Estás cansado de esa foto tuya tan comprometida.o sabes cómo borrar esa notificación judicial que lleva años «clavada»en el BOE. Dijiste algo en un foro que te gustaría eliminar? No te resignes. Tus datos en Internet no tienen por qué quedar expuestos para siempre. Ya hay empresas dispuestas a echarte una mano. Hablamos con los «limpiadores de Internet». Por Daniel Méndez

The suicide machine 2.0 es, como su nombre indica, la máquina del `suicidio´ on-line. Es decir: cómo hacer desaparecer todo lo que somos en las redes sociales con solo apretar un botón. La iniciativa, a medio camino entre la provocación artística y la reivindicación de la propia privacidad, la puso en marcha hace algún tiempo un grupo de artistas holandeses reunidos bajo el nombre de moddr_.

«Todo el mundo debería tener el derecho a desconectar», dicen en su web, www.suicidemachine.org, donde el servicio para borrarse de la Red sigue activo, pese a las reticencias de Facebook. Pero, ojo, no es una broma. Si uno se inscribe, se borra para siempre toda la información relacionada con nuestros perfiles en Facebook, Twitter, Linkedin y MySpace. Y es irreversible: una vez puesto en marcha el proceso, no hay vuelta atrás y no queda otra opción que contemplar cómo el ‘suicidio digital’ se produce lentamente ante nuestros ojos. Llamativo, pero no único. En 2009, un colectivo de artistas italiano puso en marcha una iniciativa similar: se llamaba Seppukoo, término tomado del japonés seppuku, sinónimo de `harakiri´. No duró mucho: en 2011, Facebook consiguió obligarlos a retirar el servicio. Pero hay alternativas. Un grupo de investigadores del departamento de ingeniería de la computación de la universidad de Washington puso en marcha la plataforma Vanish (‘desvanecer»», en inglés) con el mismo fin.

Menos radicales son las herramientas que utiliza un sector creciente de empresas especializadas en proteger la reputación on-line y en defender el »derecho al olvido» de empresas y particulares frente a Internet, ese panóptico que todo lo ve y, como Funes el Memorioso -célebre personaje de Borges-, nada olvida. «No somos hackers», explica Samuel Parra, de la empresa ePrivacidad, «utilizamos solamente las herramientas que la legislación -ya sea la española, la europea o la internacional, dependiendo del país donde se aloje la página en cuestión- pone a nuestra disposición. Con la ley en la mano, solicitamos que se elimine un determinado contenido o que, al menos, no aparezca en los buscadores».

«Los datos personales son el petróleo del siglo XXI. Y puede haber vertidos incontrolados…», advertía el presidente de Xing

Los buscadores, como google (que utiliza el 80 por ciento de los internautas españoles), Yahoo o Bing, se han convertido en un arma de doble filo en cuanto se refiere a la privacidad y la reputación on-line. El problema: son demasiado eficientes. Y una foto colgada irreflexivamente en una red social o un tweet tecleado en un arrebato pueden costar caros.

El problema, con todo, no queda ahí. Además del contenido de las redes sociales, hablamos también de la información publicada en los periódicos; y en el Boletín Oficial del Estado o en el Boletín de las Provincias, que se han convertido en un elemento peligroso. Si una notificación judicial no alcanza a su destinatario, la ley establece que debe publicarse en el Boletín Oficial que en 2009 dejó de imprimirse para quedar reducido a su versión digital. Esto, más los robots de Google (y otros buscadores) que automáticamente indexan el contenido de la Red, supone una condena añadida para muchos. cualquiera puede toparse, al teclear el nombre, con la notificación judicial.

La fecha de la digitalización definitiva de los boletines oficiales coincide con el momento en que Samuel Parra señala como el boom en cuanto a peticiones relacionadas con el `derecho al olvido´: 2010.

«Los datos personales -resumía recientemente Stefan Gross-Selbeck, presidente de la red social para profesionales Xing- son el petróleo del siglo XXI» . Y, como este, puede convertirse en un peligroso agente contaminante si se producen vertidos incontrolados algo que es inherente al flujo de información digital de la era Internet .

Hay casos curiosos, como el de una joven cuya desaparición había sido denunciada por su familia, según explica Samuel Parra. «Y ella nos contactó para decirnos que había desaparecido voluntariamente y que quería que desaparecieran sus datos -fotografía, edad, descripción física – porque no quería que la encontrasen»· Pero hay otros paradigmáticos, como el caso de una familia que logró a mediados del año pasado que la Agencia Española de Protección de Datos obligara a Google a `desindexar´ las páginas del BOE donde se recogía una condena por un delito cometido en 1996. El mecanismo es relativamente sencillo: basta con integrar en la página que contiene los datos que se quieren camuflar el llamado ‘protocolo de exclusión de robots'(o, más sencillamente, ‘robots.txt’), que consigue que los robots encargados de indexar automáticamente el contenido de una página web hagan caso omiso de cierta información. Como una condena judicial publicada en el Boletín Oficial. Ha sido uno de los casos más difíciles que ha llevado Samuel, aunque tras dos años de recursos tiene un final feliz.

«El problema-resume el abogado Miguel Corbacho, director de salirdeinternet.com- es que ya no se trata solo de la hemeroteca del BOE o de los periódicos, donde había que acudir a la edición en papel en una oscura biblioteca» . Ahora queda a disposición de todo el mundo. «A esto se añade que muchos creen todavía que Internet es un folio en blanco donde puedes decir lo que quieras sin consecuencias» . En la actualidad, desde salirdeinternet.com manejan casos de unos 500 clientes, en algún caso preocupados por un solo enlace a una información indeseada, pero en la mayoría por muchos más. «·lgunos nos vienen con 70 enlaces; otros, con 300 Ahora mismo estamos batallando aproximadamente unos 2500 o 3000 enlaces» . Desde un chaval de diez años a quien sus compañeros de escuela le han creado un perfil falso, con fotos y datos privados, donde ‘se declara’ homosexual hasta un caso pionero contra Google o la primera resolución favorable conseguida en España frente a Bing, el buscador de Microsoft.

Tratan desde el caso de un chaval de diez años del que han creado un perfi l difamatorio hasta denuncias contra Google

Así las cosas, el abogado especializado en nuevas tecnologías Francisco Pérez Bes sostiene que pronto nos daremos cuenta de la necesidad de convertirnos en nuestros propios community managers. «Cada uno es dueño de su información, y vamos a tener que monitorizar lo que se dice en la Red de nosotros y reaccionar a tiempo» . Para hacerlo, existen herramientas gratuitas como el servicio Google Alerts, que permite recibir información cada vez que se cuelga contenido referente a unas palabras determinadas (por ejemplo, nuestro propio nombre o el de nuestra empresa). Pero hay herramientas de pago mucho más eficaces , sostiene. «Gestionar la reputación on-line con  solvencia no es algo que se pueda hacer manualmente». Para ello hay empresas especializadas como las mencionadas hasta ahora o Uneon, asesores de derecho informático afincados en Barcelona, con la que colabora el propio Francisco. Él alude principalmente a dos estrategias. Por un lado, podemos tratar de eliminar el contenido negativo. La más radical, pero también la más complicada . Si no se consigue, se pueden invertir los términos. El problema no es solo que la información esté accesible on-line (al fin y al cabo, las hemerotecas han existido siempre), sino que sea tan fácilmente localizable. Para ‘camuflarla’, podemos tratar de hacer que el contenido positivo aparezca mejor posicionado en el buscador. «Los buscadores utilizan una serie de algoritmos para decidir qué noticia debe aparecer antes que otra. Entre otras cosas se basa en el número de visitas. Si logras que mucha gente visite la página deseada, consigues que aparezca entre los primeros resultados de Google. Pero, ojo, no se trata de falsear nada, simplemente de utilizar las herramientas a tu alcance. El tiempo lo pone todo en su sitio» .

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