En pleno estado de alarma, los narcotraficantes no aflojan. «Deben de ser inmunes al coronavirus», comenta este comisario que lleva casi 25 años persiguiendo narcos en nuestro país y que continúa haciendo grandes redadas en medio de la cuarentena. El jefe de la Brigada Central de Estupefacientes no baja la guardia. De esa otra guerra global, que muta abriendo nuevas rutas y mercados, hablamos con él. Por Fernando Goitia / Fotos: Carlos Carrión
El crimen no entiende de coronavirus. Los narcotraficantes deben de ser inmunes, porque no paran ni van a parar. Y nosotros tampoco, claro». Antonio Martínez Duarte es el comisario jefe de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional. Él y sus 135 efectivos no han dejado de trabajar estos días, pese a la epidemia. «En los cuatro primeros días del estado de alarma hicimos cuatro operaciones muy importantes: diez detenidos por 150 kilos de cocaína, otra operación en el norte de 80 kilos, 28 kilos de heroína en Marbella, 38 fardos de hachís en Huelva…». A sus 47 años, Martínez Duarte lleva combatiendo al narco media vida, desde su ingreso en la Brigada a los 25 hasta convertirse, en 2017, en su máximo responsable.
XLSemanal. ¿Teme que el coronavirus afecte de algún modo a la lucha contra el narcotráfico?
Antonio Martínez Duarte. Esperemos que no, porque lo principal en este combate es no bajar la guardia. La gente trabaja con guantes, guardamos las medidas recomendadas, pero las investigaciones no se pueden descuidar. Los narcotraficantes no han dejado de trabajar con el estado de alarma y seguro que aprovecharán este momento de debilidad para enviar más droga, pero ni con coronavirus les vamos a dejar.
XL. Juzgados y Fiscalía están bajo mínimos, ¿no?
A.M.D. Pero en la Audiencia Nacional hay un juzgado y una fiscalía operativa. España lleva años siendo un país donde a los traficantes se les hace muy complicado trabajar. La presión policial se ha mantenido estable desde los tiempos de la Operación Nécora.
XL. Quiere decir, a pesar de los cambios de Gobierno…
A.M.D. Claro, ese es el gran éxito: no haber cambiado de dirección con cada administración, como pasa en otras áreas. Todos los ministros han mantenido el mismo eje.
XL. ¿Cree posible acabar algún día con el narcotráfico?
A.M.D. No. Es imposible. Nuestro trabajo, como policías, consiste en dificultar al máximo el negocio de esta gente y minimizar así sus efectos nocivos en la sociedad. Y hay que colaborar porque, como muestra esta epidemia, las fronteras ya no significan gran cosa en el mundo.
XL. Dice la ONU que se ha duplicado la producción de cocaína. ¿Tiene algo que ver la paz en Colombia?
A.M.D. Sí, es un efecto negativo de la paz: ha permitido a los grupos criminales de esas zonas reforzar su actividad. Además, una disidencia de las FARC ahora lidera el cultivo y garantiza el transporte.
XL. Y este aumento de la producción, ¿adónde va?
A.M.D. Se abren nuevas rutas y mercados. EE.UU. ya está muy abastecido, Europa también, y se van hacia Europa del Este, Rusia…
XL. ¿España, entonces, ya no es la puerta de Europa para la droga?
A.M.D. Siempre nos colgaban ese sambenito, pero ya no lo somos. Lo vimos hace unos años, tras muchas detenciones de calidad por cocaína, que en las escuchas decían: «No, no, por España nada. Dejadlo por un tiempo». Y ese tiempo se ha alargado.
XL. ¿A partir de qué fecha estaríamos hablando?
A.M.D. De 2009, cuando desarticulamos grandes grupos de narcotransportistas gallegos y se intervinieron unos 10.000 kilos en dos operaciones. Aquello fue un punto de inflexión tremendo. El colombiano empezó a perder la confianza en entrar por España y se puso a buscar otras rutas: Marruecos, Bulgaria, Grecia, África Occidental, Libia y, sobre todo, Holanda y Bélgica.
XL. ¿Y desde entonces?
A.M.D. En los últimos cuatro años se han multiplicado las intervenciones de forma exponencial. Todos los cabecillas andaluces están dentro o fugados: Antonio y Francisco Tejón -jefes del clan de Los Castaña-, detenidos; Emilio el Moro también; Messi, fugado; el Yeyo de Huelva, fugado… Y en Galicia, igual, las organizaciones no levantan cabeza, solo que allí llevamos más años.
XL. Es imposible saber cuánta droga se mueve, pero ¿cómo cuantifican el éxito de su trabajo?
A.M.D. Hablar de éxito en este campo es difícil, pero un indicador muy fiable es el precio del kilo. Y lleva mucho tiempo estable.
XL. ¿Qué significa eso?
A.M.D. Que les cuesta meter grandes cantidades, porque cuando entra mucho, sobre todo por Galicia, se abaratan los precios. En Holanda y Bélgica, sin embargo, el precio ha bajado por las enormes cantidades que entran por allí.
XL. ¿A cuánto está el kilo gallego?
A.M.D. Oscila entre 28.000 y 30.000 euros. Hasta 2009 rondaba los 22.000.
XL. Pero en España sigue entrando droga. El 70 por ciento del hachís que entra a Europa lo hace por nuestro país…
A.M.D. No lo sabemos con exactitud, pero sí, un 60 o 65 por ciento puede ser. Es muchísimo, pero es que antes era mucho más, casi todo pasaba por aquí. La mayoría del hachís sigue pasando por España, pero ahora también va de Marruecos a Libia y de allí a Egipto, Siria, Israel y el este de Europa. No podemos demostrar la financiación de grupos armados, pero seguro que se da.
«La droga hoy viaja en grandes barcos mercantes. Como si fuera un distribuidor a domicilio, el barco va soltando la carga en distintos puntos»
XL. En noviembre se halló en Galicia un semisumergible cargado de cocaína, el primero capturado en Europa. ¿Qué importancia tiene este hallazgo?
A.M.D. Poca. Fue llamativo, pero no sirvió para desarticular a la organización detrás de la operación, que es siempre nuestro objetivo. Llevamos desde 2006 diciendo que los gallegos usan este sistema y todos nos decían que era imposible. La DEA también lo cree: desde Sudamérica hacia África y Europa.
XL. Es solo un método más…
A.M.D. Eso es. Para una o dos entregas al año quizá porque la droga, cada vez más, viaja en mercantes. Meten muchísima en un contenedor y, como si fuera un distribuidor a domicilio, el barco la va soltando en distintos puntos hasta llegar al destino final.
XL. ¿Sueltan la droga en altamar?
A.M.D. Eso es. Abren el contenedor y la van arrojando. El capitán está implicado y, entre la tripulación, el que no lo esté hace la vista gorda por la cuenta que le trae. El año pasado, EE.UU. intervino un contenedor con casi 20.000 kilos de cocaína con destino a Europa. Se repartiría a lo largo de su ruta marítima establecida entre organizaciones españolas, italianas u holandesas.
XL. ¿Cómo se detecta la droga en puertos como Algeciras o Valencia, con un tráfico de cinco millones de contenedores al año?
A.M.D. Es imposible intervenir un barco de estos y registrar 4000 contenedores. Cuentan con ello. Para nosotros, todo se sustenta en la información, en la investigación y en la cooperación internacional, para saber de antemano que en tal barco viene mercancía.
XL. En agosto se detuvo al presidente del comité de empresa de los estibadores de Málaga. ¿Sin cómplices en el puerto es posible el tráfico?
A.M.D. Siempre tiene que haber corrupción en el puerto, porque cuando llega a España rompen el precinto, sacan la droga y lo vuelven a precintar como si nadie hubiera abierto el contenedor. Si participas en sacar mercancía, igual te caen 200.000 euros. Pero nosotros tenemos todo el tiempo del mundo y si hay gente que gasta dinero que no corresponde a su nivel de ingresos, la Policía lo ve, lo investiga y, si viene del narcotráfico, caerá tarde o temprano.
XL. ¿Ha habido algún caso de corrupción en la Brigada?
A.M.D. Ninguno, nunca. Hace dos años cumplimos cinco décadas y el comisario general, en su discurso, resaltó la ausencia de corrupción interna. Y, créeme, es muy difícil que una unidad que trabaja con estos asuntos se mantenga limpia.
XL. ¿A qué lo atribuye?
A.M.D. A la concienciación del personal. Todos somos voluntarios; sientes que combates la delincuencia… Además, nos movemos mucho; las organizaciones no tienen forma de crear vínculos. A diferencia del policía de aduanas o del que trabaja y vive en la zona. Hay más tentaciones y sus circunstancias son otras.
XL. ¿Qué organizaciones operan en nuestro país?
A.M.D. Albaneses, búlgaros, serbios, colombianos, italianos, rusos y, sobre todo, marroquíes. Vienen a organizar operaciones. Tienen sus oficinas en Madrid…
XL. ¿Sus oficinas?
A.M.D. Sí, hacen reuniones, blanquean dinero, aunque los temas de lavado no son competencia nuestra. Buscan estar tranquilos, hacer contactos…
XL. Pues en la Costa del Sol se han producido asesinatos, ajustes de cuentas…
A.M.D. Es cierto, con mucho holandés-marroquí de por medio. Y es raro porque, al no traficar hacia España, no se enfrentan por el mercado. Además, saben que aquí no pueden exagerar con la violencia porque, si se ponen a asesinar, la presión se multiplicará. Y lo importante para ellos es el negocio. Te pondré un ejemplo. ¿Por qué el gramo de cocaína lleva años y años costando 60 euros?
XL. Dígamelo usted.
M. D. Porque es un precio suficiente para mantener sus márgenes. Y el hachís, igual. Mantienen los precios y fidelizan a los consumidores. Se rigen por las leyes del mercado y aplican el análisis económico como en cualquier otro campo.
XL. ¿Esa es la razón por la cual Galicia y el sur de Andalucía no se han convertido en Sicilia?
A.M.D. Y por la colaboración ciudadana -tenemos una dirección de e-mail muy útil: antidroga@policia.es-; las organizaciones sociales no se han rendido. Que la gente actúe y se movilice es importantísimo. La prensa también es clave para evitar que mantengan la invisibilidad que desean. Y, como te decía, por supuesto, por la presión policial constante…
XL. Pero ni la Policía ni el Gobierno pueden depender de lo que publiquen los medios de comunicación para actuar.
A.M.D. A ver, nosotros estamos acostumbrados a trabajar con lo que tenemos y no nos quejamos; lo haces lo mejor que puedes con los recursos que tienes, pero que salgan cosas en la prensa ayuda.
XL. ¿Se refiere a la situación que se vivía en el Campo de Gibraltar? En 2008, un narco fue liberado del hospital por 20 encapuchados, los agentes eran atacados a pedradas con frecuencia…
A.M.D. Sí, lo del hospital salió en prensa e hizo que la maquinaria del Estado se pusiera en marcha. Porque eso ya no era solo narcotráfico, que nosotros nunca dejamos de investigarlos y perseguirlos, sino de seguridad ciudadana. Se ampliaron efectivos y la Secretaría de Estado montó planes específicos con resultados excelentes para las comisarías de la zona, que estaban al 80 por ciento de personal.
«Los narcos se mueven ahora en furgonetas porque un pueblerino en un Ferrari da mucho la nota»
XL. ¿Y qué mejoras implicó?
A.M.D. Se descongestionaron los juzgados locales, el control se hizo más estricto y obligamos a los narcotraficantes a buscar otros puntos de descarga. Ya no entra todo por el Campo de Gibraltar.
XL. Sigue entrando entonces, pero más disperso. ¿Seguro que es mejor así?
A.M.D. Para ellos es más incómodo ahora, más difícil, porque no pueden irse muy lejos de su casa, donde tienen la infraestructura y a su gente. Se están yendo principalmente al Guadalquivir y a Huelva, zonas en las que ya tenemos un gran despliegue policial y los estamos esperando.
XL. ¿La crisis de 2008, el aumento del paro, impulsó el negocio de los narcos en el Campo de Gibraltar?
A.M.D. Bueno, es cierto que allí hay problemáticas sociales estructurales: empleo, educación, pobreza… Y por vigilar seis horas una esquina por si viene la Policía te pagan 3000 euros al día. Y en cada descarga tienen a 30 así. Pero en esos mismos barrios hay mucha gente que madruga y se gana la vida trabajando de verdad. Quien elige el camino de la delincuencia lo hace porque quiere.
XL. ¿Qué diferencia al narco gallego del andaluz?
A.M.D. El gallego es más cerrado y discreto. También porque el reproche penal de la cocaína es mayor: un mínimo de nueve años, por tres del hachís. Por eso, los del sur entran y salen más de prisión. Allí, además, todos ostentan; les gusta fardar al estilo mafioso con chándal y cadenón de oro.
XL. Todo el mundo, de hecho, sabe quiénes son y ustedes, por supuesto, también.
A.M.D. Claro. Un pueblerino con un Ferrari siempre da mucho la nota. En cualquier sitio. Ahora se mueven en furgonetas y elevan los muros de sus mansiones para que se vean menos.
XL. Hace años, en tiempos de la serie Breaking bad, le pregunté a su antecesor por la metanfetamina y me dijo que no había llegado a Europa. Pero el año pasado hubo decomisos. ¿Empieza a entrar?
A.M.D. Sí, metanfetamina, cristal es algo muy novedoso y muy peligroso. Nos está empezando a llegar de México. En 2016, la mayor aprensión en Europa, que la hicimos nosotros, fue de 100 kilos. Pero en 2019 intervenimos más de 1800. Todo el mundo nos pide información, porque todavía no hay un mercado bien establecido, pero está in crescendo. Hemos desarticulado grupos de rumanos, polacos y españoles relacionados con esto.
XL. En 2019 también han golpeado con dureza al cultivo y tráfico de marihuana. ¿Se está convirtiendo España en una gran plantación?
A.M.D. La marihuana está en alza, sí. Es ya uno de los pilares de nuestras líneas estratégicas porque no podemos permitir que España sea un país de cultivo ni de distribución. Quisimos dejarlo claro el año pasado con la Operación Verde. más de 900 detenidos en más de 300 plantaciones, aprensiones por toda España: Cuenca, Algeciras, Granada, Cádiz, Valencia, Cataluña, Pamplona…
XL. ¿Quiénes están detrás de este negocio?
A.M.D. Españoles, británicos, holandeses y, sobre todo, los chinos.
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