Sus «síntomas» son parte de la vida cotidiana y no tienen ni una definición precisa ni un tratamiento eficaz. El psiquiatra Allen Frances alerta de las estas ‘enfermedades’ que se pondrán de moda
Duelo por la pérdida de un ser querido
«Durante un tiempo, la gente experimenta, en su proceso de duelo, los mismos síntomas de la depresión. Tristeza, pérdida de interés, falta de sueño y apetito, disminución de la energía y dificultades para trabajar son la imagen clásica de la pena profunda. Un trastorno depresivo mayor no se debería diagnosticar si la persona no tiene ideas suicidas o delirantes ni presenta síntomas graves, prolongados e incapacitantes».
Rabietas de los niños
«Lo han bautizado como trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo… Se convertirá en un cajón de sastre para medicar a niños que no lo necesitan, dependiendo de la tolerancia del médico, la familia o el colegio a estos niños «incómodos». Un berrinche es una forma de expresar rabia o angustia. Casi nunca es señal de un trastorno. Las rabietas comunes es mejor ignorarlas. Las persistentes pueden requerir una valoración».
Problemas de memoria en la gente mayor
«Los mayores olvidan dónde han dejado las llaves o las gafas. La pérdida de capacidad mental es ya una afección: trastorno neurocognitivo menor. Califica a gente que no sufre aún demencia, pero que, al mostrar signos de deterioro, podría desarrollarla en el futuro. Lo defendería si hubiese una terapia preventiva, pero no existe. Sí habrá un boom de tomografías, punciones lumbares y medicaciones. La industria médica hará su agosto».
Falta de concentración
El trastorno por déficit de atención, que prolifera entre los niños, también causará una epidemia en adultos. Se diagnosticará a gente insatisfecha con su capacidad de concentración, a universitarios en época de exámenes, a gente que necesite mantenerse alerta muchas horas, a camioneros… Abre la puerta para recetar estimulantes que mejoren el rendimiento, y también con fines recreativos: un coladero para el mercado ilegal».
Glotonería, obesidad
Se llama trastorno por atracón. Basta con darse una comilona a la semana durante tres meses para padecer esta supuesta enfermedad. Lo padecería el cinco por ciento de la población, pero su diagnóstico se disparará en cuanto el público y los médicos sean «educados» por la industria farmacéutica. Sería una respuesta a la epidemia de obesidad, pero esa epidemia no es fruto de un trastorno psiquiátrico, sino de los malos hábitos alimentarios».
PARA SABER MÁS
¿Somos todos enfermos mentales? Allen Frances. Ed. Ariel, 2014. DSM-5.
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, de la American Psychiatric Association. Disponible en www.dsm5.org.