La «carretera que lleva al cielo»: más de 600 curvas a 4200 m de altitud
Pekín invierte en infraestructuras para apaciguar una región conflictiva. Por Fernando Goitia
Esta carretera es una metáfora. Sus 75 km de curvas (más de 600) pulcramente asfaltadas a
4200 m de altitud simbolizan la doble estrategia de Pekín para apaciguar el separatismo en la provincia de Sinkiang. Por un lado, el Gobierno somete a la mayoritaria población islámica china a un control férreo y brutal. Por otro, inyecta millones en desarrollar la región, fronteriza con Rusia y Asia Central y eje clave del comercio hacia Europa.
Son más de 600 curvas en 75 km y a 4200 m de altitud
La calzada en cuestión, inaugurada en julio tras una obra meteórica, dota a los habitantes del Tashkurgán –en el Pamir, la segunda meseta más alta del planeta– de una vía asfaltada y moderna; toda una excepción entre las diez pistas más elevadas del mundo. Al estilo grandilocuente imperante en el país, los lugareños la han bautizado como la «carretera que lleva al cielo».