El One Vanderbilt tiene vistas de vértigo y un efecto inmersivo que cambia según la hora. Es la nueva apuesta turística de la Gran Manzana. Por L. Gómez
A Nueva York le ha costado salir de la pandemia, pero lo está haciendo por todo lo alto. Uno de los eventos más importantes de esta etapa posconfinamiento ha sido la inauguración del One Vanderbilt, un rascacielos de 427 metros de altura y 73 pisos (93 con el observatorio) en el Midtown Manhattan, entre las calles 42 y 43, cerca de la estación Grand Central y el edificio Chrysler.
Se terminó de construir en 2020, pero es ahora cuando puede visitarse. El ‘corazón’ del edificio es The Summit, una galería de arte que se extiende de los pisos 91 al 93, con la instalación Air, de Kenzo Digital, que sumerge al visitante en un juego de espejos. Nueva York se multiplica, como si la ciudad estuviera patas arriba.
El efecto cambia según el tiempo y la hora del día. Ahora que Estados Unidos acaba de abrir sus fronteras por primera vez al turismo desde que comenzó la pandemia, sin duda va a ser uno de sus mayores reclamos.
La instalación artística ‘Air’ sumerge al visitante en un juego de espejos que pone patas arriba la ciudad
En los últimos años, Nueva York ha hecho una gran apuesta por los rascacielos. El One Vanderbilt se une a los seis recientes y enormes edificios construidos en la Billionaires’ Row, la ‘avenida de los multimillonarios’, junto a Central Park.
El One57, el primer rascacielos de la Billionaires’ Row, se completó en 2014 y mide 306 metros. El último en incorporarse a esa avenida (que no es exactamente una avenida pero que gira en torno a la calle 57) es el Steinway Tower, a punto de terminarse. Ubicado en el 111 West de la calle 57 es el que produce más impresión por su trazo finísimo. Se llama así porque se levanta en parte sobre el Steinway Building, la sede de la compañía de pianos, que se construyó en 1925.
Junto a ellos, con 472 metros de altura, la Torre Central Park se ha convertido en el edificio residencial más alto del mundo. Aunque no en el más caro. Ese récord lo ostenta la torre 220 Central Park South. Pese a ser más pequeña, vende los pisos más caros de la ciudad… y del mundo. En 2019, uno de sus apartamentos se vendió por 240 millones de dólares, el más caro en la historia de Estados Unidos.
Pero todavía hay propuestas más osadas esperando su turno. Uno es el Big Bend, ‘la gran curva’, un proyecto del imaginativo arquitecto Ioannis Oikonomu. Como su nombre indica, la singularidad del edificio es que curva su estructura para convertirse en un arco, pero permitiendo que la parte arqueada sea habitable. Y haciéndolo, además, a la altura de las nubes.
Puede ser una locura o una genialidad. Pero si tecnológicamente es viable, no le faltarán inversores. Todo lo que suponga un desafío a ‘la ciudad que nunca duerme’ es bien recibido por los especuladores.