Sucedió hace unas semanas en la bahía de Delaware, al suroeste de Filadelfia (EE.UU.). Desde una lancha, unos científicos del Laboratorio de Exploración Oceánica estaban tratando de ‘pescar’ escualos para marcarlos con unas etiquetas electrónicas que pegan a la base de una de sus aletas dorsales y que, una vez los devuelven al océano, les permiten investigar sus hábitos y movimientos. El primero en picar el cebo fue un pequeño cazón de un metro de largo, pero en ese mismo instante apareció un tiburón tigre de tres metros ¡y se lo comió! Afortunadamente, los científicos lograron hacerse con el tiburón grande y marcarlo para seguir con sus estudios. Del cazón apenas quedaron las espinas. e. f.

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