Esclavitud, prostitución, adopciones ilegales… Más de un millón de niños caen cada año en manos de las mafias de tráfico de menores. ¿Qué hacer? Por Fernando Goitia

En el despacho de José Antonio Lorente suena música de Bach. La pone a un volumen muy bajito mientras habla con XLSemanal y matiza que también adora el country. «De cuando viví en Estados Unidos», subraya. Aquella estancia le marcó la vida. Pasó 14 meses en la academia del FBI, en Quantico, cerca de Washington D. C., implicado hasta el cuello en el desarrollo de los métodos de identificación por ADN que vendrían a revolucionar la investigación criminal moderna. «En Navidad de 1991 vi El silencio de los corderos recuerda y dos semanas después trabajaba con la gente que había asesorado al equipo de la película». Lorente salió de España como doctor en Medicina -cum laude y premio extraordinario del doctorado-, especialista en la rama legal y forense, y regresó como el mayor experto nacional en técnicas de identificación por ADN. Fue este almeriense de 50 años y padre de dos hijas quien impulsó y montó para la Guardia Civil el programa Fénix, el primer sistema español de identificación genética de personas desaparecidas. Hoy, Lorente asesora a investigadores criminales y gobiernos de medio mundo. Fue en sus viajes por países de América Latina y Asia, de hecho, donde maduró la idea que aspira a convertirse en el arma definitiva en la lucha contra el tráfico de niños y las adopciones ilegales. el proyecto DNA-Prokids. En apenas dos años, su idea ha permitido la reunificación de casi 600 niños con sus familias y ha evitado cerca de 300 adopciones ilegales en 16 países. Entregado en cuerpo y alma a convertir sus visiones en realidad, sueña ahora con convertir a España en referencia mundial de la lucha contra el tráfico de personas. Él, por de pronto, ya lo es.

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Millones de niños perdidos

«El número de menores arrebatados a sus familias es incalculable. Millones. Cada año, según UN.Gift [agencia de la ONU contra el tráfico de personas], 1.200.000 niños caen en manos de las mafias. Hay de todo: adopciones ilegales, explotación sexual y laboral, órganos Es absurdo que en pleno siglo XXI, con el desarrollo de la identificación por ADN, se entreguen niños en adopción sin comprobar antes su identidad.

«Una gota de sangre o un poco de saliva bastan para comprobar que la mujer que entrega a un niño en adopción es de verdad su madre»

En el país de acogida, además, se debería analizar su ADN, cotejarlo con la base de datos del país de origen y certificar que ese niño no está denunciado. Cualquier alimento dispone de su trazabilidad para ver su origen; un ser humano, no. Hay niñas trabajando en burdeles de Tailandia que nadie sabe quiénes son; sus familias las buscan, pero es probable que jamás sepan qué fue de ellas».

Inspirado por la cruda realidad

«Llevo desde los 90 dando conferencias y ayudando a montar laboratorios de genética forense por Latinoamérica y Asia. En Perú, Brasil, Sri Lanka, Filipinas , siempre ves niños en los semáforos, durmiendo en la calle, mendigando. A la gente de la Policía y del Gobierno les preguntaba: ‘¿Y esos niños?’. Respondían como si fueran parte del paisaje: ‘Bueno, las familias no les hacen caso o los explotan; algunos ni siquiera tienen familia. No sabemos quiénes son, la verdad’. Yo les decía. ‘Vamos a ver, tendrán unos padres en algún lado, igual hay gente que está buscando a sus niños, ¿no?’. Y así era, claro. Había muchas denuncias de desapariciones. Ahora mis hijas tienen 18 y 16 años, pero entonces eran pequeñas. Pensaba en todos esos niños y todos esos padres y se me encogía el corazón».

La clave: actuar a tiempo

«En 1999 acabamos de montar el programa Fénix para identificar cadáveres. Eso fue definitivo. Al poco empecé a pensar que se podría hacer lo mismo con los niños. La diferencia es que con Fénix llegas tarde, porque el objeto del análisis está muerto; con DNA-Prokids, sin embargo, aún estás a tiempo de actuar. Es una idea muy sencilla.

«El número de niños arrebatados a sus familias es incalculable. Millones. Cada año, 1.200.000 caen en manos de las mafias»

Por un lado tomamos muestras de ADN a niños cuya identidad está en duda o se desconoce, porque fueron robados, abandonados o se perdieron a edad muy temprana y no recuerdan de dónde vienen. Por otro, hacemos lo mismo con todos los familiares que han denunciado desapariciones y buscan a sus hijos. Creamos con todo ello una base de datos, cruzamos sus datos genéticos y ves, sin margen de error posible, si alguno de esos niños es su hijo».

Adoptar con todas las de la ley

«Una gota de sangre o un poco de saliva bastan para comprobar que la mujer que entrega a un niño en adopción es de verdad su madre. En muchos países hay grupos que roban niños, se lo dan a una madre joven y lo hace pasar por su hijo. Ya sabe: ‘Soy muy pobre. Tengo ya cuatro más. No puedo criarlo. Me quedé embarazada sin querer. Quiero que él tenga una vida mejor ‘. La chica recibe dinero de las mafias y en algunos países, encima, el Gobierno le da una ayuda mil, tres, cuatro mil dólares por aquello de: ‘¡Pobrecita, tiene que entregar un hijo!’. Hay un negocio detrás y el ADN certifica la relación madre-hijo. El último dato que hemos recogido, que serán más porque es de hace ya unos meses, es de 287 adopciones ilegales evitadas gracias a nuestros test de ADN».

Nadie se lleva a mis niños

«Muchos niños se entregan al margen de las autoridades y salen del país con papeles falsificados. En esos casos también el ADN juega un papel fundamental. En Guatemala, por ejemplo, crearon en 2010 el Sistema de Alerta Alba-Keneth [por dos niños secuestrados y asesinados. Alba Michelle España, en 2008, y Keneth Alexis López, en 2009]. En cuanto se denuncia la desaparición de un menor, todos los cuerpos de seguridad son alertados: fronteras, aeropuertos, puertos Cuando se detiene a un sospechoso, esta ley es la única en el mundo que obliga al Estado a hacer pruebas de ADN a todo niño no identificado. El Gobierno, de hecho, ofrece a todos los parientes de niños desaparecidos la posibilidad de sacarse gratis el ADN. Nosotros facilitamos los kits. En España, por ejemplo, desaparece un menor en Almería y hasta que se entera el policía de Barajas igual ya lo han sacado del país».

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Identificar para negar

«En este tiempo también hemos realizado 211 identificacionesivas. Esto es: comprobar que quienes reclaman a un niño son de verdad sus padres. Muchos se llevan niños así de orfanatos para luego venderlos, pero también hay quienes se convencen de que ese que ven es su hijo. Ocurre justo lo contrario que cuando ves a un pariente muerto y tu mente rechaza identificarlo. Con los niños es al revés: deseas que sea tu hijo. Ante la duda se analiza el ADN y se comprueba».

Esto es solo el comienzo

«En dos años y medio hemos tomado más de 4200 muestras genéticas de menores no identificados y de familiares de niños desaparecidos. Esto no es ni el 5 por ciento de los niños y familiares en esta situación en los 17 países donde actuamos. Estamos solo empezando».

Un proyecto altruista

«Somos más de 80 personas en total y trabajamos de forma voluntaria: DNA-Prokids no paga sueldos a nadie. Todo proviene de fundaciones. Necesitamos, mínimo, 50.000 euros al año. A largo plazo, como mucho, podríamos alcanzar los 250.000 euros; más, no. Cada kit para tomar muestras cuesta 5 euros. Un análisis oscila entre 80 y 300 por persona, y siempre hay que hacer, al menos, dos. madre/padre e hijo/hija. También compramos software de bases de datos para algunos países. Necesitamos dinero para más kits, más análisis, más cosas Esto es como la investigación científica. Si quieres trabajar, has de buscarte tú los fondos.

Problema global, solución global

«El tráfico afecta a todos los países del mundo: como origen, tránsito o acogida de estos niños. A día de hoy, cada nación gestiona sus propias bases de datos de ADN, pero los criterios y protocolos de DNA-Prokids son estándar para poder contrastar muestras entre países. Debemos unificar el software para que todo acabe funcionando de forma automática, como ocurre en los sistemas nacionales de identificación.

«Nosotros no cobramos nada. Somos más de 80 voluntarios, y todo el dinero del programa procede de manos privadas»

En España, por ejemplo, todos los cuerpos policiales tienen acceso a la misma base de datos de ADN. En todo caso, ya hemos hecho identificaciones entre países vecinos: Guatemala y El Salvador, Guatemala y México, Tailandia y Malasia. Cuando existe la sospecha de que un niño está en otro país, pedimos que les envíen los datos para hacer comprobaciones».

Objetivo: base de datos mundial

«Lo ideal sería que tuviéramos una base de datos central. De ese modo podrías, por ejemplo, detectar que un niño de Filipinas está en España sin identificar o uno de la India se encuentra en Emiratos Árabes Llegará un momento en que tendremos 60 u 80 países implicados, porque esto es imparable, y habrá que desarrollar una coordinación científica y legal».

España, ¿referente mundial?

«Todo eso habrá que hacerlo desde algún lugar y yo estoy empeñado en que sea España. En la anterior legislatura hablé con medio Ejecutivo; con Rodríguez Zapatero, incluso. Se mostró interesado, pero este tipo de cuestiones, si no hay un alto cargo realmente implicado, se pierde en la burocracia. España debe amarrar este proyecto.

«Si en España desaparece un menor en Almería, hasta que se entera el policía de Barajas igual ya lo han sacado del país»

Generaría empleos, tecnología y nos convertiría en país de referencia en la lucha contra el tráfico de seres humanos. No cuesta nada, ya que la financiación es privada y, si no lo hacemos, lo hará Estados Unidos. Desde allí están todo el día preguntándome cosas. Yo he hablado con gente de UN.Gift que me ha dicho: José, esto es cojonudo, pero si no viene tu Gobierno a pedir que lo mueva no puedo hacer nada. Debe ser una iniciativa oficial».

Enseñar a pescar y dar pescado

«ay quien te dice que si a un país como Guatemala le interesa luchar contra el tráfico de sus niños, que se busque la vida. Claro, y si en Somalia no quieren que los niños se mueran de hambre, pues que les den comida, ¿no? Si puedes ayudarlos, ¿por qué no vas a hacerlo?».

Historias tristes con final feliz

«Detrás de cada muestra de ADN hay una historia triste de final parcialmente feliz. Un caso ilustrativo: en El Salvador recogen a un niño de unos cinco años que era explotado por una persona sin parentesco con él. Al poco, dos posibles padres reclaman su custodia; después, una señora asegura ser la madre biológica. Pues bien, a través de nuestro programa se estableció la paternidad de uno de los señores y la maternidad de la señora. Cuatro años después de su desaparición fue entregado a la madre. Resolver casos como estos es lo que me motiva a dedicarle tanto empeño a este proyecto».

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