El neurólogo inglés Oliver Sacks describió, en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, 24 casos singulares de pacientes que habían pasado por su consulta. Entre ellos el del doctor P, un paciente con prosopagnosia, afección que el propio Sacks descubrió que también padecía. Por Ixone Díaz-Landaluce
Estos son otros desórdenes curiosos que detectó:
Korsakoff: vivir en el pasado
Jimmie G., al que Oliver Sacks bautizó en su libro como ‘el marinero perdido’, era incapaz de recordar nada de lo que había ocurrido en su vida desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Corrían los años ochenta, pero él creía vivir en 1945, mientras que el resto de sus capacidades mentales permanecían intactas. El desencadenante más común del síndrome de Korsakoff, que se caracteriza por la pérdida grave de la memoria episódica, suele ser el alcoholismo.
Alicia… en el país de las minimaravillas
La micropsia bautizada como síndrome de Alicia en el País de las Maravillas es un desorden de la percepción visual que provoca que los objetos sean vistos mucho más pequeños de lo que son en realidad. Suele ser un efecto temporal asociado, a menudo, con las migrañas. La macropsia funciona justo al revés: todo se aprecia a un tamaño mucho mayor de lo que es.
Kandinsky con los cinco sentidos
Oír colores, ver sonidos, degustar el tacto de los objetos… Así perciben el mundo las personas sinestésicas, una condición en la que la estimulación de uno de los sentidos lleva automática e involuntariamente a la activación de otro. Se dice que Kandinsky (de ahí el nombre popular de esta desorden) podría haberlo padecido, y algunos estudios sostienen que una de cada 23 personas podría experimentarlo.
Capgras, el gemelo impostor
Ese síndrome fue descrito por primera vez en 1923 por el psiquiatra francés Joseph Capgras. Quienes lo padecen suelen pensar que una persona muy próxima a ellos (un hijo, un marido, un amigo íntimo…) ha sido reemplazada por un impostor idéntico. Este desorden -que hoy en día se interpreta como un problema neurológico en vez de mental- es consecuencia de la desconexión entre el lóbulo temporal del cerebro, donde se produce el reconocimiento facial, y el sistema límbico, implicado en la memoria afectiva.
Cotard: el zombi que llevas dentro
También conocido como delirio de negación, el síndrome de Cotard puede llevar a que quien lo sufre piense que está muerto o que sus órganos no funcionan o están putrefactos. Paradójicamente, estos pacientes, que se perciben a sí mismos como muertos vivientes, pueden terminar creyendo que son inmortales. Aunque suele estar asociado a episodios de psicosis o esquizofrenia, también ha sido descrito como un desorden neurológico cuyo origen podría ser similar al de Capgras.
PARA SABER MÁS
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Oliver Sacks. Editorial Anagrama,1985.
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