Mundo místico y primitivo

Se rinde homenaje en Londres a Edward Burne-Jones, un esteta de lo antiguo que destacó dentro de la Hermandad Prerrafaelita. Por Suzana Mihalic

El autor Sir Edward Coley Burne-Jones (1833-1898)

Exaltación y adorno de lo antiguo

Leyendas artúricas, lo medieval, el Renacimiento italiano, la mitología… a los prerrafaelitas les atraía lo antiguo. Burne-Jones pintaba figuras estilizadas y con aires de estatua romana y recargaba las decoraciones. Fue uno de los grandes. Las vanguardias arrumbaron su trabajo, pero luego los prerrafaelitas resurgieron. Burne-Jones fue, además, multidisciplinar. sobresalió en la decoración, la cerámica y la ilustración de libros.

1. El motivo: la mitología griega

Edward Burne-Jones es uno de los grandes artistas del prerrafaelismo, movimiento pictórico que propugna el regreso a los temas y maneras anteriores a Rafael. Esta obra, La cabeza siniestra, es la quinta de una serie -no finalizada- dedicada a Perseo. Aquí el héroe muestra a Andrómeda, a la que acababa de rescatar de un monstruo, la cabeza de Medusa (reflejada en el agua del pozo).

2. El espacio: ordenado y ocupado

La puesta en escena es geométrica y ordenada, aunque muy cargada de elementos, formas y colores. Tanto el pozo como el manzano son dos claras referencias medievales, muy del gusto de los prerrafaelitas. El pozo es octagonal y de mármol. El árbol es tan frondoso que casi no deja espacio para los dos protagonistas. Sus ramas forman una pared tupida que apenas deja ver el cielo nocturno.

3. El color: contrastes

Edward Burne-Jones tuvo que remar contra la corriente de la época y defender su particular estilo pictórico. También por la atrevida interpretación que hizo de una paleta con tonos intensos y fuertes, como el rojo vivo de las manzanas caídas en la tierra o el verde de la hierba fresca. Rojos, verdes y azules rotundos ocupan una gran superficie del cuadro y contrastan con los pálidos tonos rosa y malva de la delicada vegetación que rodea la escena.

4. Medusa: la muerte

La cabeza de Medusa preside la escena como un fantasma. Perseo la sujeta en alto con la mano izquierda. Finas líneas trazan las características serpientes de su cabeza que todavía parecen moverse. Con los ojos cerrados, su rostro muerto parece pacífico. Edward Burne-Jones lo envuelve en la mística del simbolismo romántico que tanto caracteriza a su obra.

5. Los rostros: dirección de la mirada

Antes de convertirse en primer ministro, Arthur James Balfour encargó el cuadro al pintor para decorar su casa. A Balfour le gustaba Perseo como héroe. Burne-Jones se ciñe a la mitología y expone la cabeza de Medusa a través de un reflejo, la única forma segura para no convertirse en piedra. No obstante, el color y la textura de la cabeza y cuello de Andrómeda dan a la joven doncella un aspecto pétreo.

6. Las figuras: como en un arco

Las figuras curvadas de los protagonistas se inclinan sobre el pozo creando una sola línea visual a modo de arco. Son figuras estilizadas y altas. Así solía Burne-Jones representar a sus modelos. Aquí reproduce sus vestimentas con gran detalle y maestría: desde los elegantes pliegos del vestido de Andrómeda hasta la armadura de Perseo, con sus escamas de hierro, o el saco (donde trajo la cabeza de Medusa) situado a sus pies.

PARA SABER MÁS

TATE BRITAIN. Exposición: Edward Burne-Jones. A partir del 24 de octubre. Londres

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