Graciela Iturbide, una fotógrafa en busca del alma mexicana
1 La fotógrafa que surgió del dolor · «Cree en Dios, cásate, ten hijos y ocúpate de la casa». Hija de un católico aficionado a la fotografía, Graciela Iturbide creció bajo esta premisa en el México de los años 40 y 50. Se casó a los 19, a los 23 ya era madre de tres niños y, a los 27, murió su hija. Renunció entonces a todo y se entregó a la fotografía. Años después se adentró en el desierto de Sonora y tomó esta foto, Mujer ángel. Es, confiesa ella, su preferida. Hoy, Iturbide tiene 76 años y jamás sale de casa sin su cámara.
2 La fuerza de las mujeres · Pasó años retratando a las mujeres de Juchitán de Zaragoza, fascinante ciudad zapoteca donde, afirma, «el patriarcado no es tan férreo como en el resto de México». Son «fieras, ruidosas, libres, orgullosas; cantan, ríen, escupen improperios» y celebran a las personas transgénero (muxes). En el mercado descubrió a Zobedia, mercader de iguanas a la que convirtió en icono mundial.
3 Ojos para volar · Las aves, como los pollos que carga esta mujer en Juchitán ante una pared ensangrentada, son constantes en su trabajo desde que, tras perder a su hija, la persiguiera un sueño recurrente poblado de pájaros. Un día, en Guanajuato, vio a un grupo de buitres devorando el cadáver de un hombre. «Era la muerte, que me decía: ‘Si quieres fotografiarme, aquí me tienes. Pero se acabó el sufrir, Graciela’». A partir de ese día empezó a fotografiar pájaros.
4 La muerte vive entre nosotros · Con el dolor corroyendo sus entrañas, la fotografía se convirtió para Iturbide en un medio para conocer mejor su país… y a sí misma. En su obra abundan los rituales y procesiones como las del Señor de Chalma, santuario que celebra 13 fiestas anuales donde sus oficiantes, explica Iturbide, «se enfrentan a la muerte portando su cara, sin miedo. Diciéndole: ‘Mira, sé que siempre estaremos juntos’».
5 El angelito mexicano · En 1982, Iturbide reinterpretó a la mexicana la figura del querubín en una de sus visitas al santuario del Señor de Chalma. Combina aquí dos de sus fijaciones: las alas y los ritos. Iturbide dispara de cerca, sin teleobjetivo, con intimidad, respeto y, siempre, con consentimiento. «Cuando miro a un sujeto, debe devolverme la mirada y estar de acuerdo. Solo así tomo la foto. Con complicidad».
6 Retratar un país entero ·
Indígenas y campesinos, sus rostros, sus rituales y sus mitos que perviven generación tras generación en el México poscolonial forman parte capital de su obra. Iturbide toma el legado de su maestro, Manuel Álvarez Bravo, gran exponente de la fotografía mexicana que celebró la riqueza cultural del país junto con figuras como Diego Rivera y la propia Khalo. Fotógrafos como Henri Cartier-Bresson, Brassaï y su compatriota Tina Modotti también han ejercido gran influencia.
7 Graciela Iturbide · Una mirada mexicana en Alcobendas
La restrospectiva Fotografías. Graciela Iturbide, que le dedica PHotoESPAÑA, puede verse en el Centro de Arte Alcobendas hasta el 25 de agosto. Coincide con la publicación de Iguana Lady. La vida de Graciela Iturbide (La Fábrica), novela gráfica de Isabel Quintero y Zeke Peña. «Soy feminista y politizada pero mi fotografía no lo es. En el arte, mi intención no es política ni matriarcal», dice Iturbide. ¿Cómo define su fotografía? «Normal. Yo trato de contar historias y retratar la dignidad de las personas. Nada más».