sean los días que más gente viene al cine».
4 Amaya Rica: taquillera durante 25 años · «Al estreno de la última de El señor de los anillos vino mucha gente disfrazada de personajes de la película, pero los últimos que entraron en la sala iban disfrazados de Epi y Blas; fue buenísimo. Hay un señor, ya jubilado, que viene desde hace 15 0 20 años con su mujer y su hijo. Acuden los sábados, pero vienen a comprar las entradas el viernes por la mañana, cruzándose Madrid en transporte público para pedirme a mí las entradas y traerme un café».
5 Almudena García: 19 años como taquillera · «Durante muchos años venían dos gemelos idénticos, pero venían por separado. Yo no sabía que eran gemelos, pensaba que era siempre la misma persona. A mí me extrañaban sus cambios de humor y que repitiera tantas veces de película, pero bueno… Hasta que un día vinieron los dos juntos, ¡pero pasaron años sin darme cuenta! Lo que más me gusta es que hay personas a las que conozco desde hace mucho. Son gente cercana, les tengo cariño, aunque no sepa mucho de ellos. Unos incluso me regalaron unas entradas para un concierto de Raphael».
6 Fernando Pérez Martínez: 2 meses de empleado del bar · «Yo he trabajado sobre todo en hostelería y acabo de llegar, pero soy muy cinéfilo, así que disfruto mucho trabajando aquí. ¿Una anécdota divertida? Un día que estaba en taquilla, una señora pidió la entrada como Blade runner a las 20:49. Yo le dije que no podía ser, que era a las 22.00, pero ella me señalaba el cartel e insistía: ‘No, aquí pone a las 20:49’. Yo le decía: ‘No, señora, no es la hora, es que la película se llama Blade Runner 2049…».
7 María José Perales Micó: proyeccionista durante 11 años · «Un día -no sabíamos por qué- a mitad de película se encendían las luces de la sala. Miré por todas partes, no había nada, pero seguía pasando y, encima, aleatoriamente… Al final descubrimos que había un fallo eléctrico, pero hasta que vinieron los técnicos yo tuve que estar presionando con el dedo el interruptor porque, si lo soltaba, la luz se volvía a encender. Y tenía que estar agachada. Nadie se enteraba, pero yo sudando… imagínate, estaba preocupada por el público. Estás viendo la película y, de repente, se enciende la luz. Era una agonía, me volví majara… Además, este tipo de cosas siempre pasa en viernes o sábado, cuando tienes más gente y con la película más gorda».
«El cine aguanta. Cuando salieron los videoclubs, todo el mundo decía que iban a matar el cine y ¿dónde están los videoclubs y dónde está el cine? Esto es muy grande, casi como un cuerpo celeste. Hace falta un armagedón para acabar con el cine», nos comenta Francisco Javier Vázquez, proyeccionista de cine
Agradecimiento a los cines Golem, Verdi y Kinépolis de Madrid.