Amelia Valcárcel: «Este continuo afán de novedades es uno de los más lamentables de nuestro tiempo»

Lo que de verdad le interesa es el conocimiento, dice. Por eso se hizo filósofa. Luego se agregaron más cosas: es miembro del Consejo de Estado, vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado… y es una autora y ponente muy activa, con la ética y el feminismo entre sus grandes preocupaciones. Por Fátima Uribarri/ Fotografía: Carlos Luján

• Lo humano en la era digital con Tom Chatfield

XL Semanal. ¿Le parece bien que se enseñe la filosofía?

Amelia Valcárcel. Hay gente a la que no le gusta. Les parece poco práctica en el sentido más bellaco. Hacen bien. No lo es. Solo faltaría que solo aprendiéramos cosas prácticas: no somos esclavos. Para el pensamiento conservador español, apenas existe. Con los contenidos de religión creen tener bastante.

XL. Ha habido consenso para reactivarla en bachillerato…

A.V. Y debe reactivarse. La filosofía se ha desarrollado fundamentalmente en Occidente y es la responsable de una enorme cantidad de cambios en el mundo.

XL. ¿Por ejemplo?

A.V. Todo. El mundo que habitamos no tiene nada que ver con la mayor parte de los mundos que coinciden con el nuestro. El problema es que casi todos esos mundos están dispuestos a importar las novedades técnicas, pero parece que no les gustan nuestras novedades de ideas.

XL. Puede concretar un poco…

A.V. Ayer leí con mucho interés unas instrucciones muy precisas sobre cómo rezar de cara a La Meca en la estación espacial. Con eso ya está dicho todo.

«La libertad de las mujeres amplía enormemente las libertades comunes»

XL. ¿Cómo influye la tecnología en el hombre de hoy?

A.V. La técnica ha mejorado el mundo, lo ha hecho infinitamente más cómodo. El problema es si la técnica puede ir sola sin una vía ética o si algunas innovaciones técnicas amenazan la existencia de la humanidad porque amenazan la salud planetaria. Y esos riesgos no son fácilmente previsibles. Vivimos con la ayuda de la técnica, pero es un animal peligroso.

XL.¿Cómo es la humanidad de ahora?

A.V. Absolutamente diferente de cualquiera que haya existido en el pasado. Excepto en algunas de nuestras seguridades elementales, que son un cierto número restringido de principios éticos.

XL. Pero siguen sin respuesta las grandes preguntas, como ‘de dónde venimos’.

A.V. Si alguien quiere saberlo seriamente, tiene que preguntárselo a Darwin.

XL. ¿Y el sentido de la vida?

A.V. Si se refiere a si nuestra vida merece la pena ser vivida, digo: radicalmente, sí. Vale más una hora sobre la piel de la Tierra disfrutando del sol que toda una eternidad sin haber nacido. Todo lo que está vivo desea vivir.

XL. Pero el tipo de vida actual no propicia momentos de silencio para el pensamiento.

A.V. A mí la vida no me marea, me ofrece motivos constantemente para pensar muchas cosas y muy distintas. No me siento especialmente carente de… de qué? Hablan de velocidad… pero si ahora hacemos todo con menos tiempo y esfuerzo. Creo que si hay algo malo en todo esto es que la gente se acostumbra a que todo sea fácil; si no, somos una humanidad especialmente preparada para graves dificultades. Así que hagamos todo lo posible por no tenerlas.

XL. ¿Y qué podemos hacer?

A.V. En general, políticas sensatas.

XL. ¿Y los ciudadanos?

A.V. Primero, votamos, cosa que también es una novedad. Aunque votamos quizá no demasiado informados. Dos, tenemos capacidad de opinión sobre la cosa pública, de tal manera que también podemos opinar sensatamente sobre si algo se podría hacer mejor de lo que se está haciendo. La novedad más asombrosa de nuestro mundo es la educación universal. Pero la democracia es muy joven. Todavía no sabemos lo que da de sí, donde es más vieja tiene 200 años, no es nada.

XL. ¿Cuál es ahora la línea de pensamiento predominante?

A.V. Los pensamientos que intentan entender el proceso de globalización. cómo es, qué riesgos tiene y cómo puede ser pensado.

XL. ¿Hay nuevas respuestas? ¿Existe algo nuevo destacable?

A.V. Las respuestas a las preguntas antiguas en muchas ocasiones las dio la filosofía antigua. Lo que nosotros tenemos que hacer es entender esas respuestas. En cuanto a este afán de novedad, de si hay algo nuevo, es uno de los afanes más lamentables del tiempo presente. Estamos cargados de novedad, cuando lo que hay que ver es lo que se mantiene, que es lo importante.

XL. ¿Y respecto al feminismo?

A.V. El feminismo es un producto político de la modernidad. Ha cambiado las relaciones sociales mucho más que la mayor parte de los movimientos sociales.

XL. Parece que se presta atención a antiguas demandas de la mujer.

A.V. La mujer no sé quién es.

XL. Las mujeres.

A.V. En general, los universales tienen difícil manera. Prefiero no usar esa terminología porque es muy confusa. Las mujeres están siempre socialmente radicadas, como los varones. Y funcionan y viven dentro de un entramado de normas y dispositivos de poder. Hasta muy recientemente no se admitió que una mujer tuviera derecho a ser un individuo. El que esto suceda es producto de una enorme cantidad de conductas individuales presididas por las ideas feministas, que son las ideas modernas de igualdad y libertad. No son ideas sobre lo que sea la mujer o lo que deje de ser.

«Vale más una hora sobre la piel de la Tierra disfrutando del sol, que toda una eternidad sin haber nacido. Todo lo que está vivo desea vivir»

XL. ¿Es optimista?

A.V. No sé cómo va a acabar el proceso. No asistiremos a él porque es de larga duración. Pero nuestro mundo es mucho más habitable. El feminismo cambia radicalmente el aspecto social. La libertad de las mujeres amplía enormemente las libertades comunes.

XL. ¿Pensó que los estudios de filosofía la llevarían al Museo del Prado, al Consejo de Estado?

A.V. Jon Elster dice que hay objetivos que, si se persiguen directamente, no se alcanzan nunca. Lo que sucede es que, cuando buscas unos, otros aparecen como agregados secundarios. En mi caso, nunca he perdido el hilo rojo de toda filosofía, que es el conocimiento. Es lo único que me importa. Y creo que hago bien, porque ya dijo Aristóteles que la felicidad es una especie de contemplación. Aristóteles creía que el conocimiento y la felicidad venían a ser la misma cosa.

XL. ¿Y qué es la felicidad?

A.V. Son cosas sencillas, humildes y deliciosas, como que llueva, que una persona amiga te dé una buena noticia, que se cure quien lo necesita, que vayas a un lugar y lo que te den esté preparado con cuidado, porque todo lo que tiene cuidado tiene cariño… La felicidad son cosas muy pequeñas y deliciosas.

XL. ¿Le preocupa que la gente narre su vida en las redes sociales sin vivirla realmente?

A.V. Se darán cuenta y lo dejarán. Hay alguien a quien no le haya gustado mucho un juguete nuevo?

XL. Esto está durando.

A.V. ¡Caramba! Antes se pasaban el rato al teléfono y dejaban unas cuentas salvajes. ¿Nos vamos a quejar de que los adolescentes, que siempre han querido una esfera propia, la estén buscando a golpe de tuit? El problema es con quién y para qué, como siempre. Son seres humanos. Aprenderán. Los seres humanos aprenden.

Te puede interesar estos artículos sobre filósofos y filosofía

Josep Maria Esquirol: «La filosofía es una forma de vida»

Jorge Fernández: «No tenemos que aprender a ser felices. La felicidad es una imposición social».

Luz, más luz, por Carmen Posadas

"conocer"