Pasión por el ajedrez: el triunfo de la apertura española
La serie ‘Gambito de dama‘ no ha sido el único detonante. También la pandemia, Internet, la Inteligencia Artificial y el empoderamiento femenino han sido claves para que se dispare el interés por el ajedrez en nuestro país. Y que ya vivió dos décadas doradas en el mundo el siglo pasado gracias a Bobby Fischer, en los setenta y al duelo entre Kárpov y Kaspárov en los ochenta. Hablamos con los jóvenes españoles que lideran ese cambio, los campeones de España David Antón y Sabrina Vega -entre otros-. Por Carlos Manuel Sánchez / Fotos: Miguel Pereira
• Magnus Carlsen, el verdadero juego del campeón mundial de ajedrez
Un huracán ha barrido el planeta del ajedrez y lo ha puesto patas arriba. El huracán se llama Beth, por Beth Harmon, el personaje de la serie de Netflix Gambito de Dama, que ha disparado la popularidad de un juego que fascina a la humanidad desde hace quince siglos. Pero la ficción televisiva solo es un componente más de una serie de factores determinantes: pasamos más tiempo en casa; vivimos más conectados que nunca; las máquinas no solo juegan entre ellas a un nivel inalcanzable para cualquier humano, sino que ayudan a los humanos a acelerar su aprendizaje; y las chicas han echado la puerta abajo de un club que, hasta hace poco, era de caballeros.
El ajedrez es una asignatura en muchos colegios, una terapia psicológica… y también un negocio donde no faltan youtubers e influencers, tutoriales, retransmisiones en streaming y derechos de televisión. Daniel Muñoz, autor de El método Zugzwang, el libro de ajedrez más vendido en Amazon, lo resume así: «La discusión tradicional de si el ajedrez es una ciencia o un deporte se ha quedado obsoleta. Ahora es, sobre todo, un entretenimiento. Un espectáculo global».
Un ajedrez bello y desconocido
Muñoz, que mantiene un blog divulgativo y dirige una escuela on-line, recuerda que no daba crédito cuando vio que las visitas a sus webs se disparaban por el ‘efecto Harmon’. «Fue brutal, una locura». Y señala los antecedentes que hicieron que la serie llegase en el momento oportuno. «El ajedrez vivió dos épocas doradas en el pasado siglo. En los años setenta, gracias a Bobby Fischer; y en los ochenta y los noventa, con el interminable duelo entre Kárpov y Kaspárov. Pero no tienen ni punto de comparación con el auge que estamos viendo en la actualidad. Y eso que desde 1997, cuando el ordenador Deep Blue venció a Kaspárov, las computadoras nos mandaron, por así decirlo, a la segunda división». En realidad, las máquinas también han contribuido a esta popularidad. «En el siglo XXI hemos vivido una revolución tecnológica que culminó en 2018, cuando AlphaZero -el motor de ajedrez de la compañía DeepMind (filial de Google)- aprendió a jugar en cuatro horas y venció a Stockfish, al que se consideraba invencible. Y lo hizo con un estilo sensacional, con sacrificios que no eran nada robóticos, pero que nunca se le ocurrirían a un humano. Era un ajedrez bello y desconocido», explica Muñoz. Al algoritmo de AlphaZero sus creadores solo le enseñaron las reglas. A la nueva versión, MuZero, ni siquiera eso. Aprende cualquier juego sin ninguna indicación sobre cómo se juega. Y ya es el mejor al ajedrez, al Go… Y a lo que le echen.
Ahora se juega más rápido. Las partidas tipo ‘bala’ duran menos de un minuto. «El ajedrez ‘on-line’ se parece más a un videojuego. Es adrenalina», explican
Los seres humanos estamos un escalón (o varios) por debajo. Paradójicamente, eso nos ha quitado presión. Nadie aspira a jugar la partida perfecta. Si Magnus Carlsen -el actual campeón del mundo- cae en una trampa en una partida en línea, el vídeo genera visitas, tráfico… y dinero. Y se cometen más errores que nunca. Porque se juegan más partidas que nunca. Y también porque se juega más rápido que nunca. Las partidas estilo ‘bala’ duran menos de un minuto. «Esto no sucede en el ajedrez presencial porque solo en mover la pieza y luego pulsar el reloj se te van dos segundos. El ajedrez on-line se parece más a un videojuego. Es adrenalina», resume Muñoz. ¿El futuro? Los grandes maestros son cada vez más precoces porque los niños se entrenan con ordenadores… y también las niñas. Beth Harmon es un personaje ficticio, pero la primera mujer que ganará el campeonato del mundo absoluto ya ha nacido.
CAMPEONES DE ESPAÑA DE AJEDREZ
SABRINA VEGA, Las Palmas, 34 años. Campeona de España y Premio Reina Sofía del Deporte
«Me negué a ir al mundial de Arabia Saudí porque me exigían jugar con velo».
«El ajedrez te enseña a tomar decisiones, ya que cada jugada es una de ellas. Yo tomé una muy difícil. Me negué a ir al mundial de Arabia Saudí. Lo hice porque se nos exigía jugar con velo y porque es un país que no garantiza la libertad de la mujer. Los premios económicos eran tentadores, pero los valores están por encima. El ajedrez es un reflejo de la evolución social. Vivimos una época de concienciación sobre la necesidad de que la mujer tenga un papel más activo. Por eso, el tirón de la serie Gambito de Dama es una oportunidad para acercar el ajedrez al gran público y para animar a que jueguen más niñas y que luego no abandonen en la adolescencia, como sucede a menudo».
MARÍA RODRIGO, Madrid, 30 años. Maestra fide y psicóloga sanitaria
«Antes era la ‘rarita’. Hoy, al oír que soy ajedrecista, dicen: ‘¡Qué pasada!'».
«En mi club éramos dos niñas rodeadas de chicos. Luego fui la ‘rarita’ y ahora, gracias a la serie, cuando se enteran de que me dedico al ajedrez, me dicen ‘¡qué pasada!’. Que no haya mujeres en la élite se explica por una cuestión estadística (somos menos jugadoras) y un factor cultural. Evolutivamente, la mujer está más acostumbrada a colaborar y el hombre, a competir. Además, el cerebro masculino procesa más rápido la información visual, mientras que las mujeres tenemos más desarrollada la memoria. Pero en diez años veremos a chicas luchando por el título mundial. Estoy terminando mi tesis sobre la aplicación terapéutica del ajedrez a pacientes con TDAH. Mejora la atención, la planificación, la tolerancia a la frustración… Yo estoy tan acostumbrada a perder que gestiono mejor las emociones. Y en el ajedrez no puedes echarle la culpa a nadie».
DAVID ANTÓN, Murcia, 25 años. Campeón de España
«Yo prefiero ver una partida entre ordenadores que una de Kaspárov, y eso que es mi ídolo».
«Mi padre me enseñó a jugar a los 4 años y soy profesional desde los 18. Dejé la carrera al ver que no podía compaginarla con los torneos. Se puede vivir bien del ajedrez. Yo me dedico sobre todo a competir, pero también comento y hago vídeos, aunque no me considero un influencer: no soy muy activo en las redes sociales. Los ordenadores han cambiado la manera de entrenar. A veces, son muy sosos de tan perfectos, pero me alucina ver un movimiento que solo entiendes veinte jugadas más tarde. Yo prefiero ver una partida entre AlphaZero y Stockfish antes que una de Kaspárov, y eso que es mi ídolo… ¡Claro que hay chicas que me ganan! Con Hou Yifan, la campeona china, he jugado dos veces. Una hicimos tablas y otra perdí. Es una pena que ya no compita: estaría muy arriba».
CECILIA GUILLÓ, Madrid, 16 años. Campeona del mundo sub-16, ritmo rápido
«En las partidas lentas me como mucho la cabeza».
«En otros países, el ajedrez ya es un deporte de masas; en Georgia juega todo el mundo. Pero nunca pensé que aquí interesaría a tanta gente. Me gustan las partidas rápidas porque confías en tu intuición, y la primera jugada que piensas suele ser la buena. En las lentas, me como mucho la cabeza. Tampoco me concentro con igual intensidad al leer un libro».
JAIME REY, Madrid, 10 años. Subcampeón de España sub-10
«Termino rápido los deberes para poder entrenar. El ajedrez me hace feliz».
«Aprendí en el club de ajedrez de Getafe. Mis padres no juegan. En el colegio, me va muy bien. Termino rápido los deberes para poder entrenar. Le dedico al ajedrez todo el tiempo que puedo. A los torneos viajo con mi familia. Es como ir de vacaciones. Mis padres procuran que no me preocupe ni me ponga nervioso. Se hacen muchos amigos jugando. El ajedrez me hace feliz».
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