Cuando una persona sufre un infarto, un atragantamiento o una hemorragia, es crucial actuar con rapidez y decisión. Cada uno de ellos es clave y es en los primeros minutos donde nos lo jugamos todo. Por Daniel Méndez
La Organización Mundial de la Salud habla de estos pequeños accidentes no resueltos como de la «plaga silente» del siglo XXI, y en la Unión Europea son ya la cuarta causa de muerte. En casa, en la oficina o en la calle es posible seguir un protocolo ante una emergencia. Recuerde estas siglas: P. A. S. Proteger, alertar, socorrer.
Cómo socorrer a alguien si… se quema
Ante quemaduras producidas por fuegos o por químicos solemos cometer errores que agravan, en lugar de aliviar el mal.
Qué hacer
Elimine la causa. Si la ropa comienza a arder, evite que el afectado corra y enróllelo con una manta o abrigo y hágale rodar por el suelo. No quite la ropa al herido, especialmente si se encuentra adherida a la piel. A no ser que la causa sea un agente químico: en este caso, el daño será proporcional a la exposición del componente químico que haya producido la lesión. Quite la ropa y lave con abundante agua.
Si el agente corrosivo químico ha salpicado un ojo, lávelo con abundante agua fría durante 20 minutos. Tenga cuidado de no salpicar el ojo sano. A continuación, cubra ambos ojos con apósitos limpios y acuda inmediatamente a urgencias.
Enfríe la quemadura rociando las regiones afectadas con abundante agua a una temperatura entre 10 y 20 grados centígrados durante 10 o 15 minutos. Cubra la zona afectada con compresas estériles si es posible. Si no, puede utilizar sábanas limpias.
Si la quemadura se produce por electrocución, tome especialmente todas las precauciones para no ponerse usted en peligro al intentar rescatarlo. Mantenga una distancia de 7 u 8 metros, pues la electricidad puede crear un arco entre usted y el electrocutado. Desconecte la corriente antes de intervenir. Si no fuese posible, no toque a la víctima: utilice palos o cuerdas para interrumpir la corriente. Trate las quemaduras y, aunque no haya lesiones evidentes, asegúrese de que cualquier persona que ha sufrido una descarga eléctrica se someta a un examen médico. Cubra al herido con una manta o similar, con el fin de evitar el enfriamiento general. Sitúe a la víctima en posición horizontal, de espaldas. Colóquela en posición lateral si tiene quemada la espalda o bocabajo si tiene quemados los costados y la espalda.
No dé de beber ni de comer al quemado grave. Avise a los servicios de urgencias (112). Evite ante todo aplicar remedios caseros, como cremas, pomadas o aceites. Son difíciles de eliminar y dificultan la valoración médica posterior. En las quemaduras de segundo grado, no pinche las ampollas: sirven para evitar infecciones: realice una evacuación inmediata.
Cómo socorrer a alguien si… se asfixia tras atragantarse
Si un objeto se atasca en la garganta, impedirá el paso de aire a los pulmones. En los adultos suele ocurrir con comida; en los niños, con algún pequeño objeto. Es crucial actuar con rapidez para que el cerebro no deje de recibir oxígeno.
Cómo detectarlo
Si alguien se lleva las manos al cuello, requiere ayuda inmediata. Dificultad para hablar y respirar. Incapacidad de toser con fuerza. Los labios y la piel podrían volverse azulados e incluso haber pérdida de conciencia: si la obstrucción de las vías es leve, ¡no interfiera! Si la persona tose con fuerza, puede hablar e inhalar, aunque sea con dificultad, se trata de una obstrucción leve de las vías. En este caso anímela a toser hasta que consiga eliminar el objeto. Y no la deje, en ningún caso, sola.
Qué hacer
Asegure la libertad de las vías. Afloje la ropa alrededor de cuello y cintura de la víctima. Luego ábrale la boca y, si es posible, extraiga lo que la obstruya. De la boca. No intente, en ningún caso, retirar de la garganta objetos con sus propias manos ni con otro instrumento. Anímelo a toser. Si no puede toser y está consciente, dele cinco palmadas fuertes en la espalda, entre los omóplatos. Si aun así no se libera del cuerpo extraño, abrácelo por detrás colocando su puño sujeto con la otra mano justo por encima del ombligo y apriete con fuerza hacia dentro y hacia arriba 5 veces. Es la llamada «maniobra de Heimlich». Repita esta secuencia hasta que el paciente expulse el cuerpo. Si es la única persona presente, realice los pasos descritos en el punto anterior antes de llamar al 112.
Si hay alguien más con usted, que uno se encargue de asistir al accidentado mientras otro realiza la llamada. Si la persona está inconsciente, póngala bocarriba y haga una recuperación cardiorrespiratoria: realice 30 compresiones sobre su tórax a semejanza del masaje cardiaco, seguidas de 2 ventilaciones. Cada vez que vaya a intentar el boca a boca estudie si puede retirar el cuerpo. Si usted se atraganta y está solo, realícese la «maniobra de Heimlich» usted mismo. Ponga un puño encima de su ombligo y sujételo con la otra mano; apóyese sobre una superficie dura (el respaldo de una silla) e incline su cuerpo apretando con fuerza hacia arriba.
Si es un niño sobre todo evite que los menores jueguen con objetos pequeños no recomendados para su edad, ni a tirar caramelos o frutos secos al aire para capturarlos con la boca. Si el niño es capaz de toser, anímelo a hacerlo. Si deja de ser capaz de toser, y sigue consciente, dele palmadas en la espalda. Si es menor de un año, colóquelo bocabajo para que la gravedad facilite la expulsión. Para ello apóyelo sobre un antebrazo mientras sujeta con la mano su cabeza. Dele 5 golpes secos con la base de su mano derecha en la espalda, entre los hombros. Si no expulsa el cuerpo, dele la vuelta y efectúe 5 compresiones en el centro de su pecho, a la altura de las mamilas. Repita estos ciclos hasta que expulse el cuerpo. Si es mayor de un año, dele 5 palmadas en la espalda, arrodíllese detrás de él y con un puño comprima sobre su ombligo 5 veces. Repita el ciclo hasta que el niño lo expulse.
Cómo socorrer a alguien si… sufre un ataque al corazón
Las enfermedades del sistema circulatorio son responsables de un 31 por ciento de las muertes en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, por delante del cáncer o las enfermedades respiratorias.
Cómo detectarlo
En condiciones de reposo, el corazón late 72 veces por minuto (35 millones al año) y bombea 5 litros de sangre. Pero el pulso puede tornarse muy rápido, irregular y débil en caso de infarto. ¡Ojo! El infarto es muy tramposo y los síntomas pueden variar según la persona. Incluso en la misma persona pueden ser distintos de una a otra vez. Por eso, a veces es difícil detectarlo y se pierde un tiempo clave para la intervención hospitalaria.
Los ataques producidos entre las 6 y las 12 de la mañana tienen un 20% más de posibilidades de generar necrosis en el tejido
Ante la menor señal, actúe: busque ayuda y siga los pasos indicados. El síntoma más habitual: un dolor opresivo en el pecho. Puede irradiarse hacia los hombros, los brazos e incluso el estómago o la mandíbula. Puede ser una molestia leve o un dolor intenso y presentarse de forma intermitente.
Otros síntomas habituales: sensación de ahogo y falta de aire, sudoración, náuseas y mareos. Tenga en cuenta que el aviso se puede producir durante días o incluso semanas. Ante cualquier dolor o molestias en el pecho consulte a su médico. Sus síntomas se parecen a los de una angina de pecho, aunque en esta el dolor torácico dura unos minutos (entre 1 y 10) y desaparece al descansar. En el infarto se extiende durante 20 minutos o más. La angina es un síntoma no una enfermedad provocado por una falta de sangre transitoria en el músculo cardiaco; en el infarto, sin embargo, se produce la muerte de células miocárdicas. Nuestro reloj biológico influye en los procesos fisiológicos. Por ejemplo, un estudio realizado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares ha demostrado que los ataques al corazón que se producen entre las 6 y las 12 tienen una probabilidad de generar un área de tejido muerto la llamada necrosis de un 20 por ciento más que en ataques producidos más tarde.
Qué hacer
Ante los primeros síntomas procurar que la víctima interrumpa toda actividad: el reposo absoluto es la clave. Que se recueste o se siente. Es habitual que la víctima niegue la gravedad de los síntomas. No se deje influir y mantenga en todo momento una actitud tranquila. Actúe con calma, pero con rapidez y firmeza. Si la persona ha tenido con anterioridad algún incidente, es posible que le haya sido recetada alguna medicación (por ejemplo, pastillas de nitroglicerina). Si es así, déselas siguiendo la indicación del médico. No improvise en ningún caso. Una aspirina podría ser de utilidad, pero consulte al realizar la llamada al servicio de emergencias y proceda siempre según le digan. Afloje las prendas que ejerzan presión sobre el pecho. Evalúe los síntomas y llame cuanto antes al 112. Es importante poder dibujar un cuadro de la situación. Explique los síntomas y siga las indicaciones del personal especializado mientras espera que llegue la ambulancia. Esté preparado para realizar una reanimación cardiopulmonar si la víctima sufre un paro cardiaco.
Cómo socorrer a alguien si… se ha herido y se desangra
La posibilidad de supervivencia de una víctima de hemorragia está en función del volumen de sangre perdida.
Cómo detectarlo
Hay tres tipos de hemorragia. La más peligrosa: la arterial, identificable porque la sangre presenta un color rojo brillante (por la presencia de oxígeno) y sale a borbotones, de forma rítmica (por los latidos del corazón). Si afecta a una arteria principal puede generar daños graves, incluso mortales, en apenas minutos. Las hemorragias venosas son más lentas y uniformes y la sangre tiene un color más oscuro. Son más fáciles de controlar. Por último, la hemorragia capilar es muy lenta y rara vez presenta peligro.
Qué hacer
Tumbe a la víctima en posición horizontal con las piernas elevadas. Si puede, eleve también el miembro herido por encima del nivel del corazón. Si sospecha que puede haber fractura, no lo haga y en ningún caso fuerce al accidentado. Tampoco extraiga cuerpos clavados o pegados en una herida: con una gasa y guantes, si los tuviera, presione sobre el punto sangrante no más de 10 minutos. Si hay que aplicar más gasas, no retire la primera. Al hacerlo, retiraría también el coágulo que se esté formando. Aplique un vendaje compresivo sobre la herida. Apriete, pero asegúrese en todo caso de permitir la circulación sanguínea. Recuerde: no es un torniquete, una medida sumamente agresiva que nunca se debe aplicar a menos que tengamos la formación médica necesaria. Si la hemorragia no se detiene, se puede tratar de controlar de manera remota buscando la arteria principal del brazo (la arteria humeral, por debajo del bíceps) o la de la pierna (arteria femoral, a la altura de la ingle) para conseguir reducir el aporte sanguíneo. Aplique dos dedos sobre la arteria, presionando hacia el hueso, siempre que la herida se encuentre por debajo de los puntos indicados. Arrope al accidentado y trate de evitar cualquier movimiento. Si no lo ha hecho ya, llame de inmediato al teléfono de urgencias 112.
Reanimación pulmonar
1 y 2. Verifique durante 10 segundos si el accidentado respira y tiene pulso.
3. Si no es así, coloque sobre el esternón unos 4 o 5 centímetros por encima de la boca del estómago del accidentado el talón de su mano con los dedos hacia arriba y abrace esta mano con la otra. A la hora de aplicar las compresiones, mantenga los brazos rectos y en perpendicular al cuerpo del accidentado.
4. Realice 30 compresiones torácicas a un ritmo de 60 a 80 compresiones por minuto. Si se aplica sobre un niño, reduzca la presión: basta una mano con un niño y dos dedos con los lactantes.
5. Alterne este masaje cardiaco con la respiración boca a boca. Si hay dos personas atendiendo al herido, lo ideal es que cada una se encargue de una cosa: realice 5 presiones en el esternón y a continuación insufle el aire. Hágalo en la fase de descompresión del tórax y a continuación repita el ciclo.