Un colectivo bien organizado
Ningún colectivo está tan bien organizado como el de las mariscadoras; en la imagen cosechan almeja y berberecho en la ría de Noia
Ningún colectivo está tan bien organizado como el de las mariscadoras; en la imagen cosechan almeja y berberecho en la ría de Noia
Alejandra es hija y madre de mariscadora. Siendo una veterana, continúa usando pantalones impermeables y botas de agua, como fue lo habitual durante décadas.
Hoy reinan los trajes de neopreno, que protegen más del frío, pero -pensados para la fisonomía masculina- forman pliegues que dificultan la movilidad. Una asociación impulsa un proyecto para crear un diseño aislante, ligero y flexible que, además, mitigue los dolores cervicales, lumbares y articulares tan comunes entre las mariscadoras
Marisa, mariscadora por tradición familiar, camina hacia la faena en la ría de Ferrol. Lleva toda la vida en el mar, pero ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y usa neopreno y una tabla de ‘bodyboard’ para colocar el marisco en el agua y tener a mano un flotador
Las mujeres también trabajan en otros sectores de la industria del mar, como el cultivo de mejillón en bateas
De izquierda a derecha. Yoli, Irene y Rocío, de la cofradía de Barallobre. En esta sala se reúne cada día el marisco recogido por las mariscadoras y se pone a la venta. Cualquiera puede acercarse a comprar
El mar es hereditario. Rosana, hija de mariscadora y de percebeiro, lo sabe bien. Tras superar un cáncer de mama, sin embargo, aspira a cambiar de oficio. Madre de dos hijos, desea un futuro laboral menos incierto para ellos
Además de compañeras, muchas d estas mujeres son amigas de infancia. Juntas acuden a las sesiones de zumba en la asociación vecinal de Villarrube o los bailes de salón domincales en la discoteca Zeus de Pontedeume
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