Tras 6 años de guerra y sin perspectiva de que el conflicto sirio acabe, se esfuerzan por recuperar una normalidad imposible. Por E. F.
Han pasado ya 6 años desde las masivas protestas del pueblo sirio contra el presidente Bashar al Asad. Aquellas manifestaciones desencadenaron una guerra civil que se ha complicado con la intervención del Estado Islámico, y la presión de las grandes potencias que se juegan allí su particular ajedrez geoestratégico. Y, mientras tanto, las cifras del desastre siguen aumentando: 300.000 muertos (16.000 niños); 2 millones de heridos, 600.000 de ellos, con discapacidad permanente; 10 millones de sirios -la mitad de la población-, sin hogar; 6,3 millones deambulan por el país; 4,8 millones se refugian en Turquía, Líbano y Jordania. Un millón ha huido a Europa. Más de 4 millones de menores de 5 años, en emergencia nutricional.
Más de 4 millones de niños de menos de 5 años están en emergencia nutricional
La tierra cultivada se ha reducido un 40 por ciento. Pese a ello, la primavera también ha llegado a Siria y sus habitantes intentan encontrar su lugar entre la destrucción, aunque solo sea regando un improvisado jardín.
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