A vista de ‘goliat’
Uno de los diez diques secos que componen el astillero, fotografiado desde una de las grúas gigantes, llamadas ‘goliats’. Cinco de los diez primeros astilleros del mundo son surcoreanos. Los otros, japoneses y chinos. Hyundai planea fusionarse con Daewoo, el otro gran constructor surcoreano, lo que supondría acaparar el 50 por ciento del mercado de los buques de carga.
Avanza un gigante
Embarcaciones como el Clipper Wilma de la imagen miden el equivalente a tres campos de fútbol y tienen la altura de un edificio de ocho plantas. El bulbo va sumergido para facilitar la estabilidad. Estos barcos, denominados ‘metaneros’, transportan gas licuado natural o derivado del petróleo. Son los más rentables para el constructor y una especialidad de este astillero.
Un mercado en renovación
Cientos de elevadores se usan para los trabajos a gran altura. La demanda de barcos ha aumentado en los últimos años porque las navieras deben renovar sus flotas para cumplir las normas sobre emisiones. Los barcos de carga tienen que mejorar por ello su eficiencia energética con el fin de reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Asegurar las hélices
Esta es una prueba que se realiza para comprobar que el eje que une el motor con la hélice está correctamente alineado y no tiene ninguna desviación u holgura en su ensamblaje. La hélice es una gran pieza de fundición formada por una aleación de bronce con un pequeño porcentaje de aluminio. Pesan entre 20 y 40 toneladas cada una.
Una forma de hacer las cosas
Ingenieros de diferentes países e inspectores internacionales comprueban los resultados de las pruebas del motor del barco. Hyundai fue fundado por Chung Ju-yung en 1947, un empresario fallecido en 2001 que forma parte de la ‘mitología’ surcoreana por sus sacrificios y su éxito. En el museo de la compañía, en Ulsan, se exhiben los dos pares de zapatos que usó durante 30 años; a pesar de su enorme fortuna, los reparaba, pero no los cambiaba.
Primera navegación
El barco sale por primera vez del astillero ayudado por varios remolcadores. Durante una semana realiza las pruebas de mar –con maniobras que ponen el barco al límite: simulacros de extinción de incendios, navegación en zigzag, giros de 180 grados…– y se comprueban todos los sistemas de navegación. Las grandes iniciales LGP (‘gases licuados del petróleo’) deben ser bien visibles. Una fuga de gas licuado sería catastrófica, así que las soldaduras se inspeccionan al milímetro.
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