Recuerda un lector la eterna juventud de Mafalda, el personaje creado por Quino, en el que pervive el genial dibujante. Su mirada lúcida, inconformista y siempre alerta ante las inconsistencias de los adultos es un buen ejemplo para los jóvenes de todas las edades, aquellos que no dejan de mantener la ilusión por el futuro y por construir un mundo mejor. Buen ejemplo es la protagonista de la carta de la semana, aunque su edad la llevara a una UCI, de la que su sonrisa y su ánimo la ayudaron a salir. Y quizá no es tan buen ejemplo el de esos jóvenes por edad que ceden a la inconsciencia de ignorar que los platos rotos de este tiempo, y que por la fortaleza de sus pocos años creen que no les conciernen, los tendrán que pagar ellos durante décadas. LA CARTA DE LA SEMANA
Una simple sonrisa
Eso es la vida. Una simple sonrisa. Soy médico internista. Dirijo un servicio en un pequeño hospital de un pequeño lugar. Nada importante. Hace un mes yo mismo ingresé a María con neumonía bilateral por SARS-CoV-2. María, a pesar de su situación, es una mujer sonriente. Por eso, desde el primer día, intuí que, pese a su gravedad, tenía una oportunidad. Lo ha pasado mal, muy mal. Casi no lo cuenta. Pero María me hace sonreír todos los días. Cuando la visito en su habitación, sola desde hace un mes, no me cuenta chistes ni siquiera anécdotas, pero me hace sonreír. Y salgo de su habitación todos los días con una sonrisa que nadie aprecia detrás del EPI. Ella cree que estoy salvando su vida y me lo dice a diario. Pero realmente quien tiene que agradecer soy yo. Cuando esté en su situación, espero estar a la altura de María. Mañana le voy a dar el alta. Un virus que mata a millones de personas no ha podido con una simple sonrisa. José María Gutiérrez Moreno. Correo electrónicoPor qué la he premiado… Por la lección de vida, que solo recibe, y transmite, quien sabe aprenderlas.
Fiesta nacional
¡Feliz Día Nacional! ¡Felicidades a los españoles! ¡En especial a quienes no nacieron como tales y debieron currárselo para serlo! ¡Ellos sí pueden estar orgullosos de ser españoles! ¡Felicidades a quienes aspiran a serlo! Os deseo suerte. Si lo conseguís, podréis mostrar con verdadero orgullo vuestra nueva nacionalidad. ¡Y felicidades a los residentes en nuestro país no españoles! Gracias por acompañarnos. Sabed que solo una minoría ignorante y gañana no entiende que os necesitamos. Ángel Nieto Leal. ValladolidHíbridos
Aprendí el significado de la palabra cuando mi padre me explicó de dónde salían las mulas: «Son un híbrido de burro y yegua. Así se obtiene lo mejor de cada especie. Lo malo es que no pueden reproducirse. Son estériles». Años después reapareció el vocablo en un concesionario de coches. Dijo el vendedor: «Tiene motor híbrido». Lo imaginé con la velocidad de una yegua y la potencia de un burro, pero no era eso. Aparte de su ahorro energético y de la menor emisión de contaminantes, sirve para que te dejen entrar en el centro de Madrid. Me reencuentro con la palabra hace unos días. Alguien escribía sobre «educación híbrida», entre presencial y a distancia, con porcentaje variable según avance o retroceda el virus. Parece ser la solución al problema no solo curricular, sino al de la conciliación familiar-laboral. Sin embargo, vuelta la burra al trigo, ningún gobierno híbrido de los que mandan en las comunidades –tampoco la mezcla del central, también híbrido– ha podido controlar la segunda oleada. Por lo visto, el motor eléctrico y el de gasolina empujan en dirección contraria. Vamos, que, aparte de la mula, hay otros híbridos estériles. Roberto Á. González Gómez. ValladolidMafalda, no calles
Hace poco nos dejó el gran Quino. Dibujante conocido mundialmente por su personaje Mafalda. Una niña con una melena voluminosa y característica, una maravillosa 'caja' de donde salen pensamientos, reflexiones y críticas profundamente filosóficas. El enorme acierto de este artista fue echar mano de un personaje tierno e inocente para transmitirnos mensajes cargados de sentido común. Usó el humor para hablarnos muy en serio. Quino ha parado el mundo y se ha bajado. Alguien dirá que nos deja un gran vacío, pero no es así. Ahí tiene el mundo toda una escuela de bondad e inteligencia. Hemos de aprovecharla animando a leer esas tiras cómicas a los jóvenes para que les surja el mismo espíritu crítico de Mafalda y no se dejen embaucar por filosofías baratas (la sopa boba) o corrientes excluyentes de opinión. También la necesitan los adultos, tan aficionados a posturas absolutas y poco flexibles. Mafalda no se dejó 'colorear'. Siempre se definió en blanco y negro, que es como decir: la verdad es clara y sencilla. Quino no la manchó adhiriéndola a sigla alguna, aunque muchos la intentaron manipular. A ella jamás se le ocurriría 'partir' a la gente en bloques enfrentados. Querido Quino: muchas gracias por tu ingenio. Querida Mafalda: no calles, hoy te necesitamos más que nunca. Antonio José García Gómez, Villafranca de los Barros (Badajoz)Sí, va con vosotros
El gel, si no tiene suficiente alcohol, no desinfecta. La mascarilla es del stock chino de este rollo de primavera, así que no filtra, aunque moleste. Conoces tu vulnerabilidad, los médicos han jugado con tus defensas estos últimos tiempos, así que te metes en tu casa, sin bares ni shopping, y te llega el cuñado, sobrado de salud, que viene de la oficina y el gimnasio, directo a tu salón, a echar unas risas a cara descubierta, para morirse de risa. Así que, recordando lo que pagas de calefacción, corres a abrir la ventana, a tiempo de ver a la adolescente despedirse del novio, con la distancia típica de toda la vida. No les da por el botellón, esos aquelarres que ya antes del virus eran un despropósito y ahora cumplen dos propósitos: evitar que los jóvenes caigan en la funesta manía de pensar y contribuir a la difusión del virus, haciendo rebaño. Inmune, pero rebaño. No saben esas criaturas que ellos, y no los viejos, son los auténticos vulnerables de esta crisis. Los viejos y los de la antesala de la vejez nos iremos marchando poco a poco. Y aquí quedarán esas nuevas generaciones, marcadas por las secuelas del virus en cabeza, corazón y vida, incluso hasta los mismísimos huevos, según apunta algún estudio sobre el impacto del virus en los espermatozoides. Y, además de poner el cuerpo, quienes vienen detrás pagarán la fiesta durante años, ese chorro de millones que se disponen a administrar los mismos que han gestionado la reacción, 1 y 2, a la pandemia. O sea, los encargados de conseguir trabajo a los que han de devolver lo prestado. Si yo fuese joven, dejaría de beber y vigilaría muy de cerca todo, políticos incluidos. Esta fiesta sí va con nuestros jóvenes. Teresa Rivera. Burduliz (Bizkaia)Mala ventilación
Cada vez hay más evidencias científicas de que el virus SARS-CoV-2 que produce el COVID-19 se transmite por el aire. Una persona infectada exhala un aire al respirar y al hablar con unas gotitas diminutas que contienen el virus. Un aire de estas características se denomina 'aerosol'. Si otra persona respira ese aire, se contagia. Este aerosol permanece en un entorno de la persona infectada un tiempo si no hay una corriente de aire y tarda mucho tiempo en caer al suelo porque pesa poco. Este es el motivo de mantener una distancia de seguridad. Se ha encontrado virus SARS-CoV-2 en suspensión en varias investigaciones y, en un caso, hasta 17 horas después de desaparecer el foco. Por estas razones, si una estancia está bien ventilada, si llevamos mascarilla y guardamos una distancia de seguridad con los demás, casi no tendríamos riesgo de contagio. Una parte importante de lo que está ocurriendo en Europa se debe a que tenemos muchos edificios antiguos con mala ventilación. En estas estancias, si se pueden abrir varios focos de ventilación, hay que abrirlos con cierta frecuencia, y si únicamente se puede abrir un solo foco, hay que asumir que esa estancia no se puede utilizar por más de una hora, y solo podría ser utilizada una vez al día. Henar Herrero. Ciudad RealUn día más
Como decía en una reciente carta Virginia Segú, los baby boomers no lo tuvimos nada fácil porque nos pilló la crisis de los ochenta, la de los lunes al sol, intentando incorporarnos al mercado laboral. Ahora, entrando en los 60, con la vida encarrilada, disfrutábamos de excursiones, viajes y actividades culturales, esperando la jubilación para tener más tiempo disponible. Vimos cómo se alejaba un par de años en el horizonte y, de repente, todo se paró. Hubo cosas imposibles de hacer, otras se adaptaron de manera virtual, aunque perdimos el contacto con los amigos. La primavera se nos fue, pero manteníamos la ilusión de un verano mejor. Ahora, entrado ya el otoño, a muchos nos resulta difícil pensar qué haremos dentro de diez años; yo me sentiría afortunada de seguir aquí, aunque fuera empujando la piedra. Sin embargo, cuando nos preguntan a los de mi edad, en el mercado o la panadería, cómo nos va, mucha gente de mi edad contesta con un escueto: «Un día más». Tratamos de recuperar algunas actividades con cautela y precaución, seguimos las recomendaciones al pie de la letra, pero, perdida ya la esperanza de volver a llevar una vida normal, empieza a cundir el desánimo. Juana Mary Lecumberri Romea. Zaragoza-
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