Sucederá el 26 de septiembre y será el concierto más caro de la historia. Global Goal Live costará 54 millones -pagados por seis multinacionales- y surge para presionar a gobiernos e instituciones a movilizar 315.000 millones anuales contra la pobreza. Por Fernando Goitia

Red Hot Chili Peppers, Ozzy Osbourne o Eddie Vedder serán algunos de los que actúen en seis conciertos simultáneos -Nueva York, Lagos, Seúl, Dubái y dos más en Europa y América Latina-, a los que asistirán más de medio millón de personas.

El festival retoma el espíritu de Live Aid, que en 1985 reunió en Londres y Filadelfia a 76 leyendas de la música y recaudó 127 millones de dólares contra el hambre en África. Esta vez no habrá teletones.

El evento será, en sí, un gran llamamiento a la acción global de los poderosos. Tampoco habrá entradas a la venta. Se premiará, en este sentido, el activismo dirigido a presionar a esos poderes. Sirve, por ejemplo, un tuit que urja al Gobierno a destinar en ayuda al desarrollo el 0,7 por ciento de la renta nacional bruta (hoy dedica el 0,23 por ciento).

No habrá entradas a la venta. Para conseguir una, hay que convertirse en activista contra la pobreza

Los activistas más enérgicos participarán así en una gran rifa global de entradas. Es un nuevo modelo de activismo iniciado por Global Citizen, organización que aspira a movilizar a 100 millones de personas para que de verdad se alcancen los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU en 2030, tal como reza el acuerdo firmado por 193 países en 2015.

Un cartel de mucho peso: Muse, Shawn Mendes, Billie Eilish, Usher, Pharrel Williams, Hugh Jackman, John Legend, Lizzo, Coldplay, Cindy Lauper, Janelle Monáe, Alicia Keys, Miley Cyrus, Metallica, HER, Idris Elba.

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