¿Cómo llegan las armas y la munición a los terroristas del ISIS o a los rebeldes de las guerras africanas? ¿Quién las fabrica? ¿Quién las vende? James Bevan y su organización intentan responder a estas preguntas. Por Tim Bouquet / Fotos: Jude Edginton, Cordon Press y Getty Images
â¢Â MijaÃl Kaláshnikov, el armero arrepentido
No hay mucha gente que lleve puesto un chaleco antibalas cuando entra en una Iglesia, pero James Bevan no iba a encontrarse con Dios.
Iba en busca de armamento. CorrÃa el año 2016, y la iglesia católica de San Jorge en Qaraqosh (Siria) habÃa sido saqueada. Las paredes estaban emborronadas con pintadas islamistas. La ciudad acababa de ser liberada por los iraquÃes durante su ofensiva contra el Estado Islámico y su bastión en Mosul, a poco más de 20 kilómetros. Bevan, de 40 años, no tardó en localizar el arsenal: una caja con municiones. Fotografió el número de lote del fabricante. «Munición procedente de un paÃs de Europa del Este, fabricada en 2009». Tomó nota de cada cohete, proyectil de mortero y fusil ametralladora. También habÃa armas que Estados Unidos habÃa vendido legalmente a los grupos sirios que luchan contra el presidente Al-Asad; en algún momento habÃan cambiado de manos y habÃan ido a parar al ISIS.
¿Cómo se explicaba el fenómeno? Por requisas hechas en el campo de batalla, por combatientes que se habÃan pasado de bando, por redes contrabandistas…
«Viajan a las zonas en conflicto y recogen las balas cuando aún están calientes… para que cuenten su historia»
James Bevan tiene una misión: descubrir cómo la ferreterÃa bélica acaba en manos de indeseables y presionar a gobiernos y fabricantes para evitar que suceda. Para ello ha fundado la organización Conflict Armament Research (CAR), con sede en el Reino Unido. Las armas y municiones que ha encontrado en Qaraqosh, Mosul, Faluya, Tikrit y otros escenarios bélicos de Siria componen el informe Weapons of the Islamic State (‘Armamento de Estado Islámico’), un dosier de 200 páginas publicado por su organización el pasado diciembre.
Soldados iraquÃes inspeccionan armamento incautado al ISIS. El 20 por ciento de los cohetes antiblindados del grupo terrorista provenÃan de la UE
Se trata de un documento único, que ya ha tenido consecuencias. «Hemos proporcionado la información necesaria para que Bélgica e Irak investigaran y juzgaran a individuos que habÃan estado pertrechando al ISIS de modo ilegal. La información de que disponemos da mil vueltas a la que obra en poder de la inteligencia americana».
Tiroteos, asesinatos… Una vida al lÃmite
James Bevan no tiene miedo a las consecuencias de sus investigaciones. «Nunca me han asustado las cosas que hago». ¿Ni siquiera cuando las tropas rebeldes estuvieron persiguiéndolo y disparándole con las ametralladoras montadas sobre sus todoterrenos en Costa de Marfil? «Es verdad que me temblaban las piernas de tanto pisar el acelerador a 120 kilómetros por hora campo a través. Pero no lograron pillarnos.Con el tiempo te acostumbras a que te disparen. Hacemos lo posible por minimizar riesgos.
James Bevan: «La información que manejamos da mil vueltas a la de la inteligencia americana»
Nos desplazamos con rapidez, en parejas, a bordo de vehÃculos ‘casi a pelo’ (con mÃnima protección) para pasar inadvertidos, pero siempre corres el riesgo de tropezar con un explosivo escondido en la carretera y volar por los aires. Además, solemos operar en áreas pacificadas, ocupadas por militares que saben lo que se traen entre manos».
Un mercado negro muy floreciente
El problema es que la lÃnea del frente no siempre es clara y puede cambiar en cuestión de minutos. Bevan lo descubrió en Mosul. Pero el hallazgo que lo dejó realmente boquiabierto fue «la dimensión industrial» de las fábricas de armamento de ISIS. «Los técnicos y proveedores que trabajaban para Sadam operaron durante más de diez años bajo las sanciones de la ONU, asà que sabÃan arreglárselas sin materiales extranjeros. Eran habilidosos y ambiciosos, estaban organizados; tras la caÃda del régimen baazista de Sadam, cambiaron de bando y aportaron su técnica y su logÃstica a la creación del califato del Estado Islámico. El ISIS no surgió de la noche a la mañana».
«Es impresionante la dimensión industrial de las fábricas de armamento del ISIS. Cuentan con los mismos técnicos y proveedores de Sadam, que cambiaron de bando»
En el interior de unos almacenes en Mosul, Bevan encontró documentos y diagramas para fabricar bombas caseras y hasta drones armados. «La distribución y fabricación estaban centralizadas. Cada unidad y cada pieza venÃan con sus números de lote y serie, con sus pegatinas de control de calidad. Las lÃneas de montaje dispersas por Irak y Siria estaban produciendo proyectiles de mortero por decenas de millares, cohetes por millares. Algo impresionante».
El CAR, grupo que tiene un mandato de la Unión Europea, es el único organismo del mundo centrado en rastrear el origen de las armas y las municiones halladas sobre el terreno. Tiene su sede en una pequeña oficina en Londres, pero James Bevan y sus 28 colaboradores pasan la mayor parte del tiempo «incrustados» en ejércitos y fuerzas de seguridad cercanas a las lÃneas del frente en Irak, Siria y el Yemen, asà como en las regiones más violentas de Ãfrica.
Los niños soldados le abrieron los ojos
Fue precisamente en Ãfrica donde James se decantó por su inusual vocación profesional. En 2004 tenÃa 26 años y trabajaba como bibliotecario para Small Arms Survey, un grupo con sede en Ginebra que proporciona información a los gobiernos sobre armamento. Un dÃa, el director le preguntó a bote pronto: «¿Tienes ganas de viajar a Uganda?». No lo dudó ni un minuto.
A la salida de la terminal del aeropuerto ugandés de Entebbe lo recibió un representante de una pequeña ONG local que iba a conducirlo al norte, para que entrevistara a niños soldados reclutados por el Lord’s Resistance Army (LRA) o ‘Ejército de Resistencia del Señor’.
 Hay más de 300.000 menores soldado en el mundo. Muchos entran en combate; otros son cocineros, mensajeros, esclavos sexuales o niños bomba. A veces basta con ofrecerles comida y un lugar donde dormir para reclutarlos
«Diez minutos después, ya cerca del Palacio de Justicia de Entebbe, un hombre salió corriendo del edificio -recuerda-. Por todas partes habÃa policÃas con Kaláshnikov. Lo remataron a tiros sobre el capó de nuestro coche. ‘Va a ser un viaje movidito’, pensé».
Ninguno de los soldados a los que entrevistó en los campos de reintegración creados por el Gobierno pasaba de la adolescencia. «Como parte del lavado de cerebro los habÃan obligado a matar a sus amigos y a sus familiares para quebrar todos los vÃnculos. Mi vida estaba tan alejada de esos horrores que el único tema de conversación que tenÃa en común con esos chicos era el armamento».
Poco a poco fue dándose cuenta de que cada munición y cada Kaláshnikov seguÃan el mismo patrón: el armamento del LRA, fabricado en el Este de Europa, procedÃa del vecino Sudán, cuyo Gobierno estaba combatiendo a los insurgentes de lo que más tarde se convirtió en Sudán del Sur. Aquella era una guerra descontrolada, con varios frentes y múltiples peones en juego.
«Con el tiempo, te acostumbras a que te disparen. Con todo, hacemos lo posible por minimizar riesgos. Nos desplazamos con rapidez y casi sin protección para pasar inadvertidos»
Bevan redactó su informe y se dirigió a otra región de Uganda, a Karamoja, para observar a otros singulares peones de aquel escenario de terror. Los seminómadas que pastoreaban sus rebaños por el noreste de Uganda, el norte de Kenia, el sur de Sudán y el suroeste de EtiopÃa estaban envueltos en unos conflictos de clan que allà calificaban como ‘disputas entre cuatreros’, pero que tenÃan otra dimensión…
«Los ladrones robaban el ganado con morteros y ametralladoras pesadas», explica. Estos grupos humanos no habÃan cambiado mucho en los últimos dos mil años. «Los únicos objetos modernos que vi fueron garrafas de plástico para el agua… y los Kaláshnikov».
Bevan pasó más de tres años vagando con los clanes ganaderos de Karamoja. Las muertes en la región se sucedÃan a razón de mil al año. Fue en ese momento cuando cambió su vida. «Me di cuenta de que, si quieres comprender un conflicto, tienes que verlo con tus ojos. Y que solo puedes cortar el suministro de armamento si consigues establecer de dónde procede y quién lo suministra».
Cada bala cuenta una historia
Después estuvo al frente de un grupo de expertos de Naciones Unidas encargado de supervisar la seguridad en Costa de Marfil y, finalmente, a finales de 2011 fundó el Conflict Armament Research. Primero consiguió algo de dinero del Gobierno suizo y, más tarde, una financiación más sustancial de la Unión Europea y el Gobierno alemán. El CAR tiene un presupuesto anual de siete millones de libras, y casi todo el dinero se destina al trabajo de campo y los salarios de sus 28 empleados.
«Resulta alarmante la velocidad con que las armas van de un lado a otro. Un misil fue fabricado en Bulgaria, transportado a Estados Unidos, reexportado y desviado a los islamistas en Ramadi (Irak)… en solo 50 dÃas»
La auténtica labor detectivesca se desarrolla sobre el terreno. AllÃ, cada casquillo y cada proyectil que se recuperan cuentan su propia historia.
«Un cubo lleno de munición viene a ser una invitación a escudriñar su pasado; su lectura permite que descubras las distintas asociaciones comerciales y alianzas responsables de su presencia en una ubicación precisa. Más del 60 por ciento del armamento del ISIS que hemos examinado ha sido fabricado antes de 1990. La mitad proviene de la antigua Unión Soviética y China, y más de la tercera parte es originaria de paÃses de la UE… pero cada vez nos encontramos con más munición fabricada en 2010». ¿Por qué?
Los del CAR se las ingenian para que los gobiernos de Europa del Este les den información, también la India, donde los grupos terroristas han estado comprando detonadores. CompañÃas como Toyota y Microsoft Mobile también se avienen a colaborar con ellos, y muchos fabricantes de circuitos eléctricos, de productos quÃmicos, de fertilizantes y de componentes electrónicos que se usan en la elaboración de explosivos. Pero no todo el mundo colabora. TurquÃa se niega; Estados Unidos también se resiste.
Hay 650 millones de armas en el mundo. Cada año se fabrican 8 millones más y 16.000 millones de balas. España es uno de los 10 principales fabricantes
Se sabe que la OTAN y otros ejércitos emplean armamento con calibres diferentes al suyo (por ejemplo, de los rusos) para probarlo en los llamados ‘juegos de guerra’ y comprobar asà su efectividad contra los blindajes. Lo que no es legal es revendérselo a terceros sin autorización. Estados Unidos y Arabia Saudà -que han firmado pero no ratificado el tratado internacional para el comercio de armamento- se saltan la normativa a la torera.
«Nada más llegar a Uganda, un hombre salió corriendo del Palacio de Justicia. Por todas partes habÃa policÃas con Kaláshnikov. Lo remataron a tiros sobre el capó de nuestro coche. ‘Va a ser un viaje movidito’, pensé»
Otro dato, el 20 por ciento de los cohetes antiblindados desplegados por el ISIS en Irak y Siria fueron fabricados en la UE. Resulta alarmante la velocidad con que las armas van de un lado a otro. «Este misil (muestra un 9M111MB-I) fue fabricado en Bulgaria, transportado a Estados Unidos, reexportado y desviado a Ramadi… en solo 50 dÃas».
Nuestro entrevistado sigue poniéndose el casco y el chaleco blindados tres o cuatro veces al año, «porque es necesario ver con tus propios ojos qué es lo que está pasando». La llamada ‘guerra contra el terrorismo’ no se ha terminado, me recuerda Bevan.
«En Siria todavÃa quedan bandas armadas hasta los dientes. El Estado Islámico está abandonando el combate en campo abierto y decantándose por la insurgencia, por eso estamos viendo más explosivos de fabricación casera».
Y nos recuerda: todas las fronteras son porosas. «Yo mismo he transportado dos fusiles de asalto AKM desactivados desde Suiza al Reino Unido, sin que nadie me registrara el coche».
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