Tres por uno

Una gran exposición del maestro renacentista Lorenzo Lotto en el Museo del Prado incluye esta peculiar obra, hito inusual en la historia del arte y del retrato. Por Suzana Mihalic

El autor: Lorenzo Lotto (1480, Venecia, Italia-1557, Loreto, Italia)

Precursor del manierismo

Dibujante, pintor e ilustrador italiano, considerado como uno de los pintores venecianos de mayor talento en la primera mitad del siglo XVI y uno de los más grandes retratistas del Renacimiento italiano a pesar de que fue sustituido por Rafael en la corte papal por orden del pontífice Julio II en 1509. Este incidente no le impidió desarrollar su peculiar estilo, marcado por su afán de modernidad, y fiel representante de la transición al primer manierismo florentino y romano del siglo XVI.

1. Pintura: la tridimensionalidad como ajuste de cuentas

Este extraordinario retrato del pintor Lorenzo Lotto muestra a la misma persona de frente, de tres cuartos y de perfil. Se cree que puede ser su respuesta al debate del paragone, una discusión sobre cuál de las bellas artes debe ser considerada superior, enfrentando así a pintores, escultores y arquitectos. Con esta representación tridimensional, Lotto refuta la idea que sitúa a la escultura por encima de la pintura, debido a su plasticidad.

2. El protagonista: ¿el propio Lotto o los hermanos joyeros de Treviso?

Algunos afirman que es un autorretrato realizado con la ayuda de un espejo debido a la caja en las manos del personaje central utilizada en el lotto, la lotería de la época, que serviría como criptofirma del artista; otros creen que se trata de los tres hermanos Bartolomeo, Antonio y Vettore Carpan, joyeros amigos de Lotto y naturales de Treviso, por lo que sería además un juego de palabras con el nombre de la ciudad, llamándolos los tre-visi o los ‘tres rostros’.

3. El fondo: el marco ideal para el juego óptico

El fondo es bastante neutro: apenas una pared gris y una cortina verde recogida -con alguna zona sombreada, pero con total ausencia de pliegos- hacen que las tres corpulentas figuras resalten aún más con un pronunciado juego óptico que hace parecer que el rostro del medio, el más alejado, es bastante más grande que los dos más cercanos. En realidad, las tres caras tienen el mismo tamaño.

4. Los rostros: sin la menor emoción

Los rostros parecen calcados unos de los otros. La abundante barba roja se descuelga en los tres con similar soltura, y los rizos oscuros en forma de caracoles coronan las tres cabezas por igual. La mirada, ligeramente hacia abajo, dota a los rostros de una expresión indiferente, ausente y dedicada exclusivamente al posado, sin dejar ver la menor emoción.

5. La caja: la clave del oficio

Vestido con ropa de calle burguesa, el retratado -un orfebre- solo deja adivinar su oficio por la caja, que contiene una serie de anillos de oro, muy similares todos, con piedras preciosas en tonos azul y rosa a modo de muestrario, para que el cliente pueda escoger el suyo. El mismo anillo luce en el dedo meñique de la mano izquierda de Bartolomeo, siendo la única joya que los retratados llevan.

6. La paleta: juego de contrastes

En la parte inferior predomina el color oscuro de un ropaje que parece hecho de una tela gruesa y pesada. La camisa en el centro, de un blanco inmaculado, y lazos a juego con el abrigo, rompe esa tonalidad oscura para dar paso a una mitad superior bastante más iluminada. El color de la piel es especialmente suave en las manos sobre el pecho que parecen más bien manos de un oficinista o un banquero.

PARA SABER MÁS

Museo del Prado. Exposición: Lorenzo Lotto. Retratos. Hasta el 30 de septiembre de 2018. Calle Ruiz de Alarcón, 23. Madrid. 28014. Tel.. +34 913 302 800

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